Sueña un poquito conmigo
Descripción
Cuando Bobby cae en coma, los hermanos Winchester se apresuran por llegar a su lado. Inconsciente, Bobby lucha internamente con sus demonios personales y la razón por la cual se convirtió en cazador es revelada. Los hermanos descubren que Bobby fue envenenado con una poción que le quitará la vida, a menos que logre despertarse pronto. Y cuando deciden tomar ellos mismos la peligrosa pócima, para intentar salvar a Bobby desde el mundo de los sueños, se enfrentan a sus peores pesadillas.
Bobby caminaba
por el interior de su casa, estaba oscuro y el parcia estar huyendo de algo en
concreto, pero no sabia de que, simplemente podía sentirlo. Bobby entro a la
cocina y una mujer gritando, salto sobre él. Un flashazo
ocurrió en la mente de Bobby, pues el únicamente estaba soñando con el ataque,
pero no por ello era común. Pues una de las camareras del motel se metió a su
cuarto para dejar toallas y lo encontró dormido.
— Oh, disculpe — y se dispuso
a salir de nuevo, pero como Bobby no le dijo nada, se le acerco a verlo.
— ¿Señor?... Despierte… ¡Despierte! ¿Me
escucha?... ¡Señor, despierte! ¡Ayuda! ¡Necesito ayuda! — empezó a gritar la
mujer, zarandeando a Bobby quien no abría los ojos de todas formas.
Los hermanos
Winchester estaban en un bar lejos de ahí, Deán se había pasado los últimos dos
días jugando en la laptop con Jeff y enseñándole cosas de la cacería, como
donde esconderse en caso de que se separaran, como crearse nombres falsos y ese
tipo de cosas.
Sam, por su
parte solo se la pasaba bebiendo en el bar, pero esa noche se había pasado y no
llego a dormir al motel, así que Deán lo fue a buscar en la mañana.
— Aquí estás…
¿Qué haces? — le pregunto Sam, quien estaba sentado solo en la barra del bar y
con muy mala cara.
— Tomando un
trago. — murmuro Sam
— Son las dos de
la tarde… ¿Bebes whiskey? — pregunto Deán impresionado tras ver lo que el
cantinero le estaba sirviendo a su hermano.
— Bebo whiskey
todo el tiempo. — mintió Sam
— No es cierto —
aseguro Deán, lo había visto beber un montón de veces y sabia que su hermano
simplemente bebía cervezas y cosas ligeras, pero jamás algo con mucho alcohol.
— ¿Cuál es el
problema?... Tú bebes en los bares… conquistas chicas todo el tiempo, ¿por qué
yo no puedo? — se quejo Sam, ahora era evidente que estaba ebrio.
— Hay pocas
chicas por aquí— dijo Deán en su defensa y mirando feo al montón de tipos que
jugaban billar en el sitio. — ¿Qué te sucede? — le pregunto finalmente.
— Lo intenté,
Deán — murmuro Sam molesto.
— ¿Qué cosa? —
pregunto Deán intrigado.
— Salvarte. —
murmuro Sam con pesar y Deán se sentó a su lado, ahí delante tenia otro nuevo
problema causado por su trato con el diablo.
— Me da un
whiskey... Doble, solo. — ordeno Deán al cantinero.
— Hablo en
serio, Deán. — murmuro Sam, se sentía tan miserable desde que supo que los
demonios eran humanos convertidos y que a Deán le iba a pasar exactamente lo
mismo si caía en el foso.
— No, estás ebrio—
aseguro Deán.
— A donde vas a
ir... en lo que vas a convertir... No puedo evitarlo, y empiezo a creer que
tampoco Ruby puede evitarlo… pero la realidad es que nadie puede salvarte. —
dijo Sam
— Es lo que te
he dicho. — le dijo Deán, jamás iba a perder oportunidad para hacerle ver que
el tenia la razón, era una costumbre.
— No me refiero
a eso, me refiero a que nadie puede salvarte porque no quieres ser salvado…
¿Cómo es que no te importa tu persona? ¿Qué pasa contigo? — le reprocho Sam,
pues el era del tipo de persona que cuando se ponía ebrio, decía la verdad de
sus pensamientos y siempre dejaba callado a Deán.
Por suerte en
ese momento, el celular de Deán empezó a sonar y corto el momento de
sinceridad. — ¿Hola?... Sí, soy Snyderson… ¿Qué? ¿Dónde? — pregunto Deán al
teléfono, pues le acababan de informar que Bobby estaba en el hospital.
Sin mas que
pensar, los hermanos salieron por carretera toda la noche y llegaron al
hospital con Bobby para al amanecer.
— Entonces ¿cuál
es el diagnóstico? — pregunto Sam apenas llegara el Doctor hasta la habitación
del viejo cazador.
— Ya le hicimos
todas las pruebas necesarias, esta perfectamente sano. — aseguro el Doctor.
— Pero esta
comatoso. — se quejo Deán, no podía creer que le dijeran que Bobby estaba sano,
pero se encontrara inconsciente. .
— Sr. Snyderson,
usted es su contacto de emergencias. ¿Algo que debamos saber? ¿Alguna
enfermedad? — pregunto el Doctor, sus años de experiencia le decía que incluso
el problema mas pequeño en la historia de una persona, podía ser la causa de un
problema clínico grave.
— No, jamás se
enferma… ni siquiera le dan resfriados. — aseguro Deán, pues toda su vida había
conocido a Bobby.
— ¿Hay alguna
cosa que se pueda hacer, Doctor? — pregunto Sam preocupado, ya había perdido al
hombre mas importante en su vida, su padre y no quería perder al segundo en de
la lista, al tío Bobby.
— Escuchen… lo
siento, pero no sabemos que lo esta causándolo, así que no sabemos como
tratarlo… El solo...se fue a dormir y no despertó. — les explico el Doctor, y
toda la experiencia pasada le indico a los Winchester que no debían perder el
tiempo llorando, tenían que entrar en acción ya.
Así que los
hermanos fueron al Motel donde su viejo amigo estuvo hospedado, consiguieron la
llave de la habitación y se metieron.
— ¿Qué estaba
haciendo Bobby en Pittsburg?— pregunto Sam
— No se, quizá
tomando unas vacaciones aburridas— sugirió Deán, pues ese pueblito era un lugar
bastante sencillo, un lugar de esos en los que nunca pasa nada y ese cuarto tan
simple de motel, era prueba de ello.
— Debió estar
haciendo un trabajo ¿no? — pregunto Jeff, el no conocía a Bobby de la misma
manera que sus hermanos, pero también le tenia cariño y admiración como
cazador.
— Pues debería
de haber… una señal o algo, ¿no creen?… investigación, recortes de noticias…
una caja de pizza o latas de cerveza. — decía Deán mientras los tres buscaban
en cada rincón, pero no había ni señal de que Bobby viviera ahí, no había
basura, sus cajones estaban vacios, todo muy normal.
— ¿Que tal esto?
— dijo Sam al abrir el armario de ropa y ver unos papeles en el suelo, Deán se
acerco y recorrió toda la ropa de Bobby, dejando ver un mural de investigación
periodística en el fondo.
— El buen Bobby,
siempre cubriendo sus huellas— exclamo Deán con orgullo.
— ¿Esto tiene
algún sentido para ti? — pregunto Sam y Deán arranco un recorte del periódico
de la pared, que decía: "Silene
Capensis"
— Por supuesto
no significa nada para mí. — murmuro Deán, pues esos nombres tan extraños no
eran los suyo, jamás los podría recordar.
— Un obituario. —
dijo Sam y quito otro recorte de la pared. — Dr. Walter Gregg, 64 años, era Neurólogo Universitario. — leyó desde el
recorte.
— ¿De qué murió?
— pregunto Deán, esa era la mayor pista de un caso que se podía tener.
— Um, en
realidad no lo saben... Dicen que simplemente se fue a dormir y no despertó. —
conto Sam, todos se miraron intrigados pues era exactamente lo mismo que le
paso a Bobby.
— ¿Les suena
familiar? — pregunto Deán
— Muy bien,
um... entonces, digamos que Bobby estaba investigando la muerte del doctor. Ya
sabes, cazando algo... — empezó a decir Sam
— Y eso lo cazo
a él. — agrego Deán. — Está bien, ustedes
dos quédense aquí… vean si puedes descubrir algo. — les ordeno.
— ¿Y tu que
harás? — le pregunto Jeff, le hartaba cuando le daban ordenes como si fuera un
cadete o algo por el estilo.
— Voy a
investigar al Doctor también. — aseguro Deán y se fue a cambiar a su propio
motel, para después ir a la oficina de trabajo del Doctor
— Usted era
asistente del Dr. Gregg? — le pregunto a la mujer que le permitió el acceso al
consultorio en primer lugar.
— Así es —
murmuro ella y se volvió a sentar en su silla giratoria.
— Su muerte
debió ser… un golpe para usted— insinuó Deán
— Sí, así fue…
pero así, estando dormido en paz… es lo que uno desea ¿no? — sugirió la mujer,
y Deán se mordió el labio un poco pues ella no tenia idea de cuanta razón tenia
en sus palabras, el mismo deseaba ese tipo de muerte.
— Sí, así es…
¿El Dr. Gregg estudiaba los desordenes del sueño? ¿Los sueños? — pregunto Deán,
pues camino a la oficina estuvo leyendo el expediente que Bobby construyo, pero
sin Sam para explicárselo, no le entendió mucho.
— No lo entiendo…
Ya hable de esto con el otro detective. — murmuro la mujer.
— ¿Ya habló con
otro detective? — cuestiono Deán interesado.
— Sí, un hombre
agradable con barba. —dijo la mujer y por la descripción Deán supo que le
estaba hablando del mismísimo Bobby.
— Me gustaría
escucharlo otra vez, si no le importa. —
le pidió Deán.
— Es que estoy
un poco ocupada, ¿Podría ser más tarde? — dijo la mujer, y su tono le indico a
Deán que lo estaba evadiendo, que tenia nervios y eso solamente podía
significar que tenia mas información de la que decía.
— Claro, si… la
voy a llevar a la estación esta tarde y grabare su testimonio, será más
oficial. — comento Deán, la estrategia de VOY HA HACERLE PERDER EL
TIEMPO, siempre funcionaba con testigos problemáticos.
— Oiga… no sabía
nada de los experimentos del doctor
Gregg… No hasta que vacié archivos— dijo la mujer, y eso era realmente
interesante.
— Sus experimentos...
¿los que estaba realizando sobre el
sueño? — sugirió Deán, algo le decía que el tema problema de Bobby tenia que
ver con esa investigación.
— Nadie lo
sabía… Ni la universidad, ni nadie… Ya hable con mi abogado, y me dijo que no
soy responsable de nada. — aseguro la mujer.
— Tal vez no,
pero eso fue antes de que salieran nuevas evidencias. — ahora Deán estaba
cambiando su táctica por la de COMPLICIDAD.
— ¿Nuevas
evidencias? — pregunto la mujer en pánico y Deán asintió. — ¿Qué evidencias?
— No estoy en
libertad de decirlo. — mintió Deán.
— Ah, estoy
recién graduada… trabajo para pagar la colegiatura — se quejo la mujer.
— Tal vez, pero
aún así, esto... puede quedar en su expediente, a menos que me de una copia de
su investigación… de todo. — le presiono Deán, cuando el estaba solo en un
interrogatorio se permitía sacar sus mejores trucos, ser mas persuasivo para
conseguir lo que quería y en esa ocasión no fue la excepción, pues la mujer le
entrego la copia de toda la investigación, todo por evitar una posible
incriminación.
Así que Deán
pasó toda parte de su tarde tratando de leer la investigación del doctor, pero
como no entendía la mayoría de los términos que manejaba en ella, decidió pasar
al siguiente paso, una lista de pacientes bastante rara y de donde únicamente
pudo obtener un nombre y una dirección, sin perder mas tiempo fue de visita.
— Oiga, yo no se
que le habrán dicho pero... solo cultivo helechos— aseguro un chico apenas
abrirle la puerta de su casa, la cual olía a marihuana por todas partes.
— Tranquilo, no
vine por eso. — le dijo Deán sonriente, comprendía que los chicos eran chicos.
— ¿A, no?...
digo, gracias a Dios… ¿entonces? — le pregunto el sujeto.
— Quiero hablar sobre
el estudio del Dr. Gregg — comento Deán y el muchacho lo dejo pasar finalmente,
el apartamento era bastante desordenado pero no lo suficiente para el gusto de
Deán.
— Sí, se que el Dr.
Gregg acaba de morir. — dijo el muchacho.
— ¿A usted lo
estaba estudiando? — pregunto Deán, tenia que estar seguro de hacer las
preguntas correctas y de no perder su tiempo.
— Sí… no esta
usted de servicio ¿o si? — pregunto el joven, ofreciéndole una cerveza recién
sacada de su refrigerador.
— Ah… are una
excepción. — murmuro Deán y le acepto la cerveza, la destapo y se bebió casi la
mitad de un solo sorbo. Realmente estaba sediento.
— El Dr. Greg estaba
probando tratamientos para el síndrome Charcot-Wilbrand… ¿Qué significa? —
pregunto Deán, pues a falta de Sam tenia que obtener sus propias respuestas
sobre el estudio.
— Hum yo, uh, no
puedo soñar… Tuve un accidente cuando era niño, y me golpeé la cabeza… Y no he
soñado desde entonces… Hasta el estudio... creo. — explico el muchacho, pero
realmente no se veía muy convencido de lo que decía.
— ¿Qué le dio el
doctor? — le pregunto.
— Era un té
amarillo… Olía horrible... Sabía peor— dijo el joven, haciendo una mueca de
asco pues podía sentir aquella fatalidad de sabor en su boca todavía.
— ¿Qué hacia ese
té? — volvió a preguntar.
— Me desmayo y
tuve un sueño vivido, súper intenso… como esos viejos ácidos ¿Sabe? — pregunto.
— Si, claro —
murmuro Deán sonriente y recordando esa pequeña experiencia con los ácidos
durante su ultimo año en el instituto. — Es decir, no. — corrigió
inmediatamente pues no se vería muy correcto que un detective incitara ese tipo
de cosas, así que se puso serio de nuevo.
— Y fue todo,
después de eso abandone el estudio, no me gusto… la verdad incluso… me
asustaba. — comento el joven, Deán le pregunto un par de tonterías mas para no
verse obvio y se fue de regreso al hospital, para contarle todo a Sam y darle
un descanso. Ahora el se quedo para cuidar a Bobby.
— Lo siento. —
murmuro Jeff tras un rato de mirar a su hermano mayor sin quitar la vista de
Bobby.
— ¿Porque? —
pregunto Deán sin entender.
— Por Bobby… se
lo feo que se siente cuando alguien como él se enferma… pero va a estar bien,
Bobby es fuerte… es el mejor cazador de la tercera que queda. — dijo Jeff y
Deán no pudo evitar reírse por el comentario.
— Jejeje ¿de la
tercera edad? … no lo había pensado así y que Bobby no te escuche decirlo
jamás, o te juro que te matara. — le aseguro Deán, Jeff asintió y se puso a
leer nuevamente su libro de Latín. Entonces Sam regreso.
— ¿Como está? — pregunto
Sam
— Sin cambios… ¿Qué
tienes? — le pregunto Deán, sabia que Sam no había ido a casa para descansar,
se había puesto a investigar sobre el caso y todo porque los dos querían mucho
a Bobby.
— Considerando
lo que me dijiste del doctor y los experimentos… La pared de Bobby ya tiene más
sentido. — aseguro Sam
— ¿Cómo? —
pregunto Deán intrigado.
— Esta planta, silene
capensis… También conocida como raíz del sueño africana, ha sido utilizada por
chamanes durante siglos — leyó Sam desde sus archivos y Deán pudo reconocer ese
extraño nombre de la pared de Bobby.
— ¿No me digas?,
se la toman, se ponen hasta atrás y empiezan a reírse. — sugirió Deán.
— No creo… Si
creemos en la leyenda, es para soñar despierto, ósea… entrar en los sueños de
otras personas, y perturbar su mente. — explico Sam
— ¿Y creemos en
las leyenda? — pregunto Deán.
— ¿Cuándo no? —
murmuro Jeff, ya por experiencia sabia que la mayoría de las leyendas eran
ciertas en los casos mas descabellados, como el de Bobby.
— Pero eso sólo es
la punta del iceberg. — agrego Sam
— ¿Qué mas hay? —
pregunto Deán.
— Esta raíz del
sueño es una droga muy seria… Si tomas
suficiente, con suficiente práctica… Te
puedes convertir en un Freddy Kruger— explico Sam
— ¿Freddy
Kruger? ¿Así de maldito? — pregunto Jeff impresionado, la historia de Freddy
era de sus favoritas y de las pocas que
realmente le daban miedo.
— Si, la leyenda
dice que… puedes controlar todo… Puedes convertir las pesadillas en buenos
sueños… Y convertir los buenos sueños en pesadillas. — le dijo Sam
— ¿Y matar personas
en sus sueños? — pregunto Jeff impresionado.
— Eso parece…
así que digamos que ese Doctor estaba probando esa cosa en sus pacientes y se
metía con ellos. — agrego Sam
— Alguien se
molesto con el, y decide visitarlo en su sueño y… Buenas noches…—agrego Deán
— ¿Pero que paso
con Bobby?... Si el asesino fue tras él… ¿cómo es que sigue vivo? — pregunto
Jeff.
— No lo se. — murmuraba
Deán, y giraron a ver a Bobby, quien se veía tan pacíficamente dormido, pero en
su cabeza, era todo lo contario. Bobby soñaba con estar encerrado en un armario,
con la mujer gritando fura y tratando de entrar con todas sus fuerzas.
— ¡Ayúdenme!
¡Que alguien me ayude! ¡Ayúdenme! — gritaba Bobby desesperado, estaba perdido
en su mente y no lo sabia, sentía que todo aquello era real.
La enfermera
llego al cuarto para checar a Bobby, así que los hermanos salieron de la
habitación y caminaron por pasillos.
— ¿Y como
hayamos al soñador homicida? — pregunto Deán.
— Puede ser
cualquiera. — dijo Sam
— ¿Si? —
pregunto Deán fastidiado, esa respuesta no le gustaba y Sam parecía estar
encantado con decirlo a cada rato.
— Si
— Cualquiera que
conociera al Doctor y tuviera acceso a los champiñones. — sugirió Deán
— Tal vez alguno
de sus sujetos de estudio, ya saben… como en la película del hombre invisible,
el sujeto que se vuelve loco — sugirió Jeff
— Es posible,
pero el estudio es muy desordenado… No sabemos cuantos sujetos tenía ni quiénes
eran. — aseguro Deán y sus hermanos se quejaron a todo volumen. — ¿Qué? — les
pregunto.
— En otra
situación, estaríamos llamando a Bobby… y pidiéndole ayuda ahora — comento Sam,
esa era otra de las razones por las que Bobby era indispensable para el equipo,
el siempre era el plan B, una esperanza.
— Tienes razón, hay que hacerlo — murmuro Deán.
— ¿Qué? —
pregunto Sam sin entender,
— Vamos a hablar
con él. — respondió Deán,
— Sí, aun que
podría ser una conversación de un solo lado. — dijo Sam lleno de ironía.
— No si tomamos
raíz del sueño. — dijo Deán.
— ¿Qué? —
preguntaron Sam y Jeff al unisonó, no podían creer lo que estaban escuchando de
su hermano.
— Ya me oyeron —
exclamo Deán.
— ¿Quieres
meterte en la cabeza de Bobby? — pregunto Sam incrédulo.
— Sí, ¿por qué
no?... es para ayudarlo. — se excuso Deán.
— No tenemos ni
idea de lo que hay ahí dentro. — aseguro Sam, el si que sabia que la mente era
algo de lo mas extraño en el mundo.
— ¿Qué tan malo
puede ser? — pregunto Deán entusiasta
— Malo. —
aseguro Sam, no por nada pero todos los cazadores tienen algún gran dolor y
malos recuerdos en su interior, especialmente uno tan vivido como Bobby.
— Oye es Bobby. —
le recordó Deán, el estaba dispuesto a hacer lo que fuera para salvar a un buen
amigo.
— Tienes razón…
pero hay un problema, no tenemos raíz del sueño, y si no conoces a alguien que
la consiga…— empezó a decir Sam
— Maldición. —
murmuro Deán.
— ¿Que? —
pregunto Sam, su hermano se había puesto pálido y enojado al mismo tiempo, lo
que era mucho que decir.
— Bela. — dijo
Deán en apenas un susurro.
— ¿Bela?... Maldición… ¿Estas sugiriendo que le pidamos un favor? —
pregunto Sam sorprendido, sin duda el no iba a llamar a la mujer que le disparo
y hablarle como si fueran buenos amigos, a el no le agradaba.
—Me siento sucio
solo de pensarlo, pero si. — aseguro Deán y finalmente se regresaron al motel.
Sam se quedo
solo en el cuarto para investigar expedientes en internet, y luego de unas
horas en ello. Tocaron a la puerta, así que se levanto todo perezoso para
abrir.
— Hola Sam —
dijo Bela y apenas le abrió la puerta se metió como si estuviera en su propia
casa.
— Bela, la
verdad es que no creí que vendrías. — dijo Sam y ella se giro a verlo.
— Estoy llena de
sorpresas… pero la verdad, ¿sabes por qué estoy aquí? — le pregunto interesada,
y realmente había algo muy raro en su tono de voz en ese momento y ni que decir
de su mirada.
— Si— murmuro
Sam confundido.
— Vine por ti. —
murmuro Bela y dejo caer su abrigo café al suelo, quedando únicamente vestida
en un babydoll negro muy sensual.
— Uh, ¿que estas
haciendo? — pregunto Sam intimidado, no le agrada ella como persona pero era
hermosa y muy sensual.
— No dejo de
pensar en ti. — murmuro Bela y empezó a acariciarlo por todas partes.
— ¿Que? — pregunto
Sam sin entenderé y finalmente se besaron. — ¿Estas segura? — volvió a
preguntar Sam y cayeron sobre la cama, para seguir besándose y acariciándose
pasionalmente por todas partes.
— Sam… Sam… Sam.
Oh. — Gemia Bela, dejando sucumbir su cuerpo ante los apasionados besos de Sam
en lugares que ni siquiera ella conocía.
Sam estaba realmente feliz, disfrutando cada segundo de esa experiencia,
hasta que…
— ¡Sam,
despierta! — se escucho gritar a Deán y Sam despertó, dándose cuenta de que
solo había sido un sueño erótico con la ladrona. Así que alzo su cara de la
mesa de la cocina y se limpio la baba de la boca.
— Si que fue
raro… hacías unos ruidos felices… ¿Con quién soñabas? — pregunto Deán
interesado, en todos los años de compartir cuarto con ese chico, solo había
visto que pasara eso unas dos veces.
— ¿Qué?...
Nadie… Con nada. — dijo Sam rápidamente, esas cosas eran privadas.
— Vamos, puedes decirme…
¿Angelina Jolie? — insistió Deán.
— No. — murmuro
Sam
— ¿Brad Pitt? —
Continuo Dean.
— ¡No! — grito
Sam indignado. — No… Eso no importa. —
aseguro, para cambiar de tema.
— Esta bien…
Llame a Bela. — dijo Deán y escuchar el solo nombre, provoco que Sam se
estremeciera completamente por dentro.
— ¿Bela? ¿Si? ¿Y
ella qué... qué dijo? ¿Si...va a...ayudarnos? — pregunto Sam titubeando.
— Ella dijo que
no, así que… seguimos sin nada, trato de descifrar las notas del Doctor, pero
por desgracia tiene peor letra que tu— se burlo Deán. — ¿Quieres ayudarme? — sugirió, Sam iba a
levantarse para ir con él pero se dio cuenta de algo.
— Si, si, solo
dame un segundo. — murmuro Sam al sentir que su pene estaba erecto e incluso
había tenido una polución, pues sus pantalones estaban mojadas. Así que se giro
para el otro lado para ocultar lo que tenia y empezaron a tocar a la puerta y
Deán fue abrir.
— Bela, en vivo
y en persona. — exclamo Deán apenas abrirle
— Tú me llamaste,
¿recuerdas? — pregunto Bela y se metió sin permiso a la habitación.
— Y recuerdo que
me rechazaste— dijo Deán.
— Bueno, estoy
llena de sorpresas. — dijo ella y se giro a ver a Sam, lo que le recordó bastante a su sueño y lo
puso nervioso.
— Hola, Bela… ¿Qué
tal? — pregunto Sam en apenas un murmullo, tratando de ocultarse pues su cuerpo
se estaba poniendo mas tenso ante su presencia.
— Les traje sus
raíces del sueño— dijo ella y le dio un frasco a Deán. — Cosa fea, y difícil de
conseguir. — agrego
— ¿Por qué
cambiaste de opinión? — pregunto Deán extrañado.
— ¿Qué? ¿No
puedo hacerles un favor de vez en cuando? — pregunto y se quito el abrigo, evocando los recuerdos
de Sam sobre su sueño ora vez, solo que ahora si estaba vestida.
— No, no
puedes... así que dime, ¿que es lo que estas esperando a cambio? — exigió saber
Deán, el jamás iba a confiar en esa mujer.
— Dijiste que
era para Bobby Singer, ¿no?... pues lo hago por el, no por ti. — aseguro Bela.
— ¿Por Bobby? ¿Porque?
— pregunto Deán extrañado, hasta donde sabia el cazador la odiaba tanto como
ellos.
— Porque me salvó
la vida una vez, en Flagstaff—conto Bela y todos la miraron extrañados por
completo. — Me equivoque y él me salvó, ¿si? ¿Satisfechos? — pregunto molesta
por admitir sus errores del pasado ante ellos.
— Tal vez. —
murmuro Deán, aun había algo que no le daba buena espina.
— ¿Y cuando
haremos ese tour misterioso y mágico? — pregunto Bela emocionada.
— Oh, tú no iras
a ningún sitio… si no te confiaría ni mi auto, menos la mente de Bobby. — dijo
Deán y abrió la caja fuerte del motel un segundo para meter la raíz, junto la
Colt. — Sin ofender. — murmuro.
— No es ofensa— murmuro
Bela con una expresión indescifrable y finalmente
Deán cerró la caja fuerte. — Son las 2 de la madrugada… ¿Qué es lo que debo
hacer? — pregunto ella.
— Consigue un
cuarto… Oh, tienen dedos mágicos, y "Casa Erótica" en pago por evento…
Te encantará. — dijo Deán lleno de ironía, Bela tomo sus cosas y salió
indignada de la habitación.
— Ah fue… un
gusto verte... Bela. — tartamudeo Sam y finalmente se puso de pie con cara de
enamorado total.
Deán preparo el
Te de inmediato y lo sirvió en dos tazas, para llevarlo a la cama con Sam y se
sentó en la propia. — ¿Bajamos la luz?… ¿Y ponemos "el mago de oz" y
"el lado oscuro de la luna"? — pregunto.
— ¿Porqué? —
pregunto Sam sin entender.
— ¿Qué hacías tu
en la universidad? — pregunto Deán con ironía, esas canciones eran las clásicas
para drogarse y pasar un buen rato en los dormitorios.
— Bueno, Jeff ya
conoces el plan… tu nos vigilas, si notas algo raro… nos despiertas, como sea
pero lo haces. — le explico Deán al pobre niño, que acababan de despertar de su
sueño profundo por su ayuda.
— Yo quería ir
también. — se quejo Jeff.
— Si pero el
menor siempre tiene que vigilar, son las reglas… anda, no te quejes, que
perdemos tiempo — dijo Deán.
— Si ya, ok,
ok… ya duérmanse, o lo que sea. — dijo
Jeff, no quiso seguir peleando porque en realidad si que quería ayudar a Bobby.
— Espera…
espera, no hay que olvidar esto. — dijo Sam y saco un sobre amarillo de la
bolsa de su camisa. — Ten. — y le saco unos cabellos del sobre y se los dio a Deán.
— ¿Qué demonios
es esto? — pregunto Deán con asco.
— El cabello de
Bobby. — dijo Sam
— ¿Beberemos el
cabello de Bobby? — pregunto Deán asqueado, no porque fuera de Bobby, si no
porque era cabello.
— Así es como
controlas a que sueño entras, tienes que… tomar algo de… algo de su cuerpo. —explico
Sam, igualmente asqueado.
— Bueno, el
cabello es mejor que otras partes del cuerpo. — murmuro Jeff con una risita,
ahora si que estaba feliz de no ir a ese viaje, pues se había ahorrado por
completo el mal sabor de boca.
— Hasta el fondo. — exclamo Deán, chocaron las
tazas y bebieron rápido, haciendo muecas por lo horrible que sabia.
— ¿Sientes algo?
— pregunto Sam de inmediato.
— No… ¿Tú sientes
algo? — pregunto Sam
— No... Tal vez
no era buena raíz. — murmuro Deán, y se empezaron a escuchar unos truenos y
sonidos extraños de fuera.
— Oye ¿Cuándo
empezó a llover? — pregunto Sam y se giraron a ver hacia la ventana, Deán se
levanto y camino hacia ella para abrir las cortinas y ver la lluvia, pero no
era una lluvia normal en absoluto.
— ¿Cuándo empezado a llover al revés? — pregunto Deán y
cuando se giro para ver a Sam, noto que ya no estaban en el motel, estaban en
otro lugar, y Jeff ya no estaba tampoco. Lo que indicaba que ya estaban
soñando.
— No sé qué es
más extraño, el que estemos en la mente de Bobby… O que él esté soñando con
mejores casas y jardines. — dijo lleno de ironía, pues el nuevo sitio en el que
estaban, era muy bonito y acogedor.
— Deán, espera
un segundo… Imagina el lugar sin tapices, más sucio, polvoso, libros por todas
partes. — empezó a decir Sam, pues si mirabas bien aquella casa, te dabas
cuenta de que no era nada desconocida.
— Es la casa de
Bobby. — murmuro Deán tras imaginársela como Sam le dijo.
— Si… ¿Bobby?
¿Bobby? — empezó a gritar Sam, el sabia por los libros que cuando una persona
soñaba con su propia casa, significaba que estaba atrapada o en peligro. —
Deán… Voy a ir fuera. — dijo Sam desesperado.
— No, no, no te
alejes. — le ordeno Deán.
— Estaré bien… tu
busca aquí… Tenemos que encontrarlo. — dijo Sam
— No hagas nada
estúpido. — le pidió Deán.
Sam abrió la
puerta y descubrió que afuera ya no estaba lloviendo, había un hermoso sol
iluminando un hermoso prado, la casa era azul y brillaba esplendorosa- Entonces
se cerro la puerta detrás de el.
— ¡Deán! ¡Deán! —
gritaba Sam, tocando la puerta y las ventanas pero nadie le abrió, así que bajo
las escaleras para irse a explorar.
Jeff estaba
leyendo un libro y mirando de reojo que sus hermanos estuvieran bien, entonces
llamaron a la puerta un par de veces, Jeff se levanto de su cama con la pistola
de Deán en las manos, miró por la rendija y se dio un tope con la puerta.
— Lo que me
faltaba. — Murmuró cansado y abrió la puerta un poco, lo suficiente para sacar
la cabeza. — ¿Tú qué quieres?, son las cuatro
de la mañana. — Dijo Jeff a Bela, que permanecía afuera de la habitación
bebiéndose un café.
— Lo sé, por eso
me sorprende que tú abrieras... La última vez que revise, los niños se iban a
la cama a las nueve. — Se burló ella y Jeff la miro furioso.
— Ja-ja, muero de risa por dentro, de verdad. —
Dijo Jeff lleno de ironía. — Enserio Gatubela, ¿qué quieres aquí? — Volvió a
preguntar.
— Quería saber
si mi raíz funciono para su viaje de éxtasis. — Dijo Bela.
— Ummm, si
funciono.
— ¿Entonces ya
se metieron a la mente de Bobby? — Pregunto entusiasmada.
—Pero que metiche eres... Mira... Bela... No
te puedo decir nada, porque los niños buenos no hablan con desconocidos. — Dijo
Jeff, regresándole sus constantes burlas sobre su edad.
— Así
que, gracias por pasarte a saludar... Pero ya existen los teléfonos... Buenas
noches. — Y Jeff trato de cerrarle la
puerta en la cara, pero Bela metió su mano y no lo dejó.
— Oh por favor,
no seas amargado Jeff... Mira se que tú y yo no nos conocemos muy bien. —Empezó
a decir ella.
— Claro, es que
yo tengo mejores cosas en que perder mi tiempo. — Dijo Jeff lleno de ironía y desprecio.
— Lo sé, como
con este niño, ¿Grant Blackwell, se llama?— Pregunto Bela y Jeff se quedó
helado tras escuchar el nombre de su amigo, casi amante. — ¿No creíste que lo
olvidaría, verdad?
— Nop, no todos
los días llega una chismosa para hacerle de hada madrina... ¿pero adivina que
Bela?... No pasó y no pasara jamás nada entre yo y él. — Aseguró Jeff y Bela le
dio una risita.
— Eres bueno
mintiendo Jeff, y eso te va a funcionar con todo el mundo, excepto conmigo...
Porque yo invente las mentiras... Pero no te preocupes un chico gay en la
familia Winchester, será maravilloso... A Deán le va a fascinar llevarte por
unos vestidos. — Se burlo Bela.
— Cállate perra,
yo no soy gay. — Aseguró Jeff aunque por dentro estaba que moría del miedo ante
la idea de que sus hermanos supieran lo de Grant.
— Hay no te
preocupes Jeff, ese será nuestro secretito de chicas. — Se burlo nuevamente
Bela. — Así que ten. — Dándole una bolsa de papel. — Tomate un café... No
querrás estar ojerosa por la mañana, porque eso no atrae a los chicos. — Se
burlo Bela y finalmente se fue.
Jeff estuvo muy tentado a partirle la cara
como a Debbie pero no lo hizo porque estaba de niñera, así que sin más se tomo
el maldito café que le regaló ella para relajarse.
Mientras tanto
dentro del sueño, Deán emprendió la búsqueda de Bobby en el interior de su
casa, pero el lugar dentro del sueño era enorme. Y por mas vueltas que daba no
encontraba nada.
— ¿Bobby?
¿Bobby? — empezó a gritar Deán en cada rincón.
— ¿Quién anda ahí?
— se escucho preguntar a la voz de Bobby, y Deán la siguió hasta llegar al
armario mas oculto dentro de la casa.
— Bobby, ¿estás
ahí? — pregunto Deán desde fuera.
— ¿Deán? —
pregunto Bobby con la voz temblorosa.
— Sí, soy yo…
Ábreme— pidió Deán y Bobby salió rápido del armario — Hola. — dijo Deán
aliviado por volver a verle, pero Bobby no le hizo caso, estaba muy pálido.
— ¿Cómo diablos
me encontraste? — exigió saber Bobby, mirando nervioso hacia todas partes del
pasillo
— Sam y yo
conseguimos un poco de raíz del sueño. — murmuro Deán.
— ¿Consiguieron
qué? — pregunto Bobby sin entender.
— ¿Los
experimentos, del Doctor Gregg? — le insinuó Deán, pensando que era normal que
el buen Bobby estuviera desorientado sobre lo que había pasado.
— ¿De que rayos
estas hablando? — pregunto Bobby, ahora si que estaba claro que no entendía
nada. Y en eso una luz del techo empezó a parpadear. — Rápido. — murmuro Bobby,
y trato de correr pero Deán no lo dejo.
— Oye, oye ¿qué sucede?
— pregunto Deán sin entender, y preocupado por el estado tan pálido en el que
se encontraba su amigo.
— Ella viene. —
murmuro Bobby en pánico.
— ¿Sabes que
esto es un sueño, no? — pregunto Deán.
— ¿Estás loco? —
pregunto Bobby alucinado, y esa fue la confirmación de que no sabia lo que
estaba pasando en absoluto.
— Es un sueño,
Bobby… Nada de esto es real. — le explico Deán.
— ¿Eso te parece
falso? — pregunto Bobby, señalo hacia enfrente y Deán se giro para ver a una
mujer ensangrentada caminando hacia ellos, iban a correr pero una nueva puerta
apareció en su camino para bloquearles el paso.
—Bobby, ¿quien
es ella? — pregunto Deán, como sabia que era un sueño, no tenia miedo por lo
que pudiera pasarle.
— Ella es... es
mi esposa. — murmuro Bobby, Deán lo miro incrédulo un momento pues jamás le
había contado que se había casado y mucho menos que ella estaba muerta.
— ¿Porque Bobby?
¿Por qué me hiciste esto? — preguntaba la mujer, caminando lentamente hacia
ellos.
— Preferiría matarme
al lastimarte. — aseguro Bobby.
— Pero me lastimaste…
Hundiste un cuchillo en mí... una y otra vez… Me viste sangrar... me viste
morir. — decía la mujer.
— Bobby, esto no
es real. — le dijo Deán tras ver que no reaccionaba, que estaba congelado por
el miedo mismo.
— ¿Cómo pudiste?
— volvió a preguntar la mujer.
— Estabas poseída
mi amor… Estabas rabiosa, y yo no sabía lo que sé ahora… No sabía cómo
salvarte. — dijo Bobby al borde de las lagrimas, no había día alguno en el que
no se lamentara por lo que había hecho.
— Mientes, me
querías matar… ¡Si me amabas, habrías hallado un modo! — grito la mujer.
— Lo siento. —
murmuro Bobby con lagrimas.
— Vamos. — dijo Deán,
abrió rápido la puerta y metió a Bobby consigo mismo dentro, la mujer corrió
pero no los alcanzo, y empezó a gritar y golpear la puerta otra vez.
Mientras tanto, Sam
caminaba fuera de la casa en busca de Bobby,
cuando le dieron un batazo duro en el rostro y lo derribaron.
— ¿Quien eres? —
pregunto Sam con dificultad y cubriendo con su mano el rayo de sol que le
impedía ver bien a su atacante.
— ¿Tu quien
eres?... No perteneces aquí. — dijo el otro sujeto, que resultaba ser
exactamente el mismo que Deán interrogo esa mañana-
— ¿Y tu si?… Estás
en la mente de un amigo — dijo Sam
— Pues elige
mejor a tus amigos… solo me estoy defendiendo, el vino a buscarme... Para
lastimarme. — explico el joven.
— Tal vez porque
eres… un asesino. — dijo Sam entre dientes.
— Deberías ser
más amable conmigo… Aquí, tú eres un insecto… Y yo soy un Dios. — aseguro el
muchacho y Sam lo miro con incredulidad, realmente estaba loco de poder, era un
monstruo.
Mientras tanto
dentro de la casa, Deán y Bobby continuaron enfrentándose con la mujer muerta
del cazador, quien no dejaba de golpear la puerta y gritar, era muy
desesperante. Como si quisiera volverlos locos de remate.
— Ya te dije,
todo esto, tu casa, tu esposa... es una pesadilla. — le recordó Deán.
— La asesine — seguía
diciendo Bobby, de alguna manera tenia la cabeza perdida, estaba perturbado.
— Bobby… Es un
sueño y puedes despertar… Puedes hacer lo que sea. — aseguro Deán.
— Déjame en paz,
ya deja que me mate— dijo Bobby, y trato de salir del armario donde estaban,
pero Deán se le interpuso.
— Mírame,
mírame… Tienes que salir de esto ahora… ¡Tienes que despertar de esto ahora!...
No vas a morir… No te dejare morir… No te dejare morir… Eres como un padre para
mí… Tienes que creerme. ¡Por favor! — le grito Deán, y sus palabras se metieron
en lo mas profundo de la mente de Bobby, haciéndolo reaccionar.
— ¿Estoy soñando? — pregunto Bobby confundido.
— ¡Sí! ¡Ahora,
toma el control! — grito Deán, Bobby concentro y la mujer dejo de gritar y
cuando abrieron la puerta, ella ya no estaba. Justo como Bobby había querido.
— No es posible.
— murmuro Bobby.
— Pues créelo…Y ahora
por favor despierta — le exigió Deán, así que Bobby tuvo que volverse a
concentrar en ello, sin saber lo que estaba pasan fuera con Sammy.
— Que sueñes
bonito. — le dijo el chico misterioso a Sam e iba a golpearlo de nuevo con el
bate, pero por suerte Bobby despertó y con el, los muchachos también.
Sam y Deán
saltaron de sus camas, regresar a la realidad era mucho mas difícil y confuso
de lo que habían llegado a pensar, y entonces vieron a Jeff, completamente
dormido en una silla, se había quedado dormido durante la vigilancia y ellos lo
entendían.
A penas el sol
salió, los hermanos corrieron al hospital para asegurarse de que Bobby
estuviera bien, y así era. Así que Sam no perdió tiempo y fue en busca de un
mano a mano con el tipo que trato de matarlo en el sueño. Dejando que sus
hermanaos se quedaran leyendo el expediente de investigación con Bobby.
— Oye Bobby... todo
eso... todo eso con tu esposa, ¿En realidad paso? — pregunto Deán tras un buen
rato de lectura aburrida.
— Todos salimos
a cazar por algo — murmuro Bobby, hablar del tema era muy doloroso y por eso,
jamás se lo había contado a los hermanos.
— Lo siento. —
murmuro Deán arrepentido por haber preguntando en principio.
— No lo sientas…
Si no fuera por ti, seguiría perdido ahí... o muerto… Gracias. — murmuro Bobby,
estaba realmente agradecido y entonces llego Sam
— ¿Qué creen? El
muchacho drogadicto no estaba en su dormitorio… yo creo que ya se escapo. —
comento Sam molesto, ese tipo le debía una paliza por haberlo golpeado en el
sueño.
— Él no es drogadicto.
— aseguro Bobby.
— ¿No? —
pregunto Deán con ironía pues la otra mañana que estuvo en su casa, pudo
detectar el olor de la marihuana por doquier.
— No... Se llama
Jeremy Frost…Es un genio, tiene un I.Q. de 160… lo cual dice algo, considerando
que su papá le dio un batazo en la cabeza… Este es el padre del año. — Dijo
Bobby, y le dio la foto del expediente a
Sam — Murió cuando Jeremy tenía 9 años. — agrego finalmente.
— Si era toda
dulzura. — murmuro Sam, viendo la cara de maldito del padre muerto.
— La lesión le
dio Charcot-Wilbrand… No ha soñado desde entonces — comentó Bobby.
— Hasta que
empezó a tomar la droga… ¿Cómo supo como sacar tu peor pesadilla y usarla en tu
contra? — pregunto Deán, pues por mas que le daba vueltas a la situación, no
encontraba una explicación lógica.
— El estaba metido
en mi cráneo… Solo Dios sabe que vio allí. — murmuro Bobby.
— Si, para
empezar, ¿como entró ahí? ¿No se supone que debe tener tu cabello, tu ADN,
algo? — pregunto Sam, pues ellos mismos habían tenido que ingerir el cabello de
Bobby para entrar a su mente.
— Si… Antes de
que supiera que era él, me ofreció una cerveza… Y la bebí… Fue algo muy
estúpido. — comento Bobby.
— Oh, no lo creo…
No es tan estúpido. — murmuro Deán, pues el mismo había caído en la misma
trampa. Todos se giraron a verlo y notaron su nerviosismo, lo que Deán siempre
significa COMETI
UN ERROR.
— Deán, no lo
hiciste — dijo Sam, conocía perfecto a su hermano y sabia que había hablado por
una razón.
— Tenía sed. —
dijo Deán en su defensa.
— Excelente,
ahora puede atacar a cualquiera. — dijo Sam alucinado, ahora estaban en
problemas mas grandes y todo gracias a la glotonería de su hermano mayor.
— Solo tenemos
que hallarlo primero. — volvió a decir Deán en su defensa.
— Pues debe ser
rápido, y con cafeína… Porque lo que no podemos hacer es dormirnos. — les dijo
Bobby a todos.
Dos días más tarde.
Los hermanos
Winchester se habían divido las calles del pueblo para tratar de encontrar al
asesino de los sueños, pero no habrían logrado nada, el tipo se estaba
ocultando muy bien de ellos. Por lo que ni Bobby, ni Deán habían podido llegar
a dormir.
— Ese Jeremy no
es un maldito fantasma… ¿En dónde demonios podría estar? — exploto finalmente Deán
esa noche, se estaba cayendo de sueño y la cafeína simplemente estaba sacando
lo peor de él, estaba histérico y enojado.
— Deán, ¿No
quieres que conduzca?... te ves un poco... cafeinado. — murmuro Sam, estaba
preocupado por la salud de Deán, pues el no dormir era algo que podría provocarle un problema de
salud mas tarde. Y si seguía conduciendo de esa forma tan bestial, iba a lograr
que él y Jeff también salieran heridos.
— ¡Gracias por la
noticia, Einstein! — Grito Deán enfadado, tomo su teléfono y llamo rápido a
Bobby.— ¡Dime que tienes algo! — le grito apenas respondió.
— ¿El club de
striptease no sirvió? —pregunto Bobby, pero estaba mucho mas impresionado de
que las mujeres de se sitio no hubieran puesto de buen humor a Deán. — Era la última pista que teníamos. — agrego.
— ¡Que rayos,
Bobby! — grito Deán desesperado, a cada minuto que pasaba sentía como su
cerebro se partía en pedazos mas y mas.
— No me grites, muchacho…
yo estoy trabajando aquí. — dijo Bobby, el tampoco estaba durmiendo pero años
de experiencia tomando café, lo habían ayudado a manejar toda la adrenalina.
— Lo siento. Yo
lo siento… Sólo estoy... estoy... cansado — dijo Deán.
— Bueno, ¿y
quien no? — pregunto Bobby con ironía.
— ¿Y que tiene
Bela? — pregunto Deán, no se lo podía creer pero su ultima esperanza era la
mujer que mas odiaba en el mundo.
— ¿Que tienes
Bela? — pregunto Bobby. Y se giro para ver a la mujer, quien llevaba horas
trabajando con él en la misma habitación.
— Lo siento… A veces
los espíritus están de humor… Y a veces no. — comento Bela, pues el asunto de
la Ouija no le estaba funcionando en esa ocasión.
— No tiene nada.
— dijo Bobby a Deán por el teléfono.
— ¡Fantástico! ¡Voy
a ir a volarme los sesos ahora! — grito Deán enojado y colgó la llamada para
pegarle al volante. Bobby suspiro hondo pues si no lo mataba ese tal Jeremy, lo
mataría el carácter de enfado de Deán.
— Te hare una
pregunta… ¿Porque estas ayudándonos? — pregunto Bobby a Bela y ella dejo de
hacer cosas con las velas para girar a verlo.
— Bobby, me
sorprende que no lo recuerdes… ¿Flagstaff? — le insinuó Bela.
— Oh… claro…
Flagstaff. — murmuro Bobby confundido, la verdad es que no recordaba de que le
estaba hablando ella, pero lo iba a recordar tarde o temprano.
Los hermanos Winchester
continuaron por la carretera un rato más, hasta que Deán repentinamente desvió
el auto hacia el bosque y se estaciono a mitad de la nada.
— Ya basta,
estoy arto. — aseguro Deán y dejo caer su cabeza hacia atrás del asiento.
— ¿Qué haces? —
pregunto Sam en pánico.
— Tomare una
merecida siesta. — aseguro Deán.
— ¿Qué? Deán,
Jeremy puede ir tras de ti. — le recordó Sam
— Esa es la
idea. — murmuro Deán, acurrucando su cuerpo un poco mejor en su propio asiento
del impala.
— ¿Disculpa? —
pregunto Sam en pánico, cada vez que pensaba su hermano no podría llegar a un
nivel de estupidez mas alto, se daba cuenta de que estaba equivocado y si
podía.
— Vamos Sam, si
no lo encontramos… que el venga a mí. — explico Deán.
— En su territorio...
¿dónde básicamente el es dios? — pregunto Jeff sorprendido, era un mal plan el
de su hermano y solamente iba a conseguir que lo mataran, como en esas
películas de Freddy Krueger.
— Puedo
manejarlo. — aseguro Deán.
— No, solo no. —
murmuro Sam, se giro y le arcando un poco de cabello a su hermano mayor.
— ¡Ow!... ¿Que haces?
— se quejo Deán, sobándose la cabeza pues el jalón de cabello realmente le
había dolido.
— Voy a ir contigo.
— dijo Sam y saco el frasco de raíz del sueño de la guantera.
— Yo también voy
— dijo Jeff, metiendo su cabeza entre sus dos hermanos.
— No, no iras…
ninguno de los dos va a ir. — aseguro Deán molesto de que pisotearan su plan
inicial para tener otro.
— ¿Porque no?...
Así seriamos tres contra uno. — aseguro Sam
— Si, seremos
como Spiderman y sus sorprendes amigos… además, me he visto todas las películas
de Freddy, y segundo la de… Dream Warrios, nunca debes dejar solo a un tipo a
manos de un loco de los sueños. — dijo Jeff.
— Pero no los
quiero hurgando en mi mente. — se quejo Deán, realmente no quería exponerlos a
que vieran alguna cosa mala de sus pensamientos y que eso después fuera a
significar algún disgusto entre ellos.
— Lastima — dijo
Sam con ironía, vertió el cabello con la raíz y bebió, después le dio el frasco
a Jeff para que hiciera lo mismo.
Los hermanos se
quedaron profundamente dormidos dentro del impala, hasta que una brisa fría
despertó a Sam
— Deán… Jeff — grito
Sam para despertarlos y funciono, pues ambos abrieron los ojos rápidamente.
— Por el amor de
dios… ¿Por qué seguimos aquí? — pregunto Deán, pues en el sueño de Bobby se
habían transportado a otro escenario diferente y el estaba seguro de que jamás
soñaría con un bosque tan aburrido como ese.
— No tengo ni
idea — murmuro Sam
— Afuera hay
alguien. — murmuro Jeff que había escuchado unos pasos, así que bajaron del impala
y se adentraron mas y mas por el bosque.
Hasta que empezó a sonar una canción y Lisa, la ex novia de Deán apareció en
medio de un resplandor de Luz.
— Hola… ¿quieres
sentarte?... Ven… Tenemos una hora antes de ir por Ben al beisbol — decía Lisa,
quien se mantenía sentada sobre un mantel de cuadritos amarillos, sobre un
pasto verde que realmente no cuadraba con lo oscuro del bosque.
— Jamás había
tenido este sueño antes. — aseguro Deán, no quería aceptar que soñaba con una
vida normal también, una vida que no incluía a sus hermanos, solo a Lisa y Ben.
— No me mires así. — murmuro Deán, pues
podía sentir la mirada de Sam sobre su nuca.
— Lo siento. —
murmuro Sam confundido por lo que estaba mirando.
— Deán… Te amo.
— dijo Lisa y desapareció en medio de un humo amarillo extraño.
— ¿A dónde fue? —
se pregunto Deán.
— Deán— murmuro
Sam, tras ver que Jeremy corría entre los arboles. Ellos salieron corriendo
tras el, pero el bosque era bastante confuso y luego se transformo en un
pasillo enorme con tapices de arboles, donde únicamente estaba Deán. Ya que Sam
y Jeff seguían viendo el bosque, y seguían corriendo en él.
Deán empezó a
caminar por el pasillo en busca de sus hermanos, pero luego dentro de una
habitación, una especie de oficina, con un hombre de espaldas, jugando a
prender y apagar una lámpara.
— ¿Jeremy? — pregunto
Deán y avanzo lentamente hacia él, pero el hombre se puso de pie y giro para
dejarse ver, era el mismo.
— Hola Deán—
dijo el otro.
— Eres un sujeto
hermoso— exclamo el verdadero Deán lleno de ironía.
— Tenemos que
hablar. — aseguro el otro.
— Lo entiendo.
Lo entiendo… Soy mi propia pesadilla… ¿Es eso? ¿Eh?... Como en esa escena de
Superman III… ¿Tengo un mano a mano conmigo mismo? — sugirió el verdadero Deán
con una sonrisa fanfarrona.
— Sigue haciendo
bromas… Pero no puedes mentirme, yo sé la verdad… Sé lo muerto que estas por
dentro... lo inútil que te sientes, sé que te ves en un espejo y odias lo que
ves. — aseguro el otro.
— Lo siento, amigo…
No va a funcionar… No eres real. — dijo Deán con mucha seguridad, había
aprendido gracias a la experiencia de Bobby que podía tomar el control de su
mente cuando quisiera.
— Si lo soy, yo
soy tú.— aseguro el otro.
— No lo creo…
Porque ésta es mi siesta, no la tuya… Solo tengo que tronar mis dedos y tú te
vas. — aseguro Deán y trono los dedos pero no paso nada, volvió a hacerlo pero
igualmente el otro sujeto estaba frente a él todavía.
— No me voy a ir…
Y tu tampoco. — aseguro el otro y la puerta detrás de ellos se cerro
bruscamente. — Como ya dije... tenemos que hablar. — aseguro el Deán malo y su
tono de voz llego a estremecer un poco al verdadero Deán.
Mientras tanto, Sam
y Jeff volvieron a despertar en el impala, pensando que ya habían salido del
sueño de su hermano.
— Quédate
quieto. — dijo Sam a Jeff y se giro para ver que Deán estaba dormido a su lado
todavía. — Deán… Oye... Despierta. — le
dijo Sam y le pego en el hombro, per el que se giro para verlo fue Jeremy,
golpeándolo en el estomago con un bate, y haciéndolo caer fuera del impala.
— ¡Sam! — grito
Jeff al instante e iba a bajarse del impala pero los seguros estaban puestos y
no se quitaban, estaba totalmente atrapado dentro del auto.
— Te quedas
castigado niñito. — murmuro Jeremy, y se bajo del impala para dirigiré a Sam
quien estaba tirado en el pasto todavía.
— Tú no sabes cuando tienes que irte y no volver ¿verdad? — le pregunto
a Sam y le pego con el bate en las piernas.
— Eres un
psicópata. — dijo Sam entre dientes.
— No, no lo soy.
— aseguro Jeremy.
— ¿A, no?... Díselo
al Doctor Gregg. — dijo Sam, arrastrándose por el suelo para tratar de
levantarse.
— ¿El doctor?...
No, no, el fue quien me inicio en esto… y luego quiso quitármelo, pero lo
necesito y no me dejaba tenerlo. — explico el joven.
— Así que lo
mataste. — aseguro Sam
— Volví a soñar,
¿sabes lo que es eso? ¿El no poder soñar, amigo?... Jamás descansas realmente,
es como estar despierto 15 años – explico Jeremy.
— ¿y no me
digas? Eso te vuelve loco— dijo Sam, por la mirada del chico se daba cuenta de
que estaba completamente desquiciado y ya no habría ninguna salvación para él,
pues era malvado y un asesino-
— Quiero que me
dejen solo… que me dejen soñar.— pidió Jeremy.
— Lo siento… No puedo
hacerlo. — murmuro Sam
— ¿Eso quieres?
— pregunto Jeremy molesto, y entonces el
cuerpo de Sam se abrió en cruz y al girarse a ver que pasaba, noto que estaba
clavado por estacas al pasto. Como un Cordero apunto de ser degollado en el
matadero.
— Sigo mejorando
más y más... me hago mas fuerte cada vez, pero tu y tu hermanos… no van a
despertar, no esta vez… no voy a dejarlos. — aseguro Jeremy y dejo caer el bate
sobe las piernas de Sam otra vez.
Mientras tanto,
Deán seguía enfrentándose a su propio ser oscuro en aquella oficina oscura,
seguía tratando de entender lo que estaba pasando pero no podía
— Te vas a ir al infierno… Y no mueves ni un dedo para
evitarlo. Eso si es baja auto-estima…. Aun que es una vida que no vale la pena
salvar, ¿o si? — pregunto el otro ser, mostrando un desprecio absoluto contra
el verdadero Deán.
— Vamos, Deán.
Vamos... Despierta. — se decía Deán a si mismo, tratando de volver a tomar el
control de su sueño
— Después de
todo no tienes nada aparte de Sam, eres nada… eres tan estúpido y obediente
como un perro de ataque. — aseguro el otro.
— Eso no es
cierto. — dijo Deán entre risas, pero lo cierto es que ese pensamiento pesaba
sobre el todos los días, era lo que el se consideraba realmente.
— ¿No? ¿Cuáles
son las cosas quieres? ¿Las cosas que anhelas más?... Esta tu auto... Era de tu
papá… Tu chaqueta de piel favorita... de papá… Tu música... de papá… ¿Has
tenido alguna idea original? — se burlo el otro tipo, y Deán no dijo nada
porque se sentía dolido por estar escuchando las verdades que no quería
aceptar. — No… No, todo lo que haces es "Vigila Sammy." "Tienes
que cuidar a tus hermanos."… Aún puedes oír la voz de tu padre en tu
cabeza ¿verdad?, clara como una campana. — aseguro el malo.
— Ya, cierra la
boca. — dijo Deán entre dientes, una
cosa era que su ser mismo lo criticara pero otra era meterse con la memoria de
John, con sus recuerdos.
— Solo piénsalo…
lo único que hizo fue entrenarte, y manejarte, pero a Sam… a Sam lo idolatro, y
a Jeff… a Jeff lo amo, incluso siendo un monstruo. — dijo el Deán maligno.
— Te lo
advierto, me estoy enojando. — dijo el verdadero Deán, apretando sus puños con
fuerza, sus hermanos eran sus debilidades y eran cosas sagradas, con las que
nunca dejaría que alguien se metiera, ni siquiera el mismo.
— Tu Papá sabía quien
eras... un soldado, nada más… Eras el instrumento de papi, a tu padre no le
importaba si vivías o morías, ¿porque a ti si? — le reto el otro y el verdadero
Deán termino por explorar.
— ¡Hijo de perra!
—grito el verdadero Deán y empujo al otro tan fuerte que rompió el muro de detrás, luego
se le acerco y lo volvió a derribar de una patada, para después tomarlo de la
camisa y darle de puñetazos, mientras le gritaba: — ¡Mi padre era un maldito
obsesionado!... Toda esa basura que me
echó encima sobre proteger a Sam... ¡Era su basura! ¡Él fue quien no pudo proteger
a su familia! ¡Él fue quien dejó morir a mamá! ¡Él no estuvo ahí para Sam! ¡Yo
siempre estuve! ¡No fue justo!... ¡Yo no merecía la carga que me puso!... ¡Y no
me merezco ir al infierno! — termino por gritar Deán y finalmente encontró un
arma en el suelo y le disparo a su propio ser un par de veces en el pecho.
Deán se
arrepintió al instante de haberse matado a él mismo, pues había hecho un acto
realmente negativo contra su persona, se agacho para ver al otro sujeto y este
se despertó nuevamente, pero con los ojos negros como un demonio.
— No escaparas de mí, Deán… Vas a morir… Y esto... en esto te
convertirás. — le aseguro el demonio y Deán se quedo helado, ahora tenia su
propio miedo delante suyo, el miedo mas grande que alguien podría llegar a
tener, el convertiré en algo maligno.
Mientras tanto
en el bosque, Jeremy seguía pegándole a Sam con el bate por todas partes de su
cuerpo, Sam estaba sometido por las ataduras y no podía hacer nada mas que
gritar por ayuda.
— No puedes
detenerme. — aseguro Jeremy.
— El no, pero yo
si… maldito. — se escucho decir a Jeff y Jeremy se giro para comprobar que el
chico se había salido del auto.
— ¿Cómo te
saliste? — exigió saber Jeremy.
— Estamos en un
sueño idiota, nada aquí es real… podemos ser todo lo que queramos, o lo que
alguna vez fuimos. — le explico Jeff y como en los viejos tiempos dio una
vuelta de carro y lo pateo tan fuerte en el estomago que lo lanzo lejos, contra
los arboles.
— ¿Cómo hiciste
eso? — pregunto Sam impresionado por lo que acababa de ver y mientras su
hermanito le rompía las ataduras del suelo.
— Es un sueño
Sam… podemos ser como… los guerreros de los sueños, solo tienes que
concentrarte. — le explico Jeff.
— Y yo puedo
hacer todo lo que quiera aquí, mocoso idiota. — dijo Jeremy, llevo por detrás y
le pego a Jeff con el bate en el hombre, derribándolo.
— ¿Por la raíz
del sueño? — pregunto Sam, poniéndose poco a poco de pie.
— Así es.
— ¿Si? Pues estás
olvidando algo. — aseguro Sam
— ¿Qué cosa? —
pregunto el joven intrigado.
— Yo también
tome eso. — dijo Sam, y siguió el consejo de Jeff, así que se concentro en una
idea con suficiente fuerza para hacerla verdad.
— ¿¡Jeremy!? ¡Jeremy!
— se escucho gritar a una voz, una voz desconocida para los hermanos pro que
hizo estremecer al muchacho.
— No… No… ¿Papá?
— pregunto Jeremy, y se giro a ver hacia los arbustos, donde un hombre con un
cinturón en la mano, apareció.
— ¡Contéstame,
cuando te estoy hablando, niño! —dijo el hombre, y Jeremy se distrajo tanto que
Sam aprovecho para tomar el bate y golpearlo en la cabeza hasta matarlo, tanto
en el sueño como en la realidad. Lo que finalmente termino el sueño y los
chicos despertaron nuevamente en el impala, pero esta vez en la realidad.
A la mañana
siguiente Deán pudo dormir profundamente, así que Bobby, Jeff y Sam
aprovecharon para irse a desayunar solos por un rato y luego regresaron al
motel.
— Parece que
Jeff se divirtió mucho en ese sueño… ¿Y
me dijo que hiciste tu propia magia de sueños, halla? — pregunto Bobby a Sam
— Sí, yo solo me
concentre... Y pasó, ¿Entiendes? — dijo
Sam
— No tuvo
nada que ver con... tu... ¿tu cosa
psíquica? — pregunto Bobby, preocupado porque ese caso pudiera haber despertado
nuevamente la cosa demoniaca que Sam ya había parecido superar.
— No… Bueno, yo…
Creo que no — murmuro Sam, pues estaba seguro de que había derrotado a Jeremy
por el consejo de Jeff, por su concentración.
— Bien… Bien. —
murmuro Bobby aliviado, y entraron a la habitación, donde Deán estaba
terminando de recoger sus cosas.
— ¿Han visto a
Bela?... no esta en su cuarto, y no contesta el teléfono— aseguro Deán, pues ya
había hecho de todo para tratar de contactarla para agradecerle lo que hizo por
el, pero no la había encontrado.
— Seguramente ya
se fue. — dijo Sam
— ¿Así nada mas?...
Eso es raro— aseguro Deán, pues Bela jamás abría perdido oportunidad de
restregarles su ayuda en la cara.
— Si me
preguntan que es raro, es la razón por la que nos ayudo. — murmuro Bobby, y
todos se giraron a verlo intrigados.
— Dijo que le
salvaste la vida. — dijo Deán
— ¿De qué
demonios estás hablando? — pregunto Bobby sin entender.
— De "Flagstaff"—
le dijo Deán, Bobby rodo los ojos porque finalmente recordaba que había pasado
en ese lugar con la ladrona.
— Lo de
Flagstaff fue un amuleto… Le di un buen precio, y eso fue todo. — les explico
Bobby, y Sam y Deán se miraron intrigados.
— Entonces
porque hizo… — empezó a decir Sam
— Deben
revisarse los bolsillos— agrego Bobby, y los dos muchachos metieron las manos
en las bolsas de sus pantalones. — No literalmente
— agrego Bobby, entonces una idea paso la cabeza de Deán, una horrible idea.
— No, no, no, no,
no, no— empezó a decir Deán y corrió a abrir la caja fuerte del motel, la cual
estaba vacía por completo.
— La Colt… Bela se
robó la Colt. — dijo Sam indignado y maldiciéndose por haber confiado en la
peor persona del mundo entero.
— ¡Maldita sea! —
grito Bobby también enojado.
— Empaquen sus
cosas — ordeno Deán
— ¿Porqué? ¿A
dónde vamos? — pregunto Sam
— Vamos tras esa
maldita. — aseguro Deán y salió hecho una furia del apartamento, necesitaba
tomar aire o terminaría matando a alguien y eso mismo haría cuando tuviera a
esa maldita ladrona en sus manos.
Paso un rato
para que Deán se calmara y se pudieran ir en el impala, pero antes de dejar el
pueblo para siempre, pasaron a cargar gasolina.
— Oye Sam… Dime…
Estando en mi cabeza, ¿qué fue lo que viste? — pregunto Deán, su persona mala
había hablado muy mal de Sam y no le gustaría que su hermano supiera tales
cosas, jamás.
— Sólo a Jeremy…
Él me mantuvo separado de ti... era mas sencillo atacarme así, yo creo… ¿Y tu
que? No nos has dicho. — cuestiono Sam
— Nada… te
busque el tiempo— mintió Deán, sintiendo alivio porque Sam no supiera nada malo
y se metieron al auto, a esperar únicamente a Jeff que aun no salía de la
tienda de comida. Lo que cayo como bendición para Deán, pues solo así se podría
animar para decir lo que estaba sintiendo realmente.
— Sam… He estado
pensando…Y... bueno, el asunto es... que no quiero morir… No quiero ir al
infierno. — finalmente dijo Deán, hablando con su corazón en la mano y siendo
sincero completamente.
— Entiendo, si… Encontraremos
la forma de salvarte— dijo Sam, aliviado de que su hermano al fin mostrara
interés en su muerte.
— Ojala. — murmuro
Deán, pues en su mente únicamente podía ver a su ser maligno, diciendo esas
temibles palabras:
No puedes escapar de mi Deán… Vas
a morir… y esto… en esto te convertiras.
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