domingo, 29 de septiembre de 2013

SPN 3.10 Sueña un poquito conmingo

Sueña un poquito conmigo
Descripción
Cuando Bobby cae en coma, los hermanos Winchester se apresuran por llegar a su lado. Inconsciente, Bobby lucha internamente con sus demonios personales y la razón por la cual se convirtió en cazador es revelada. Los hermanos descubren que Bobby fue envenenado con una poción que le quitará la vida, a menos que logre despertarse pronto. Y cuando deciden tomar ellos mismos la peligrosa pócima, para intentar salvar a Bobby desde el mundo de los sueños, se enfrentan a sus peores pesadillas.


Bobby caminaba por el interior de su casa, estaba oscuro y el parcia estar huyendo de algo en concreto, pero no sabia de que, simplemente podía sentirlo. Bobby entro a la cocina y una mujer gritando, salto sobre él. Un flashazo ocurrió en la mente de Bobby, pues el únicamente estaba soñando con el ataque, pero no por ello era común. Pues una de las camareras del motel se metió a su cuarto para dejar toallas y lo encontró dormido. 

— Oh, disculpe — y se dispuso a salir de nuevo, pero como Bobby no le dijo nada, se le acerco a verlo.  

— ¿Señor?... Despierte… ¡Despierte! ¿Me escucha?... ¡Señor, despierte! ¡Ayuda! ¡Necesito ayuda! — empezó a gritar la mujer, zarandeando a Bobby quien no abría los ojos de todas formas.

Los hermanos Winchester estaban en un bar lejos de ahí, Deán se había pasado los últimos dos días jugando en la laptop con Jeff y enseñándole cosas de la cacería, como donde esconderse en caso de que se separaran, como crearse nombres falsos y ese tipo de cosas.

Sam, por su parte solo se la pasaba bebiendo en el bar, pero esa noche se había pasado y no llego a dormir al motel, así que Deán lo fue a buscar en la mañana.

— Aquí estás… ¿Qué haces? — le pregunto Sam, quien estaba sentado solo en la barra del bar y con muy mala cara.

— Tomando un trago. — murmuro Sam

— Son las dos de la tarde… ¿Bebes whiskey? — pregunto Deán impresionado tras ver lo que el cantinero le estaba sirviendo a su hermano.

— Bebo whiskey todo el tiempo. — mintió Sam

— No es cierto — aseguro Deán, lo había visto beber un montón de veces y sabia que su hermano simplemente bebía cervezas y cosas ligeras, pero jamás algo con mucho alcohol.

— ¿Cuál es el problema?... Tú bebes en los bares… conquistas chicas todo el tiempo, ¿por qué yo no puedo? — se quejo Sam, ahora era evidente que estaba ebrio.

— Hay pocas chicas por aquí— dijo Deán en su defensa y mirando feo al montón de tipos que jugaban billar en el sitio. — ¿Qué te sucede? — le pregunto finalmente.

— Lo intenté, Deán — murmuro Sam molesto.

— ¿Qué cosa? — pregunto Deán intrigado.

— Salvarte. — murmuro Sam con pesar y Deán se sentó a su lado, ahí delante tenia otro nuevo problema causado por su trato con el diablo.

— Me da un whiskey... Doble, solo. — ordeno Deán al cantinero.

— Hablo en serio, Deán. — murmuro Sam, se sentía tan miserable desde que supo que los demonios eran humanos convertidos y que a Deán le iba a pasar exactamente lo mismo si caía en el foso.

— No, estás ebrio— aseguro Deán.

— A donde vas a ir... en lo que vas a convertir... No puedo evitarlo, y empiezo a creer que tampoco Ruby puede evitarlo… pero la realidad es que nadie puede salvarte. — dijo Sam

— Es lo que te he dicho. — le dijo Deán, jamás iba a perder oportunidad para hacerle ver que el tenia la razón, era una costumbre.

— No me refiero a eso, me refiero a que nadie puede salvarte porque no quieres ser salvado… ¿Cómo es que no te importa tu persona? ¿Qué pasa contigo? — le reprocho Sam, pues el era del tipo de persona que cuando se ponía ebrio, decía la verdad de sus pensamientos y siempre dejaba callado a Deán.

Por suerte en ese momento, el celular de Deán empezó a sonar y corto el momento de sinceridad. — ¿Hola?... Sí, soy Snyderson… ¿Qué? ¿Dónde? — pregunto Deán al teléfono, pues le acababan de informar que Bobby estaba en el hospital.

Sin mas que pensar, los hermanos salieron por carretera toda la noche y llegaron al hospital con Bobby para al amanecer.

— Entonces ¿cuál es el diagnóstico? — pregunto Sam apenas llegara el Doctor hasta la habitación del viejo cazador.

— Ya le hicimos todas las pruebas necesarias, esta perfectamente sano. — aseguro el Doctor.

— Pero esta comatoso. — se quejo Deán, no podía creer que le dijeran que Bobby estaba sano, pero se encontrara inconsciente. .

— Sr. Snyderson, usted es su contacto de emergencias. ¿Algo que debamos saber? ¿Alguna enfermedad? — pregunto el Doctor, sus años de experiencia le decía que incluso el problema mas pequeño en la historia de una persona, podía ser la causa de un problema clínico grave.

— No, jamás se enferma… ni siquiera le dan resfriados. — aseguro Deán, pues toda su vida había conocido a Bobby.

— ¿Hay alguna cosa que se pueda hacer, Doctor? — pregunto Sam preocupado, ya había perdido al hombre mas importante en su vida, su padre y no quería perder al segundo en de la lista, al tío Bobby.

— Escuchen… lo siento, pero no sabemos que lo esta causándolo, así que no sabemos como tratarlo… El solo...se fue a dormir y no despertó. — les explico el Doctor, y toda la experiencia pasada le indico a los Winchester que no debían perder el tiempo llorando, tenían que entrar en acción ya.

Así que los hermanos fueron al Motel donde su viejo amigo estuvo hospedado, consiguieron la llave de la habitación y se metieron.

— ¿Qué estaba haciendo Bobby en Pittsburg?— pregunto Sam

— No se, quizá tomando unas vacaciones aburridas— sugirió Deán, pues ese pueblito era un lugar bastante sencillo, un lugar de esos en los que nunca pasa nada y ese cuarto tan simple de motel, era prueba de ello.

— Debió estar haciendo un trabajo ¿no? — pregunto Jeff, el no conocía a Bobby de la misma manera que sus hermanos, pero también le tenia cariño y admiración como cazador.

— Pues debería de haber… una señal o algo, ¿no creen?… investigación, recortes de noticias… una caja de pizza o latas de cerveza. — decía Deán mientras los tres buscaban en cada rincón, pero no había ni señal de que Bobby viviera ahí, no había basura, sus cajones estaban vacios, todo muy normal.

— ¿Que tal esto? — dijo Sam al abrir el armario de ropa y ver unos papeles en el suelo, Deán se acerco y recorrió toda la ropa de Bobby, dejando ver un mural de investigación periodística en el fondo.

— El buen Bobby, siempre cubriendo sus huellas— exclamo Deán con orgullo.

— ¿Esto tiene algún sentido para ti? — pregunto Sam y Deán arranco un recorte del periódico de la pared, que decía: "Silene Capensis"

— Por supuesto no significa nada para mí. — murmuro Deán, pues esos nombres tan extraños no eran los suyo, jamás los podría recordar.

— Un obituario. — dijo Sam y quito otro recorte de la pared. — Dr. Walter Gregg, 64 años, era  Neurólogo Universitario. — leyó desde el recorte.

— ¿De qué murió? — pregunto Deán, esa era la mayor pista de un caso que se podía tener.

— Um, en realidad no lo saben... Dicen que simplemente se fue a dormir y no despertó. — conto Sam, todos se miraron intrigados pues era exactamente lo mismo que le paso a Bobby.

— ¿Les suena familiar? — pregunto Deán

— Muy bien, um... entonces, digamos que Bobby estaba investigando la muerte del doctor. Ya sabes, cazando algo... — empezó a decir Sam

— Y eso lo cazo a él. — agrego Deán.  — Está bien, ustedes dos quédense aquí… vean si puedes descubrir algo. — les ordeno.

— ¿Y tu que harás? — le pregunto Jeff, le hartaba cuando le daban ordenes como si fuera un cadete o algo por el estilo.

— Voy a investigar al Doctor también. — aseguro Deán y se fue a cambiar a su propio motel, para después ir a la oficina de trabajo del Doctor

— Usted era asistente del Dr. Gregg? — le pregunto a la mujer que le permitió el acceso al consultorio en primer lugar.

— Así es — murmuro ella y se volvió a sentar en su silla giratoria.

— Su muerte debió ser… un golpe para usted— insinuó Deán

— Sí, así fue… pero así, estando dormido en paz… es lo que uno desea ¿no? — sugirió la mujer, y Deán se mordió el labio un poco pues ella no tenia idea de cuanta razón tenia en sus palabras, el mismo deseaba ese tipo de muerte.

— Sí, así es… ¿El Dr. Gregg estudiaba los desordenes del sueño? ¿Los sueños? — pregunto Deán, pues camino a la oficina estuvo leyendo el expediente que Bobby construyo, pero sin Sam para explicárselo, no le entendió mucho.

— No lo entiendo… Ya hable de esto con el otro detective. — murmuro la mujer.

— ¿Ya habló con otro detective? — cuestiono Deán interesado.

— Sí, un hombre agradable con barba. —dijo la mujer y por la descripción Deán supo que le estaba hablando del mismísimo Bobby.

— Me gustaría escucharlo otra vez, si no le importa. —  le pidió Deán.

— Es que estoy un poco ocupada, ¿Podría ser más tarde? — dijo la mujer, y su tono le indico a Deán que lo estaba evadiendo, que tenia nervios y eso solamente podía significar que tenia mas información de la que decía.

— Claro, si… la voy a llevar a la estación esta tarde y grabare su testimonio, será más oficial. — comento Deán, la estrategia de VOY HA HACERLE PERDER EL TIEMPO, siempre funcionaba con testigos problemáticos.

— Oiga… no sabía nada de los  experimentos del doctor Gregg… No hasta que vacié archivos— dijo la mujer, y eso era realmente interesante.

— Sus experimentos... ¿los que estaba  realizando sobre el sueño? — sugirió Deán, algo le decía que el tema problema de Bobby tenia que ver con esa investigación.

— Nadie lo sabía… Ni la universidad, ni nadie… Ya hable con mi abogado, y me dijo que no soy responsable de nada. — aseguro la mujer.

— Tal vez no, pero eso fue antes de que salieran nuevas evidencias. — ahora Deán estaba cambiando su táctica por la de COMPLICIDAD.

— ¿Nuevas evidencias? — pregunto la mujer en pánico y Deán asintió. — ¿Qué evidencias?

— No estoy en libertad de decirlo. — mintió Deán.

— Ah, estoy recién graduada… trabajo para pagar la colegiatura — se quejo la mujer.

— Tal vez, pero aún así, esto... puede quedar en su expediente, a menos que me de una copia de su investigación… de todo. — le presiono Deán, cuando el estaba solo en un interrogatorio se permitía sacar sus mejores trucos, ser mas persuasivo para conseguir lo que quería y en esa ocasión no fue la excepción, pues la mujer le entrego la copia de toda la investigación, todo por evitar una posible incriminación.

Así que Deán pasó toda parte de su tarde tratando de leer la investigación del doctor, pero como no entendía la mayoría de los términos que manejaba en ella, decidió pasar al siguiente paso, una lista de pacientes bastante rara y de donde únicamente pudo obtener un nombre y una dirección, sin perder mas tiempo fue de visita.

— Oiga, yo no se que le habrán dicho pero... solo cultivo helechos— aseguro un chico apenas abrirle la puerta de su casa, la cual olía a marihuana por todas partes.

— Tranquilo, no vine por eso. — le dijo Deán sonriente, comprendía que los chicos eran chicos.

— ¿A, no?... digo, gracias a Dios… ¿entonces? — le pregunto el sujeto.

— Quiero hablar sobre el estudio del Dr. Gregg — comento Deán y el muchacho lo dejo pasar finalmente, el apartamento era bastante desordenado pero no lo suficiente para el gusto de Deán.

— Sí, se que el Dr. Gregg acaba de morir. — dijo el muchacho.

— ¿A usted lo estaba estudiando? — pregunto Deán, tenia que estar seguro de hacer las preguntas correctas y de no perder su tiempo.

— Sí… no esta usted de servicio ¿o si? — pregunto el joven, ofreciéndole una cerveza recién sacada de su refrigerador.

— Ah… are una excepción. — murmuro Deán y le acepto la cerveza, la destapo y se bebió casi la mitad de un solo sorbo. Realmente estaba sediento.

— El Dr. Greg estaba probando tratamientos para el síndrome Charcot-Wilbrand… ¿Qué significa? — pregunto Deán, pues a falta de Sam tenia que obtener sus propias respuestas sobre el estudio.

— Hum yo, uh, no puedo soñar… Tuve un accidente cuando era niño, y me golpeé la cabeza… Y no he soñado desde entonces… Hasta el estudio... creo. — explico el muchacho, pero realmente no se veía muy convencido de lo que decía.

— ¿Qué le dio el doctor? — le pregunto.

— Era un té amarillo… Olía horrible... Sabía peor— dijo el joven, haciendo una mueca de asco pues podía sentir aquella fatalidad de sabor en su boca todavía.

— ¿Qué hacia ese té? — volvió a preguntar.

— Me desmayo y tuve un sueño vivido, súper intenso… como esos viejos ácidos ¿Sabe? — pregunto.

— Si, claro — murmuro Deán sonriente y recordando esa pequeña experiencia con los ácidos durante su ultimo año en el instituto. — Es decir, no. — corrigió inmediatamente pues no se vería muy correcto que un detective incitara ese tipo de cosas, así que se puso serio de nuevo.

— Y fue todo, después de eso abandone el estudio, no me gusto… la verdad incluso… me asustaba. — comento el joven, Deán le pregunto un par de tonterías mas para no verse obvio y se fue de regreso al hospital, para contarle todo a Sam y darle un descanso. Ahora el se quedo para cuidar a Bobby.

— Lo siento. — murmuro Jeff tras un rato de mirar a su hermano mayor sin quitar la vista de Bobby.

— ¿Porque? — pregunto Deán sin entender.

— Por Bobby… se lo feo que se siente cuando alguien como él se enferma… pero va a estar bien, Bobby es fuerte… es el mejor cazador de la tercera que queda. — dijo Jeff y Deán no pudo evitar reírse por el comentario.

— Jejeje ¿de la tercera edad? … no lo había pensado así y que Bobby no te escuche decirlo jamás, o te juro que te matara. — le aseguro Deán, Jeff asintió y se puso a leer nuevamente su libro de Latín. Entonces Sam regreso.

— ¿Como está? — pregunto Sam

— Sin cambios… ¿Qué tienes? — le pregunto Deán, sabia que Sam no había ido a casa para descansar, se había puesto a investigar sobre el caso y todo porque los dos querían mucho a Bobby.

— Considerando lo que me dijiste del doctor y los experimentos… La pared de Bobby ya tiene más sentido. — aseguro Sam

— ¿Cómo? — pregunto Deán intrigado.

— Esta planta, silene capensis… También conocida como raíz del sueño africana, ha sido utilizada por chamanes durante siglos — leyó Sam desde sus archivos y Deán pudo reconocer ese extraño nombre de la pared de Bobby.

— ¿No me digas?, se la toman, se ponen hasta atrás y empiezan a reírse. — sugirió Deán.

— No creo… Si creemos en la leyenda, es para soñar despierto, ósea… entrar en los sueños de otras personas, y perturbar su mente. — explico Sam

— ¿Y creemos en las leyenda? — pregunto Deán.

— ¿Cuándo no? — murmuro Jeff, ya por experiencia sabia que la mayoría de las leyendas eran ciertas en los casos mas descabellados, como el de Bobby.

— Pero eso sólo es la punta del iceberg. — agrego Sam

— ¿Qué mas hay? — pregunto Deán.

— Esta raíz del sueño es una droga  muy seria… Si tomas suficiente,  con suficiente práctica… Te puedes convertir en un Freddy Kruger— explico Sam

— ¿Freddy Kruger? ¿Así de maldito? — pregunto Jeff impresionado, la historia de Freddy era de sus favoritas  y de las pocas que realmente le daban miedo.

— Si, la leyenda dice que… puedes controlar todo… Puedes convertir las pesadillas en buenos sueños… Y convertir los buenos sueños en pesadillas. — le dijo Sam

— ¿Y matar personas en sus sueños? — pregunto Jeff impresionado.

— Eso parece… así que digamos que ese Doctor estaba probando esa cosa en sus pacientes y se metía con ellos. — agrego Sam
— Alguien se molesto con el, y decide visitarlo en su sueño y… Buenas noches…—agrego Deán

— ¿Pero que paso con Bobby?... Si el asesino fue tras él… ¿cómo es que sigue vivo? — pregunto Jeff.

— No lo se. — murmuraba Deán, y giraron a ver a Bobby, quien se veía tan pacíficamente dormido, pero en su cabeza, era todo lo contario. Bobby soñaba con estar encerrado en un armario, con la mujer gritando fura y tratando de entrar con todas sus fuerzas.

— ¡Ayúdenme! ¡Que alguien me ayude! ¡Ayúdenme! — gritaba Bobby desesperado, estaba perdido en su mente y no lo sabia, sentía que todo aquello era real.

La enfermera llego al cuarto para checar a Bobby, así que los hermanos salieron de la habitación y caminaron por pasillos.

— ¿Y como hayamos al soñador homicida? — pregunto Deán.

— Puede ser cualquiera. — dijo Sam

— ¿Si? — pregunto Deán fastidiado, esa respuesta no le gustaba y Sam parecía estar encantado con decirlo a cada rato.

— Si

— Cualquiera que conociera al Doctor y tuviera acceso a los champiñones. — sugirió Deán

— Tal vez alguno de sus sujetos de estudio, ya saben… como en la película del hombre invisible, el sujeto que se vuelve loco — sugirió Jeff

— Es posible, pero el estudio es muy desordenado… No sabemos cuantos sujetos tenía ni quiénes eran. — aseguro Deán y sus hermanos se quejaron a todo volumen. — ¿Qué? — les pregunto.

— En otra situación, estaríamos llamando a Bobby… y pidiéndole ayuda ahora — comento Sam, esa era otra de las razones por las que Bobby era indispensable para el equipo, el siempre era el plan B, una esperanza.

—  Tienes razón, hay que hacerlo — murmuro Deán.

— ¿Qué? — pregunto Sam sin entender,

— Vamos a hablar con él. — respondió Deán,

— Sí, aun que podría ser una conversación de un solo lado. — dijo Sam lleno de ironía.

— No si tomamos raíz del sueño. — dijo Deán.

— ¿Qué? — preguntaron Sam y Jeff al unisonó, no podían creer lo que estaban escuchando de su hermano.

— Ya me oyeron — exclamo Deán.

— ¿Quieres meterte en la cabeza de Bobby? — pregunto Sam incrédulo.

— Sí, ¿por qué no?... es para ayudarlo. — se excuso Deán.

— No tenemos ni idea de lo que hay ahí dentro. — aseguro Sam, el si que sabia que la mente era algo de lo mas extraño en el mundo.

— ¿Qué tan malo puede ser? — pregunto Deán entusiasta

— Malo. — aseguro Sam, no por nada pero todos los cazadores tienen algún gran dolor y malos recuerdos en su interior, especialmente uno tan vivido como Bobby.

— Oye es Bobby. — le recordó Deán, el estaba dispuesto a hacer lo que fuera para salvar a un buen amigo.

— Tienes razón… pero hay un problema, no tenemos raíz del sueño, y si no conoces a alguien que la consiga…— empezó a decir Sam

— Maldición. — murmuro Deán.

— ¿Que? — pregunto Sam, su hermano se había puesto pálido y enojado al mismo tiempo, lo que era mucho que decir.

— Bela. — dijo Deán en apenas un susurro.

— ¿Bela?... Maldición… ¿Estas sugiriendo que le pidamos un favor? — pregunto Sam sorprendido, sin duda el no iba a llamar a la mujer que le disparo y hablarle como si fueran buenos amigos, a el no le agradaba.               

—Me siento sucio solo de pensarlo, pero si. — aseguro Deán y finalmente se regresaron al motel.

Sam se quedo solo en el cuarto para investigar expedientes en internet, y luego de unas horas en ello. Tocaron a la puerta, así que se levanto todo perezoso para abrir.

— Hola Sam — dijo Bela y apenas le abrió la puerta se metió como si estuviera en su propia casa.

— Bela, la verdad es que no creí que vendrías. — dijo Sam y ella se giro a verlo.

— Estoy llena de sorpresas… pero la verdad, ¿sabes por qué estoy aquí? — le pregunto interesada, y realmente había algo muy raro en su tono de voz en ese momento y ni que decir de su mirada.

— Si— murmuro Sam confundido.

— Vine por ti. — murmuro Bela y dejo caer su abrigo café al suelo, quedando únicamente vestida en un babydoll negro muy sensual.

— Uh, ¿que estas haciendo? — pregunto Sam intimidado, no le agrada ella como persona pero era hermosa y muy sensual.

— No dejo de pensar en ti. — murmuro Bela y empezó a acariciarlo por todas partes.

— ¿Que? — pregunto Sam sin entenderé y finalmente se besaron. — ¿Estas segura? — volvió a preguntar Sam y cayeron sobre la cama, para seguir besándose y acariciándose pasionalmente por todas partes.

— Sam… Sam… Sam. Oh. — Gemia Bela, dejando sucumbir su cuerpo ante los apasionados besos de Sam en lugares que ni siquiera ella conocía.  Sam estaba realmente feliz, disfrutando cada segundo de esa experiencia, hasta que…

— ¡Sam, despierta! — se escucho gritar a Deán y Sam despertó, dándose cuenta de que solo había sido un sueño erótico con la ladrona. Así que alzo su cara de la mesa de la cocina y se limpio la baba de la boca.

— Si que fue raro… hacías unos ruidos felices… ¿Con quién soñabas? — pregunto Deán interesado, en todos los años de compartir cuarto con ese chico, solo había visto que pasara eso unas dos veces.

— ¿Qué?... Nadie… Con nada. — dijo Sam rápidamente, esas cosas eran privadas.

— Vamos, puedes decirme… ¿Angelina Jolie? — insistió Deán.

— No. — murmuro Sam

— ¿Brad Pitt? — Continuo Dean.

— ¡No! — grito Sam indignado.  — No… Eso no importa. — aseguro, para cambiar de tema.

— Esta bien… Llame a Bela. — dijo Deán y escuchar el solo nombre, provoco que Sam se estremeciera completamente por dentro.

— ¿Bela? ¿Si? ¿Y ella qué... qué dijo? ¿Si...va a...ayudarnos? — pregunto Sam titubeando.

— Ella dijo que no, así que… seguimos sin nada, trato de descifrar las notas del Doctor, pero por desgracia tiene peor letra que tu— se burlo Deán.  — ¿Quieres ayudarme? — sugirió, Sam iba a levantarse para ir con él pero se dio cuenta de algo.

— Si, si, solo dame un segundo. — murmuro Sam al sentir que su pene estaba erecto e incluso había tenido una polución, pues sus pantalones estaban mojadas. Así que se giro para el otro lado para ocultar lo que tenia y empezaron a tocar a la puerta y Deán fue abrir.

— Bela, en vivo y en persona. — exclamo Deán apenas abrirle

— Tú me llamaste, ¿recuerdas? — pregunto Bela y se metió sin permiso a la habitación.

— Y recuerdo que me rechazaste— dijo Deán.

— Bueno, estoy llena de sorpresas. — dijo ella y se giro a ver a Sam,  lo que le recordó bastante a su sueño y lo puso nervioso.

— Hola, Bela… ¿Qué tal? — pregunto Sam en apenas un murmullo, tratando de ocultarse pues su cuerpo se estaba poniendo mas tenso ante su presencia.
— Les traje sus raíces del sueño— dijo ella y le dio un frasco a Deán. — Cosa fea, y difícil de conseguir. — agrego

— ¿Por qué cambiaste de opinión? — pregunto Deán extrañado.

— ¿Qué? ¿No puedo hacerles un favor de vez en cuando? — pregunto  y se quito el abrigo, evocando los recuerdos de Sam sobre su sueño ora vez, solo que ahora si estaba vestida.

— No, no puedes... así que dime, ¿que es lo que estas esperando a cambio? — exigió saber Deán, el jamás iba a confiar en esa mujer.

— Dijiste que era para Bobby Singer, ¿no?... pues lo hago por el, no por ti. — aseguro Bela.

— ¿Por Bobby? ¿Porque? — pregunto Deán extrañado, hasta donde sabia el cazador la odiaba tanto como ellos.

— Porque me salvó la vida una vez, en Flagstaff—conto Bela y todos la miraron extrañados por completo. — Me equivoque y él me salvó, ¿si? ¿Satisfechos? — pregunto molesta por admitir sus errores del pasado ante ellos.

— Tal vez. — murmuro Deán, aun había algo que no le daba buena espina.

— ¿Y cuando haremos ese tour misterioso y mágico? — pregunto Bela emocionada.

— Oh, tú no iras a ningún sitio… si no te confiaría ni mi auto, menos la mente de Bobby. — dijo Deán y abrió la caja fuerte del motel un segundo para meter la raíz, junto la Colt. — Sin ofender. — murmuro.

— No es ofensa— murmuro Bela con una expresión indescifrable  y finalmente Deán cerró la caja fuerte. — Son las 2 de la madrugada… ¿Qué es lo que debo hacer? — pregunto ella.

— Consigue un cuarto… Oh, tienen dedos mágicos, y "Casa Erótica" en pago por evento… Te encantará. — dijo Deán lleno de ironía, Bela tomo sus cosas y salió indignada de la habitación.

— Ah fue… un gusto verte... Bela. — tartamudeo Sam y finalmente se puso de pie con cara de enamorado total.

Deán preparo el Te de inmediato y lo sirvió en dos tazas, para llevarlo a la cama con Sam y se sentó en la propia.  — ¿Bajamos  la luz?… ¿Y ponemos "el mago de oz" y "el lado oscuro de la luna"? — pregunto.

— ¿Porqué? — pregunto Sam sin entender.

— ¿Qué hacías tu en la universidad? — pregunto Deán con ironía, esas canciones eran las clásicas para drogarse y pasar un buen rato en los dormitorios.

— Bueno, Jeff ya conoces el plan… tu nos vigilas, si notas algo raro… nos despiertas, como sea pero lo haces. — le explico Deán al pobre niño, que acababan de despertar de su sueño profundo por su ayuda.

— Yo quería ir también. — se quejo Jeff.

— Si pero el menor siempre tiene que vigilar, son las reglas… anda, no te quejes, que perdemos tiempo — dijo Deán.

— Si ya, ok, ok…  ya duérmanse, o lo que sea. — dijo Jeff, no quiso seguir peleando porque en realidad si que quería ayudar a Bobby.

— Espera… espera, no hay que olvidar esto. — dijo Sam y saco un sobre amarillo de la bolsa de su camisa. — Ten. — y le saco unos cabellos del sobre y se los dio a Deán.

— ¿Qué demonios es esto? — pregunto Deán con asco.

— El cabello de Bobby. — dijo Sam

— ¿Beberemos el cabello de Bobby? — pregunto Deán asqueado, no porque fuera de Bobby, si no porque era cabello.

— Así es como controlas a que sueño entras, tienes que… tomar algo de… algo de su cuerpo. —explico Sam, igualmente asqueado.

— Bueno, el cabello es mejor que otras partes del cuerpo. — murmuro Jeff con una risita, ahora si que estaba feliz de no ir a ese viaje, pues se había ahorrado por completo el mal sabor de boca.

—  Hasta el fondo. — exclamo Deán, chocaron las tazas y bebieron rápido, haciendo muecas por lo horrible que sabia.

— ¿Sientes algo? — pregunto Sam de inmediato.

— No… ¿Tú sientes algo? — pregunto Sam

— No... Tal vez no era buena raíz. — murmuro Deán, y se empezaron a escuchar unos truenos y sonidos extraños de fuera.

— Oye ¿Cuándo empezó a llover? — pregunto Sam y se giraron a ver hacia la ventana, Deán se levanto y camino hacia ella para abrir las cortinas y ver la lluvia, pero no era una lluvia normal en absoluto.

— ¿Cuándo  empezado a llover al revés? — pregunto Deán y cuando se giro para ver a Sam, noto que ya no estaban en el motel, estaban en otro lugar, y Jeff ya no estaba tampoco. Lo que indicaba que ya estaban soñando.

— No sé qué es más extraño, el que estemos en la mente de Bobby… O que él esté soñando con mejores casas y jardines. — dijo lleno de ironía, pues el nuevo sitio en el que estaban, era muy bonito y acogedor.

— Deán, espera un segundo… Imagina el lugar sin tapices, más sucio, polvoso, libros por todas partes. — empezó a decir Sam, pues si mirabas bien aquella casa, te dabas cuenta de que no era nada desconocida.

— Es la casa de Bobby. — murmuro Deán tras imaginársela como Sam le dijo.

— Si… ¿Bobby? ¿Bobby? — empezó a gritar Sam, el sabia por los libros que cuando una persona soñaba con su propia casa, significaba que estaba atrapada o en peligro. — Deán… Voy a ir fuera. — dijo Sam desesperado.

— No, no, no te alejes. — le ordeno Deán.

— Estaré bien… tu busca aquí… Tenemos que encontrarlo. — dijo Sam

— No hagas nada estúpido. — le pidió Deán.

Sam abrió la puerta y descubrió que afuera ya no estaba lloviendo, había un hermoso sol iluminando un hermoso prado, la casa era azul y brillaba esplendorosa- Entonces se cerro la puerta detrás de el.

— ¡Deán! ¡Deán! — gritaba Sam, tocando la puerta y las ventanas pero nadie le abrió, así que bajo las escaleras para irse a explorar.

Jeff estaba leyendo un libro y mirando de reojo que sus hermanos estuvieran bien, entonces llamaron a la puerta un par de veces, Jeff se levanto de su cama con la pistola de Deán en las manos, miró por la rendija y se dio un tope con la puerta.

— Lo que me faltaba. — Murmuró cansado y abrió la puerta un poco, lo suficiente para sacar la cabeza. —  ¿Tú qué quieres?, son las cuatro de la mañana. — Dijo Jeff a Bela, que permanecía afuera de la habitación bebiéndose un café.

— Lo sé, por eso me sorprende que tú abrieras... La última vez que revise, los niños se iban a la cama a las nueve. — Se burló ella y Jeff la miro furioso.

—  Ja-ja, muero de risa por dentro, de verdad. — Dijo Jeff lleno de ironía. — Enserio Gatubela, ¿qué quieres aquí? — Volvió a preguntar.

— Quería saber si mi raíz funciono para su viaje de éxtasis. — Dijo Bela.

— Ummm, si funciono.

— ¿Entonces ya se metieron a la mente de Bobby? — Pregunto entusiasmada.

 —Pero que metiche eres... Mira... Bela... No te puedo decir nada, porque los niños buenos no hablan con desconocidos. — Dijo Jeff, regresándole sus constantes burlas sobre su edad.

 —  Así que, gracias por pasarte a saludar... Pero ya existen los teléfonos... Buenas noches. —  Y Jeff trato de cerrarle la puerta en la cara, pero Bela metió su mano y no lo dejó.

— Oh por favor, no seas amargado Jeff... Mira se que tú y yo no nos conocemos muy bien. —Empezó a decir ella.

— Claro, es que yo tengo mejores cosas en que perder mi tiempo. —  Dijo Jeff lleno de ironía y desprecio.

— Lo sé, como con este niño, ¿Grant Blackwell, se llama?— Pregunto Bela y Jeff se quedó helado tras escuchar el nombre de su amigo, casi amante. — ¿No creíste que lo olvidaría, verdad?
— Nop, no todos los días llega una chismosa para hacerle de hada madrina... ¿pero adivina que Bela?... No pasó y no pasara jamás nada entre yo y él. — Aseguró Jeff y Bela le dio una risita.

— Eres bueno mintiendo Jeff, y eso te va a funcionar con todo el mundo, excepto conmigo... Porque yo invente las mentiras... Pero no te preocupes un chico gay en la familia Winchester, será maravilloso... A Deán le va a fascinar llevarte por unos vestidos. — Se burlo Bela.

— Cállate perra, yo no soy gay. — Aseguró Jeff aunque por dentro estaba que moría del miedo ante la idea de que sus hermanos supieran lo de Grant. 

— Hay no te preocupes Jeff, ese será nuestro secretito de chicas. — Se burlo nuevamente Bela. — Así que ten. — Dándole una bolsa de papel. — Tomate un café... No querrás estar ojerosa por la mañana, porque eso no atrae a los chicos. — Se burlo Bela y finalmente se fue.

 Jeff estuvo muy tentado a partirle la cara como a Debbie pero no lo hizo porque estaba de niñera, así que sin más se tomo el maldito café que le regaló ella para relajarse. 

Mientras tanto dentro del sueño, Deán emprendió la búsqueda de Bobby en el interior de su casa, pero el lugar dentro del sueño era enorme. Y por mas vueltas que daba no encontraba nada.

— ¿Bobby? ¿Bobby? — empezó a gritar Deán en cada rincón.

— ¿Quién anda ahí? — se escucho preguntar a la voz de Bobby, y Deán la siguió hasta llegar al armario mas oculto dentro de la casa.

— Bobby, ¿estás ahí? — pregunto Deán desde fuera.

— ¿Deán? — pregunto Bobby con la voz temblorosa.

— Sí, soy yo… Ábreme— pidió Deán y Bobby salió rápido del armario — Hola. — dijo Deán aliviado por volver a verle, pero Bobby no le hizo caso, estaba muy pálido.

— ¿Cómo diablos me encontraste? — exigió saber Bobby, mirando nervioso hacia todas partes del pasillo

— Sam y yo conseguimos un poco de raíz del sueño. — murmuro Deán.

— ¿Consiguieron qué? — pregunto Bobby sin entender.

— ¿Los experimentos, del Doctor Gregg? — le insinuó Deán, pensando que era normal que el buen Bobby estuviera desorientado sobre lo que había pasado.

— ¿De que rayos estas hablando? — pregunto Bobby, ahora si que estaba claro que no entendía nada. Y en eso una luz del techo empezó a parpadear. — Rápido. — murmuro Bobby, y trato de correr pero Deán no lo dejo.

— Oye, oye ¿qué sucede? — pregunto Deán sin entender, y preocupado por el estado tan pálido en el que se encontraba su amigo.

— Ella viene. — murmuro Bobby en pánico.

— ¿Sabes que esto es un sueño, no? — pregunto Deán.

— ¿Estás loco? — pregunto Bobby alucinado, y esa fue la confirmación de que no sabia lo que estaba pasando en absoluto.

— Es un sueño, Bobby… Nada de esto es real. — le explico Deán.

— ¿Eso te parece falso? — pregunto Bobby, señalo hacia enfrente y Deán se giro para ver a una mujer ensangrentada caminando hacia ellos, iban a correr pero una nueva puerta apareció en su camino para bloquearles el paso.

—Bobby, ¿quien es ella? — pregunto Deán, como sabia que era un sueño, no tenia miedo por lo que pudiera pasarle.

— Ella es... es mi esposa. — murmuro Bobby, Deán lo miro incrédulo un momento pues jamás le había contado que se había casado y mucho menos que ella estaba muerta.

— ¿Porque Bobby? ¿Por qué me hiciste esto? — preguntaba la mujer, caminando lentamente hacia ellos.

— Preferiría matarme al lastimarte. — aseguro Bobby.

— Pero me lastimaste… Hundiste un cuchillo en mí... una y otra vez… Me viste sangrar... me viste morir. — decía la mujer.

— Bobby, esto no es real. — le dijo Deán tras ver que no reaccionaba, que estaba congelado por el miedo mismo.

— ¿Cómo pudiste? — volvió a preguntar la mujer.

— Estabas poseída mi amor… Estabas rabiosa, y yo no sabía lo que sé ahora… No sabía cómo salvarte. — dijo Bobby al borde de las lagrimas, no había día alguno en el que no se lamentara por lo que había hecho.

— Mientes, me querías matar… ¡Si me amabas, habrías hallado un modo! — grito la mujer.

— Lo siento. — murmuro Bobby con lagrimas.

— Vamos. — dijo Deán, abrió rápido la puerta y metió a Bobby consigo mismo dentro, la mujer corrió pero no los alcanzo, y empezó a gritar y golpear la puerta otra vez.

Mientras tanto, Sam caminaba fuera de la casa en busca de Bobby,  cuando le dieron un batazo duro en el rostro y lo derribaron.

— ¿Quien eres? — pregunto Sam con dificultad y cubriendo con su mano el rayo de sol que le impedía ver bien a su atacante.

— ¿Tu quien eres?... No perteneces aquí. — dijo el otro sujeto, que resultaba ser exactamente el mismo que Deán interrogo esa mañana-

— ¿Y tu si?… Estás en la mente de un amigo — dijo Sam
— Pues elige mejor a tus amigos… solo me estoy defendiendo, el vino a buscarme... Para lastimarme. — explico el joven.

— Tal vez porque eres… un asesino. — dijo Sam entre dientes.

— Deberías ser más amable conmigo… Aquí, tú eres un insecto… Y yo soy un Dios. — aseguro el muchacho y Sam lo miro con incredulidad, realmente estaba loco de poder, era un monstruo.

Mientras tanto dentro de la casa, Deán y Bobby continuaron enfrentándose con la mujer muerta del cazador, quien no dejaba de golpear la puerta y gritar, era muy desesperante. Como si quisiera volverlos locos de remate.

— Ya te dije, todo esto, tu casa, tu esposa... es una pesadilla. — le recordó Deán.

— La asesine — seguía diciendo Bobby, de alguna manera tenia la cabeza perdida, estaba perturbado.

— Bobby… Es un sueño y puedes despertar… Puedes hacer lo que sea. — aseguro Deán.

— Déjame en paz, ya deja que me mate— dijo Bobby, y trato de salir del armario donde estaban, pero Deán se le interpuso.

— Mírame, mírame… Tienes que salir de esto ahora… ¡Tienes que despertar de esto ahora!... No vas a morir… No te dejare morir… No te dejare morir… Eres como un padre para mí… Tienes que creerme. ¡Por favor! — le grito Deán, y sus palabras se metieron en lo mas profundo de la mente de Bobby, haciéndolo reaccionar.

—  ¿Estoy soñando? — pregunto Bobby confundido.

— ¡Sí! ¡Ahora, toma el control! — grito Deán, Bobby concentro y la mujer dejo de gritar y cuando abrieron la puerta, ella ya no estaba. Justo como Bobby había querido.

— No es posible. — murmuro Bobby.

— Pues créelo…Y ahora por favor despierta — le exigió Deán, así que Bobby tuvo que volverse a concentrar en ello, sin saber lo que estaba pasan fuera con Sammy.

— Que sueñes bonito. — le dijo el chico misterioso a Sam e iba a golpearlo de nuevo con el bate, pero por suerte Bobby despertó y con el, los muchachos también.

Sam y Deán saltaron de sus camas, regresar a la realidad era mucho mas difícil y confuso de lo que habían llegado a pensar, y entonces vieron a Jeff, completamente dormido en una silla, se había quedado dormido durante la vigilancia y ellos lo entendían.

A penas el sol salió, los hermanos corrieron al hospital para asegurarse de que Bobby estuviera bien, y así era. Así que Sam no perdió tiempo y fue en busca de un mano a mano con el tipo que trato de matarlo en el sueño. Dejando que sus hermanaos se quedaran leyendo el expediente de investigación con Bobby.

— Oye Bobby... todo eso... todo eso con tu esposa, ¿En realidad paso? — pregunto Deán tras un buen rato de lectura aburrida.
— Todos salimos a cazar por algo — murmuro Bobby, hablar del tema era muy doloroso y por eso, jamás se lo había contado a los hermanos.

— Lo siento. — murmuro Deán arrepentido por haber preguntando en principio.

— No lo sientas… Si no fuera por ti, seguiría perdido ahí... o muerto… Gracias. — murmuro Bobby, estaba realmente agradecido y entonces llego Sam

— ¿Qué creen? El muchacho drogadicto no estaba en su dormitorio… yo creo que ya se escapo. — comento Sam molesto, ese tipo le debía una paliza por haberlo golpeado en el sueño.

— Él no es drogadicto. — aseguro Bobby.

— ¿No? — pregunto Deán con ironía pues la otra mañana que estuvo en su casa, pudo detectar el olor de la marihuana por doquier.

— No... Se llama Jeremy Frost…Es un genio, tiene un I.Q. de 160… lo cual dice algo, considerando que su papá le dio un batazo en la cabeza… Este es el padre del año. — Dijo Bobby,  y le dio la foto del expediente a Sam — Murió cuando Jeremy tenía 9 años. — agrego finalmente.

— Si era toda dulzura. — murmuro Sam, viendo la cara de maldito del padre muerto.

— La lesión le dio Charcot-Wilbrand… No ha soñado desde entonces — comentó Bobby.

— Hasta que empezó a tomar la droga… ¿Cómo supo como sacar tu peor pesadilla y usarla en tu contra? — pregunto Deán, pues por mas que le daba vueltas a la situación, no encontraba una explicación lógica.

— El estaba metido en mi cráneo… Solo Dios sabe que vio allí. — murmuro Bobby.

— Si, para empezar, ¿como entró ahí? ¿No se supone que debe tener tu cabello, tu ADN, algo? — pregunto Sam, pues ellos mismos habían tenido que ingerir el cabello de Bobby para entrar a su mente.

— Si… Antes de que supiera que era él, me ofreció una cerveza… Y la bebí… Fue algo muy estúpido. — comento Bobby.

— Oh, no lo creo… No es tan estúpido. — murmuro Deán, pues el mismo había caído en la misma trampa. Todos se giraron a verlo y notaron su nerviosismo, lo que Deán siempre significa COMETI UN ERROR.

— Deán, no lo hiciste — dijo Sam, conocía perfecto a su hermano y sabia que había hablado por una razón.

— Tenía sed. — dijo Deán en su defensa.

— Excelente, ahora puede atacar a cualquiera. — dijo Sam alucinado, ahora estaban en problemas mas grandes y todo gracias a la glotonería de su hermano mayor.

— Solo tenemos que hallarlo primero. — volvió a decir Deán en su defensa.
— Pues debe ser rápido, y con cafeína… Porque lo que no podemos hacer es dormirnos. — les dijo Bobby a todos.

Dos días más tarde.
Los hermanos Winchester se habían divido las calles del pueblo para tratar de encontrar al asesino de los sueños, pero no habrían logrado nada, el tipo se estaba ocultando muy bien de ellos. Por lo que ni Bobby, ni Deán habían podido llegar a dormir.

— Ese Jeremy no es un maldito fantasma… ¿En dónde demonios podría estar? — exploto finalmente Deán esa noche, se estaba cayendo de sueño y la cafeína simplemente estaba sacando lo peor de él, estaba histérico y enojado.

— Deán, ¿No quieres que conduzca?... te ves un poco... cafeinado. — murmuro Sam, estaba preocupado por la salud de Deán, pues el no dormir era  algo que podría provocarle un problema de salud mas tarde. Y si seguía conduciendo de esa forma tan bestial, iba a lograr que él y Jeff también salieran heridos.

— ¡Gracias por la noticia, Einstein! — Grito Deán enfadado, tomo su teléfono y llamo rápido a Bobby.— ¡Dime que tienes algo! — le grito apenas respondió.

— ¿El club de striptease no sirvió? —pregunto Bobby, pero estaba mucho mas impresionado de que las mujeres de se sitio no hubieran puesto de buen humor a Deán.  — Era la última pista que teníamos. — agrego.

— ¡Que rayos, Bobby! — grito Deán desesperado, a cada minuto que pasaba sentía como su cerebro se partía en pedazos mas y mas.

— No me grites, muchacho… yo estoy trabajando aquí. — dijo Bobby, el tampoco estaba durmiendo pero años de experiencia tomando café, lo habían ayudado a manejar toda la adrenalina.

— Lo siento. Yo lo siento… Sólo estoy... estoy... cansado — dijo Deán.

— Bueno, ¿y quien no? — pregunto Bobby con ironía.

— ¿Y que tiene Bela? — pregunto Deán, no se lo podía creer pero su ultima esperanza era la mujer que mas odiaba en el mundo.

— ¿Que tienes Bela? — pregunto Bobby. Y se giro para ver a la mujer, quien llevaba horas trabajando con él en la misma habitación.

— Lo siento… A veces los espíritus están de humor… Y a veces no. — comento Bela, pues el asunto de la Ouija no le estaba funcionando en esa ocasión.

— No tiene nada. — dijo Bobby a Deán por el teléfono.

— ¡Fantástico! ¡Voy a ir a volarme los sesos ahora! — grito Deán enojado y colgó la llamada para pegarle al volante. Bobby suspiro hondo pues si no lo mataba ese tal Jeremy, lo mataría el carácter de enfado de Deán.

— Te hare una pregunta… ¿Porque estas ayudándonos? — pregunto Bobby a Bela y ella dejo de hacer cosas con las velas para girar a verlo.
— Bobby, me sorprende que no lo recuerdes… ¿Flagstaff? — le insinuó Bela.

— Oh… claro… Flagstaff. — murmuro Bobby confundido, la verdad es que no recordaba de que le estaba hablando ella, pero lo iba a recordar tarde o temprano.

Los hermanos Winchester continuaron por la carretera un rato más, hasta que Deán repentinamente desvió el auto hacia el bosque y se estaciono a mitad de la nada.

— Ya basta, estoy arto. — aseguro Deán y dejo caer su cabeza hacia atrás del asiento.

— ¿Qué haces? — pregunto Sam en pánico.

— Tomare una merecida siesta. — aseguro Deán.

— ¿Qué? Deán, Jeremy puede ir tras de ti. — le recordó Sam

— Esa es la idea. — murmuro Deán, acurrucando su cuerpo un poco mejor en su propio asiento del impala.

— ¿Disculpa? — pregunto Sam en pánico, cada vez que pensaba su hermano no podría llegar a un nivel de estupidez mas alto, se daba cuenta de que estaba equivocado y si podía.

— Vamos Sam, si no lo encontramos… que el venga a mí. — explico Deán.

— En su territorio... ¿dónde básicamente el es dios? — pregunto Jeff sorprendido, era un mal plan el de su hermano y solamente iba a conseguir que lo mataran, como en esas películas de Freddy Krueger.

— Puedo manejarlo. — aseguro Deán.

— No, solo no. — murmuro Sam, se giro y le arcando un poco de cabello a su hermano mayor.

— ¡Ow!... ¿Que haces? — se quejo Deán, sobándose la cabeza pues el jalón de cabello realmente le había dolido.

— Voy a ir contigo. — dijo Sam y saco el frasco de raíz del sueño de la guantera.

— Yo también voy — dijo Jeff, metiendo su cabeza entre sus dos hermanos.

— No, no iras… ninguno de los dos va a ir. — aseguro Deán molesto de que pisotearan su plan inicial para tener otro.

— ¿Porque no?... Así seriamos tres contra uno. — aseguro Sam

— Si, seremos como Spiderman y sus sorprendes amigos… además, me he visto todas las películas de Freddy, y segundo la de… Dream Warrios, nunca debes dejar solo a un tipo a manos de un loco de los sueños. — dijo Jeff.

— Pero no los quiero hurgando en mi mente. — se quejo Deán, realmente no quería exponerlos a que vieran alguna cosa mala de sus pensamientos y que eso después fuera a significar algún disgusto entre ellos.

— Lastima — dijo Sam con ironía, vertió el cabello con la raíz y bebió, después le dio el frasco a Jeff para que hiciera lo mismo.

Los hermanos se quedaron profundamente dormidos dentro del impala, hasta que una brisa fría despertó a Sam

— Deán… Jeff — grito Sam para despertarlos y funciono, pues ambos abrieron los ojos rápidamente.

— Por el amor de dios… ¿Por qué seguimos aquí? — pregunto Deán, pues en el sueño de Bobby se habían transportado a otro escenario diferente y el estaba seguro de que jamás soñaría con un bosque tan aburrido como ese.

— No tengo ni idea — murmuro Sam

— Afuera hay alguien. — murmuro Jeff que había escuchado unos pasos, así que bajaron del impala y se adentraron mas  y mas por el bosque. Hasta que empezó a sonar una canción y Lisa, la ex novia de Deán apareció en medio de un resplandor de Luz.

— Hola… ¿quieres sentarte?... Ven… Tenemos una hora antes de ir por Ben al beisbol — decía Lisa, quien se mantenía sentada sobre un mantel de cuadritos amarillos, sobre un pasto verde que realmente no cuadraba con lo oscuro del bosque.

— Jamás había tenido este sueño antes. — aseguro Deán, no quería aceptar que soñaba con una vida normal también, una vida que no incluía a sus hermanos, solo a Lisa y Ben. — No me mires  así. — murmuro Deán, pues podía sentir la mirada de Sam sobre su nuca.

— Lo siento. — murmuro Sam confundido por lo que estaba mirando.

— Deán… Te amo. — dijo Lisa y desapareció en medio de un humo amarillo extraño.

— ¿A dónde fue? — se pregunto Deán.

— Deán— murmuro Sam, tras ver que Jeremy corría entre los arboles. Ellos salieron corriendo tras el, pero el bosque era bastante confuso y luego se transformo en un pasillo enorme con tapices de arboles, donde únicamente estaba Deán. Ya que Sam y Jeff seguían viendo el bosque, y seguían corriendo en él.

Deán empezó a caminar por el pasillo en busca de sus hermanos, pero luego dentro de una habitación, una especie de oficina, con un hombre de espaldas, jugando a prender y apagar una lámpara.

— ¿Jeremy? — pregunto Deán y avanzo lentamente hacia él, pero el hombre se puso de pie y giro para dejarse ver, era el mismo.

— Hola Deán— dijo el otro.

— Eres un sujeto hermoso— exclamo el verdadero Deán lleno de ironía.

— Tenemos que hablar. — aseguro el otro.

— Lo entiendo. Lo entiendo… Soy mi propia pesadilla… ¿Es eso? ¿Eh?... Como en esa escena de Superman III… ¿Tengo un mano a mano conmigo mismo? — sugirió el verdadero Deán con una sonrisa fanfarrona.

— Sigue haciendo bromas… Pero no puedes mentirme, yo sé la verdad… Sé lo muerto que estas por dentro... lo inútil que te sientes, sé que te ves en un espejo y odias lo que ves. — aseguro el otro.

— Lo siento, amigo… No va a funcionar… No eres real. — dijo Deán con mucha seguridad, había aprendido gracias a la experiencia de Bobby que podía tomar el control de su mente cuando quisiera.

— Si lo soy, yo soy tú.— aseguro el otro.

— No lo creo… Porque ésta es mi siesta, no la tuya… Solo tengo que tronar mis dedos y tú te vas. — aseguro Deán y trono los dedos pero no paso nada, volvió a hacerlo pero igualmente el otro sujeto estaba frente a él todavía.

— No me voy a ir… Y tu tampoco. — aseguro el otro y la puerta detrás de ellos se cerro bruscamente. — Como ya dije... tenemos que hablar. — aseguro el Deán malo y su tono de voz llego a estremecer un poco al verdadero Deán.

Mientras tanto, Sam y Jeff volvieron a despertar en el impala, pensando que ya habían salido del sueño de su hermano.

— Quédate quieto. — dijo Sam a Jeff y se giro para ver que Deán estaba dormido a su lado todavía.  — Deán… Oye... Despierta. — le dijo Sam y le pego en el hombro, per el que se giro para verlo fue Jeremy, golpeándolo en el estomago con un bate, y haciéndolo caer fuera del impala.

— ¡Sam! — grito Jeff al instante e iba a bajarse del impala pero los seguros estaban puestos y no se quitaban, estaba totalmente atrapado dentro del auto.

— Te quedas castigado niñito. — murmuro Jeremy, y se bajo del impala para dirigiré a Sam quien estaba tirado en el pasto todavía.  — Tú no sabes cuando tienes que irte y no volver ¿verdad? — le pregunto a Sam y le pego con el bate en las piernas.

— Eres un psicópata. — dijo Sam entre dientes.

— No, no lo soy. — aseguro Jeremy.

— ¿A, no?... Díselo al Doctor Gregg. — dijo Sam, arrastrándose por el suelo para tratar de levantarse.

— ¿El doctor?... No, no, el fue quien me inicio en esto… y luego quiso quitármelo, pero lo necesito y no me dejaba tenerlo. — explico el joven.

— Así que lo mataste. — aseguro Sam

— Volví a soñar, ¿sabes lo que es eso? ¿El no poder soñar, amigo?... Jamás descansas realmente, es como estar despierto 15 años – explico Jeremy.

— ¿y no me digas? Eso te vuelve loco— dijo Sam, por la mirada del chico se daba cuenta de que estaba completamente desquiciado y ya no habría ninguna salvación para él, pues era malvado y un asesino-

— Quiero que me dejen solo… que me dejen soñar.— pidió Jeremy.

— Lo siento… No puedo hacerlo. — murmuro Sam

— ¿Eso quieres? — pregunto Jeremy molesto,  y entonces el cuerpo de Sam se abrió en cruz y al girarse a ver que pasaba, noto que estaba clavado por estacas al pasto. Como un Cordero apunto de ser degollado en el matadero.

— Sigo mejorando más y más... me hago mas fuerte cada vez, pero tu y tu hermanos… no van a despertar, no esta vez… no voy a dejarlos. — aseguro Jeremy y dejo caer el bate sobe las piernas de Sam otra vez.

Mientras tanto, Deán seguía enfrentándose a su propio ser oscuro en aquella oficina oscura, seguía tratando de entender lo que estaba pasando pero no podía

— Te  vas a ir al infierno… Y no mueves ni un dedo para evitarlo. Eso si es baja auto-estima…. Aun que es una vida que no vale la pena salvar, ¿o si? — pregunto el otro ser, mostrando un desprecio absoluto contra el verdadero Deán.

— Vamos, Deán. Vamos... Despierta. — se decía Deán a si mismo, tratando de volver a tomar el control de su sueño

— Después de todo no tienes nada aparte de Sam, eres nada… eres tan estúpido y obediente como un perro de ataque. — aseguro el otro.

— Eso no es cierto. — dijo Deán entre risas, pero lo cierto es que ese pensamiento pesaba sobre el todos los días, era lo que el se consideraba realmente.

— ¿No? ¿Cuáles son las cosas quieres? ¿Las cosas que anhelas más?... Esta tu auto... Era de tu papá… Tu chaqueta de piel favorita... de papá… Tu música... de papá… ¿Has tenido alguna idea original? — se burlo el otro tipo, y Deán no dijo nada porque se sentía dolido por estar escuchando las verdades que no quería aceptar. — No… No, todo lo que haces es "Vigila Sammy." "Tienes que cuidar a tus hermanos."… Aún puedes oír la voz de tu padre en tu cabeza ¿verdad?, clara como una campana. — aseguro el malo.

— Ya, cierra la boca. — dijo Deán entre dientes,  una cosa era que su ser mismo lo criticara pero otra era meterse con la memoria de John, con sus recuerdos.

— Solo piénsalo… lo único que hizo fue entrenarte, y manejarte, pero a Sam… a Sam lo idolatro, y a Jeff… a Jeff lo amo, incluso siendo un monstruo. — dijo el Deán maligno.

— Te lo advierto, me estoy enojando. — dijo el verdadero Deán, apretando sus puños con fuerza, sus hermanos eran sus debilidades y eran cosas sagradas, con las que nunca dejaría que alguien se metiera, ni siquiera el mismo.

— Tu Papá sabía quien eras... un soldado, nada más… Eras el instrumento de papi, a tu padre no le importaba si vivías o morías, ¿porque a ti si? — le reto el otro y el verdadero Deán termino por explorar.
— ¡Hijo de perra! —grito el verdadero Deán y empujo al otro  tan fuerte que rompió el muro de detrás, luego se le acerco y lo volvió a derribar de una patada, para después tomarlo de la camisa y darle de puñetazos, mientras le gritaba: — ¡Mi padre era un maldito obsesionado!... Toda esa basura  que me echó encima sobre proteger a Sam... ¡Era su basura! ¡Él fue quien no pudo proteger a su familia! ¡Él fue quien dejó morir a mamá! ¡Él no estuvo ahí para Sam! ¡Yo siempre estuve! ¡No fue justo!... ¡Yo no merecía la carga que me puso!... ¡Y no me merezco ir al infierno! — termino por gritar Deán y finalmente encontró un arma en el suelo y le disparo a su propio ser un par de veces en el pecho.

Deán se arrepintió al instante de haberse matado a él mismo, pues había hecho un acto realmente negativo contra su persona, se agacho para ver al otro sujeto y este se despertó nuevamente, pero con los ojos negros como un demonio.

— No escaparas  de mí, Deán… Vas a morir… Y esto... en esto te convertirás. — le aseguro el demonio y Deán se quedo helado, ahora tenia su propio miedo delante suyo, el miedo mas grande que alguien podría llegar a tener, el convertiré en algo maligno.

Mientras tanto en el bosque, Jeremy seguía pegándole a Sam con el bate por todas partes de su cuerpo, Sam estaba sometido por las ataduras y no podía hacer nada mas que gritar por ayuda.

— No puedes detenerme. — aseguro Jeremy.

— El no, pero yo si… maldito. — se escucho decir a Jeff y Jeremy se giro para comprobar que el chico se había salido del auto.

— ¿Cómo te saliste? — exigió saber Jeremy.

— Estamos en un sueño idiota, nada aquí es real… podemos ser todo lo que queramos, o lo que alguna vez fuimos. — le explico Jeff y como en los viejos tiempos dio una vuelta de carro y lo pateo tan fuerte en el estomago que lo lanzo lejos, contra los arboles.

— ¿Cómo hiciste eso? — pregunto Sam impresionado por lo que acababa de ver y mientras su hermanito le rompía las ataduras del suelo.

— Es un sueño Sam… podemos ser como… los guerreros de los sueños, solo tienes que concentrarte. — le explico Jeff.

— Y yo puedo hacer todo lo que quiera aquí, mocoso idiota. — dijo Jeremy, llevo por detrás y le pego a Jeff con el bate en el hombre, derribándolo.

— ¿Por la raíz del sueño? — pregunto Sam, poniéndose poco a poco de pie.

— Así es.

— ¿Si? Pues estás olvidando algo. — aseguro Sam

— ¿Qué cosa? — pregunto el joven intrigado.

— Yo también tome eso. — dijo Sam, y siguió el consejo de Jeff, así que se concentro en una idea con suficiente fuerza para hacerla verdad.

— ¿¡Jeremy!? ¡Jeremy! — se escucho gritar a una voz, una voz desconocida para los hermanos pro que hizo estremecer al muchacho.

— No… No… ¿Papá? — pregunto Jeremy, y se giro a ver hacia los arbustos, donde un hombre con un cinturón en la mano, apareció.

— ¡Contéstame, cuando te estoy hablando, niño! —dijo el hombre, y Jeremy se distrajo tanto que Sam aprovecho para tomar el bate y golpearlo en la cabeza hasta matarlo, tanto en el sueño como en la realidad. Lo que finalmente termino el sueño y los chicos despertaron nuevamente en el impala, pero esta vez en la realidad.

A la mañana siguiente Deán pudo dormir profundamente, así que Bobby, Jeff y Sam aprovecharon para irse a desayunar solos por un rato y luego regresaron al motel.

— Parece que Jeff se divirtió mucho en ese sueño…  ¿Y me dijo que hiciste tu propia magia de sueños, halla? — pregunto Bobby a Sam

— Sí, yo solo me concentre... Y pasó,  ¿Entiendes? — dijo Sam

— No tuvo nada  que ver con... tu... ¿tu cosa psíquica? — pregunto Bobby, preocupado porque ese caso pudiera haber despertado nuevamente la cosa demoniaca que Sam ya había parecido superar.

— No… Bueno, yo… Creo que no — murmuro Sam, pues estaba seguro de que había derrotado a Jeremy por el consejo de Jeff, por su concentración.

— Bien… Bien. — murmuro Bobby aliviado, y entraron a la habitación, donde Deán estaba terminando de recoger sus cosas.

— ¿Han visto a Bela?... no esta en su cuarto, y no contesta el teléfono— aseguro Deán, pues ya había hecho de todo para tratar de contactarla para agradecerle lo que hizo por el, pero no la había encontrado.

— Seguramente ya se fue. — dijo Sam

— ¿Así nada mas?... Eso es raro— aseguro Deán, pues Bela jamás abría perdido oportunidad de restregarles su ayuda en la cara.

— Si me preguntan que es raro, es la razón por la que nos ayudo. — murmuro Bobby, y todos se giraron a verlo intrigados.

— Dijo que le salvaste la vida. — dijo Deán

— ¿De qué demonios estás hablando? — pregunto Bobby sin entender.

— De "Flagstaff"— le dijo Deán, Bobby rodo los ojos porque finalmente recordaba que había pasado en ese lugar con la ladrona.

— Lo de Flagstaff fue un amuleto… Le di un buen precio, y eso fue todo. — les explico Bobby, y Sam y Deán se miraron intrigados.

— Entonces porque hizo… — empezó a decir Sam

— Deben revisarse los bolsillos— agrego Bobby, y los dos muchachos metieron las manos en las bolsas de sus pantalones.  — No literalmente — agrego Bobby, entonces una idea paso la cabeza de Deán, una horrible idea.

— No, no, no, no, no, no— empezó a decir Deán y corrió a abrir la caja fuerte del motel, la cual estaba vacía por completo.

— La Colt… Bela se robó la Colt. — dijo Sam indignado y maldiciéndose por haber confiado en la peor persona del mundo entero.

— ¡Maldita sea! — grito Bobby también enojado.

— Empaquen sus cosas — ordeno Deán

— ¿Porqué? ¿A dónde vamos? — pregunto Sam

— Vamos tras esa maldita. — aseguro Deán y salió hecho una furia del apartamento, necesitaba tomar aire o terminaría matando a alguien y eso mismo haría cuando tuviera a esa maldita ladrona en sus manos.

Paso un rato para que Deán se calmara y se pudieran ir en el impala, pero antes de dejar el pueblo para siempre, pasaron a cargar gasolina.

— Oye Sam… Dime… Estando en mi cabeza, ¿qué fue lo que viste? — pregunto Deán, su persona mala había hablado muy mal de Sam y no le gustaría que su hermano supiera tales cosas, jamás.

— Sólo a Jeremy… Él me mantuvo separado de ti... era mas sencillo atacarme así, yo creo… ¿Y tu que? No nos has dicho. — cuestiono Sam

— Nada… te busque el tiempo— mintió Deán, sintiendo alivio porque Sam no supiera nada malo y se metieron al auto, a esperar únicamente a Jeff que aun no salía de la tienda de comida. Lo que cayo como bendición para Deán, pues solo así se podría animar para decir lo que estaba sintiendo realmente.

— Sam… He estado pensando…Y... bueno, el asunto es... que no quiero morir… No quiero ir al infierno. — finalmente dijo Deán, hablando con su corazón en la mano y siendo sincero completamente.

— Entiendo, si… Encontraremos la forma de salvarte— dijo Sam, aliviado de que su hermano al fin mostrara interés en su muerte.

— Ojala. — murmuro Deán, pues en su mente únicamente podía ver a su ser maligno, diciendo esas temibles palabras:


No puedes escapar de mi Deán… Vas a morir… y esto… en esto te convertiras.

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