Descripción Oficial
Fe
Dean es
electrocutado mientras lucha contra un demonio. Queda con el corazón gravemente
dañado y un pronóstico de pocos meses de vida. Aunque desalentado, Sam busca
desesperadamente una manera de salvar a su hermano y cree que puede haber
encontrado una respuesta a través de un predicador, quien sostiene que puede
sanar a los incurables. Sin embargo, Dean y Sam descubren que el predicador
está recibiendo ayuda de La Muerte, quien le cambia unas vidas por otras que
considera menos valiosas
Los hermanos
Winchester tenían un nuevo caso, se trataba de una casa abandonada que estaba
siendo habitada por”El caminante del infierno” un monstruo deforme que come
niños. Era de madrugada y los hermanos se prepararían para encontrar a la casa
con el elemento sorpresa.
--- ¿Hasta
cuánto descarga? --- pregunto Sam, con una pistola de electroshocks que
sostenía en las manos.
--- 100.000
Volteos --- murmuro Deán.
--- Demonios.
--- grito Sam sorprendido.
--- Sí, quiero dejar a ese monstruo bien crujiente.
Recuerda que sólo puedes disparar una vez,... así que no falles Sam
Los hermanos
entraron la casa y empezaron a escuchar
unos sonidos extraños, provenientes de un viejo armario, mismo que Deán rompió
de una patada y apunto al interior, donde estaban unos niños que gritaron
asustados.
--- ¿Todavía
está por aquí? --- les pregunto Sam, ellos asintieron con lagrimas en los ojos.
--- Está bien… agarrase de las manos…. Vamos a
sacarlos de aquí. --- les ordeno Deán, los niños obedecieron y empezaron a
caminar entremedio de los hermanos Winchester. El monstruo apareció de la nada
y jalo a Deán de un pie, haciéndolo caer atreves de la escalera.
--- Sam sácalos
de aquí --- le grito, su hermano menor le arrojo la pistola de electroshocks y
saco corriendo a los niños. Deán alcanzo a disparar al monstruo en el pecho,
este empezó a calcinarse pero la carga eléctrica había sido tan fuerte que se
transporto de regreso hasta Deán mediante un charco de agua y lo dejo
inconsciente.
Para cuando Sam
regreso Deán estaba tirado en el suelo y apenas tenia pulso, así que
rápidamente fue transportado al hospital por atención médica.
--- Señor, perdone que le pregunte, pero no
aparece ningún seguro en el archivo. --- dijo una enfermera a Sam, el había
estado tan preocupado que su hermano que olvido dar el nombre correcto de los
archivos.
--- Oh... aquí está. --- exclamo Sam y entrego la
tarjeta del seguro, la mujer busco la matricula en la computadora y encontró lo
que buscaba.
--- De acuerdo, Sr. Berkovitz.
--- Mire, podemos terminar con esto después. ---
dijo uno de los oficiales de policía que llevaba unos 10 minutos interrogando a
Sam, sobre el rescate de los niños.
--- No, no, está bien… Acabábamos de tomar un
atajo por el vecindario y las ventanas del coche estaban abiertas. Oímos gritos
cuando pasamos por la casa, paramos y entramos en ella.
--- ¿Y
encontraron a los niños en el sótano?
--- Sí… Afortunadamente. --- murmuro Sam, la
policía lo dejo tranquilo así que tuvo la oportunidad de ir a ver al doctor que
atendió a Deán.
--- Doctor, ¿él
está... --- las palabras ni siquiera podían salir de su boca.
--- Está
descansando… La electrocución dio lugar a un ataque al corazón, bastante grave
me temo. Su corazón está dañado. --- explico el doctor.
--- ¿Cómo de
dañado?
--- Hemos hecho
cuanto hemos podido… Podemos mantenerlo cómodo de momento,... pero lo más que
le queda son algunas semanas, quizá un mes. --- el doctor estaba hablando muy
tranquilo para lo que estaba diciendo pero Sam, el si estaba alterado por la
noticia.
--- No, no, debe de haber algo que se pueda
hacer, algún tratamiento. --- rogo Sam-
--- No podemos hacer milagros… Realmente lo
siento señor --- dijo el doctor y se fue, Sam se quedo helado, no sabia que
hacer así que fue a ver a Deán en busca de ayuda.
Deán se veía
fatal, pálido y golpeado pero ni su estado lo detenía de buscar algo que mirar
en la televisión de la habitación-
--- ¿Has visto
la programación de la TV, de día? Es horrible Sam
--- He hablado tu doctor
--- Si, el osito
cariñosito... qué horror,... quisiera cazar a ese monstruo. --- exclamo Deán
con ironía, pues el mismo había tenido una charla no muy amena con el sujeto
--- Deán.
--- Sí… Bueno, parece que vas a irte de la ciudad
sin mí.
--- ¿De qué
estás hablando? No voy a dejarte aquí Hermano.
--- Oye, es mejor que cuides bien de mi coche, si
no te juro que volveré para aterrorizarte Sam
--- No es
gracioso. --- murmuro Sam enojado, no se quería ni imaginar como seria la vida
sin su hermano y mucho menos podía entender que Deán estuviera tan cómodo como
parecía con su futura muerte.
--- ¿Qué pasa?
Sí que es gracioso… Mira, Sammy. ¿Qué es lo que puedo decir? es un barco
pequeño y lo hundí, eso es todo… Fin de la historia.
--- No hables así ¿De acuerdo? Todavía tenemos
opciones Deán.
--- ¿Qué
opciones? ¿Entierro o incineración? Sé que no es fácil, pero... voy a morir y
tú no puedes impedirlo. --- dijo Deán muy seguro, Sam sabia que probablemente
su hermano tenia razón pero no había peor lucha que la que no se hacia, así que
regreso al motel para investigar con sus contactos y después de 3 días sin
buenas noticias se decidió a llamar a su padre, quien como muchas otras
ocasiones no respondió a la llamada.
Aquí John Winchester. No puedo
hablar... si se trata de una emergencia, llame a mi hijo Deán.
866-907-3235… Él le podrá
ayudar.
--- Hola papá,
soy Sam... Probablemente no oigas esto pero, es Deán... está enfermo y el
médico dice que no hay nada que se pueda hacer… Pero... ellos no saben lo que
nosotros... ¿verdad? Así que no te preocupes porque haré lo que sea necesario
para que se mejore… Bien, sólo quería que lo supieras.
Sam terminaba de
colgar el teléfono cuando la puerta sonó, se asomo con mucha cautela para ver
quien era y se sorprendió cuando vio a Deán, entrando muy débil a la
habitación.
--- ¿Qué diablos estás haciendo aquí Deán?
--- Me di de alta yo mismo… No voy a morir en un
hospital donde las enfermeras no sean sexys. --- dijo entre risas.
--- ¿Sabes que
eso de "me río de la muerte" es una estupidez?
--- Ya lo veremos. ¿Has dormido? Pareces estar
peor que yo. --- dijo Deán, mirando a Sam de pies a cabeza y notando que
también estaba agotado y sobre todo muy tenso.
--- Estuve
indagando en Internet estos tres últimos días… Contacté con todos los que
aparecen en el diario de papá.
--- ¿Por qué?
--- Por información… Uno de sus amigos, Joshua, me devolvió la
llamada… Me habló de un tipo en Nebraska, un especialista Deán.
--- No me vas a dejar morir en paz, ¿verdad?----
pregunto con ironía
--- No voy a dejarte morir, punto… Vamos para
allá Deán.
En viaje en
carretera fue largo y dos días después, los hermanos llegaron a Nebraska donde
según los rumores un hombre con poderes de sanación estaba viviendo. Sam
estaciono el impala en un campo de tierra, a su alrededor había un montón de
otros autos y en medio de todo estaba una especia de carpa de circo.
--- Es aquí Deán
--- exclamo Sam, feliz de haber llegado a la única esperanza de su hermano, sin
embargo Deán no compartía el mismo sentimiento.
--- Eres un mentiroso…
Pensé que veníamos a ver a un médico. --- se quejo Deán.
--- Te dije "un especialista". Mira Deán
este hombre parece ser serio.
--- No puedo creer que me hayas traído para ver a
un tipo que cura personas en una tienda de circo Sam
--- El reverendo Le Grange es un hombre
maravilloso. --- dijo una señora que iba pasando a lado de los muchachos y que
sin querer escucho el reproche de Deán.
--- Sí, claro que lo es. --- murmuro Deán con una
sonrisa hipócrita, el tenia un montón de quejas sobre ese lugar pero no tuvo
que decirlas pues alguien mas las estaba
gritando.
Tengo derecho a protestar… Ese
hombre es un fraude, está engañando a estas personas para conseguir su dinero.
--- Por favor
Sam, ¿un curandero? --- pregunto incrédulo y molesto, entonces Sam se giro a
mirarlo con ira y decisión en sus ojos.
--- Quizá es tiempo de tener un poco de fe, Deán.
--- ¿Sabías en
qué tengo fe? En la realidad, en saber lo que está sucediendo.
--- ¿Cómo puedes
ser tan escéptico con lo que vemos todos los días?
--- Exactamente… Lo vemos, sabemos que son reales
Sam
--- Sabiendo todas las cosas horribles que hay
por ahí. ¿Por qué no puedes creer que también haya cosas buenas?
--- He visto lo que la maldad hace con las
personas buenas. --- murmuro Deán, entonces una mujer rubia y muy bonita se
acerco a ambos chicos, ella había escuchado lo ultimo de la conversación.
--- Quizá Dios te lleva por caminos misteriosos.
--- les dijo con una sonrisa angelical en el rostro.
--- Quizá lo haga… Creo que me has hecho cambiar de
idea sobre el tema… Soy Deán, éste es Sam --- exclamo Deán más tranquilo y
sonriente.
--- Soy Layla… Entonces, si no eres creyente ¿Por
qué estás aquí? --- le pregunto, Deán se quedo mudo por un segundo y se empezó
a reír.
--- Aparentemente mi hermano cree lo suficiente
por los dos. --- respondió, luego una mujer algo mayor se acerco a Layla y la
tomo de la mano.
--- Vamos, Layla, va a empezar. --- dijo la
señora, quien por el parecido físico debía ser la madre de la joven.
--- De acuerdo. Hasta luego muchachos --- dijo
ella y se fue con su madre.
--- Apuesto a
que ella si te lleva por caminos misteriosos. --- dijo Deán con ironía y
también entro a la tienda de circo, Sam iba detrás de el, mirando todo lo que
había en el lugar y dándose cuenta de que el hombre al que iban a ver, estaba
ciego pues mantenía unas gafas de sol para cubrir sus ojos.
--- Vamos a sentarnos adelante --- dijo Sam y
tomo el brazo de Deán para ayudarlo a caminar, aun que mas bien lo estaba
arrastrando.
--- ¿Qué? ¿Por
qué? Oh, vamos Sam --- se quejaba Deán.
--- ¿Estás bien?
--- Esto es ridículo. Estoy bien, ya déjame. ---
exclamo Deán y con fuerte jalón se soltó de Sam, luego ambos se sentaron en la
primera fila.
El curandero
estaba subido en un escenario improvisado y mantenía una sonrisa cálida que
tenia un efecto positivo en todos los asistentes, luego empezó a hablar como si
estuviera en una santa misa o algo parecido.
Todas las mañanas, mi esposa,
Sue Ann, me lee las noticias. Nunca son buenas, ¿verdad? Parece que siempre hay
alguien haciendo algo inmoral, un acto inaceptable. Pero yo os digo, que Dios
lo está viendo y Dios recompensa a los buenos, y castiga a los corruptos. Es el
Señor quien hace las sanaciones, queridos amigos. El Señor que me guía al
escoger... a quién he de curar, ayudándome a penetrar en el corazón de las
personas.
--- En el
corazón y en las carteras. --- murmuro Deán.
--- ¿Tú crees,
mi joven amigo? --- pregunto el señor a Deán, quien se quedo helado, no podía
creer que el sujeto lo escuchara a la distancia que estaba.
--- Disculpe.
--- murmuro apenado, pues todas las personas del lugar lo estaba mirando como
si fuera carroña humana.
--- No, no, no
se disculpe… solo cuida lo que hablas delante de un ciego, tenemos buenos
oídos… ¿Cuál es tu nombre, hijo?
--- Deán.
--- Deán… Quiero
que subas aquí conmigo. --- le pidió, con la misma sonrisa tranquila del inicio
de la sesión.
--- No, está
bien. --- Deán se negaba a subir.
--- ¿Qué estás
haciendo? --- le pregunto Sam molesto.
--- Has venido
aquí para ser curado. ¿No es así? --- volvió a cuestionar el hombre.
--- Bueno, sí,
pero... quizá deba elegir a otra persona.
--- Yo no te he
elegido Deán… El Señor lo hizo. --- aclaro el hombre, la gente empezó a gritar por Deán, para
animarlo a subir, pero no fue hasta que Sam lo
empujo que se decidió a subir.
--- Mire, no
quiero ser irrespetuoso pero no soy exactamente creyente.
--- Lo serás
hijo… Lo serás… Recen conmigo, amigos míos. --- pidió el hombre, toda la gente
del sitio se tomo de las manos y empezaron a rezar, el hombre también estaba
rezando en voz baja y puso su mano sobre la cabeza de Deán, quien poco a poco
fue sintiendo una especie de vibración en todo su cuerpo, hasta que finalmente
cayo al suelo.
Sam corrió para
ver que su hermano estuviera bien pues estaba desvariando con los ojos ya que
estaba mirando a un hombre anciano, vestido de gabardina negra… justo detrás de su sanador.
Saliendo de la
reunión de sanación, Sam llevo a Deán al hospital donde le hicieron unos nuevos
análisis para revisar la condición de su corazón.
--- ¿En serio te
sientes bien, Deán? --- le pregunto Sam, pues había visto a su hermano muy
extraño desde que ese hombre lo había tocado.
--- Me siento
bien, Sam --- murmuro Deán, entonces la doctora que lo había revisado entro con
sus análisis en la mano.
--- Bueno, según
sus pruebas no hay nada mal en su corazón… Ni señal de que lo haya habido, lo
cierto es que nadie de su edad debería tener problemas de corazón, pero...
aunque sea extraño, puede suceder.
--- ¿Qué quiere
decir con extraño? --- le pregunto Deán, había algo raro en ese asunto pero no
podía descifrar que era.
--- Anoche
mismo, una joven como usted, de 27 años, atleta,... de repente tuvo, un ataque
al corazón. --- dijo la mujer, Deán se
quedo pensativo por unos segundos antes de dar las gracias por la atención
brindada.
--- Eso es
extraño. --- murmuro, refiriéndose a lo que la doctora conto.
--- Tal vez sea coincidencia….
La gente tiene ataques al corazón todo el tiempo, Deán.
--- No es cierto
Sam.
--- Deán. ¿Tenemos que ser desagradecidos? ¿Por
qué no damos las gracias de que estés bien y seguimos adelante?
--- Entonces… ¿por
qué no puedo quitarme esta sensación?
--- ¿Qué
sensación?
--- Cuando me
curó... sentí... que había algo mal… Sentí frío, y durante un segundo vi a
alguien. A un hombre viejo… Te lo estoy diciendo, Sam… Era un espíritu. ---
aseguro Deán.
--- Si hubiera
habido alguien ahí, yo también lo habría visto… Deán he visto todo tipo de
cosas últimamente y ahí no había nada.
--- Sam, he
cazado mucho como para no confiar ahora en un sentimiento así. --- dijo un Deán
alarmado y muy seguro de si mismo, Sam suspiro por hecho de que su hermano siempre
encontrara la maldad en todas partes.
--- De acuerdo. ¿Qué
es lo que quieres hacer? --- pregunto.
--- Tú vas a
investigar a la chica que murió, yo voy a visitar al reverendo. --- dijo Dean y
se fue del hospital hacia la casa del reverendo que lo había curado, ahí
conocía a la esposa del hombre, una señora muy amable que incluso le invito a
almorzar para que contara su experiencia de vida.
--- Me siento de
maravilla… Sólo quisiera entender lo que sucedió. --- murmuro Deán.
--- Sucedió un
milagro… Suceden muchos milagros alrededor de Roy. --- dijo la amable mujer.
--- ¿Cuándo
empezaron lo milagros? --- pregunto Deán con interés, el reverendo se quito las
gafas, dejando ver su pacifica mirada mientras relataba su experiencia propia.
--- Un día me desperté
ciego, los médicos dijeron que era cáncer y me dieron como máximo un mes. Así
que rezamos pidiendo un milagro, estaba débil, pero le dije a Sue Ann que
continuara rezando… Entré en coma y el médico dijo que no despertaría, pero me
desperté y el cáncer había desaparecido… Si no fuera por la ceguera nadie
creería que lo tuve.
--- ¿Y de pronto
puede curar a la gente? --- le cuestiono Deán.
--- Después
descubrí que sí… Dios me bendijo de diferentes formas y el número de fieles fue
creciendo de la noche al día.
--- ¿Puedo
hacerle una última pregunta?
--- Claro que
puedes hijo… adelante.
--- ¿Por qué?
¿Por qué yo? Con todas esas personas enfermas, ¿por qué salvarme a mí? --- esa
era la ve4dadera inquietud de Deán, el no se sentía digno de esa oportunidad,
no con tantas personas buenas y enfermas que seguramente ya llevaban tiempo
buscando la ayuda del reverendo.
--- Como te dije
antes, es el Señor quién me guía… Miré en tu corazón y sobresaliste entre los
demás. --- dijo el reverendo.
--- ¿Qué es lo
que vio en mi corazón? --- cuestiono Deán.
--- Un joven con
un objetivo importante. Un trabajo que no se ha terminado de hacer.
Mientras tanto
Sam fue al trabajado de la difunta, había sido el último lugar donde la vieron
con vida y el mejor lugar para obtener
detalles claros de su muerte.
--- Estaba muy
sana... Nadaba todos los días, no fumaba. Así que ese ataque... me parece un
poco... extraño. --- le conto un joven amigo de la difunta.
--- ¿Y dices que
estaba corriendo antes de ocurrirle el ataque?
--- Sí, estaba enloquecida…
Decía que alguien la estaba siguiendo pero no había nadie. --- dijo el hombre, esa era toda la
información que Sam necesitaba así que le dio las gracias y se dispuso a irse
pero en el camino a la salida se percato de algo interesante.
--- Oye amigo…
tu reloj dejo de caminar. --- dijo Sam al chico.
--- Sí, no
conseguimos hacerlo funcionar, se ha parado a las 14:17.
--- ¿Es la misma
hora en que murió Marshall?
--- ¿Cómo lo supiste?
--- le pregunto a Sam, quien estaba helado por la noticia.
Deán salió de la
casa del reverendo y se encontró con la misma chica rubia del servicio, Layla y
su sonrisa angelical.
--- Deán, hola ¿Cómo te sientes? --- le pregunto
ella.
--- Me siento
bien, curado, supongo… ¿Qué haces aquí?
--- Mi madre,
quiere hablar con el reverendo. --- exclamo, en eso su madre se acerco y la
esposa del reverendo salió de la casa para hablarles.
--- Lo siento mucho
pero Roy está descansando… No hablará con nadie ahora. --- les dijo.
--- Sue Ann, por
favor… Es la sexta vez, tiene que recibirnos. --- rogo la madre de Layla.
--- Roy es
consciente de la situación de Layla,... y estará encantado de ayudarla en
cuanto el Señor se lo permita… Tenga fe, Sra. Rorh. --- le dijo la esposa del
reverendo y regreso a la casa, un silencio incomodo se formo por unos segundos
hasta que la madre de Layla clavo su enojada mirada en Deán.
--- ¿Para que
viene aquí?, ya tiene lo que quería. --- le reprocho a Deán.
--- Mama, no
sigas. --- rogaba Layla, estaba tan apenada de que su madre se atreviera a
decirle esas cosas a un chico inocente de todo.
--- No, Layla…
Es demasiado, hemos venido a todos los servicios. Si por lo menos Roy no
escogiese a extraños en vez de a ti,... extraños que ni siquiera creen… No
puedo rezar con más intensidad.
--- ¿Por qué
Layla, cuál es el problema? --- pregunto Deán intrigado, pues ese tipo de
reclamos no podían ser por algo pequeño, tenia que ser una situación muy difícil.
--- Tengo esa
cosa. --- Layla no podía decirlo, solo se tocaba su cabeza pero su madre ya
estaba destrozada y no se fijaba en lo que estaba diciendo.
--- Ella tiene
un tumor cerebral, inoperable… Los médicos dicen que en seis meses... --- la
madre se soltó a llorar, Layla también estaba empezando a llorar y Deán bueno,
se sintió realmente mal por la situación, aun que no conociera a la joven no
quería volver a pensar en lo doloroso que debía ser el saber que vas a morir
muy pronto.
--- Lo siento
Layla.
--- No pasa nada
Deán.--- exclamo la amable Layla.
--- No, no está
bien… ¿Por qué usted merece vivir más que mi hija? --- pregunto muy enojada la
mujer, esta vez Deán no pudo hacer nada mas que irse.
Deán regreso al
motel y arrojo su chaqueta con furia sobre la cama, Sam lo miro si entender
porque estaba molesto pero de igual forma continuo en su investigación.
--- ¿Qué has
descubierto? --- le pregunto Deán.
--- Lo siento
Deán… Marshall Hall murió a las 16:17. --- murmuro Sam, el sabia que parte de
la culpa iba a recaer en el, por haber llevado a su hermano a ese lugar.
--- La hora
exacta en la que fui curado. --- aseguro Deán.
--- Sí… Hice una
lista de todos los curados, fueron seis personas el año pasado y la compare con
las defunciones locales,... cada vez que alguien se cura, muere otra persona. Y
en todos los casos la víctima muere… con los mismos síntomas con los que el que
se cura debería morir.
--- ¿Así que si
cura a alguien con cáncer otra persona muere de cáncer? --- pregunto Deán,
necesitaba entenderlo de una mejor manera.
--- De alguna
forma, Le Grange... está cambiando una vida por otra Deán.
--- Espera un poco.
¿Quieres decir que Marshall murió para salvarme? --- pregunto molesto, otro
silencio incomodo se formo en la habitación… lo que a claras cuentas significa
un rotundo ”Si” en la familia.
--- Deán,
probablemente hubiera muerto de todas formas… Hubiera curado a otra persona.
--- No debiste
traerme aquí --- reclamo Deán, ahora se
sentía mucho mas culpable que antes por lo de Layla.
--- Deán, estaba
intentando salvarte la vida.
--- Sam, alguien
ha muerto por mi causa.
--- Yo no lo
sabía. --- dijo Sam con todo el peso de la culpa en su voz, Deán suspiro y se dio cuenta que estaba
siendo injusto con su hermano, Sam solo quería lo mejor para el y realmente no
tenia la culpa de nada.
--- Lo que no
entiendo es cómo lo está haciendo Roy. ¿Cómo está cambiando una vida por otra?
--- Él no está
haciendo nada Sam, es otra cosa la que esta haciendo los cambios.
--- ¿Qué es lo
que quieres decir?
--- El viejo que
vi en el estrado… No lo creí, pero en el fondo lo sabía.
--- ¿Qué sabías?
¿De qué estás hablando Deán?
--- Sólo existe una cosa que puede dar o quitar
una vida así… se trata de la muerte. --- exclamo Deán, Sam se quedo
impresionado pues en toda su vida siempre había escuchado historias de la
muerte, todas con el mismo mensaje ”No metas con ella”
--- ¿Crees en
serio que es "El Ángel de la Muerte"? ¿Tipo "El Segador",
recolector de almas, ese tipo de cosas? --- pregunto Sam
--- No, no "El Ángel de la Muerte", si
no un Ángel de la Muerte… Los Ángeles de la Muerte aparecen en toda clase de
culturas con diferentes nombres y es posible que haya más de uno.
--- Pero tú dices que viste a un tipo con traje.
--- ¿Y qué
crees, que sólo trabaja vestido de negro?... Dices que se paró el reloj,
¿verdad? Los Ángeles de la Muerte detienen el tiempo, sólo pueden verse cuando
te persiguen por eso yo pude verlo y tú no Sam
--- Quizá.
--- No puede ser ninguna otra cosa, Sam La
pregunta es, ¿cómo controla Roy a la muerte?
Los hermanos se
quedaron pensando por un segundo, lo que había pasado durante la recuperación
de Deán había sido muy normal, pero Sam
si había notado una figura extraña durante todo el evento.
--- La cruz… Tenía una cruz. La vi dentro de la
tienda, sabía que la había visto antes. --- murmuro mientras buscaba entre sus
cosas, entonces le mostro una tarjeta a Deán.
--- ¿Una carta
de tarot?
--- Tiene sentido Deán.... El Tarot comenzó en la
era cristiana, cuando algunos sacerdotes... todavía usaban magia y algunos de
ellos veneraban la oscuridad…. Necromancia, como engañar a la muerte o como
causarla.
--- Así que Roy
está usando magia negra para controlar a la muerte.
--- Si lo está haciendo, es como ponerle una
correa a un tiburón… es por eso que muchas personas morían de formas extrañas
en la época de la colonia.
--- Está bien, detengamos a Roy.
--- ¿Cómo?
--- Ya sabes
cómo, Sam
--- ¿De qué
demonios estás hablando, Deán? No podemos matar a Roy. --- le grito Sam, no se
podía creer que su hermano pudiera incluso pensar en asesinar a un hombre, a un
humano.
--- El tipo está fingiendo ser Dios y decide
quién vive y quién muere… En mi opinión es un monstruo. --- Deán tenía un buen
punto pero no tan bueno para convencer a Sam
--- No vamos a
matar a un ser humano, Deán… Si lo hacemos, seremos como él
--- Si no podemos matar a Roy, no podemos matar a
la Muerte... ¿Tienes alguna idea mejor, universitario?
--- De acuerdo, si Roy está utilizando un hechizo
de las tinieblas sobre la muerte, será mejor que lo descubramos... y lo
rompamos. --- propuso Sam
Deán no estaba
muy convencido con el plan de Sam pro de todas formas acepto intentarlo, así
que ambos regresaron a la tienda de Roy
--- Si está utilizando un hechizo, ha de estar
escrito en un libro. --- murmuro Sam en
la entrada del lugar.
--- Mira a ver
si consigues encontrarlo y que sea rápido... el servicio empieza dentro de 15
minutos, trataré de detener a Roy. --- le dijo Deán, chocando con el mismo
sujeto que había visto cuando llegaron,
el protestante.
--- Roy Le
Grange es un fraude… No cura nada. --- gritaba el hombre, Deán sonrió de que
hubiera una persona sensata entre tantos fieles y entro al sitio.
Sam se fue a la
casa del reverendo, entro por una ventana y se puso a buscar por todo el lugar,
encontrando un cofre antiguo que contenía un montón de libros como:
La vida de
Cristo. Las palabras de Jesús.
Enciclopedia de
la era cristiana.
Antiguo y Nuevo
Testamento.
Cosas normales
para un reverendo, pero hasta debajo había un trasfondo y debajo de el estaba
un libro antiguo y claramente maligno, lo abrió y dentro de el encontró un montón
de recortes de periódicos, todos con el mismo tipo de noticias
El profesor
homosexual gana el proceso.
Miembro local
defiende derecho al aborto y el fin de la violencia contra las mujeres.
Wright: "La
iglesia local es una secta"
Sam reconoció a
todas las personas de las noticias, se trataba de todas las personas que había
muerto por el intercambio de la muerte, además encontró que el sujeto de la
última noticia aun estaba vivo y seguramente era la siguiente victima. Entonces
llamo a Deán.
--- ¿Qué has
encontrado Sam?
--- Roy está escogiendo a sus víctimas entre los que
cree que son inmorales y creo que sé quién es el siguiente en su lista. ¿Recuerdas
al que estaba protestando?
--- ¿El tipo del
estacionamiento?
--- Sí, voy a buscarlo… Pero no dejes que Roy
cure a nadie. ¿De acuerdo? --- pidió Sam y colgó, sin saber que ya era
demasiado tarde pues el reverendo ya había elegido a la siguiente persona que
iba a curar y se trataba de Layla.
La gente en el
servicio aclamaba que Layla subiera, ella se encontraba feliz y abrazada a su madre quien estaba llorando por
la salvación de su hija, a Deán le costo mucho decidir que hacer pero termino por detenerla.
--- Layla,
escúchame, no puedes subir ahí.
--- ¿Por qué no?
Llevo meses esperando.
--- No puedes
permitir que Roy te cure.
--- No entiendo.
Roy te curó, ¿no? ¿Por qué no debería, al menos intentarlo?
--- Porque si lo
permites va a suceder algo malo… No te lo puedo explicar… Sólo confía en mí,
por favor. --- rogo Deán y por un momento parecía que Layla le haría caso pero
las suplicas de su madre y la insistencia de la mujer del reverendo no se lo
permitieron.
--- Lo siento Deán --- murmuro Layla y se subió al escenario, todos aplaudieron a
su presencia e incluso el reverendo la abrazo.
--- Sabía que el
Señor te elegiría… Sabía que era cuestión de tiempo… Espero que estés
preparada. --- le dijo el reverendo.
--- Lo estoy.
--- exclamo ella.
Mientras Deán pensaba
en un plan, el reverendo había empezado a tratar de curar a Layla pero no
pasaba nada pues la muerte aun continuaba persiguiendo al hombre del
estacionamiento y hasta que lo atrapara, Layla se curaría.
--- ¡Auxilio!
¡Ayuda, por favor! --- gritaba el hombre quien llevaba ya unos minutos siendo
perseguido por la muerte, Sam escucho sus gritos y llego en su ayuda.
--- ¿Dónde está?
---- le pregunto.
--- ¡Está justo
ahí! --- decía el hombre, son dejar de señalar un espacio vacio a pocos metros
de ellos, Sam no podía ver a la cosa así fue corriendo con el joven.
El rostro de
Layla denotaba alegría y fe en toda
expresión y una parte de Deán quería dejar que el reverendo la curara, ella era
una buena persona y merecía vivir, sin embargo el sujeto del estacionamiento
también era una buena persona y no era nadie para interferir con el curso de la
vida de las personas así que tomo una decisión.
--- ¡Fuego!
¡Rápido, hay un incendio! ¡Fuego, que todo el mundo salga de ahí! --- gritaba
Deán, toda la gente se alarmo y empezó a correr como loca para salir del lugar.
--- ¡No. No, por
favor. No pare! ¡Reverendo, por favor! ¡Por favor! ¡Por favor, no se detenga!
--- imploraba la madre de Layla pues acababa de ver al reverendo quitar las
manos de la cabeza de su hija-
--- Amigos, les
pido que salgan de forma organizada… Intentaremos descubrir lo que está
pasando. --- dijo el reverendo para calmar a la gente y entonces la misma Layla
lo ayudo a salir de la tienda.
Deán llamo a Sam
para asegurarse de que el plan había funcionado y que el sujeto del
estacionamiento estuviera bien.
--- Sam… Lo hice,
detuve a Roy.
--- David, el
esta bien… creo. --- se apresuro a decir Sam pero en ese momento a David le
empezó a dar un ataque, cayo de rodillas al suelo y era claro que la muerte lo
estaba sujetando de la cabeza.
--- ¡Deán, no ha
funcionado! El Ángel todavía no se va --- grito Sam e intento ayudar al muchacho pero nada funcionaba, solo se
podía ver a la vida yéndose de sus ojos.
--- Entonces Roy
no es quién esta controlando la cosa. --- aseguro Deán.
--- ¿Entonces
quién diablos lo está haciendo Deán? --- le pregunto Sam desesperado, Deán
empezó a correr por la entienda y en la parte trasera encontró a la esposa del
reverendo, con una cruz demoniaca en las manos y diciendo una especie de
conjuro, el corrió rápidamente para intentar quitarle la cruz pero ella la
guardo entre su blusa.
--- ¡Oficial
ayúdeme! --- gritaba la mujer, en segundos la policía llego y sometió a Deán
quien miro a la mujer con odio, la parte buena fue que Sue Ann se distrajo y
por ello la muerte había dejado en paz y sobre todo vivo a David
La policía saco
a Deán de la tienda de una manera poco amable, Sue Annn iba detrás de el con
una sonrisa hipócrita en el rostro, como si ella fuera una especie de salvadora
ofendida algo por el estilo.
--- No lo entiendo…
Después de todo lo que hicimos por ti, después de que Roy te curó. Estoy muy
decepcionada, Deán… Pueden soltarlo oficiales. No voy a presentar cargos… El
Señor le dará lo que se merece. --- les ordeno la mujer y regreso a la tienda.
--- Si te
agarramos de nuevo, hijo... desataremos la furia de Dios sobre ti. ¿Has entendido?
--- amenazo un oficial a Deán.
--- Sí, señor.
La furia de Dios. Lo entiendo. --- respondió Deán y se despego rápido de los
policías, entonces miro a Layla pasar y
se acercó, ella parecía estar enojada
--- ¿Por qué has
hecho esto, Deán? Podría ser mi única oportunidad.
--- Layla…. El no
cura a nadie.
--- Te curó a
ti.
--- Sé que no es
justo… Me gustaría poder explicártelo mejor, pero Roy no es la respuesta. Lo
siento. --- Deán se estaba sintiendo miserable por romper las ilusiones de una
enferma, Layla solo lo miro por un segundo
--- Adiós, Deán…
Te deseo suerte, sinceramente. --- le dijo antes de darse la vuelta y alejarse
de el
--- Igualmente…
Tú mereces mucha más que yo. --- le grito Deán a la distancia, también se
dispuso a irse pero fue cuando escucho que al reverendo hablando con la madre
de Layla.
--- Sesión
privada esta noche, sin interrupciones. Le doy mi palabra… Curaré a su hija.
--- Gracias,
reverendo… Dios lo bendiga.
Deán regreso a casa para encontrarse con Sam y
contarle sobre lo sucedido y para planear el siguiente golpe contra Sue Ann.
--- Así que Roy
realmente cree que puede curar a la gente --- murmuro Sam
--- Creo que no
tiene ni idea de lo que su mujer está haciendo.
--- Bueno,
encontré esto, escondido en sus libros… Es antiguo, quizá de un sacerdote que
se fue para el lado oscuro… Hay un hechizo aquí, para atraer al Ángel de la
Muerte. --- explicaba Sam mientras mostraba el libro antiguo que se robo de la
casa del reverendo, toda la pagina del hechizo estaba llena de símbolos rúnicos
y cosas a simple vista malignas
--- Tiene que
ser un gran hechizo. --- exclamo Deán.
--- Se necesita
hacer un altar oscuro lleno de cosas macabras. Huesos, sangre humana. Cruzar la
línea así,... la esposa del reverendo, magia negra, perversión,... maligno.
--- Desesperado,
Sam… El marido estaba muriendo y no podía hacer nada para salvarlo… Estaba
usando el hechizo para mantener a la muerte lejos de Roy.
--- Engañando a
la muerte, literalmente. --- agrego Sam
--- Pero Roy
está vivo. ¿Por qué ella continúa con el hechizo?
--- Cierto, para
forzar a la muerte a matar a las
personas que ella cree inmorales --- le dijo Sam y le mostro todos los recortes
de noticias que Sue Ann mantenía guardados en el libro, Deán suspiro
largamente.
--- Que Dios nos
salve de las personas... que intentan hacer el trabajo de Dios. --- exclamo con
ironia.
--- Necesitamos
acabar con ese hechizo, Deán. --- le dijo Sam, Deán se puso a pensar por un
segundo y encontró la posible respuesta en una ilustración del libro, una de
una cruz.
--- ¿Sabes? Sue
Ann tiene una cruz como esta… Cuando la soltó, la muerte desapareció.
--- ¿Crees que
es mejor destruir la cruz o destruir el altar?
--- Quizá las
dos cosas, Sam… pero sea lo que sea que hagamos, mejor que sea rápido. Roy va a
curar a Layla esta noche.
Los hermanos se
fueron para la casa del reverendo y se quedaron estacionados unos minutos hasta
que vieron a Layla y su madre entrar al lugar.
--- Si Roy
hubiera elegido a Layla en vez de a mí, ya estaría curada. --- murmuro Deán,
Sam se sintió enojado y triste al mismo tiempo por esas palabras.
--- Deán, no.
--- Y si no la
cura esta noche, va a morir dentro de unos meses. --- siguió diciendo Deán.
--- Lo que le
esta pasando es horrible. ¿Pero qué vamos a hacer, dejar que otra persona muera
para salvarla? Tú mismo lo has dicho, Deán… No se puede jugar a ser Dios.
Las ultimas
palabras de Sam penetraron en el cerebro de Deán, salvar a Layla significaba
condenar a otra persona a la muerta, a una persona que también era inocente
como ella, era una decisión difícil pero que no tenia otra solución menos fea
que la muerte.
Sam y Deán
intentaron entrar a la casa del reverendo por detrás pero el lugar estaba
siendo cuidado por los 2 policías que amenazaron a Deán, lo que le dio una
idea.
--- Sam… Encuentra
a Sue Ann… Yo te alcanzo --- le ordeno Deán y entonces salió a la plena vista
de los oficiales de policía.
--- Oigan...
¿Van a descargar la furia de Dios sobre mí? --- les pregunto con ironía y
empezó a correr, los molestos policías lo empezaron a perseguir por todo el
lugar, lo que permitió a Sam caminar hacia la casa y encontrar la puerta de un
desván subterráneo, el bajo a ver que había y se encontró con el altar negro de
Sue Ann.
--- Yo le di una
vida a tu hermano y puedo quitársela --- dijo la voz de la mujer desde atrás,
Sam se giro rápidamente y vio como ella le cerraba la puerta del desván, por
supuesto que el empezó a golpearla para tratar de romperla.
--- Sam ¿No te
das cuenta? El Señor me escogió para hacer justicia y castigar a los débiles y tu
hermano es débil y merece morir tanto como Layla vivir… Es la voluntad de Dios…
Adiós, Sam --- le dijo ella desde fuera.
Sam se quedo en
el desván y encontró que en el altar estaba la foto de Deán, marcada con una
cruz de sangre así que la rompió y también destruyo el altar completo, luego se
giro a romper una pequeña ventana que había en el lugar.
Deán había
perdido a los oficiales de policía y se disponía a entrar a la casa del
reverendo pero entonces la muerte apareció y le toco el rostro, el empezó a
perder la vida poco a poco lo que significaba que el reverendo estaba curando a
Layla.
El tiempo se acababa para Deán pero Sam logro escapar
del desván y encontró a Sue Ann, rezando con la cruz en las manos, el corrió y
rápidamente le quito la cruz, luego la arrojo al suelo y esta se hizo añicos.
--- ¡Dios mío!
¿Qué es lo que has hecho? --- gritaba Sue Ann desesperada.
--- Él no es su
Dios. --- le dijo Sam
En ese mismo
momento la muerte se alejo de Deán, el reverendo que estaba curando a Layla se
detuvo pues no sentía que nada estuviera pasando, ni ella tampoco se sentía
mejor. Pero lo más destacable de todo fue que la muerte apareció ante Sue Ann y
con tan solo un toque la asesino, como una especie de castigo a lo que había
hecho.
A la mañana
siguiente y después de la noche tan pesada que habían vivido, los hermanos
Winchester decidieron partir del pueblo.
--- Hicimos lo
correcto hoy. ¿Verdad? --- pregunto Deán mientras terminaba de guardar sus
cosas para el viaje.
--- Claro que lo hemos hecho.
--- Yo siento que no. --- murmuro Deán y Sam sabia
la razón de eso y fue una especie de milagro que en ese mismo momento la
solución a todo tocara a la puerta (literalmente)
--- Hola, Layla. Entra. --- dijo Sam y la joven
entro a la habitación.
--- Hola Deán
--- Layla ¿Cómo
sabías que estábamos aquí? --- pregunto Deán.
--- Sam llamó,
dijo que querías despedirte. --- dijo ella, los hermanos compartieron mirada
por unos segundos y Sam se fue con el pretexto de ir por agua, aun que la
verdadera razón a todo eso era que Deán necesitaba despedirse de Layla para
sentirse un poco mejor.
--- Entonces...
¿a dónde se dirigen? --- pregunto ella y se sentó en la cama junto a Deán,
quien estaba tan apenado que no la miraba a los ojos.
--- No lo sé todavía… A donde hallemos trabajo.
--- ¿Sabes? He
vuelto a ver a Roy.
--- ¿Y qué pasó?
--- Nada… Colocó
la mano en mi cabeza, pero no pasó nada.
--- Lo siento,
lamento mucho que no haya funcionado Layla --- dijo Deán con toda honestidad,
ese caso le había hecho ver que la gente buena seguía muriendo, no importaba
cuanto cazaran, siempre habría algún mal suelto.
--- Y Sue Ann ha
muerto. ¿Lo sabías? Tuvo un derrame.
--- Sí, lo he
oído… Roy es un buen hombre… No merece lo que le está sucediendo... Debe ser
duro... creer tanto en algo y acabar decepcionado de esa manera.
--- ¿Quieres escuchar algo extraño? Estoy bien, en
serio… Creo que hay que tener fe,... no cuando suceden los milagros… Hay que
tener fe cuando no suceden. ---- dijo ella, hubo otro de esos silencios en la
habitación y ambos se miraron con pena por un segundo.
--- ¿Y ahora que?
--- pregunto Deán.
--- Dios nos
lleva por caminos misterios… Adiós, Deán. --- decía ella entre lagrimas y
acariciándole el rostro, no sabia porque pero sentía que ese muchacho iba a
hacer un gran bien para mucha gente.
--- ¿Sabes? No
soy del tipo de los que rezan, pero... voy a rezar por ti. --- le dijo Deán,
ella sonrió de nuevo.
--- Bueno... eso
es otro milagro. --- exclamo ella y se fue por la puerta, Deán se quedo mirando
por un segundo mas, pensando en lo agradecido que estaba por tener una
oportunidad mas de vivir.
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