Un mal día en Blackrock
Descripción Oficial
Los hermanos contestan una llamada telefónica realizada al celular de su padre. La llamada es para notificarles que alguien ha entrado sin autorización al almacén secreto de John Winchester, ubicado en la ciudad de Nueva York. Los hermanos descubren que una cantidad de escritos nuevos de su padre, todos ellos sobre el pasado secreto de Jeffrey. Pronto descubren que una pata de conejo maldita está perdida e inmediatamente contactan a Bobby en busca de ayuda. Bobby les recomienda estar muy pendientes de la pata de conejo, pues una vez que alguien toca la pata, es bendecido con buena suerte, pero si la pierde se gana la muerte. Desafortunadamente, Sam toca la pata de conejo, lo que impulsa a un sobreexcitado Dean a comprar billetes de lotería. Sin embargo, una ladrona llamada Bela, se apodera de la amuleto, causando que la suerte de Sam se torne un tanto más oscura y colocando su vida en peligro.
En una pequeña
cárcel de un viejo condado, Gordon Walker, el cazador de vampiros comenzaba a planear su venganza contra los
Winchester. Ahora mas que nunca estaba convencido de que Sam Winchester si era
lo que los demonios alguna vez le habían contado, un soldado de la oscuridad
que tarde que temprano iba a traicionar a la raza humana. Por ende, Gordon
llamo a su hombre de mayor confianza, otro cazador, para que lo visitara en la
prisión.
El nuevo cazador
era un hombre rubio, algo maduro de edad y con experiencia suficiente como
rastreador para localizar a Sam, así que apenas pasar por la revisión de la
prisión ingreso a la sala de visitas.
— Es cierto… La
puerta del diablo se abrió en Wyoming, es grave, el asunto es grave… no hay
forma de saber cuantos demonios salieron pero fueron cientos, un ejercito. —
comento el cazador apenas tener enfrente a Gordon.
— Sam Winchester
estaba allí, ¿verdad? — cuestiono Gordon.
— He hablado con
un sujeto que conoce a un sujeto que conoce a Bobby Singer, y sí… parece que
los Winchester estaban allí cuando la puerta se abrió… Pero Singer dijo que
fueron ahí para evitarlo — agrego el hombre.
—Bobby ya no es
lo que era antes… Sam podría haberlo convencido de todo ahora. — aseguro
Gordon, el había tenido sus diferencias con Bobby antes y tenia una muy mala
opinión de él como cazador-
— Escucha Gordon…
según lo que se dice, Sam Winchester se escapa… Es un cazador, eso es todo. —
aseguro el hombre, él era del tipo de cazador que necesitaba ver pruebas
solidas antes de iniciar un trabajo.
— ¿Eso es todo? —
pregunto Gordon alucinado, no entendía como era posible que todas las personas
creyeran en Sam y nadie viera su verdadera naturaleza. — Kubrick... No estoy seguro de que sea
humano… ¿No me crees?... Hace seis meses te dije que habría una guerra… Mira a
tu alrededor, ya está aquí… Ahora te estoy diciendo que este chico es parte de ella. Rastréalo Kubrick y
lo veras también, Sam Winchester debe morir. — aseguro Gordon, el otro cazador
pudo notar un brillo especial en los ojos de Gordon, así que decidió comenzar
con la búsqueda de Sam Winchester, tenia que asegurarse de que cosa era antes
de proceder a cualquier otro movimiento.
Lejos de la
prisión, los hermanos Winchester se encontraban en camino por la interestatal,
buscando algún caso nuevo que atender y discutiendo sobre los últimos
acontecimientos. Aun que todo se puso algo intenso cuando Sam les conto a los
chicos sobre la chica rubia, la que había resultado ser un demonio con buenas
intenciones.
— Porque es un
demonio, por eso… si descubres que ella es un demonio, usas el agua vendita no
charlas con ella. — le gritaba Deán a su hermano, estaba realmente enojado pero
mas que nada no podía entender que Sam le hubiera creído a esa mujer.
— No estuve
charlando, Deán. — Murmuro Sam, era en esos momentos cuando odiaba lo mucho que
su hermano se preocupaba por él. Deán siempre tomaba el rol de su padre y le
regañaba y reprochaba por cosas como esas, simplemente era insoportable.
— ¿No? ¿Entonces
por qué no la mandaste de vuelta al infierno? — pregunto Deán.
— Porque...
porque dijo que podía ayudarnos. — murmuro Sam, no le había contado toda la
charla a Deán porque sabia que se enojaría aun mas y la discusión jamás daría
fin.
— ¿Cómo? —
pregunto Deán interesado y entonces noto el gesto de ”No quiero hablar de eso” en el rostro de Sam — ¿Oh, de
verdad, Sam? ¿Cómo? ¿Cómo podría ella ayudarnos? — le exigió saber.
— Me dijo que
podría ayudarte, ¿si?... Ayudarte a salir del trato del crucero. — le grito
Sam, ahora ya estaba desesperado por tanto regaño.
— ¿Qué pasa
contigo, eh?... Te miente, tienes que saber eso ¿no?... Sabe cual es tu
debilidad, soy yo… ¿Qué más te dijo? ¿Sam? — volvió a exigir Deán, ahora estaba
mas que seguro de que Sam le estaba ocultando algo y seguramente era algo malo
que lo pondría en peligro y como hermano mayor, no podía dejar que nada malo le
pasara.
--- Nada. — murmuro
Sam molesto y entonces noto que Deán lo miraba con muchísima incredulidad. — ¡Nada
Deán!… no soy idiota, no dije que voy a confiar en ella. Estoy hablando de
usarla… ¿estamos en guerra, verdad? pues no sabemos nada sobre el enemigo, no
sabemos dónde están, no sabemos qué están haciendo… Ni siquiera sabemos que
quieren. Y esa chica sabe mas de lo que nosotros averiguaremos solos, y si es
un riesgo, lo se… pero tenemos que correrlo. — aseguro Sam y giro su seria
mirada hacia la carretera, Deán continuaba mirándolo de forma rara, algo raro estaba
pasando con ese chico desde que regreso con la muerte, ya no era el mismo Sam
cuidadoso de siempre, ahora era un cazador dispuesto a correr cualquier riesgo
innecesario.
— ¿Si estás
bien, verdad?... Quiero decir, ¿te sientes bien? — le pregunto Deán preocupado.
— ¡Sí, estoy
bien! ¿Por qué siempre estas preguntándome eso? — cuestiono Sam molesto y
cansado de tener que darle explicaciones de sus actos a su hermano, el ya era
grande y sabia tomar sus propias decisiones.
Los Winchester
avanzaran un par de kilometro mas en silencio, hasta que escucharon el tono
desconocido de un teléfono celular en el auto.
— No es el mío.
— comento Deán sin apartar la mirada del camino.
— Tampoco el mío.
— murmuro Sam, igualmente sin ver a ninguna otra parte mas que al frente. Jeff
que estaba calladito por la discusión en el asiento de atrás, dio un salto y
asomo su cabeza entre sus hermanos.
— Mira en la
guantera, es el de papá. — dijo Jeff a Sam, el mismo hubiera sacado el celular
pero no alcanzaba la guantera.
— ¿El de papá? —
preguntaron sus hermanos al unisonó.
— Sí… Es una
costumbre que me enseño antes de… bueno, lo mantengo cargado por si a caso llama
alguno de sus viejos contactos. — explico Jeff, así que Sam se apresuro a sacar
el teléfono de la guantera y respondió.
— ¿Hola?... Sí,
soy Edgar Casey… No, no, no, no. No... No llame a la policía. Puedo encargarme
yo… Gracias… Oye, ¿puedes... puedes cerrarla
por mí?... Bien… Eh, yo, eh... no tengo mi… mi agenda conmigo… ¿Tienes...
tienes la dirección para que pueda...? — se escuchaba decir a Sam, de pronto
saco un papel e la guantera y escribió algo muy rápido. — Bien… Muchas gracias.—
dijo antes de colgar y girar a ver a sus hermanos que lo miraban expectantes
por la llamada.
— ¿Papá le dijo
a alguno de ustedes que tenia una bodega contratada? — les pregunto Sam
— ¿Qué? —
pregunto Deán alucinado, su padre siempre había sido un tacaño y era muy
extraño que gastara dinero (aun que fuera de estafas con tarjetas) en otra cosa
que no fueran armas o municiones.
— Si a las
afueras de Buffalo. — comento Sam y se
giro a ver a Jeff.
— No me mires a
mi, yo tampoco sabia nada… yo fui el que menos conoció a papá ¿sabes? — le dijo
Jeff molesto y cruzándose de brazos.
— Jeffrey. — le
amonesto Deán para que parara, el hablar de su padre se había convertido en un
tema tabú para la familia, era algo doloroso de recordar y mas cuando el chico
se expresaba de esa forma tan ruda de John.
— ¿Y que pasa con esta bodega? — pregunto Deán.
— Alguien se metió
a robar. — explico Sam
Así que Deán
paso toda la noche conduciendo hasta Buffalo y para cuando llegaron
descubrieron que la bodega de su padre era subterránea y estaba bastante bien
escondida como para que cualquiera se metería a robar. Los hermanos subieron a
una especie de elevador que los bajo un piso mas halla de la tierra.
— Sujétame
¿quieres?... estas cosas me dan nauseas. — le dijo Jeff a Sam antes de apoyarse
sobre su brazo, Sam solo sonrió y le puso las manos sobre los hombros para
estabilizarlo.
—Demonios. —
murmuro Deán.
— ¿Qué? —
pregunto Sam
—Nuestro papá y
sus secretos… pasamos tanto tiempo con él, y es como si apenas lo conociéramos.
— comento Deán
—Bueno, hoy
vamos a aprender algo. — agrego Sam y finalmente los tres bajaron del ascensor.
La bodega estaba oscura, llena de polvo (y seguramente ratas) pero lo más
destacable de todo era la enorme trampa del diablo que estaba pintada alrededor
de todo el suelo.
—No se permiten
demonios. — murmuro Sam, entonces los tres sacaron sus linternas y empezaron a
echar un vistazo a su alrededor.
— Sangre… Miren
esto. — exclamo Deán a lo lejos y entonces los chicos miraron un pequeño charco
de sangre, seguido por un camino de sangre hasta la salida
— Quien quiera
que entrara aquí fue atacado. — dijo Sam, señalando un sistema improvisado de
seguridad, una escopeta rodeada por un alambre que al jalarse provocaba un
disparo.
— Querido papá—
murmuro Deán con orgullo, solo su padre era capaz de crear esa maravilla de
trampas con tan poco presupuesto. — Hay dos huellas de bota aquí… Parece que
fueron dos hombres y el que recibió el escopetazo siguió caminando. — agrego
Deán.
— ¿Qué seria
esto? ¿Papá trabajaba aquí o que? — pregunto Sam mientras se abrían paso por la
bodega, había muchos estantes con polvo y cosas que costaban distinguirse por
la poca luz.
— Disfrutando la
vida como siempre. — comento Deán con algo de ironía y entonces tomo una
pequeña y curiosa estatuilla de plata de un futbolista, con una fecha grabada
en su base: 1995.
Sam giro para
ver a Deán y le quito la estatuilla de las manos.
— ¡No puedo creerlo!
Es mi trofeo de campeonato de división de fútbol… No sabía que lo había
guardado. — comento Sam lleno de felicidad, realmente recordaba ese tornero por
haber sido la primera pelea con su padre. A John no le hacia gracia que Sam
fuera a entrenar para los juegos en lugar de ponerse a aprender latín o a
limpiar armas. Siempre pensó que su padre no tenía interés en sus actividades
pero ahora notaba que había sido todo lo contrario, John si tuvo interés por él
cuando era niño y hasta estuvo orgulloso.
— Tal vez sea su
único recuerdo de que fuiste un niño. — comento Deán con ironía antes de
encontrarse con un objeto de su propia infancia. — ¡Ah, wow! Es mi primera recortada… La hice
yo mismo, en sexto grado. — comento Deán e incluso cargo el arma hecha de
latas, estaba perfecta.
Jeff solo miraba
a sus hermanos con sus recuerdos de la niñez, desde la esquina. Era injusto que
su padre tuviera algo para recordarlos en esa bodega y de él no tuviera ni una
triste fotografía tan siquiera. Jeff jamás había sido del tipo celoso pero
ahora si que se sentía desplazado, se sentía como un cero a la izquierda en la
vida de su padre. Sam pudo ver la expresión triste del chico y se le acerco.
— Oye enano… se
lo que parece esto, pero...
— No lo sabes
Sam, tu jamás vas a entenderlo… tu lo tuviste 23 años en tu vida, se que te
enojabas con papá porque se iba casi todos los días de viaje, pero…. Pero yo
hubiera preferido eso, yo solo lo tuve un año conmigo y cuando… cuando aprendí
a quererle, me lo quitaron… así que dime, ¿entiendes como me siento? — le grito Jeff antes de apartarse, Sam bajo la
mirada porque realmente Jeff tenia razón, jamás iba a poder entender por lo que
estaba pasando.
Mientras tanto y
sin que ninguno de los chicos Winchester pudiera imaginarlo, el amigo cazador
de Gordon Walker había empezado a reclutar a mas cazadores para emprender la
búsqueda de Sam, pero por un golpe de suerte solo un único cazador había
atendido a su llamado.
—Así que, ¿no
tienes evidencias contra ese chico Winchester?... Sólo estás siguiendo el
instinto de Gordon. — pregunto el cazador tras escuchar la descabellada
historia que Gordon inicio.
— ¿Alguna vez
has cazado con Gordon? — cuestiono el
otro cazador.
—No… He oído que
es bueno. — aseguro el hombre.
— ¿Bueno?... Es
el mejor, salvó mi vida más veces de las que puedo recordar… Así que, si el
dice que Sam Winchester es peligroso, yo le creo. — dijo el cazador, el otro
simplemente asintió.
— Estará
cubriendo sus huellas… No será fácil de encontrar. — aseguro el hombre, el era
un buen rastreador también pero el si que conoció a John Winchester en su
pasado y estaba convencido de que les había enseñado a sus muchachos las
mejores tácticas para desaparecer de los radares.
— La última vez
se le situó en Nebraska, hace tres semanas. — comento Kubrick, el amigo de
Gordon.
— No es una
pista fresca — aseguro el otro cazador.
—No es
invisible, Creedie… Algún cazador sabrá algo, así que llamaremos a nuestros
contactos… Solo necesitamos una pista. — Dijo Kubrick antes de darse cuenta de que
Creedie estaba jugando con una figura de cerámica de la cara de Jesucristo — No
juegues con mi Jesús. — le pidió y entonces le arrebato el articulo para
regresarlo a su lugar.
Mientras tanto,
los Winchester continuaban inspeccionando la bodega. El repentino berrinche de
Jeffrey los había dejado cayados y sin palabras de soporte aliento. Por suerte Deán encontró una parte
bastante interesante de la bodega.
— Miren esto…
Tenía minas de tierra... que no se llevaron… ni las armas, creo que los
ladrones sabían que querían. — aseguro Deán, era bastante obvio que no robaran
las cosas mas valiosas (en términos monetarios)
— Eh, miren
esto. — comento Sam desde el otro extremo de la bodega, desde una parte hundida
con mas estante polvosos, los otros chicos se acercaron a mirar. — ¿Ven estos
símbolos? Son magia de atadura, son cajas de maldición. — explico Sam, aluzando
con su linterna la fila de cajas marcadas por símbolos, habían muchas y de
distintos colores y tamaños también.
— ¿Cajas
malditas? Se supone que mantienen un mal dentro, ¿verdad?... como la caja de
pandora. — comento Deán.
— Sí, se hacen
para contener el poder de un objeto maldito. — agrego Sam
—O un demonio. —
murmuro Jeff, sus hermanos se giraron a verlo y se encontraron con que la caja
del demonio Timyk, el demonio que poseyó a su hermano meses antes. También
estaba ahí.
— Jeff, aléjate
de la caja. — le ordeno Deán, el recuerdo del pequeño niño siendo poseído por
esa cosa malvada le daba pavor. Y temía que si Jeff se le acercaba nuevamente a
esa cosa, pudiera volver a salir perjudicado.
— Pero Deán, hay
algo arriba. — comento Jeff, era una suerte que el estante estuviera alto y el
chico no alcanzara la caja porque si no, ya la habría tomado nuevamente.
— Déjame ver,
hasta para atrás. — le dijo Sam y con sumo cuidado de no tocar la maldita caja
siquiera, bajo un monto de hojas dobladas en una carpeta rota. La cubierta
decía; 1994
— No se que
signifique. — murmuro Sam, Jeff se acerco rápido y le arrebato la carpeta de
las manos, la abrió y hecho una rápida mirada.
— Estas hojas…
son como las del diario de papá. — murmuro Jeff
— Y esa es su
letra, deben ser las hojas que faltan. — comento Sam
— ¿Faltan hojas?
— pregunto Jeff aterrorizado, el diario de su padre era como una enciclopedia
sagrada de los sobrenatural y no le gustaba la idea de no tenerla completa.
— Papá escribía
muy seguido en su diario pero hay… hay un periodo, de diciembre del 93 a enero
del 94. No hay nada de ese tiempo en el diario, es como si no existiera y eso
llama bastante la atención cuando lees seguido el diario… ¿me pregunto porque
las guardaría? — comento Sam
— Bueno, yo…
naci en enero del 94, tal vez… — A Jeff solo se podían ocurrir un montón de ideas
de conspiración y secretos en esas hojas. Pero la idea de que padre podía haber
guardado algo suyo en ese almacén, también era reconfortante.
— Llévate las
hojas, las leemos mas tarde. — indico Deán. — Hablando de eso, el diario de
papa si menciona cosas, hechizos peligrosos, fetiches, jamás dijo donde
terminaron.
— Este debe ser su
basurero toxico. — comento Sam, recorriendo con la luz el resto de los estantes
y notando la falta de polvo en un espacio cuadrado perfecto. — Falta una caja… Genial.
— murmuro Sam, todo en ese almacén era bastante peligroso y la idea de un
maleante con una de esas cajas en su poder no era para nada buena.
— Bueno, a lo
mejor no la han abierto. — dijo Deán, esperanzado a poder encontrar a los
maleantes antes de que desencadenaran algo muy malo. Sin embargo ya era un poco
tarde, los ladrones ya estaban en otro pueblo y tenían sus propios planes.
— Abrámosla. —
dijo el ladrón que tomo la caja del estante en primer lugar.
— ¡No molestes
con la maldita caja! ¿No ves lo que está pasando? me estoy desangrando, ¿Qué no
ves? — pregunto el sujeto herido por el disparo de la escopeta de John, mismo
que llevaba horas convaleciente y tirado en sofá.
— Voy a abrirla.
— dijo el otro hombre, ignorando del todo las quejas de su compañero.
— Grossman. — le
llamo el herido para que no se atreviera a abrir la caja siquiera.
— ¿y si esto
vale mucho realmente? ¿Qué, solo vamos a
entregársela a ella? ¿Quien corrió el riesgo?, y Wayne estas herido, todo por
unos cientos de dólares… tal vez podríamos ganar mas, vendiendo lo que hay
dentro. — le dijo el otro ladrón, tomo una navaja de la mesa y con mucha fuerza
pudo romper la cerradura de la caja y abrirla. El herido se levanto rápidamente
y miro al interior de la caja.
— ¿Eh? ¿Es una
broma? ¡¿Es una broma?! — se preguntaba el herido, metió la mano en la caja y de ella saco una pata de conejo con
una cadena de plata. — Es una pata de conejo, es una pata de conejo, ¡Grossman!...
Voy a morir por esto — gritaba el hombre histérico y enojado, entonces
golpearon a la puerta. — Oh, genial, ¿ahora qué?
El sujeto herido
se volvió a dejar caer sobre el sofá mientras miraba la pata de conejo, tenia
ganas de destruirla con sus propias manos. Así que el otro fue a abrir
— Hola Foster. —
dijo el hombre, apenas abrirle a su
vecino.
— Oigan señores
no es que sea delicado, pero son las 6 de la mañana... ¿podrían bajar la voz? —
les pidió el hombre mayor.
— Si, es que
tenemos un problema, es todo. — comento Grossman para que se fuera pero lo
único que logro fue que el vecino asomara la cabeza al interior del apartamento
y viera el montón de sangre en el brazo del otro sujeto.
— ¿Qué paso
contigo? — pregunto el vecino.
— Una escopeta
me disparo. — me quejo el ladrón, el vecino le hecho una ultima mirada,
realmente era una herida fea.
— Oye Grossman… En
mi cocina hay un estuche medico, y pon agua a hervir. — le ordeno el vecino al
otro ladrón y este no tuvo que pensarlo dos veces para obedecerlo.
— Fui medico
militar en Vietnam… Así que… este es tu día de suerte. — comento el vecino al
herido, quien sonrió y miro la pata de conejo en sus manos. Tal vez la leyenda
de esas cosas era cierta, y esta le traería suerte.
Mientras tanto
los Winchester habían pasado casi toda la noche viendo videos de vigilancia de
los alrededores de la bodega, habían logrado encontrar el auto de los ladrones
y todo porque los tontos se habían estacionado justo frente a la cámara de una
gasolinera y dejaron ver sus rostros y la sangre del tipo herido.
Con la matricula
en sus manos, los Winchester iniciaron la cacería de los ladrones para el
amanecer.
— ¿Crees que
este bien? — pregunto Deán sobre Jeff, quien iba dormido en la parte traerá del
impala y en toda la noche no había soltado en esa carpeta con las hojas del
diario de John.
— Se esta
ajustando Deán, créeme… Yo sé como se siente — aseguro Sam — Es normal que
extrañe a papá, después de todo pasaron mucho tiempo, juntos.
— Lo se… solo
espero tener el tiempo suficiente para compensarlo. — murmuro Deán, Sam lo miro
en silencio. Nuevamente Deán parecía estar cómodo con el hecho de que le
quedaba menos de un año de vida. Los Winchester llegaron a una zona de
apartamentos y se estacionaron, pues de junto estaba un auto bastante parecido
al de los ladrones.
— Jeff, amigo,
despierta. — le dijo Deán al chico y lo
zarandeo un poco para despertarlo.
— ¿Deán? ¿Que
pasa? — pregunto Jeff entre bostezos
— Vamos a salir
por la caja… quédate aquí, cuida el auto. — le dijo Deán y el chico solo
atendió y volvió a cerrar los ojos, no iba a cuidar ningún auto, iba a seguir
durmiendo, pero estaba bien de todas formas. Así que Sam y Deán bajaron del
impala y caminaron hasta el otro automóvil.
— Connecticut… Los
últimos tres dígitos: 8-8-0. — leyó Deán, directamente desde la matricula y Sam
reviso la fotografía impresa de la cámara.
— Sí. Eses es —
confirmo Sam
— No debieron
estacionarse frente a una cámara de seguridad. — repitió Deán cansado, si que
esos sujetos eran unos completos tontos.
Dentro del
apartamento, los dos ladrones llevaban un buen rato jugando poker e
increíblemente el sujeto con la pata de conejo llevaba ganados todos los
juegos.
— Cuatro reyes…
¿Lo viste? — pregunto el sujeto emocionado, con las cartas en la mano.
— Sí, sí, sí. —
dijo Grossman impresionado por la repentina racha de buena suerte de su
compañero.
— Juguemos otra.
— pidió el ladrón, volvieron a repartir las cartas y a los pocos minutos el
sujeto volvió a ganar.
— Escalera real…
Grossman, esa es la segunda escalera real en 8 manos… No puedo perder… Quiero
decir, en serio, no puedo perder… Tal vez esta cosa funciona… ¿Sabes a lo que
me refiero, no?... ¿Sabes que? De ninguna manera le entregaremos esto a esa
perra, y menos con lo que nos paso… vámonos de aquí, vamos a divertirnos. —
dijo el ladrón, se puso en pie dispuesto a salir. Cuando la puerta de su
apartamento se abrió de un golpe y los Winchester entraron con pistola en mano.
— ¡Quietos! —
grito Deán
— ¡Que nadie se
mueva! — grito Sam y entonces los ladrones se echaron hacia atrás, con las
manos en alto y sin dejar de mirar las armas.
— ¡No te muevas!
¡No te muevas! — le gritaba Deán al sujeto de la suerte. — De acuerdo… Danos la
caja… Por favor díganme que no...
— Lo hicieron —
interrumpió Sam, entonces Deán se giro a la izquierda y vio la caja negra, sin
tapa en la mesa de centro.
— ¡¿La han
abierto?! — pregunto Deán alucinado.
— ¿Son policías?—
cuestiono el sujeto de la suerte, entonces Deán bajo el arma un minuto y se le
acerco para tomarlo del cuello de la camisa.
— ¿Qué había en
la caja? — exigió saber Deán y el hombre le indico con la mirada la mesita de
centro, donde estaba la pata de conejo. — Oh, ¿es eso? ¿Es eso, verdad? ¿Qué es
esa cosa? — pregunto Deán confundido, el maleante aprovecho para golpearlo y la
pistola de Deán cayo al suelo, una bala se disparo hacia la mano de Sam y lo
obligo a tirar su arma también. Todos se quedaron tranquilos un segundo, hasta
que el otro sujeto trato de lanzarse sobe el arma pero Sam se fue sobre él. Deán
trato de levantarse del suelo pero el primer hombre le golpeo con el arma en el
rostro y lo dejo tirado. Sam estaba
siendo asfixiado por el otro delincuente cuando logro tomar la pata de conejo
de la mesa y repentinamente sintió una fuerza increíble, lo que le permitió
quitarse de encima de una patada al sujeto.
— Deán... Lo
tengo. — exclamo Sam, poniéndose en pie con la mítica pero extraña cosa en sus
manos.
— No, no lo
creo. — dijo el primer ladrón y le apunto a Sam con la pistola en el pecho,
entonces jalo el gatillo pero no paso nada, la pistola estaba trabada. El
sujeto dio un paso hacia atrás y se cayó al suelo por si mismo, quedando
inconsciente.
— ¡Sam! — grito
Deán al ver al otro sujeto se ponía en pie con otra arma en la mano, pero
apenas estar en pie se golpeo con un estante de libros que colgaba de las
paredes y volvió a caer al suelo.
— Eso fue buena suerte…
¿Es una pata de conejo? — pregunto Deán confundido por todo lo acababa de
pasara frente a sus ojos.
— Creo que si. —
murmuro Sam confundido, algo realmente diferente se sentía en su interior desde
que tomo esa pata de conejo en sus manos.
Mientras tanto
en el impala, Jeff no había seguido con su siesta, se había puesto a leer las
hojas del diario de su padre. En el pasado John jamás le dejo tocar su mas
preciada posesión y hasta la fecha eran contadas las veces que lo había podido
leer. Pero esas hojas eran diferentes, tal y como pensó al encontrarlas, las
hojas hablaban de su nacimiento.
03 de enero de 1994
Piper desapareció esta noche,
la hemos estado buscando por el pueblo pero no aparece. Giles piensa que ella
pudo haberse marchado, pero yo no quiero pensar en ello. Es la primera vez en mucho
tiempo que siento esto, que siento amor.
05 de enero de 1994
Mi mano tiembla para escribir
esto, Piper apareció muerta esta mañana y en camino a la funeraria, ella
despertó. Ella es un vampiro
06 de enero de 1994
Piper no recuerda que o mas
bien quien la transformo. He pedido al pastor Jim que cuide de Deán y Sammy por
unos días, no quiero que se enteren de que Piper esta… ella estaba embarazada
de mi cuando se convirtió, dios… mi hijo, mi bebe falleció con ella al
convertirse en vampiro. ¿Como se supone que debo de sentirme?
08 de enero de 1994
Cuando pensé que mi vida
estaba al borde del abismo, me llega una ultima esperanza. No sabemos como
explicarlo pero mi hijo sigue viviendo dentro de Piper. Ella dice que puede
escuchar su corazón latir, que incluso puede sentirlo. ¿Pero como es posible?
Ella es un vampiro, los vampiros no pueden procrear. Lo mas extraño de todo es
el bebe, de la noche a la mañana Piper ha desarrollado un embarazo de al menos
3 meses, ¿que esta pasando? ¿Qué cosa hemos procreado juntos?
Era doloroso
para Jeff estar leyendo aquello, jamás había hablado con su padre sobre los
acontecimientos que rodearon su nacimiento pero esas hojas lo detallaban
claramente, se podía sentir la angustia de un cazador apunto de convertirse en
padre de una abominación, se podía sentir el dolor. Jeff dejo de leer al
percatarse que sus hermanos iban en camino, ya tendría tiempo después para
acabar de leer su historia.
El impala llego
hasta el centro de la cuidad y una vez ahí, Deán fue a comprar comida a una de
las tiendes de autoservicio, dejando que Jeff se entretuviera buscando una
buena revista que comprar para leer en el camino. Fue mientras pagaban la
compra que Deán encontró algo realmente interesante en las cajas. Luego los dos
regresaron al auto con Sam, que estaba leyendo el diario de su padre.
— No puedo
encontrar nada en el diario de papá. — Dijo Sam, entonces Deán le entrego unos
boletos de lotería que recién compro. — Deán, por favor — se quejó Sam, era
egoísta y hasta malo aprovechar su
suerte para ese tipo de cosas.
— ¿Qué? Esa era
mi pistola que te apuntaba y jamás se atasca, así que fue un golpe de suerte,
sin mencionar que ellos se eliminaron solos, también por suerte… Toma, rasca
una… Vamos Sam, rasca y gana. — le presiono Deán y muy a su pesar Sam tomo los
boletos y empezó a rascarlos con una moneda.
— Deán, tiene
que haber una maldición, si no papá no la habría guardado. — se quejo Sam y le
regreso todos los boletos rascados a su hermano.
— 1,200 dólares… Acabas de ganar 1,200 dólares,
¡Wow! No me parece una maldición, Sam — aseguro Deán y puso el auto en marcha.
Mientras tanto
en casa de los ladrones, Wayne (él sujeto que había tocado la pata de conejo
por primera vez) acababa de despertar tras el mal golpe que se llevo, miro un
segundo que todo su hogar estaba hecho un tiradero y luego camino hasta su
compañero y lo pateo en el pie para tratar de despertarlo.
— ¿Grossman?... Grossman,
despierta… ¿Grossman? — decía Wayne una y otra vez, camino a la cocina para
lavarse la cara con agua. El trastero estaba lleno de basura, así que la coloco
en cualquier parte que pudo, e incluso coloco un tenedor enorme de ensalada de
pie.
Wayne dejo caer
agua en sus manos y se lavo la cara. Después camino para ver a su amigo pero se
resbalo con una botella de vidrio y callo de espaldas sobre el enorme tenedor
de ensalada. El sonido de la sangre de Wayne salpicando, despertó al otro sujeto quien llego a la
cocina solo para ver el cadáver de su amigo, siendo atravesado por la cara con
el tenedor. El hombre grito como loco por lo aterrador de la escena.
Al mismo tiempo,
los Winchester terminaban de hospedarse en un motel. Deán se había obsesionado
con el dinero y seguía rascando sus billetes, mientras que Sam no dejo de tener
ese sentimiento extraño respecto a la pata, así que llamo a Bobby para contarle
todo y se entero de la verdad del objeto.
— No, oye Bobby,
no lo sabíamos. — se excuso Sam tras escuchar mas de 5 minutos de regaño de
Bobby.
— ¿Lo tocaste?
¡Demonios, Sam! — le grito Bobby
— Bueno, papá
nunca nos dijo nada de esto… Pero, ¿tú sabías de un almacén en Black Rock?— le
cuestiono Sam
— ¿Su almacén?...
Sí, lo sabía… Yo construí esas cajas para él… pero escucha, tienes un serio
problema… Esa pata de conejo no es nada bueno, es un vudú real, algo antiguo… hecho
por una bruja de Salem hace como 100 años. – explico Bobby pero Sam ya no
estaba prestando atención pues en ese segundo se encontró un reloj de oro
tirado en el suelo, lo levanto y se lo mostro a Deán, quien le sonrió.
— Es un gran talismán
— murmuro Sam, deslumbrado por el brillo del oro del reloj.
— No es un
talismán, es una maldición… se hizo para matar personas, si la tocas es tuya…
obtienes una racha de buena suerte que es increíble... Pero si lo pierdes, la
suerte cambia… es tan mala que te mueres en una semana. — le explico Bobby.
— Bueno, entonces
no la perderé Bobby. — aseguro Sam
— ¡Todos la
pierden! — grito Bobby, empezaba a desesperarse de que esos chicos siempre
encontraran la forma de meterse en líos innecesarios.
— Bueno,
entonces ¿cómo rompemos la maldición? — pregunto Sam
— No se si se
podrá… Déjame ver mis libros y hacer unas llamadas, tú cuídate. — dijo Bobby, y
colgó la llamada para ponerse manos a la obra con la investigación, había
escuchado sobre esa maldita pata de conejo antes y sabia que debía ser rápido
para salvar a Sam
— Hermano, tenemos
15 mil. — dijo Deán al ver que Sam se le acercaba nuevamente para contarle
todo.
Jeffrey se quedo
solo dentro de la habitación de motel y aprovecho para leer un poco mas del
diario secreto de su padre.
10 de enero de 1994
El estomago de Piper ha
crecido bastante, es como si ahora tuviera 5 meses de embarazo. Ella ha
empezado a sufrir dolores, dolores muy fuertes que ella describe como si el
bebe quisiera comérsela desde dentro. Tengo miedo por la vida de Piper pero
tengo mas miedo de pensar en que nuestro hijo puede ser un monstruo, Dios mío.
Ayúdame.
Jeff no pudo
seguir leyendo, saber que le había causado dolor a s madre y miedo a su padre,
fue algo desconsolador, una lagrima corrió por su mejilla pero se contuvo de
llorar. Tenia que seguir a sus hermanos todavía y comentarles esos asuntos del
diario, no iba a ser de mucha ayuda por ahora.
Así que los
Winchester fueron finalmente a comer al restaurante mas cercano, Deán podía
notar la tensión entre sus hermanos, en especial con Sam
— No te
preocupes… Bobby encontrará una forma para romper la maldición… Hasta entonces,
hay que ir a las vegas y pongamos un poco de "rain man"… Tú puedes
ser "rain man". ,- dijo Deán apenas entrar al restaurant, en su
ultimo intento por distraer a Sam sobre sus pensamientos de muerte.
— Estaremos
quietos hasta que Bobby llame, ¿si?— dijo Sam antes de acercarse al camarero
del sitio. — Hola… Mesa para tres, por favor. — pidió Sam
— ¡Felicidades!
— grito el camarero, entonces empezaron a caer globos del techo y un montón de
empleados se acercaron a aplaudir y lanzarles confeti a los hermanos.
— Son los clientes
un millón del restaurante de la familia Biggerson. — explico el hombre,
entonces otro mesero se acerco y les entrego un enorme cheque a los hermanos,
donde se podía leer:
Comida gratis por un año
El mas contento
con la noticia fue Deán, el amaba la comida de esos restaurantes. Ninguno de
los chicos se dio cuenta de que uno de los meseros les tomo una fotografía para
subirla a la página web del local.
Así que después
de la breve celebración, los hermanos se sentaron en su mesa para comer sus
hamburguesas. Mientras que Sam se puso a investigar sobre la pata de conejo, la
cual era bastante popular en la web y estaba catalogada como un mito.
— Bobby tiene
razón, esto viene de muy atrás… Vudú Puro… No puedes cortarle la pata a
cualquier conejo, tienes que estar en un cementerio, bajo la luna llena en un
viernes trece. — explico Sam
— Había
escuchado de cosas malditas antes, pero eso… eso es ser una bruja demente, es
un hechizo bastante peligroso. — comento Jeff antes de darle un enorme mordisco
a su comida.
— Creo desde
ahora, solo iremos a lugares con Biggerson. — murmuro Deán, en eso se acerco
una camarera alta, de cabello corto negro y hermosos ojos.
— ¿Les sirvo mas?
— les pregunto ella, sobre las tazas de café vacías.
— Sí, si claro.
— Balbuceo Sam, la mirada de esa mujer lo tenía realmente hipnotizado y eso
empeoro cuando ella le sonrió. Tenía la sonrisa más hermosa que Sam había
llegado a ver en toda su vida. — Gracias. — dijo Sam mientras ella le llenaba
la taza y accidentalmente dejaba caer el café en la mesa y la mano de Sam, que
empezó a tratar de limpiar todo con sus torpes manos.
— Oh, yo... No,
no te preocupes… Está bien, está... yo lo hago. — dijo la camarera, limpiándole
la mano a Sam con suavidad. — No es problema, de verdad… lo lamento. — dijo la
mujer una ultima vez, termino de limpiar y se fue caminando muy sexy por el
pasillo. Era tan sexy que Sam y Deán no resistieron a girarse para verle el trasero y ahí ella les
sonrió una última vez.
— Que idiotas
son. — Murmuro Jeff y eso le gano una colleja de parte de Deán. — Oye, auuu...
yo solo decía. — se quejo Jeff, llevándose la mano a la nuca para sobarse.
— Oye, si algún
día vas a tener suerte. — Deán estaba por darle a Sam uno de los sermones
machistas que tanto le gustaban pero Sam no le dejo continuar.
— Cállate. — le dijo
Sam, entonces trato de tomar su taza de café pero estaba tan caliente que no
pudo y termino derramando el café caliente sobre su mano, Sam se levanto hecho
una furia por el ardor y derribo a un mesero con toda la comida.
— ¡Oh! ¡Oh, dios!
Lo siento. — gritaba Sam
— ¿Qué fue eso? — pregunto Jeff, entonces Sam saco la bolsa
de su chaqueta y descubrió que la pata de conejo ya no estaba.
— No puede ser. —
murmuro Deán, su mente había repasado los últimos acontecimientos y tenia a la
culpable de la desaparición de la pata. Era la camarera bonita quien una vez
fuera del restaurante se quito la peluca negra y la tiro a la basura, entonces
se guardo la pata de conejo (envuelta en una servilleta para no tacarla) en su
bolsillo y se fue en auto.
Los muchachos
salieron corriendo tras ella pero se detuvieron en la puerta del restaurante
para inspeccionar las posibilidades de escape.
— Vamos. — ordeno
Deán tras escuchar un motor de auto, corrieron pero entonces Sam tropezó con
algo y cayo de frente contra el concreto.
— Vaya, estas
salado. — exclamo Deán, ayudándole a levantarse y entonces vio que el pantalón
de Sam estaba completamente roto y sus rodillas sangraban. — Así que, ¿ahora tu suerte será mala? — le
pregunto
— Así es. —
murmuro Sam, aun dolido por el impacto que sufrieron sus rodillas.
— ¿Qué tan mala
será? — se pregunto Deán.
Los cazadores de
Gordon Walker habían empezado también con la cacería de los hermanos Winchester
y llevaban horas llamando a todos sus conocidos para obtener información.
— Bien... Si oyes
algo, llámame. — dijo Kubrick antes de colgar el teléfono. — Bueno, acabe con
los míos… ahora a esperar. — agrego, poniéndose las manos en la nuca para tener
un descanso.
— Ahora a comer.
— dijo el otro cazador.
— Buena idea…
¿Qué te gusta?... Tengo de todo enlatado. — dijo Kubrick, dispuesto a
levantarse para ir a buscar las latas, pero el otro cazador se le interpuso en
el camino.
— No, no, amigo…
hay que salir a comer, conozco un buen lugar… Extenso menú, buen servicio, ambiente casero, usan ajos… el menú esta en
internet. — aseguro el hombre, así que prendieron la computadora y entraron a
la página del Biggerson, en busca de los menús. Fue cuando se encontraron con
algo inusual. La fotografía de los Winchester en la página principal del
restaurante.
— ¿Estás viendo
eso? — pregunto Creedie, realmente impactado por lo que estaba viendo,
— Sí, lo estoy
viendo. — murmuro el amigo de Gordon y miro al cielo, dándole gracias al señor
por haber puesto una pista enfrente y empezando a creer que Gordon tenia razón,
y que algo divino lo llevaría hasta Sam para matarlo.
Mientras tanto,
el ladrón sobreviviente de la bodega había terminado de hablar con la policía
sobre la muerte de su cómplice. Todo había quedado como un trágico accidente
pero el realmente no lo creía del todo. Así que se puso a beber en el
apartamento.
— Adiós
compadre. — murmuro entre lagrimas y dejo caer whisky sobre el suelo donde su
amigo había muerto. Escucho algunos pasos y cuando giro la mirada se encontró
con los chicos Winchester, ahí de vuelta en su hogar. — Oh demonios, ¿Qué quieren? — les pregunto.
— Oímos lo de tu amigo… Es mala suerte. — aseguro
Deán.
— Púdranse. —
murmuro el sujeto.
— Sabemos que los
contrataron para robar la pata de conejo... una mujer. — dijo Deán, había
estado pensando bastante en el robo de la pata de conejo y se había dado cuenta
de que solo pocas personas podrían saber que Sam la tenia, solo personas
involucradas con el robo y al ver que el ladrón listo había muerto, no quedaba
nadie mas que un agente libre.
— ¿Sí? ¿Cómo saben
eso? — cuestiono el sujeto, lo que daba razón a la teoría de Deán.
— Porque ellas
nos la robo a nosotros. — dijo Deán y el hombre dejo de llorar para ponerse a
reír como un loco de su tragedia.
— Escucha amigo,
esto es... — Sam trato de dar un paso para amenazarlo, pero entonces su pie se
enredo en un cable y tropezó, haciendo que un montón de cosas cayeran sobre el,
en el suelo del apartamento.
— Sam, ¿estás
bien? — pregunto Deán sin girar a verlo siquiera.
— Sí… Estoy
bien. — murmuro Sam desde el suelo.
— Quiero que nos
digas su nombre. — le exigió Deán al ladrón quien no dejaba de reírse.
— ¿y si no? — le
reto el ladrón.
— No fue un
accidente lo que mató a tu amigo. — le aseguro Deán y con esa declaración dejo
callado al sujeto.
— ¿Qué? —
pregunto el ladrón.
— Fue la pata de
conejo. — aseguro Deán
— Estás loco,
amigo. — murmuro el ladrón, aun que su interior realmente empezaba a creer que
todo era por culpa esa pata, todo había comenzado cuando la sacaron de la caja.
— Sabes que no…
Tú vistes lo que pasó, lo que hizo... las coincidencias, la suerte… Cuando pierdes
la pata, la suerte se vuelve mala… Eso es lo que mató a tu amigo— le explico
Deán, el ladrón asintió levemente pues lo que estaba escuchando era la pura
verdad de lo que había visto esa mañana.
— Y mi hermano
es el siguiente, y quién sabe cuántas personas más después de el… Ahora, si no
nos ayudas a parar esto, esas muertes serán tu culpa... Yo leo a las personas y
yo lo se… Eres un ladrón, una basura y está bien... Pero no eres un asesino...
¿o si? — le pregunto Deán, el ladrón
trago saliva porque realmente no era una mala persona, solo le quedaba robar
para poder mantenerse. Así que las palabras de Deán hicieron su efecto para que
les confesara quien había sido su jefa en el robo.
Jeff volvió a
quedarse en el auto con la excusa de esperar a sus hermanos, pero en realidad
ocupo el tiempo para seguir leyendo las hojas de su padre, sin embargo lo que
llego a leer no fue mucho mas bonito que lo anterior.
11 de enero de 1994
Piper dice que presiente que
nuestro bebe será un niño. Yo realmente no me había puesto a pensar en ello,
pero me agrada la idea… es mas, hemos empezado a pensar en nombres para él o
ella en dado caso.
12 de enero de 1994
Las rodillas de Piper se
rompieron esta mañana, no puedo quitar de mi mente el horrible sonido de sus
huesos rompiéndose, ni el horrible grito que ella dio. Piper me dice que siente
que nuestro bebe esta por nacer, pero no lo consigo entender… hace menos de 20
días que estuvimos juntos, ¿Qué clase de bebe se desarrolla de esa manera? ¿Qué
clase de embarazo sobrenatural es este?... según todos los libros que he
consultado, no existe ninguna criatura que nazca de esta forma, no existe
explicación alguna… me empiezo a preguntar si se trata de un milagro o de una
terrible maldición.
14 de enero de 1994
Extraño a mis hijos, se que
los estoy protegiendo de la verdad pero no quiero ni nunca querré que
presencien lo que yo. Esta noche Piper ha sangrado por los ojos y las orejas,
ella dice que como vampiro no siente mucho dolor, pero yo estoy preocupado de que
su cuerpo no resista por mucho tiempo. A penas y se puede mantener en pie. Dios
si reamente me estas escuchando, te pido que cuides de Piper y de… de mi hijo.
Jeff estaba
bastante concentrado en la lectura, tratando de imaginarse a sus padres juntos
por primera vez en su vida y ni siquiera se dio cuenta de que sus hermanos ya
estaban fuera del auto y mirándolo fijamente.
— Oh yo, este…
esto… solo me distraía un poquito — les dijo Jeff. — ¿Consiguieron algo? — les
pregunto para evitar la ronda de preguntas policiacas, los chicos se miraron un
segundo y solo asintieron, iban a preguntarle a Jeff que lo tenia tan
entretenido pero como si fuera señal del cielo, el celular de Deán empezó a
sonar, así que contesto.
— Hola.
— Deán, buenas
noticias… No fue fácil, pero encontré un hechizo que debe de funcionar. —
aseguro Bobby, no había sido nada fácil pero había roto un record de
investigación de lo antiguo.
— Bobby, eso es
excelente, solo que Sam, eh... Sam perdió
la pata. — murmuro Deán, estaba bastante seguro de que Bobby se pondría como
histérico y así fue.
— ¿Él qué? — le
grito Bobby.
— Bobby,
escucha, escucha… Una linda chica se lo robó, en serio… veintitantos años y,
era hábil ¿sabes?... Tan buena como para engañarnos y solo le dio al tipo que
contrato un nombre, que debe ser un alias o algo así… Luigi o algo así. — le
conto Deán.
— Lugosi. — le
grito Sam apenas escuchar que no recordaba ni el nombre, giro la mirada al
suelo y descubrió que tenia una enorme y asquerosa goma de mascar rosa pegada a
la suela de su zapato.
— ¿Lugosi?...
Oh, diablos... debe ser Bela. — murmuro Bobby apenas escuchar el nombre.
— ¿Bela Lugosi? Que
linda. — dijo Deán lleno de ironía, el nombre era bastante obvio incluso para
una mujer.
— Bela Talbot es
su nombre real… Me he cruzado con ella una o dos veces. — comento Bobby con
bastante pesar, pues esa mujer no era un buen recuerdo para su memoria.
— Ella sabe lo
de la pata de conejo... ¿Es una cazadora? — cuestiono Deán.
— Está lejos de
ser una cazadora, pero si conoce el territorio… Estaba fuera del país, estaba
en algún lugar del medio oriente. — dijo Bobby.
— Pues ha vuelto— murmuro Deán.
— Eso implica
mala suerte para ustedes — aseguro Bobby, y hablando de mala suerte, Sam estaba
tratando de quitarse el chicle de la suela con la rejilla de una coladera rota.
Raspo y raspo su pie contra ella pero entonces su zapato se quedo atorado
dentro de la coladera.
— Que bien —
murmuro Deán, sin darse cuenta del problema por el que estaba pasado su hermano
en esos momentos.
— Pero si es
Bela, conozco a alguien que sabe en donde encontrarla. — aseguro Bobby. En ese
momento Sam se desespero y jalo su pie con tanta fuerza que su zapato se zafo
de su pie y se fue por la coladera.
— Gracias Bobby,
otra vez. — le dijo Deán aun al teléfono.
— Sólo cuida a
tu hermano, idiotas. — dijo Bobby aun molesto y colgó la llamada. Deán se giro
para ver a Sam y noto su cara triste al instante.
— ¿Qué? — le
pregunto
— Perdí un
zapato. — murmuro Sam, Deán giro la mirada cansada hacia el pie descalzo de su
hermano y suspiro con frustración antes de subirse al impala.
Mientras tanto,
los cazadores de Gordon ya estaban en el Biggerson del pueblo haciendo preguntas
sobre los ganadores del cheque de comida gratis, por suerte para los chicos el
evento ocurrió cuando Sam aun tenía la pata y por lo tanto la suerte.
— Nadie vio por
dónde se fueron y su comida fue gratis, no usaron tarjeta. — dijo Greedie a
Kubrick que parecía ido, mirando el cielo estrellado.
— No te
preocupes… Los encontraremos. — aseguro el cazador con una sonrisa.
— ¿Por qué estás
tan seguro? — cuestiono el otro cazador.
— Hay un poder
más grande actuando… Ahora lo sé. — dijo Kubrick con esa sonrisa idiota en el
rostro y creyendo que dios los estaba guiando hacia Sam, si tan solo supiera
que todo era por una maldita pata de conejo….
Los Winchester
tuvieron que cambiar de motel por una infestación de cucarachas en el otro y
apenas llegar a registrarse en el nuevo, Deán recibió la llamada de Bobby con
la nueva información sobre la ladrona Bela Talbot.
— Bien, Bobby,
gracias. Te la debemos... otra vez. — dijo Deán y colgó la llamada. — De
acuerdo, Bobby se entero de buena fuente
que esta chica Bela vive en Queens… Me tomara dos horas llegar halla. — comento
Deán, mirándose el reloj.
— ¿Y que aremos
halla? — pregunto Sam
— Tú, hermanito,
te quedas aquí, porque no quiero tu mala suerte nos mate… Jeff deja tus cosas
aquí, te vienes conmigo a Queens — dijo Deán mientras estacionaba el auto,
luego bajaron y se metieron un momento a la habitación de motel. Jeff tenía que
ir al baño y Deán tenia que asegurarse de que la habitación n tenia cosas
peligrosas para Sam
— ¿Qué se supone
que voy a hacer aquí solo, Deán? — pregunto Sam
— Nada. Nada…
Ven aquí. — Deán tomo el brazo de Sam y lo sentó en la silla de centro de la
habitación. — No quiero que hagas nada… Quiero que te sientes aquí y no te
muevas, ¿oíste?... No enciendas luces… No apagues luces… Ni si quiera te
rasques la nariz. — dijo Deán y camino hacia la salida
— Cuídate Sam —
dijo Jeff al salir tras su hermano mayor, estaba sonriendo porque en alguna
ocasión Sam le había castigado de la misma forma, lo sentó en una silla por una
hora. Así que ahora su hermano mayor sabría como de feo se siente aquello.
Sam miro a sus
hermanos marcharse, hizo un par de gestos de enojo y como ultimo movimiento se
rasco la nariz, justo lo que Deán le ordeno no hacer.
Deán y Jeff
salieron a la carretera en completo silencio, ambos estaban preocupados por Sam
pero también tenían sus propias cosas en mente, Jeff quería seguir leyendo lo
del diario pero le era imposible por alguna razón y Deán no hacia más que
preguntarse: ¿Qué le pasa a este chico?
— ¿Jeff que
estabas leyendo en las hojas del diario de papá? — pregunto Deán y eso tomo por
sorpresa a Jeff, por lo regular sus hermanos no eran tan directos con él,
siempre lo trataban como a un niño, supuso que eso estaba por cambiar.
— Créeme, no
quieres saber— le respondió, Deán estaba
harto de escucharle decir respuestas tan evasivas como esa, así que
estaciono el auto a la orilla del camino.
— Pues te
equivocas… Si quiero saberlo. — le dijo Deán, Jeff estaba sorprendido por lo
que acababa de hacer con el auto que no podía no hablar. — Jeff somos
hermanos, tienes que aprender a tenerme
confianza…. En especial con estas cosas, esas hojas eran de papá y lo que diga
ahí… lo debo saber yo, y Sam también.
— No les incumbe
Deán. — murmuro Jeff con la mirada abajo.
— Vale… déjame
adivinar, ¿esas hojas hablan de tu madre y de ti? — pregunto Deán, Jeff alzo la
cabeza y lo miro en blanco.
— ¿Cómo lo
sabes? — pregunto Jeff
— Jeff es obvio, se en que fecha naciste… se
que papá era un hombre de secretos y… se que los guarda muy bien… mira Jeff,
tienes que superar este asunto de la desconfianza, somos familia… te amo y
haría cualquier cosa por ti y si tu…
— También te
quiero Deán. — murmuro Jeff y eso dejo callado a Deán, era la primera vez que
aquel niño, su hermano, le decía tal cosa. — Pero, pero… me da miedo Deán. —
agrego Jeff
— ¿Yo te doy
miedo? — pregunto Deán alucinado, siempre quiso darle miedo a los matones pero
nunca s su propio hermano.
— No, no seas
tonto… me da miedo, seguir leyendo… esas hojas que encontramos hablan de mi, y
mas de una vez… papá me ha llamado… monstruo. — dijo Jeff en voz baja.
— Jeff, Papá
nunca supo como ser un buen padre. — fue lo primero que Deán pudo decirle a su
hermano, era como si la historia entre Sam y John se repitiera pero Deán no
podía permitir que eso pasara, no con tan poco tiempo en su vida. — Pero
siempre hizo lo mejor que pudo, jamás voy a entender lo que hizo contigo… pero,
se que te amaba, lo note en sus ojos, el día en que nos conocimos. — comento
Deán.
— Vale, Sam
tenia razón… eres el mejor hermano mayor “Cursi” del mundo. — dijo Jeff y ambos
empezaron a reír.
— Oh cállate,
por favor… que si a esas vamos, Sam es
tu hermano mayor también y es como lo triple de cursi que yo. — le dijo Deán,
ambos se volvieron a reír unos segundos, es mas Jeff no había reído tanto desde
que su padre murió y ahora ya no temía hacerlo, se sentía bien por primera vez
en meses.
— Deán, yo…
digo… tu… ¿puedo leerte en voz alta lo que dicen las ultimas hojas? — pregunto
el niño con timidez, Deán le sonrió porque estaban dando un gran paso en su
relación como hermanos, así que asintió complacido.
— Vale, aquí
voy:
|5 de enero de 1994
Va a ser un niño, lo hemos
visto en una ecografía… él esta apunto de nacer.
16 de enero de 1994
Apenas y he podido tomar el
bolígrafo, la noche de ayer ha sido la segunda peor noche de mi vida, los
recuerdos han venido a mí. Mary, Oh dios ahora Piper, ella también ha muerto.
Es como si no estuviera destinado a tener una mujer, un amor a mi lado.
Mi mente se ha bloqueado, solo
puedo recordar pequeñas partes de la última noche, la lluvia no ha parado desde
ayer, es como si la tormenta que tanto temía hubiera llegado por fin.
Ahora solo puedo pensar en sus
ultimas palabras, ”Cuida de él, John… ahora lo veo” no entiendo muy bien que
quiso decir pero sea la razón que sea, Piper dio su vida por este niño, por mi
hijo.
El bebe esta aquí a mi lado,
lo miro y no puedo entenderlo ¿Cómo pude ser capaz de crear algo tan perfecto
con un vampiro? Su mirada es pura y en el primer momento que lo tome entre mis
brazos, el me sonrió… Es mi hijo, si tengo que hacerme a la idea, es mi pequeño
niño y no importa de donde haya venido, lo amo.
17 de enero de 1994
Primera noche con el niño,
ahora recuerdo lo que significa tener una razón buena para levantarte en medio
de la madrugad, había olvidado como cambiar un pañal pero estoy de vuelta en el
camino de la paternidad.
19 de enero de 1994
Ella estuvo aquí, la vampiresa
que convirtió a Piper se ha presentado en mi casa… trato de obligarme a que le
entregara a mi hijo, dijo que tienes planes para él… un resplandor blanco
también apareció, se deshizo de ella…
20 de enero de 1994
No entiendo bien el como, o el
porque, pero este hombre… me mostro la verdad sobre el bebe. Tengo que
protegerlo, se lo prometí a su madre… me lo prometí a mi mismo en el momento
que lo vi por primera vez
.
21 de enero de 1994
Jeffrey Eric Winchester, ese
es el nombre que escogí para él, pero que seguramente nunca tendré oportunidad
de compartirle. No tengo opción, tengo que irme, tal vez así los monstruos
vayan tras de mi y lo dejen en paz. He hablado con Giles y el primo de Mary,
ellos van a cuidarlo muy bien. Es difícil tomar esta decisión pero es lo mejor,
no pierdo la esperanza de verlo convertido en un joven después… solo el tiempo
dirá.
23 de enero de 1994
Primer día sin el bebe, no
puedo dejar de pensar en él y lo mucho que me hubiera gustado formar parte de
su vida, me habría encantado que mis hijos lo tuvieran en sus brazos, se que
Deán lo habría cuidado como si fuera yo mismo y que Sammy, le hubiera enseñado
muchas cosas. Voy a rogarle a dios que
algún día tenga la oportunidad de volver a tenerlo entre mis brazos, de poder
explicarle el porque de todo esto… pero sobre todo, de poder decirle
”Jeffrey Eric Winchester, soy
tu papá y te amo hijo”
A Jeff no se le corto la voz ni un segundo
durante la lectura, pero esa ultima frase si que lo hizo llorar, el ya sabia
eso pero el hecho de saber que su padre siempre lo tuvo en su corazón, era
simplemente acogedor. Deán le puso sus
manos sobre los hombros y lo atrajo sobre su pecho para consolarlo, vaya que su padre jamás dejaría de tener ese
efecto sobre ellos.
Queens, New York.
Los hermanos
Winchester llegaron para el amanecer a la casa de Bela, Jeff ya estaba lo
suficientemente tranquilo que se dio cuenta de todas las cámaras de seguridad y
alarmas que la ladrona tenia en su sitio. Dentro de la casa, Bela ya estaba
haciendo los últimos arreglos sobre la venta de la pata de conejo.
— Porque te
conformaste en 1.5… tal vez debería llevarla a otra parte, no me amenaces Luke…
A pesar de tu reputación, no me asustas… me alegra que lo veas así, te veo en
la pista en una hora. — dijo Bela al teléfono y colgó.
Bela volvió a
tomar la pata de conejo con unas pinzas, para poder admirarla antes de
venderla, pero entonces vio por los monitores de seguridad a Deán irrumpiendo
por la parte trasera. Así que dejo la pata sobre la cava de vinos y del
interior del mismo saco un arma. Bela amino hacia la sala y encontró una nota
que decía:
Date vuelta
Bela se giro
rápidamente y le apunto a Deán quien también le estaba apuntando con su propia
arma.
— No te di
propina — exclamo Deán y Bela no pudo resistir a reírse ante el comentario.
— Vas a
devolvérmela. — aseguro Deán, aproximándose un paso mas a la joven.
— No cariño, no
te la voy a dar. — respondió Bela.
— Ya veremos…
Bela, ¿verdad?
— Así es...
Deán. — exclamo ella, quería hacerle ver que también estaba bien informada
sobre quien era él y sobre todo que no le tenia miedo.
— Sabes que esta
hechizada, ¿no? — le pregunto Deán, estaba seguro de que una tipa tan valiente
y rápida no podía ser una ignorante.
— Te
sorprenderías de lo que algunas personas pagarían por algo como eso. — aseguro
Bela
— ¿De verdad? —
pregunto Deán, fingiendo interés pues no era la primera vez que se cruzaba con
personas normales ansiosas por el poder lo sobrenatural y por experiencia sabia
que eso nunca terminaba bien para nadie.
— Hay un mercado
muy lucrativo ahí fuera, mucho dinero por ganar… Ustedes los cazadores, con
todos esos amuletos y talismanes que usan para parar esos monstruos… Uno de ellos, pagaría hasta para los estudios
de sus nietos. — aseguro ella.
— Tú conoces la verdad sobre lo que está
pasando ahora, ¿y eso es lo que decides hacer con ella? ¿Volverte una ladrona?
— le pregunto Deán impresionado, la mayoría de las personas normales que
conocían la verdad se asustaban y salían corriendo, ella era la primera persona
que conocía que decidía aprovecharse de las circunstancias.
— Procuro
artículos únicos a una clientela selecta. — respondió Bela, como para hacerlo
sonar un trabajo decente.
— Sí… Una
ladrona. — dijo Deán.
— No… Una gran
ladrona. — le corrió Bela con una enorme sonrisa, era claro que estaba bastante
orgullosa del tipo de persona que realmente era.
— Escucha Bela…
Mi hermano, el... tocó la pata y cuando tú se la robaste, su suerte cambió
de...
— Ya sé como
funciona. — le interrumpió Bela, no estaba interesada en volverse a escuchar la
leyenda, solo quería acabar con el asunto e irse a cerrar la venta.
— Entonces sabes
que pasara si no la destruimos. — insinuó Deán, quería ver si ella era una
persona con sentimientos o solo la vil escoria que hasta el momento parecía
ser.
— Oh… Puedes
tener la pata... por 1.5 millones de dólares. — dijo Bela con esa sonrisa
simplona en el rostro, aun que esta vez Deán si se rio.
— Bien… Llamaré
a mi banquero. — dijo Deán lleno de ironía. — ¿Cómo fue que la encontraste si
estaba guardada en un almacén, en el medio de la nada? — le pregunto, pues esa
era la única incógnita a la que no había podido dar respuesta desde un inicio.
— Le pregunte a
algunas personas que ha matado, estaban bien enterados de su ubicación. —
comento Bela, mirando la ouija que estaba colgada en su pared.
— Solo piensas
en ti, ¿eh? Tu eres la número uno. —aseguro Deán, pues era lo que ese brillo
extraño en los ojos de Bela dejaba ver.
— ¿Ser un
cazador es mucho más noble? Sociópatas obsesionados, con vengarse y con salvar
un mundo que no puede salvarse. — dijo ella en su defensa.
— Ves el vaso
medio vacio. — se burlo Deán.
— Todos iremos
al infierno, Deán… ¿Por qué no disfrutas el viaje? — dijo ella, y había dado
justo en el blanco pues eso era justo lo que Deán estaba haciendo en ese ultimo
año de vida, disfrutarlo.
— Estoy de
acuerdo contigo en eso… en fin, ha sido un placer pero tengo que irme… Oh, y...
esto. — dijo Deán y saco la pata de conejo de su bolsillo, la había tomado sin
que Bela se diera cuenta y ahora el tenia la surte de su lado. — No eres la
única con dedos pegajosos… Si te sirve de consuelo, creo que eres una persona horrible. — agrego Deán, Bela estaba tan sorprendida que
le disparo pero como la suerte estaba de lado de Deán, todas las balas de la
pistola revotaron de un sitio a otro, rompiendo un montón de cosas viejas. Para
cuando Bela se dio cuenta, Deán y la pata de conejo ya se habían ido.
Mientras tanto, Sam
había dormido un par de horas en la cama y estaba sentado en la silla donde
Deán le dejo, cuando resoplo por el
aburrimiento y entonces la ventila del aire acondicionado empezó a hacer un
sonido extraño y empezó a sacar humo.
— Oh, vamos…
Yo... Yo ni. — se quejaba Sam, pero no tuvo de otra mas que levantarse e ir a
ver el aparato. Cuando Sam estaba parado delante, la reja empezó a lanzar fuego
así que él tomo una manta para sofocar el fuego y entonces su manga se prendió,
el trato de apagarla con la misma sabana, pero entre medio de sus gritos,
tropezó, derribo la cortina y cayo de frente a los otros cazadores, que ya
habían llegado en su búsqueda.
Sam estuvo
inconsciente un rato, pero se despertó al sentí que algo lo estaba apretando
del tórax con mucha fuerza.
— Oh, está
despierto. — dijo Creedie sin dejar de ponerle cinta en el cuerpo para atarlo a
la silla.
— De vuelta con
nosotros, ¿eh? — se burlo Kubrick, Sam abrió bien los ojos y trato de recordar
lo que había pasado, pero todo era confuso.
— Oye, no
tuvimos ni que tocarte… solo te paralizaste y te desmallaste, fue como ver una
película de Jerry Lewis. — se burlo Creedie y ahí Sam pudo recordar todo hasta
su penosa caída contra la ventana.
— ¿Quiénes son?
¿Qué quie...? — pregunto Sam confundido
— Creí que tu
amigo Gordon me enviaba. — respondió Kubrick
— ¿Gordon? Oh, por
favor. — dijo Sam cansado, para colmo de su mala suerte se había topado con
amigos de ese maldito idiota. Realmente no estaba de humor para soportarlo.
— Me pidió que
te rastreara y que te volara la cabeza. — le dijo Kubrick
— Si, eso es lo
que el diría. — murmuro Sam con pesar.
— Pero...
resulta... que estoy en una misión de Dios. — aseguro el cazador, Sam lo miro
sin entender y entonces recibió un fuerte puñetazo que lo dejo inconsciente.
Los cazadores
dejaron pasar unos minutos, hasta que Kubrick
lanzo un vaso de agua en la cara de Sam para despertarlo.
— ¿Eras parte
del plan del demonio para abrir la puerta, verdad? — le pregunto, sin siquiera
darle oportunidad de recobrar bien el conocimiento.
— Hicimos todo
lo que pudimos para detenerlo. — murmuro Sam
— ¡Mientes,
mientes! Tú estabas con él… ¿Sabes lo que van a hacer, verdad? — exigió saber
el cazador.
— No, no lo sé
¿si? Te equivocas respecto a esto. — le
aseguro Sam y recibió otro fuerte puñetazo en el rostro.
— ¿Dónde van a
atacarnos? ¡¿Dónde?! — le gritaba Kubrick realmente enojado. — Gordon me hablo de ti Sam, sobre tus
poderes… Eres una especie de fenómeno psíquico. — agrego.
— No, ya no… No
tengo poderes, ni visiones... nada… Es
sólo... — Sam no pudo terminar de hablar pues Kubrick le volvió a pegar en el
rostro.
— ¡Mentira!...
No más mentiras, hay un ejército de demonios ahí fuera, corrompiéndonos y matándonos…
Esta por iniciarse una guerra ¿cierto?, así que tal vez… tal vez entiendas
porque no podemos arriesgarnos. — dijo el cazador, saco una pistola y se la
puso en la frente a Sam
— ¡Wow! Vale,
vale… Espera un minuto. — rogaba Sam, estaba muy bien atado como para poder
defenderse. Así que estaba completamente indefenso contra esa arma.
— Kubrick,
espera un... — el otro cazador no estaba todavía seguro sobre la culpabilidad
de Sam, asi que quiera disuadir a Kubrick para obtener tiempo.
— ¡No! Has visto
lo que pasó, Creedie… Pregúntate... ¿Por qué estamos aquí? ¿Porque vimos una
foto en la web? ¿Porque elegimos este motel en vez de otro?... La suerte no
deja que eso pase. — explico el cazador y dicho de esa manera sonaba realmente
estúpido, pero el era tan tonto que ni se daba cuenta de lo que estaba
diciendo.
— Mira, yo puedo
explicar todo eso. — aseguro Sam, el sabia que todo era por la maldita pata de
conejo y la mala suerte.
— Cállate. — le
grito Kubrick. — Es Dios, Creedie… Nos
trajo aquí por una razón, para hacer su trabajo… Es el destino. — aseguro el
cazador y entonces se escucho una tos, la tos de Deán.
— haha… No… No
es el destino, sólo es una pata de conejo — dijo Deán desde atrás y cuando los cazadores giraron, se encontraron que les
estaban apuntando con un arma.
— Baja el arma hijo,
o le vuelo la cabeza a tu hermano. — advirtió Kubrick.
— ¿Oh, esta? —
pregunto Deán con sarcasmo, alzando su arma y haciendo a Jeff para atrás,
estaba por iniciar la acción.
— Sí, esa. —
dijo Kubrick con una falsa sonrisa.
— Esta bien,
pero hay algo sobre mi que ustedes no saben. — exclamo Deán y dejo la pistola
sobre el escritorio.
— ¿Sí? ¿Qué
podría ser? — pregunto Kubrick.
— Es mi día de
suerte. — aseguro Deán, entonces tomo un bolígrafo del escritorio y lo lanzo al
aire y esta cayo dentro del cañón de la pistola. — ¡Oh, Dios mío! ¡¿Vieron ese tiro?! — grito
Deán emocionado, Creedie trato de atacarlo pero Deán se movió del camino y el
sujeto termino por estrellarse contra el muro y caer inconsciente.
— Soy asombroso—
exclamo Deán y entonces lanzo el control remoto de la Tv contra la frente de
Kubrick y lo dejo fuera de si. — Soy Batman. — exclamo emocionado para sus
hermanos que lo miraban sorprendidos.
— Sí… Eres
Batman. — dijo Sam con ironía, estaba seguro de que la suerte de la pata ahora
estaba bendiciendo a su hermano mayor.
Los hermanos
tuvieron que esperar asta la noche para ir al cementerio y poder seguir el
ritual que Bobby es había enviado por e-mail. Deán estaba rascando muchos
billetes de lotería mientras que Sam y Jeff preparaban las cosas del ritual.
— Bien, cenizas
de hueso… pimienta de cayena… Eso
debería bastar… buen trabajo enano. — comento Sam y Jeff solo le sonrió,
entonces se giraron a ver a Deán que continuaba con su vicio de la lotería.
— Deán — le
llamo Sam
— Oye salado,
estoy trabajando. — dijo Deán y termino de rascar los últimos dos boletos, saco
la pata de conejo de su bolsillo y la colgó en el aire.
— Bueno, di
adiós patita de conejo. — exclamo Deán, entonces se escucho el sonido de un
arma siendo cargada y todos se giraron a ver, ahí estaba Bela nuevamente
apuntándoles con el arma.
— Creo que esa
cosa me pertenece… y si no... También… ponla en el piso Deán. — le ordeno Bela,
el primer instinto de Deán fue tomar el brazo de Jeff y ponérselo detrás de la
espalda, estaba siendo su escudo humano.
— No… tu no vas
a disparar, porque yo se leer a las personas y tu eres una ladrona pero no —
Deán no pudo terminar su lavado de cerebro pues Bela disparo el arma y le dio
un balazo al hombre de Sam
— ¡Hija de... —
Deán tenia un millón de insultos y las ganas de matar a esa mujer, nadie hería
a su hermano y quedaba vivo para contarlo. Pero con Bela era diferente, ella
era dura también.
— Basta de
juegos tigre… no te muevas… Si das un paso más, jalaré el gatillo… Tienes la
suerte, Deán… No puedo herirte… Pero con tú hermano... no voy a fallar. —
amenazo Bela.
— ¡¿Qué sucede
contigo?! ¡No puedes ir disparando así a la gente! — le grito Deán, realmente
consternado por lo que acababa de pasar.
— Relájate… Es
un rasguño nada mas, además… ¿quien de aquí no ha herido personas?… ponla pata
de conejo en el suelo, ahora. —repitió Bela, Deán analizo sus posibilidades en
un segundo y llego a una ultima decisión.
— Lo hare,
tranquilízate… Piensa rápido. — exclamo Deán y entonces lanzo la pata en el
aire, Bela era tan ambiciosa que no pensó las cosas y termino por tomar la pata
con sus propias manos.
— Diablos —
murmuro al sentir que la suerte caía sobre ella, ahora no podría vender la pata
porque eso le traería la muerte.
— Ahora, ¿qué
dices si destruimos esa horrorosa cosa muerta? — le sugirió Deán y Bela no tuvo
mas que acercarse al altar con fuego y dejar caer la maldita pata sobre el.
— Muchas
gracias… Perdí 1.5 millones de dólares y me va a odiar un comprador psicópata. —
se quejo ella.
— Wow… En
realidad no me siento mal por eso… ¿Hermanos? — pregunto Deán lleno de ironía.
— No… Ni un
poco. — dijo Sam, apretándose el brazo donde había recibido el disparo.
— Para nada —
murmuro Jeff.
— Tal vez en la
próxima, a mí me toque ganar— exclamo Bela, recargándose en la lapida donde
Deán había dejado su chaqueta.
— No seas
rencorosa… Sólo vete. — le dijo Deán y ella empezó a reírse.
— Adiós
muchachos. — dijo Bela y empezó a caminar lejos de los hermanos, por alguna
extraña razón ya no se veía molesta, hasta parecía feliz.
— ¿Estás bien? —
pregunto Deán a Sam tras el disparo.
— Viviré. —
aseguro Sam
— Supongo que hemos
vuelto a la normalidad, ni buena suerte, ni mala suerte— comento Deán mientras
los tres se abrían paso por el cementerio, entonces el mayor se quedo parado en
su posición. — Oh, lo olvidé… Tenemos 46.000 dólares… Casi me olvido de los...
billetes— murmuro Deán, se metió la mano al bolsillo de la chaqueta y descubrió
que los billetes del dinero ya no estaban,
— ¡Hija de perra!
— grito al darse cuenta de que Bela se había robado los billetes de la chaqueta
y por eso estaba tan sonriente cuando se fue.
Unos días
después de recuperarse, el cazador Kubrick regreso a la cárcel para visitar a
Gordon Walker e informarle lo sucedido en su encuentro con Sam
— Tenías razón
en todo… Sam Winchester es más que un monstruo, es el adversario. — aseguro
Kubrick.
— ¿Qué fue lo
que te convenció? — pregunto Gordon interesado, no llego a pensar que fuera tan
fácil convencer a Kubrick de su teoría.
— Dios me llevó
a él... y sus deseos son claros. — comento Kubrick, Gordon tuvo que ocultar su
sonrisa porque esa teoría nueva sonaba realmente tonta pero no dijo nada, pues
Kubrick le podía servir para sus planes después de todo.
— Bien, eso es
bueno… Estoy orgulloso de tenerte a bordo… Pero primero lo primero… voy a tener
que salir de aquí, porque como ya te dije antes, Sam Winchester debe morir. —
aseguro Gordon, su odio por los Winchester crecía día con día y estaba seguro
de que si atrapaba a uno de ellos, no se detendría hasta hacerlo sufrir.
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