sábado, 27 de julio de 2013

SPN 3.03 Un mal dia en Blackrock

Un mal día en Blackrock
Descripción Oficial
Los hermanos contestan una llamada telefónica realizada al celular de su padre. La llamada es para notificarles que alguien ha entrado sin autorización al almacén secreto de John Winchester, ubicado en la ciudad de Nueva York. Los hermanos descubren que una cantidad de escritos nuevos de su padre, todos ellos sobre el pasado secreto de Jeffrey.  Pronto descubren que una pata de conejo maldita está perdida e inmediatamente contactan a Bobby en busca de ayuda. Bobby les recomienda estar muy pendientes de la pata de conejo, pues una vez que alguien toca la pata, es bendecido con buena suerte, pero si la pierde se gana la muerte. Desafortunadamente, Sam toca la pata de conejo, lo que impulsa a un sobreexcitado Dean a comprar billetes de lotería. Sin embargo, una ladrona llamada Bela, se apodera de la amuleto, causando que la suerte de Sam se torne un tanto más oscura y colocando su vida en peligro. 


En una pequeña cárcel de un viejo condado, Gordon Walker, el cazador de vampiros  comenzaba a planear su venganza contra los Winchester. Ahora mas que nunca estaba convencido de que Sam Winchester si era lo que los demonios alguna vez le habían contado, un soldado de la oscuridad que tarde que temprano iba a traicionar a la raza humana. Por ende, Gordon llamo a su hombre de mayor confianza, otro cazador, para que lo visitara en la prisión.

El nuevo cazador era un hombre rubio, algo maduro de edad y con experiencia suficiente como rastreador para localizar a Sam, así que apenas pasar por la revisión de la prisión ingreso a la sala de visitas.

— Es cierto… La puerta del diablo se abrió en Wyoming, es grave, el asunto es grave… no hay forma de saber cuantos demonios salieron pero fueron cientos, un ejercito. — comento el cazador apenas tener enfrente a Gordon.

— Sam Winchester estaba allí, ¿verdad? — cuestiono Gordon.

— He hablado con un sujeto que conoce a un sujeto que conoce a Bobby Singer, y sí… parece que los Winchester estaban allí cuando la puerta se abrió… Pero Singer dijo que fueron ahí para evitarlo — agrego el hombre.

—Bobby ya no es lo que era antes… Sam podría haberlo convencido de todo ahora. — aseguro Gordon, el había tenido sus diferencias con Bobby antes y tenia una muy mala opinión de él como cazador-

— Escucha Gordon… según lo que se dice, Sam Winchester se escapa… Es un cazador, eso es todo. — aseguro el hombre, él era del tipo de cazador que necesitaba ver pruebas solidas antes de iniciar un trabajo.

— ¿Eso es todo? — pregunto Gordon alucinado, no entendía como era posible que todas las personas creyeran en Sam y nadie viera su verdadera naturaleza.  — Kubrick... No estoy seguro de que sea humano… ¿No me crees?... Hace seis meses te dije que habría una guerra… Mira a tu alrededor, ya está aquí… Ahora te estoy diciendo que este  chico es parte de ella. Rastréalo Kubrick y lo veras también, Sam Winchester debe morir. — aseguro Gordon, el otro cazador pudo notar un brillo especial en los ojos de Gordon, así que decidió comenzar con la búsqueda de Sam Winchester, tenia que asegurarse de que cosa era antes de proceder a cualquier otro movimiento.

Lejos de la prisión, los hermanos Winchester se encontraban en camino por la interestatal, buscando algún caso nuevo que atender y discutiendo sobre los últimos acontecimientos. Aun que todo se puso algo intenso cuando Sam les conto a los chicos sobre la chica rubia, la que había resultado ser un demonio con buenas intenciones.

— Porque es un demonio, por eso… si descubres que ella es un demonio, usas el agua vendita no charlas con ella. — le gritaba Deán a su hermano, estaba realmente enojado pero mas que nada no podía entender que Sam le hubiera creído a esa mujer.

— No estuve charlando, Deán. — Murmuro Sam, era en esos momentos cuando odiaba lo mucho que su hermano se preocupaba por él. Deán siempre tomaba el rol de su padre y le regañaba y reprochaba por cosas como esas, simplemente era insoportable.

— ¿No? ¿Entonces por qué no la mandaste de vuelta al infierno? — pregunto Deán.

— Porque... porque dijo que podía ayudarnos. — murmuro Sam, no le había contado toda la charla a Deán porque sabia que se enojaría aun mas y la discusión jamás daría fin.

— ¿Cómo? — pregunto Deán interesado y entonces noto el gesto de ”No quiero hablar de eso” en el rostro de Sam  — ¿Oh, de verdad, Sam? ¿Cómo? ¿Cómo podría ella ayudarnos? — le exigió saber.

— Me dijo que podría ayudarte, ¿si?... Ayudarte a salir del trato del crucero. — le grito Sam, ahora ya estaba desesperado por tanto regaño.

— ¿Qué pasa contigo, eh?... Te miente, tienes que saber eso ¿no?... Sabe cual es tu debilidad, soy yo… ¿Qué más te dijo? ¿Sam? — volvió a exigir Deán, ahora estaba mas que seguro de que Sam le estaba ocultando algo y seguramente era algo malo que lo pondría en peligro y como hermano mayor, no podía dejar que nada malo le pasara.

--- Nada. — murmuro Sam molesto y entonces noto que Deán lo miraba con muchísima incredulidad. — ¡Nada Deán!… no soy idiota, no dije que voy a confiar en ella. Estoy hablando de usarla… ¿estamos en guerra, verdad? pues no sabemos nada sobre el enemigo, no sabemos dónde están, no sabemos qué están haciendo… Ni siquiera sabemos que quieren. Y esa chica sabe mas de lo que nosotros averiguaremos solos, y si es un riesgo, lo se… pero tenemos que correrlo. — aseguro Sam y giro su seria mirada hacia la carretera, Deán continuaba mirándolo de forma rara, algo raro estaba pasando con ese chico desde que regreso con la muerte, ya no era el mismo Sam cuidadoso de siempre, ahora era un cazador dispuesto a correr cualquier riesgo innecesario.

— ¿Si estás bien, verdad?... Quiero decir, ¿te sientes bien? — le pregunto Deán preocupado.

— ¡Sí, estoy bien! ¿Por qué siempre estas preguntándome eso? — cuestiono Sam molesto y cansado de tener que darle explicaciones de sus actos a su hermano, el ya era grande y sabia tomar sus propias decisiones.

Los Winchester avanzaran un par de kilometro mas en silencio, hasta que escucharon el tono desconocido de un teléfono celular en el auto.

— No es el mío. — comento Deán sin apartar la mirada del camino.

— Tampoco el mío. — murmuro Sam, igualmente sin ver a ninguna otra parte mas que al frente. Jeff que estaba calladito por la discusión en el asiento de atrás, dio un salto y asomo su cabeza entre sus hermanos.

— Mira en la guantera, es el de papá. — dijo Jeff a Sam, el mismo hubiera sacado el celular pero no alcanzaba la guantera.

— ¿El de papá? — preguntaron sus hermanos al unisonó.

— Sí… Es una costumbre que me enseño antes de… bueno, lo mantengo cargado por si a caso llama alguno de sus viejos contactos. — explico Jeff, así que Sam se apresuro a sacar el teléfono de la guantera y respondió.

— ¿Hola?... Sí, soy Edgar Casey… No, no, no, no. No... No llame a la policía. Puedo encargarme yo… Gracias… Oye,  ¿puedes... puedes cerrarla por mí?... Bien… Eh, yo, eh... no tengo mi… mi agenda conmigo… ¿Tienes... tienes la dirección para que pueda...? — se escuchaba decir a Sam, de pronto saco un papel e la guantera y escribió algo muy rápido. — Bien… Muchas gracias.— dijo antes de colgar y girar a ver a sus hermanos que lo miraban expectantes por la llamada.

— ¿Papá le dijo a alguno de ustedes que tenia una bodega contratada? — les pregunto Sam

— ¿Qué? — pregunto Deán alucinado, su padre siempre había sido un tacaño y era muy extraño que gastara dinero (aun que fuera de estafas con tarjetas) en otra cosa que no fueran armas o municiones.

— Si a las afueras de Buffalo. —  comento Sam y se giro a ver a Jeff.

— No me mires a mi, yo tampoco sabia nada… yo fui el que menos conoció a papá ¿sabes? — le dijo Jeff molesto y cruzándose de brazos.

— Jeffrey. — le amonesto Deán para que parara, el hablar de su padre se había convertido en un tema tabú para la familia, era algo doloroso de recordar y mas cuando el chico se expresaba de esa forma tan ruda de John.  — ¿Y que pasa con esta bodega? — pregunto Deán.

— Alguien se metió a robar. — explico Sam

Así que Deán paso toda la noche conduciendo hasta Buffalo y para cuando llegaron descubrieron que la bodega de su padre era subterránea y estaba bastante bien escondida como para que cualquiera se metería a robar. Los hermanos subieron a una especie de elevador que los bajo un piso mas halla de la tierra.

— Sujétame ¿quieres?... estas cosas me dan nauseas. — le dijo Jeff a Sam antes de apoyarse sobre su brazo, Sam solo sonrió y le puso las manos sobre los hombros para estabilizarlo.

—Demonios. — murmuro Deán.

— ¿Qué? — pregunto Sam

—Nuestro papá y sus secretos… pasamos tanto tiempo con él, y es como si apenas lo conociéramos. — comento Deán

—Bueno, hoy vamos a aprender algo. — agrego Sam y finalmente los tres bajaron del ascensor. La bodega estaba oscura, llena de polvo (y seguramente ratas) pero lo más destacable de todo era la enorme trampa del diablo que estaba pintada alrededor de todo el suelo.

—No se permiten demonios. — murmuro Sam, entonces los tres sacaron sus linternas y empezaron a echar un vistazo a su alrededor.

— Sangre… Miren esto. — exclamo Deán a lo lejos y entonces los chicos miraron un pequeño charco de sangre, seguido por un camino de sangre hasta la salida

— Quien quiera que entrara aquí fue atacado. — dijo Sam, señalando un sistema improvisado de seguridad, una escopeta rodeada por un alambre que al jalarse provocaba un disparo.

— Querido papá— murmuro Deán con orgullo, solo su padre era capaz de crear esa maravilla de trampas con tan poco presupuesto. — Hay dos huellas de bota aquí… Parece que fueron dos hombres y el que recibió el escopetazo siguió caminando. — agrego Deán.

— ¿Qué seria esto? ¿Papá trabajaba aquí o que? — pregunto Sam mientras se abrían paso por la bodega, había muchos estantes con polvo y cosas que costaban distinguirse por la poca luz.

— Disfrutando la vida como siempre. — comento Deán con algo de ironía y entonces tomo una pequeña y curiosa estatuilla de plata de un futbolista, con una fecha grabada en su base: 1995.
Sam giro para ver a Deán y le quito la estatuilla de las manos.

— ¡No puedo creerlo! Es mi trofeo de campeonato de división de fútbol… No sabía que lo había guardado. — comento Sam lleno de felicidad, realmente recordaba ese tornero por haber sido la primera pelea con su padre. A John no le hacia gracia que Sam fuera a entrenar para los juegos en lugar de ponerse a aprender latín o a limpiar armas. Siempre pensó que su padre no tenía interés en sus actividades pero ahora notaba que había sido todo lo contrario, John si tuvo interés por él cuando era niño y hasta estuvo orgulloso.

— Tal vez sea su único recuerdo de que fuiste un niño. — comento Deán con ironía antes de encontrarse con un objeto de su propia infancia.  — ¡Ah, wow! Es mi primera recortada… La hice yo mismo, en sexto grado. — comento Deán e incluso cargo el arma hecha de latas, estaba perfecta.

Jeff solo miraba a sus hermanos con sus recuerdos de la niñez, desde la esquina. Era injusto que su padre tuviera algo para recordarlos en esa bodega y de él no tuviera ni una triste fotografía tan siquiera. Jeff jamás había sido del tipo celoso pero ahora si que se sentía desplazado, se sentía como un cero a la izquierda en la vida de su padre. Sam pudo ver la expresión triste del chico y se le acerco.

— Oye enano… se lo que parece esto, pero...

— No lo sabes Sam, tu jamás vas a entenderlo… tu lo tuviste 23 años en tu vida, se que te enojabas con papá porque se iba casi todos los días de viaje, pero…. Pero yo hubiera preferido eso, yo solo lo tuve un año conmigo y cuando… cuando aprendí a quererle, me lo quitaron… así que dime, ¿entiendes como me siento? —  le grito Jeff antes de apartarse, Sam bajo la mirada porque realmente Jeff tenia razón, jamás iba a poder entender por lo que estaba pasando.

Mientras tanto y sin que ninguno de los chicos Winchester pudiera imaginarlo, el amigo cazador de Gordon Walker había empezado a reclutar a mas cazadores para emprender la búsqueda de Sam, pero por un golpe de suerte solo un único cazador había atendido a su llamado.

—Así que, ¿no tienes evidencias contra ese chico Winchester?... Sólo estás siguiendo el instinto de Gordon. — pregunto el cazador tras escuchar la descabellada historia que Gordon inicio.

— ¿Alguna vez has cazado con Gordon? —  cuestiono el otro cazador.

—No… He oído que es bueno. — aseguro el hombre.

— ¿Bueno?... Es el mejor, salvó mi vida más veces de las que puedo recordar… Así que, si el dice que Sam Winchester es peligroso, yo le creo. — dijo el cazador, el otro simplemente asintió.

— Estará cubriendo sus huellas… No será fácil de encontrar. — aseguro el hombre, el era un buen rastreador también pero el si que conoció a John Winchester en su pasado y estaba convencido de que les había enseñado a sus muchachos las mejores tácticas para desaparecer de los radares.

— La última vez se le situó en Nebraska, hace tres semanas. — comento Kubrick, el amigo de Gordon.

— No es una pista fresca — aseguro el otro cazador.

—No es invisible, Creedie… Algún cazador sabrá algo, así que llamaremos a nuestros contactos… Solo necesitamos una pista. — Dijo Kubrick antes de darse cuenta de que Creedie estaba jugando con una figura de cerámica de la cara de Jesucristo — No juegues con mi Jesús. — le pidió y entonces le arrebato el articulo para regresarlo a su lugar.

Mientras tanto, los Winchester continuaban inspeccionando la bodega. El repentino berrinche de Jeffrey los había dejado cayados y sin palabras de soporte  aliento. Por suerte Deán encontró una parte bastante interesante de la bodega.

— Miren esto… Tenía minas de tierra... que no se llevaron… ni las armas, creo que los ladrones sabían que querían. — aseguro Deán, era bastante obvio que no robaran las cosas mas valiosas (en términos monetarios)

— Eh, miren esto. — comento Sam desde el otro extremo de la bodega, desde una parte hundida con mas estante polvosos, los otros chicos se acercaron a mirar. — ¿Ven estos símbolos? Son magia de atadura, son cajas de maldición. — explico Sam, aluzando con su linterna la fila de cajas marcadas por símbolos, habían muchas y de distintos colores y tamaños también.

— ¿Cajas malditas? Se supone que mantienen un mal dentro, ¿verdad?... como la caja de pandora. — comento Deán.

— Sí, se hacen para contener el poder de un objeto maldito. — agrego Sam

—O un demonio. — murmuro Jeff, sus hermanos se giraron a verlo y se encontraron con que la caja del demonio Timyk, el demonio que poseyó a su hermano meses antes. También estaba ahí.

— Jeff, aléjate de la caja. — le ordeno Deán, el recuerdo del pequeño niño siendo poseído por esa cosa malvada le daba pavor. Y temía que si Jeff se le acercaba nuevamente a esa cosa, pudiera volver a salir perjudicado.

— Pero Deán, hay algo arriba. — comento Jeff, era una suerte que el estante estuviera alto y el chico no alcanzara la caja porque si no, ya la habría tomado nuevamente.

— Déjame ver, hasta para atrás. — le dijo Sam y con sumo cuidado de no tocar la maldita caja siquiera, bajo un monto de hojas dobladas en una carpeta rota. La cubierta decía; 1994

— No se que signifique. — murmuro Sam, Jeff se acerco rápido y le arrebato la carpeta de las manos, la abrió y hecho una rápida mirada.

— Estas hojas… son como las del diario de papá. — murmuro Jeff

— Y esa es su letra, deben ser las hojas que faltan. — comento Sam

— ¿Faltan hojas? — pregunto Jeff aterrorizado, el diario de su padre era como una enciclopedia sagrada de los sobrenatural y no le gustaba la idea de no tenerla completa.

— Papá escribía muy seguido en su diario pero hay… hay un periodo, de diciembre del 93 a enero del 94. No hay nada de ese tiempo en el diario, es como si no existiera y eso llama bastante la atención cuando lees seguido el diario… ¿me pregunto porque las guardaría? — comento Sam

— Bueno, yo… naci en enero del 94, tal vez… — A Jeff solo se podían ocurrir un montón de ideas de conspiración y secretos en esas hojas. Pero la idea de que padre podía haber guardado algo suyo en ese almacén, también era reconfortante.

— Llévate las hojas, las leemos mas tarde. — indico Deán. — Hablando de eso, el diario de papa si menciona cosas, hechizos peligrosos, fetiches, jamás dijo donde terminaron.

— Este debe ser su basurero toxico. — comento Sam, recorriendo con la luz el resto de los estantes y notando la falta de polvo en un espacio cuadrado perfecto. — Falta una caja… Genial. — murmuro Sam, todo en ese almacén era bastante peligroso y la idea de un maleante con una de esas cajas en su poder no era para nada buena.

— Bueno, a lo mejor no la han abierto. — dijo Deán, esperanzado a poder encontrar a los maleantes antes de que desencadenaran algo muy malo. Sin embargo ya era un poco tarde, los ladrones ya estaban en otro pueblo y tenían sus propios planes.

— Abrámosla. — dijo el ladrón que tomo la caja del estante en primer lugar.

— ¡No molestes con la maldita caja! ¿No ves lo que está pasando? me estoy desangrando, ¿Qué no ves? — pregunto el sujeto herido por el disparo de la escopeta de John, mismo que llevaba horas convaleciente y tirado en sofá.

— Voy a abrirla. — dijo el otro hombre, ignorando del todo las quejas de su compañero.

— Grossman. — le llamo el herido para que no se atreviera a abrir la caja siquiera.

— ¿y si esto vale mucho realmente? ¿Qué,  solo vamos a entregársela a ella? ¿Quien corrió el riesgo?, y Wayne estas herido, todo por unos cientos de dólares… tal vez podríamos ganar mas, vendiendo lo que hay dentro. — le dijo el otro ladrón, tomo una navaja de la mesa y con mucha fuerza pudo romper la cerradura de la caja y abrirla. El herido se levanto rápidamente y miro al interior de la caja.

— ¿Eh? ¿Es una broma? ¡¿Es una broma?! — se preguntaba el herido, metió la mano en la  caja y de ella saco una pata de conejo con una cadena de plata. — Es una pata de conejo, es una pata de conejo, ¡Grossman!... Voy a morir por esto — gritaba el hombre histérico y enojado, entonces golpearon a la puerta. — Oh, genial, ¿ahora qué?

El sujeto herido se volvió a dejar caer sobre el sofá mientras miraba la pata de conejo, tenia ganas de destruirla con sus propias manos. Así que el otro fue a abrir

— Hola Foster. — dijo el hombre,  apenas abrirle a su vecino.

— Oigan señores no es que sea delicado, pero son las 6 de la mañana... ¿podrían bajar la voz? — les pidió el hombre mayor.

— Si, es que tenemos un problema, es todo. — comento Grossman para que se fuera pero lo único que logro fue que el vecino asomara la cabeza al interior del apartamento y viera el montón de sangre en el brazo del otro sujeto.

— ¿Qué paso contigo? — pregunto el vecino.

— Una escopeta me disparo. — me quejo el ladrón, el vecino le hecho una ultima mirada, realmente era una herida fea.

— Oye Grossman… En mi cocina hay un estuche medico, y pon agua a hervir. — le ordeno el vecino al otro ladrón y este no tuvo que pensarlo dos veces para obedecerlo.

— Fui medico militar en Vietnam… Así que… este es tu día de suerte. — comento el vecino al herido, quien sonrió y miro la pata de conejo en sus manos. Tal vez la leyenda de esas cosas era cierta, y esta le traería suerte.

Mientras tanto los Winchester habían pasado casi toda la noche viendo videos de vigilancia de los alrededores de la bodega, habían logrado encontrar el auto de los ladrones y todo porque los tontos se habían estacionado justo frente a la cámara de una gasolinera y dejaron ver sus rostros y la sangre del tipo herido.

Con la matricula en sus manos, los Winchester iniciaron la cacería de los ladrones para el amanecer.

— ¿Crees que este bien? — pregunto Deán sobre Jeff, quien iba dormido en la parte traerá del impala y en toda la noche no había soltado en esa carpeta con las hojas del diario de John.

— Se esta ajustando Deán, créeme… Yo sé como se siente — aseguro Sam — Es normal que extrañe a papá, después de todo pasaron mucho tiempo, juntos.

— Lo se… solo espero tener el tiempo suficiente para compensarlo. — murmuro Deán, Sam lo miro en silencio. Nuevamente Deán parecía estar cómodo con el hecho de que le quedaba menos de un año de vida. Los Winchester llegaron a una zona de apartamentos y se estacionaron, pues de junto estaba un auto bastante parecido al de los ladrones.

— Jeff, amigo, despierta.  — le dijo Deán al chico y lo zarandeo un poco para despertarlo.

— ¿Deán? ¿Que pasa? — pregunto Jeff entre bostezos

— Vamos a salir por la caja… quédate aquí, cuida el auto. — le dijo Deán y el chico solo atendió y volvió a cerrar los ojos, no iba a cuidar ningún auto, iba a seguir durmiendo, pero estaba bien de todas formas. Así que Sam y Deán bajaron del impala y caminaron hasta el otro automóvil.

— Connecticut… Los últimos tres dígitos: 8-8-0. — leyó Deán, directamente desde la matricula y Sam reviso la fotografía impresa de la cámara.

— Sí. Eses es — confirmo Sam

— No debieron estacionarse frente a una cámara de seguridad. — repitió Deán cansado, si que esos sujetos eran unos completos tontos.

Dentro del apartamento, los dos ladrones llevaban un buen rato jugando poker e increíblemente el sujeto con la pata de conejo llevaba ganados todos los juegos.

— Cuatro reyes… ¿Lo viste? — pregunto el sujeto emocionado, con las cartas en la mano.

— Sí, sí, sí. — dijo Grossman impresionado por la repentina racha de buena suerte de su compañero.

— Juguemos otra. — pidió el ladrón, volvieron a repartir las cartas y a los pocos minutos el sujeto volvió a ganar.

— Escalera real… Grossman, esa es la segunda escalera real en 8 manos… No puedo perder… Quiero decir, en serio, no puedo perder… Tal vez esta cosa funciona… ¿Sabes a lo que me refiero, no?... ¿Sabes que? De ninguna manera le entregaremos esto a esa perra, y menos con lo que nos paso… vámonos de aquí, vamos a divertirnos. — dijo el ladrón, se puso en pie dispuesto a salir. Cuando la puerta de su apartamento se abrió de un golpe y los Winchester entraron con pistola en mano.

— ¡Quietos! — grito Deán

— ¡Que nadie se mueva! — grito Sam y entonces los ladrones se echaron hacia atrás, con las manos en alto y sin dejar de mirar las armas.

— ¡No te muevas! ¡No te muevas! — le gritaba Deán al sujeto de la suerte. — De acuerdo… Danos la caja… Por favor díganme que no...

— Lo hicieron — interrumpió Sam, entonces Deán se giro a la izquierda y vio la caja negra, sin tapa en la mesa de centro.

— ¡¿La han abierto?! — pregunto Deán alucinado.

— ¿Son policías?— cuestiono el sujeto de la suerte, entonces Deán bajo el arma un minuto y se le acerco para tomarlo del cuello de la camisa.

— ¿Qué había en la caja? — exigió saber Deán y el hombre le indico con la mirada la mesita de centro, donde estaba la pata de conejo. — Oh, ¿es eso? ¿Es eso, verdad? ¿Qué es esa cosa? — pregunto Deán confundido, el maleante aprovecho para golpearlo y la pistola de Deán cayo al suelo, una bala se disparo hacia la mano de Sam y lo obligo a tirar su arma también. Todos se quedaron tranquilos un segundo, hasta que el otro sujeto trato de lanzarse sobe el arma pero Sam se fue sobre él. Deán trato de levantarse del suelo pero el primer hombre le golpeo con el arma en el rostro y lo dejo tirado.  Sam estaba siendo asfixiado por el otro delincuente cuando logro tomar la pata de conejo de la mesa y repentinamente sintió una fuerza increíble, lo que le permitió quitarse de encima de una patada al sujeto.

— Deán... Lo tengo. — exclamo Sam, poniéndose en pie con la mítica pero extraña cosa en sus manos.

— No, no lo creo. — dijo el primer ladrón y le apunto a Sam con la pistola en el pecho, entonces jalo el gatillo pero no paso nada, la pistola estaba trabada. El sujeto dio un paso hacia atrás y se cayó al suelo por si mismo, quedando inconsciente.

— ¡Sam! — grito Deán al ver al otro sujeto se ponía en pie con otra arma en la mano, pero apenas estar en pie se golpeo con un estante de libros que colgaba de las paredes y volvió a caer al suelo.

— Eso fue buena suerte… ¿Es una pata de conejo? — pregunto Deán confundido por todo lo acababa de pasara frente a sus ojos.

— Creo que si. — murmuro Sam confundido, algo realmente diferente se sentía en su interior desde que tomo esa pata de conejo en sus manos.

Mientras tanto en el impala, Jeff no había seguido con su siesta, se había puesto a leer las hojas del diario de su padre. En el pasado John jamás le dejo tocar su mas preciada posesión y hasta la fecha eran contadas las veces que lo había podido leer. Pero esas hojas eran diferentes, tal y como pensó al encontrarlas, las hojas hablaban de su nacimiento.

03  de enero de 1994
Piper desapareció esta noche, la hemos estado buscando por el pueblo pero no aparece. Giles piensa que ella pudo haberse marchado, pero yo no quiero pensar en ello. Es la primera vez en mucho tiempo que siento esto, que siento amor.

05 de enero de 1994
Mi mano tiembla para escribir esto, Piper apareció muerta esta mañana y en camino a la funeraria, ella despertó. Ella es un vampiro

06 de enero de 1994
Piper no recuerda que o mas bien quien la transformo. He pedido al pastor Jim que cuide de Deán y Sammy por unos días, no quiero que se enteren de que Piper esta… ella estaba embarazada de mi cuando se convirtió, dios… mi hijo, mi bebe falleció con ella al convertirse en vampiro. ¿Como se supone que debo de sentirme?

08 de enero de 1994
Cuando pensé que mi vida estaba al borde del abismo, me llega una ultima esperanza. No sabemos como explicarlo pero mi hijo sigue viviendo dentro de Piper. Ella dice que puede escuchar su corazón latir, que incluso puede sentirlo. ¿Pero como es posible? Ella es un vampiro, los vampiros no pueden procrear. Lo mas extraño de todo es el bebe, de la noche a la mañana Piper ha desarrollado un embarazo de al menos 3 meses, ¿que esta pasando? ¿Qué cosa hemos procreado juntos?

Era doloroso para Jeff estar leyendo aquello, jamás había hablado con su padre sobre los acontecimientos que rodearon su nacimiento pero esas hojas lo detallaban claramente, se podía sentir la angustia de un cazador apunto de convertirse en padre de una abominación, se podía sentir el dolor. Jeff dejo de leer al percatarse que sus hermanos iban en camino, ya tendría tiempo después para acabar de leer su historia.

El impala llego hasta el centro de la cuidad y una vez ahí, Deán fue a comprar comida a una de las tiendes de autoservicio, dejando que Jeff se entretuviera buscando una buena revista que comprar para leer en el camino. Fue mientras pagaban la compra que Deán encontró algo realmente interesante en las cajas. Luego los dos regresaron al auto con Sam, que estaba leyendo el diario de su padre.

— No puedo encontrar nada en el diario de papá. — Dijo Sam, entonces Deán le entrego unos boletos de lotería que recién compro. — Deán, por favor — se quejó Sam, era egoísta y  hasta malo aprovechar su suerte para ese tipo de cosas.

— ¿Qué? Esa era mi pistola que te apuntaba y jamás se atasca, así que fue un golpe de suerte, sin mencionar que ellos se eliminaron solos, también por suerte… Toma, rasca una… Vamos Sam, rasca y gana. — le presiono Deán y muy a su pesar Sam tomo los boletos y empezó a rascarlos con una moneda.

— Deán, tiene que haber una maldición, si no papá no la habría guardado. — se quejo Sam y le regreso todos los boletos rascados a su hermano.

—  1,200 dólares… Acabas de ganar 1,200 dólares, ¡Wow! No me parece una maldición, Sam — aseguro Deán y puso el auto en marcha.

Mientras tanto en casa de los ladrones, Wayne (él sujeto que había tocado la pata de conejo por primera vez) acababa de despertar tras el mal golpe que se llevo, miro un segundo que todo su hogar estaba hecho un tiradero y luego camino hasta su compañero y lo pateo en el pie para tratar de despertarlo.

— ¿Grossman?... Grossman, despierta… ¿Grossman? — decía Wayne una y otra vez, camino a la cocina para lavarse la cara con agua. El trastero estaba lleno de basura, así que la coloco en cualquier parte que pudo, e incluso coloco un tenedor enorme de ensalada de pie.

Wayne dejo caer agua en sus manos y se lavo la cara. Después camino para ver a su amigo pero se resbalo con una botella de vidrio y callo de espaldas sobre el enorme tenedor de ensalada. El sonido de la sangre de Wayne salpicando,  despertó al otro sujeto quien llego a la cocina solo para ver el cadáver de su amigo, siendo atravesado por la cara con el tenedor. El hombre grito como loco por lo aterrador de la escena.

Al mismo tiempo, los Winchester terminaban de hospedarse en un motel. Deán se había obsesionado con el dinero y seguía rascando sus billetes, mientras que Sam no dejo de tener ese sentimiento extraño respecto a la pata, así que llamo a Bobby para contarle todo y se entero de la verdad del objeto.

— No, oye Bobby, no lo sabíamos. — se excuso Sam tras escuchar mas de 5 minutos de regaño de Bobby.

— ¿Lo tocaste? ¡Demonios, Sam! — le grito Bobby

— Bueno, papá nunca nos dijo nada de esto… Pero, ¿tú sabías de un almacén en Black Rock?— le cuestiono Sam

— ¿Su almacén?... Sí, lo sabía… Yo construí esas cajas para él… pero escucha, tienes un serio problema… Esa pata de conejo no es nada bueno, es un vudú real, algo antiguo… hecho por una bruja de Salem hace como 100 años. – explico Bobby pero Sam ya no estaba prestando atención pues en ese segundo se encontró un reloj de oro tirado en el suelo, lo levanto y se lo mostro a Deán, quien le sonrió.

— Es un gran talismán — murmuro Sam, deslumbrado por el brillo del oro del reloj.

— No es un talismán, es una maldición… se hizo para matar personas, si la tocas es tuya… obtienes una racha de buena suerte que es increíble... Pero si lo pierdes, la suerte cambia… es tan mala que te mueres en una semana. — le explico Bobby.

— Bueno, entonces no la perderé Bobby. — aseguro Sam

— ¡Todos la pierden! — grito Bobby, empezaba a desesperarse de que esos chicos siempre encontraran la forma de meterse en líos innecesarios.

— Bueno, entonces ¿cómo rompemos la maldición? — pregunto Sam

— No se si se podrá… Déjame ver mis libros y hacer unas llamadas, tú cuídate. — dijo Bobby, y colgó la llamada para ponerse manos a la obra con la investigación, había escuchado sobre esa maldita pata de conejo antes y sabia que debía ser rápido para salvar a Sam

— Hermano, tenemos 15 mil. — dijo Deán al ver que Sam se le acercaba nuevamente para contarle todo.

Jeffrey se quedo solo dentro de la habitación de motel y aprovecho para leer un poco mas del diario secreto de su padre.

10 de enero de 1994
El estomago de Piper ha crecido bastante, es como si ahora tuviera 5 meses de embarazo. Ella ha empezado a sufrir dolores, dolores muy fuertes que ella describe como si el bebe quisiera comérsela desde dentro. Tengo miedo por la vida de Piper pero tengo mas miedo de pensar en que nuestro hijo puede ser un monstruo, Dios mío. Ayúdame.

Jeff no pudo seguir leyendo, saber que le había causado dolor a s madre y miedo a su padre, fue algo desconsolador, una lagrima corrió por su mejilla pero se contuvo de llorar. Tenia que seguir a sus hermanos todavía y comentarles esos asuntos del diario, no iba a ser de mucha ayuda por ahora.

Así que los Winchester fueron finalmente a comer al restaurante mas cercano, Deán podía notar la tensión entre sus hermanos, en especial con Sam

— No te preocupes… Bobby encontrará una forma para romper la maldición… Hasta entonces, hay que ir a las vegas y pongamos un poco de "rain man"… Tú puedes ser "rain man". ,- dijo Deán apenas entrar al restaurant, en su ultimo intento por distraer a Sam sobre sus pensamientos de muerte.

— Estaremos quietos hasta que Bobby llame, ¿si?— dijo Sam antes de acercarse al camarero del sitio. — Hola… Mesa para tres, por favor. — pidió Sam

— ¡Felicidades! — grito el camarero, entonces empezaron a caer globos del techo y un montón de empleados se acercaron a aplaudir y lanzarles confeti a los hermanos.
— Son los clientes un millón del restaurante de la familia Biggerson. — explico el hombre, entonces otro mesero se acerco y les entrego un enorme cheque a los hermanos, donde se podía leer:

Comida gratis por un año

El mas contento con la noticia fue Deán, el amaba la comida de esos restaurantes. Ninguno de los chicos se dio cuenta de que uno de los meseros les tomo una fotografía para subirla a la página web del local.

Así que después de la breve celebración, los hermanos se sentaron en su mesa para comer sus hamburguesas. Mientras que Sam se puso a investigar sobre la pata de conejo, la cual era bastante popular en la web y estaba catalogada como un mito.

— Bobby tiene razón, esto viene de muy atrás… Vudú Puro… No puedes cortarle la pata a cualquier conejo, tienes que estar en un cementerio, bajo la luna llena en un viernes trece. — explico Sam

— Había escuchado de cosas malditas antes, pero eso… eso es ser una bruja demente, es un hechizo bastante peligroso. — comento Jeff antes de darle un enorme mordisco a su comida.

— Creo desde ahora, solo iremos a lugares con Biggerson. — murmuro Deán, en eso se acerco una camarera alta, de cabello corto negro y hermosos ojos.

— ¿Les sirvo mas? — les pregunto ella, sobre las tazas de café vacías.

— Sí, si claro. — Balbuceo Sam, la mirada de esa mujer lo tenía realmente hipnotizado y eso empeoro cuando ella le sonrió. Tenía la sonrisa más hermosa que Sam había llegado a ver en toda su vida. — Gracias. — dijo Sam mientras ella le llenaba la taza y accidentalmente dejaba caer el café en la mesa y la mano de Sam, que empezó a tratar de limpiar todo con sus torpes manos.

— Oh, yo... No, no te preocupes… Está bien, está... yo lo hago. — dijo la camarera, limpiándole la mano a Sam con suavidad. — No es problema, de verdad… lo lamento. — dijo la mujer una ultima vez, termino de limpiar y se fue caminando muy sexy por el pasillo. Era tan sexy que Sam y Deán no resistieron a  girarse para verle el trasero y ahí ella les sonrió una última vez.
— Que idiotas son. — Murmuro Jeff y eso le gano una colleja de parte de Deán. — Oye, auuu... yo solo decía. — se quejo Jeff, llevándose la mano a la nuca para sobarse.

— Oye, si algún día vas a tener suerte. — Deán estaba por darle a Sam uno de los sermones machistas que tanto le gustaban pero Sam no le dejo continuar.

— Cállate. — le dijo Sam, entonces trato de tomar su taza de café pero estaba tan caliente que no pudo y termino derramando el café caliente sobre su mano, Sam se levanto hecho una furia por el ardor y derribo a un mesero con toda la comida.

— ¡Oh! ¡Oh, dios! Lo siento. — gritaba Sam

— ¿Qué fue  eso? — pregunto Jeff, entonces Sam saco la bolsa de su chaqueta y descubrió que la pata de conejo ya no estaba.

— No puede ser. — murmuro Deán, su mente había repasado los últimos acontecimientos y tenia a la culpable de la desaparición de la pata. Era la camarera bonita quien una vez fuera del restaurante se quito la peluca negra y la tiro a la basura, entonces se guardo la pata de conejo (envuelta en una servilleta para no tacarla) en su bolsillo y se fue en auto.

Los muchachos salieron corriendo tras ella pero se detuvieron en la puerta del restaurante para inspeccionar las posibilidades de escape.

— Vamos. — ordeno Deán tras escuchar un motor de auto, corrieron pero entonces Sam tropezó con algo y cayo de frente contra el concreto.

— Vaya, estas salado. — exclamo Deán, ayudándole a levantarse y entonces vio que el pantalón de Sam estaba completamente roto y sus rodillas sangraban.  — Así que, ¿ahora tu suerte será mala? — le pregunto

— Así es. — murmuro Sam, aun dolido por el impacto que sufrieron sus rodillas.

— ¿Qué tan mala será? — se pregunto Deán.

Los cazadores de Gordon Walker habían empezado también con la cacería de los hermanos Winchester y llevaban horas llamando a todos sus conocidos para obtener información.

— Bien... Si oyes algo, llámame. — dijo Kubrick antes de colgar el teléfono. — Bueno, acabe con los míos… ahora a esperar. — agrego, poniéndose las manos en la nuca para tener un descanso.

— Ahora a comer. — dijo el otro cazador.

— Buena idea… ¿Qué te gusta?... Tengo de todo enlatado. — dijo Kubrick, dispuesto a levantarse para ir a buscar las latas, pero el otro cazador se le interpuso en el camino.

— No, no, amigo… hay que salir a comer, conozco un buen lugar… Extenso menú, buen servicio,  ambiente casero, usan ajos… el menú esta en internet. — aseguro el hombre, así que prendieron la computadora y entraron a la página del Biggerson, en busca de los menús. Fue cuando se encontraron con algo inusual. La fotografía de los Winchester en la página principal del restaurante.

— ¿Estás viendo eso? — pregunto Creedie, realmente impactado por lo que estaba viendo,

— Sí, lo estoy viendo. — murmuro el amigo de Gordon y miro al cielo, dándole gracias al señor por haber puesto una pista enfrente y empezando a creer que Gordon tenia razón, y que algo divino lo llevaría hasta Sam para matarlo.

Mientras tanto, el ladrón sobreviviente de la bodega había terminado de hablar con la policía sobre la muerte de su cómplice. Todo había quedado como un trágico accidente pero el realmente no lo creía del todo. Así que se puso a beber en el apartamento.

— Adiós compadre. — murmuro entre lagrimas y dejo caer whisky sobre el suelo donde su amigo había muerto. Escucho algunos pasos y cuando giro la mirada se encontró con los chicos Winchester, ahí de vuelta en su hogar.  — Oh demonios, ¿Qué quieren? — les pregunto.

— Oímos  lo de tu amigo… Es mala suerte. — aseguro Deán.
— Púdranse. — murmuro el sujeto.

— Sabemos que los contrataron para robar la pata de conejo... una mujer. — dijo Deán, había estado pensando bastante en el robo de la pata de conejo y se había dado cuenta de que solo pocas personas podrían saber que Sam la tenia, solo personas involucradas con el robo y al ver que el ladrón listo había muerto, no quedaba nadie mas que un agente libre.

— ¿Sí? ¿Cómo saben eso? — cuestiono el sujeto, lo que daba razón a la teoría de Deán.

— Porque ellas nos la robo a nosotros. — dijo Deán y el hombre dejo de llorar para ponerse a reír como un loco de su tragedia.

— Escucha amigo, esto es... — Sam trato de dar un paso para amenazarlo, pero entonces su pie se enredo en un cable y tropezó, haciendo que un montón de cosas cayeran sobre el, en el suelo del apartamento.

— Sam, ¿estás bien? — pregunto Deán sin girar a verlo siquiera.

— Sí… Estoy bien. — murmuro Sam desde el suelo.

— Quiero que nos digas su nombre. — le exigió Deán al ladrón quien no dejaba de reírse.

— ¿y si no? — le reto el ladrón.

— No fue un accidente lo que mató a tu amigo. — le aseguro Deán y con esa declaración dejo callado al sujeto.

— ¿Qué? — pregunto el ladrón.

— Fue la pata de conejo. — aseguro Deán

— Estás loco, amigo. — murmuro el ladrón, aun que su interior realmente empezaba a creer que todo era por culpa esa pata, todo había comenzado cuando la sacaron de la caja.

— Sabes que no… Tú vistes lo que pasó, lo que hizo... las coincidencias, la suerte… Cuando pierdes la pata, la suerte se vuelve mala… Eso es lo que mató a tu amigo— le explico Deán, el ladrón asintió levemente pues lo que estaba escuchando era la pura verdad de lo que había visto esa mañana.  

— Y mi hermano es el siguiente, y quién sabe cuántas personas más después de el… Ahora, si no nos ayudas a parar esto, esas muertes serán tu culpa... Yo leo a las personas y yo lo se… Eres un ladrón, una basura y está bien... Pero no eres un asesino... ¿o si? —  le pregunto Deán, el ladrón trago saliva porque realmente no era una mala persona, solo le quedaba robar para poder mantenerse. Así que las palabras de Deán hicieron su efecto para que les confesara quien había sido su jefa en el robo.

Jeff volvió a quedarse en el auto con la excusa de esperar a sus hermanos, pero en realidad ocupo el tiempo para seguir leyendo las hojas de su padre, sin embargo lo que llego a leer no fue mucho mas bonito que lo anterior.



11 de enero de 1994
Piper dice que presiente que nuestro bebe será un niño. Yo realmente no me había puesto a pensar en ello, pero me agrada la idea… es mas, hemos empezado a pensar en nombres para él o ella en dado caso.

12 de enero de 1994
Las rodillas de Piper se rompieron esta mañana, no puedo quitar de mi mente el horrible sonido de sus huesos rompiéndose, ni el horrible grito que ella dio. Piper me dice que siente que nuestro bebe esta por nacer, pero no lo consigo entender… hace menos de 20 días que estuvimos juntos, ¿Qué clase de bebe se desarrolla de esa manera? ¿Qué clase de embarazo sobrenatural es este?... según todos los libros que he consultado, no existe ninguna criatura que nazca de esta forma, no existe explicación alguna… me empiezo a preguntar si se trata de un milagro o de una terrible maldición.

14 de enero de 1994
Extraño a mis hijos, se que los estoy protegiendo de la verdad pero no quiero ni nunca querré que presencien lo que yo. Esta noche Piper ha sangrado por los ojos y las orejas, ella dice que como vampiro no siente mucho dolor, pero yo estoy preocupado de que su cuerpo no resista por mucho tiempo. A penas y se puede mantener en pie. Dios si reamente me estas escuchando, te pido que cuides de Piper y de… de mi hijo.

Jeff estaba bastante concentrado en la lectura, tratando de imaginarse a sus padres juntos por primera vez en su vida y ni siquiera se dio cuenta de que sus hermanos ya estaban fuera del auto y mirándolo fijamente.

— Oh yo, este… esto… solo me distraía un poquito — les dijo Jeff. — ¿Consiguieron algo? — les pregunto para evitar la ronda de preguntas policiacas, los chicos se miraron un segundo y solo asintieron, iban a preguntarle a Jeff que lo tenia tan entretenido pero como si fuera señal del cielo, el celular de Deán empezó a sonar, así que contesto.

— Hola.

— Deán, buenas noticias… No fue fácil, pero encontré un hechizo que debe de funcionar. — aseguro Bobby, no había sido nada fácil pero había roto un record de investigación de lo antiguo.

— Bobby, eso es excelente,  solo que Sam, eh... Sam perdió la pata. — murmuro Deán, estaba bastante seguro de que Bobby se pondría como histérico y así fue.

— ¿Él qué? — le grito Bobby.

— Bobby, escucha, escucha… Una linda chica se lo robó, en serio… veintitantos años y, era hábil ¿sabes?... Tan buena como para engañarnos y solo le dio al tipo que contrato un nombre, que debe ser un alias o algo así… Luigi o algo así. — le conto Deán.

— Lugosi. — le grito Sam apenas escuchar que no recordaba ni el nombre, giro la mirada al suelo y descubrió que tenia una enorme y asquerosa goma de mascar rosa pegada a la suela de su zapato.

— ¿Lugosi?... Oh, diablos... debe ser Bela. — murmuro Bobby apenas escuchar el nombre.

— ¿Bela Lugosi? Que linda. — dijo Deán lleno de ironía, el nombre era bastante obvio incluso para una mujer.

— Bela Talbot es su nombre real… Me he cruzado con ella una o dos veces. — comento Bobby con bastante pesar, pues esa mujer no era un buen recuerdo para su memoria.

— Ella sabe lo de la pata de conejo... ¿Es una cazadora? — cuestiono Deán.

— Está lejos de ser una cazadora, pero si conoce el territorio… Estaba fuera del país, estaba en algún lugar del medio oriente. — dijo Bobby.

—  Pues ha vuelto— murmuro Deán.

— Eso implica mala suerte para ustedes — aseguro Bobby, y hablando de mala suerte, Sam estaba tratando de quitarse el chicle de la suela con la rejilla de una coladera rota. Raspo y raspo su pie contra ella pero entonces su zapato se quedo atorado dentro de la coladera.

— Que bien — murmuro Deán, sin darse cuenta del problema por el que estaba pasado su hermano en esos momentos.

— Pero si es Bela, conozco a alguien que sabe en donde encontrarla. — aseguro Bobby. En ese momento Sam se desespero y jalo su pie con tanta fuerza que su zapato se zafo de su pie y se fue por la coladera.

— Gracias Bobby, otra vez. — le dijo Deán aun al teléfono.

— Sólo cuida a tu hermano, idiotas. — dijo Bobby aun molesto y colgó la llamada. Deán se giro para ver a Sam y noto su cara triste al instante.

— ¿Qué? — le pregunto

— Perdí un zapato. — murmuro Sam, Deán giro la mirada cansada hacia el pie descalzo de su hermano y suspiro con frustración antes de subirse al impala.

Mientras tanto, los cazadores de Gordon ya estaban en el Biggerson del pueblo haciendo preguntas sobre los ganadores del cheque de comida gratis, por suerte para los chicos el evento ocurrió cuando Sam aun tenía la pata y por lo tanto la suerte.

— Nadie vio por dónde se fueron y su comida fue gratis, no usaron tarjeta. — dijo Greedie a Kubrick que parecía ido, mirando el cielo estrellado. 

— No te preocupes… Los encontraremos. — aseguro el cazador con una sonrisa.

— ¿Por qué estás tan seguro? — cuestiono el otro cazador.

— Hay un poder más grande actuando… Ahora lo sé. — dijo Kubrick con esa sonrisa idiota en el rostro y creyendo que dios los estaba guiando hacia Sam, si tan solo supiera que todo era por una maldita pata de conejo….

Los Winchester tuvieron que cambiar de motel por una infestación de cucarachas en el otro y apenas llegar a registrarse en el nuevo, Deán recibió la llamada de Bobby con la nueva información sobre la ladrona Bela Talbot.
— Bien, Bobby, gracias. Te la debemos... otra vez. — dijo Deán y colgó la llamada. — De acuerdo, Bobby se entero  de buena fuente que esta chica Bela vive en Queens… Me tomara dos horas llegar halla. — comento Deán, mirándose el reloj.

— ¿Y que aremos halla? —  pregunto Sam

— Tú, hermanito, te quedas aquí, porque no quiero tu mala suerte nos mate… Jeff deja tus cosas aquí, te vienes conmigo a Queens — dijo Deán mientras estacionaba el auto, luego bajaron y se metieron un momento a la habitación de motel. Jeff tenía que ir al baño y Deán tenia que asegurarse de que la habitación n tenia cosas peligrosas para Sam

— ¿Qué se supone que voy a hacer aquí solo, Deán? — pregunto Sam

— Nada. Nada… Ven aquí. — Deán tomo el brazo de Sam y lo sentó en la silla de centro de la habitación. — No quiero que hagas nada… Quiero que te sientes aquí y no te muevas, ¿oíste?... No enciendas luces… No apagues luces… Ni si quiera te rasques la nariz. — dijo Deán y camino hacia la salida

— Cuídate Sam — dijo Jeff al salir tras su hermano mayor, estaba sonriendo porque en alguna ocasión Sam le había castigado de la misma forma, lo sentó en una silla por una hora. Así que ahora su hermano mayor sabría como de feo se siente aquello.

Sam miro a sus hermanos marcharse, hizo un par de gestos de enojo y como ultimo movimiento se rasco la nariz, justo lo que Deán le ordeno no hacer.

Deán y Jeff salieron a la carretera en completo silencio, ambos estaban preocupados por Sam pero también tenían sus propias cosas en mente, Jeff quería seguir leyendo lo del diario pero le era imposible por alguna razón y Deán no hacia más que preguntarse: ¿Qué le pasa a este chico?

— ¿Jeff que estabas leyendo en las hojas del diario de papá? — pregunto Deán y eso tomo por sorpresa a Jeff, por lo regular sus hermanos no eran tan directos con él, siempre lo trataban como a un niño, supuso que eso estaba por cambiar.

— Créeme, no quieres saber— le respondió, Deán estaba  harto de escucharle decir respuestas tan evasivas como esa, así que estaciono el auto a la orilla del camino.

— Pues te equivocas… Si quiero saberlo. — le dijo Deán, Jeff estaba sorprendido por lo que acababa de hacer con el auto que no podía no hablar. — Jeff somos hermanos,  tienes que aprender a tenerme confianza…. En especial con estas cosas, esas hojas eran de papá y lo que diga ahí… lo debo saber yo, y Sam también.

— No les incumbe Deán. — murmuro Jeff con la mirada abajo.

— Vale… déjame adivinar, ¿esas hojas hablan de tu madre y de ti? — pregunto Deán, Jeff alzo la cabeza y lo miro en blanco.

— ¿Cómo lo sabes? — pregunto Jeff

—  Jeff es obvio, se en que fecha naciste… se que papá era un hombre de secretos y… se que los guarda muy bien… mira Jeff, tienes que superar este asunto de la desconfianza, somos familia… te amo y haría cualquier cosa por ti y si tu…
— También te quiero Deán. — murmuro Jeff y eso dejo callado a Deán, era la primera vez que aquel niño, su hermano, le decía tal cosa. — Pero, pero… me da miedo Deán. — agrego Jeff

— ¿Yo te doy miedo? — pregunto Deán alucinado, siempre quiso darle miedo a los matones pero nunca s su propio hermano.

— No, no seas tonto… me da miedo, seguir leyendo… esas hojas que encontramos hablan de mi, y mas de una vez… papá me ha llamado… monstruo. — dijo Jeff en voz baja.

— Jeff, Papá nunca supo como ser un buen padre. — fue lo primero que Deán pudo decirle a su hermano, era como si la historia entre Sam y John se repitiera pero Deán no podía permitir que eso pasara, no con tan poco tiempo en su vida. — Pero siempre hizo lo mejor que pudo, jamás voy a entender lo que hizo contigo… pero, se que te amaba, lo note en sus ojos, el día en que nos conocimos. — comento Deán.

— Vale, Sam tenia razón… eres el mejor hermano mayor “Cursi” del mundo. — dijo Jeff y ambos empezaron a reír.

— Oh cállate, por favor…  que si a esas vamos, Sam es tu hermano mayor también y es como lo triple de cursi que yo. — le dijo Deán, ambos se volvieron a reír unos segundos, es mas Jeff no había reído tanto desde que su padre murió y ahora ya no temía hacerlo, se sentía bien por primera vez en meses.

— Deán, yo… digo… tu… ¿puedo leerte en voz alta lo que dicen las ultimas hojas? — pregunto el niño con timidez, Deán le sonrió porque estaban dando un gran paso en su relación como hermanos, así que asintió complacido.

— Vale, aquí voy:

|5 de enero de 1994
Va a ser un niño, lo hemos visto en una ecografía… él esta apunto de nacer.

16 de enero de 1994
Apenas y he podido tomar el bolígrafo, la noche de ayer ha sido la segunda peor noche de mi vida, los recuerdos han venido a mí. Mary, Oh dios ahora Piper, ella también ha muerto. Es como si no estuviera destinado a tener una mujer, un amor a mi lado.
Mi mente se ha bloqueado, solo puedo recordar pequeñas partes de la última noche, la lluvia no ha parado desde ayer, es como si la tormenta que tanto temía hubiera llegado por fin.
Ahora solo puedo pensar en sus ultimas palabras, ”Cuida de él, John… ahora lo veo” no entiendo muy bien que quiso decir pero sea la razón que sea, Piper dio su vida por este niño, por mi hijo.
El bebe esta aquí a mi lado, lo miro y no puedo entenderlo ¿Cómo pude ser capaz de crear algo tan perfecto con un vampiro? Su mirada es pura y en el primer momento que lo tome entre mis brazos, el me sonrió… Es mi hijo, si tengo que hacerme a la idea, es mi pequeño niño y no importa de donde haya venido, lo amo.

17 de enero de 1994
Primera noche con el niño, ahora recuerdo lo que significa tener una razón buena para levantarte en medio de la madrugad, había olvidado como cambiar un pañal pero estoy de vuelta en el camino de la paternidad.


19 de enero de 1994
Ella estuvo aquí, la vampiresa que convirtió a Piper se ha presentado en mi casa… trato de obligarme a que le entregara a mi hijo, dijo que tienes planes para él… un resplandor blanco también apareció, se deshizo de ella…

20 de enero de 1994
No entiendo bien el como, o el porque, pero este hombre… me mostro la verdad sobre el bebe. Tengo que protegerlo, se lo prometí a su madre… me lo prometí a mi mismo en el momento que lo vi por primera vez
.
21 de enero de 1994
Jeffrey Eric Winchester, ese es el nombre que escogí para él, pero que seguramente nunca tendré oportunidad de compartirle. No tengo opción, tengo que irme, tal vez así los monstruos vayan tras de mi y lo dejen en paz. He hablado con Giles y el primo de Mary, ellos van a cuidarlo muy bien. Es difícil tomar esta decisión pero es lo mejor, no pierdo la esperanza de verlo convertido en un joven después… solo el tiempo dirá.

23 de enero de 1994
Primer día sin el bebe, no puedo dejar de pensar en él y lo mucho que me hubiera gustado formar parte de su vida, me habría encantado que mis hijos lo tuvieran en sus brazos, se que Deán lo habría cuidado como si fuera yo mismo y que Sammy, le hubiera enseñado muchas cosas. Voy a rogarle a dios  que algún día tenga la oportunidad de volver a tenerlo entre mis brazos, de poder explicarle el porque de todo esto… pero sobre todo, de poder decirle
”Jeffrey Eric Winchester, soy tu papá y te amo hijo”

A Jeff no se le corto la voz ni un segundo durante la lectura, pero esa ultima frase si que lo hizo llorar, el ya sabia eso pero el hecho de saber que su padre siempre lo tuvo en su corazón, era simplemente acogedor. Deán  le puso sus manos sobre los hombros y lo atrajo sobre su pecho para consolarlo,  vaya que su padre jamás dejaría de tener ese efecto sobre ellos.

Queens, New York.
Los hermanos Winchester llegaron para el amanecer a la casa de Bela, Jeff ya estaba lo suficientemente tranquilo que se dio cuenta de todas las cámaras de seguridad y alarmas que la ladrona tenia en su sitio. Dentro de la casa, Bela ya estaba haciendo los últimos arreglos sobre la venta de la pata de conejo.

— Porque te conformaste en 1.5… tal vez debería llevarla a otra parte, no me amenaces Luke… A pesar de tu reputación, no me asustas… me alegra que lo veas así, te veo en la pista en una hora. — dijo Bela al teléfono y colgó.

Bela volvió a tomar la pata de conejo con unas pinzas, para poder admirarla antes de venderla, pero entonces vio por los monitores de seguridad a Deán irrumpiendo por la parte trasera. Así que dejo la pata sobre la cava de vinos y del interior del mismo saco un arma. Bela amino hacia la sala y encontró una nota que decía:

Date vuelta

Bela se giro rápidamente y le apunto a Deán quien también le estaba apuntando con su propia arma.

— No te di propina — exclamo Deán y Bela no pudo resistir a reírse ante el comentario.

— Vas a devolvérmela. — aseguro Deán, aproximándose un paso mas a la joven.

— No cariño, no te la voy a dar. — respondió Bela.

— Ya veremos… Bela, ¿verdad?

— Así es... Deán. — exclamo ella, quería hacerle ver que también estaba bien informada sobre quien era él y sobre todo que no le tenia miedo.

— Sabes que esta hechizada, ¿no? — le pregunto Deán, estaba seguro de que una tipa tan valiente y rápida no podía ser una ignorante.

— Te sorprenderías de lo que algunas personas pagarían por algo como eso. — aseguro Bela

— ¿De verdad? — pregunto Deán, fingiendo interés pues no era la primera vez que se cruzaba con personas normales ansiosas por el poder lo sobrenatural y por experiencia sabia que eso nunca terminaba bien para nadie.

— Hay un mercado muy lucrativo ahí fuera, mucho dinero por ganar… Ustedes los cazadores, con todos esos amuletos y talismanes que usan para parar esos monstruos…  Uno de ellos, pagaría hasta para los estudios de sus nietos. — aseguro ella.

—  Tú conoces la verdad sobre lo que está pasando ahora, ¿y eso es lo que decides hacer con ella? ¿Volverte una ladrona? — le pregunto Deán impresionado, la mayoría de las personas normales que conocían la verdad se asustaban y salían corriendo, ella era la primera persona que conocía que decidía aprovecharse de las circunstancias.

— Procuro artículos únicos a una clientela selecta. — respondió Bela, como para hacerlo sonar un trabajo decente.

— Sí… Una ladrona. — dijo Deán.

— No… Una gran ladrona. — le corrió Bela con una enorme sonrisa, era claro que estaba bastante orgullosa del tipo de persona que realmente era.

— Escucha Bela… Mi hermano, el... tocó la pata y cuando tú se la robaste, su suerte cambió de...

— Ya sé como funciona. — le interrumpió Bela, no estaba interesada en volverse a escuchar la leyenda, solo quería acabar con el asunto e irse a cerrar la venta.

— Entonces sabes que pasara si no la destruimos. — insinuó Deán, quería ver si ella era una persona con sentimientos o solo la vil escoria que hasta el momento parecía ser.

— Oh… Puedes tener la pata... por 1.5 millones de dólares. — dijo Bela con esa sonrisa simplona en el rostro, aun que esta vez Deán si se rio.

— Bien… Llamaré a mi banquero. — dijo Deán lleno de ironía. — ¿Cómo fue que la encontraste si estaba guardada en un almacén, en el medio de la nada? — le pregunto, pues esa era la única incógnita a la que no había podido dar respuesta desde un inicio.

— Le pregunte a algunas personas que ha matado, estaban bien enterados de su ubicación. — comento Bela, mirando la ouija que estaba colgada en su pared.

— Solo piensas en ti, ¿eh? Tu eres la número uno. —aseguro Deán, pues era lo que ese brillo extraño en los ojos de Bela dejaba ver.

— ¿Ser un cazador es mucho más noble? Sociópatas obsesionados, con vengarse y con salvar un mundo que no puede salvarse. — dijo ella en su defensa.

— Ves el vaso medio vacio. — se burlo Deán.

— Todos iremos al infierno, Deán… ¿Por qué no disfrutas el viaje? — dijo ella, y había dado justo en el blanco pues eso era justo lo que Deán estaba haciendo en ese ultimo año de vida, disfrutarlo.

— Estoy de acuerdo contigo en eso… en fin, ha sido un placer pero tengo que irme… Oh, y... esto. — dijo Deán y saco la pata de conejo de su bolsillo, la había tomado sin que Bela se diera cuenta y ahora el tenia la surte de su lado. — No eres la única con dedos pegajosos… Si te sirve de consuelo, creo  que eres una persona horrible. —  agrego Deán, Bela estaba tan sorprendida que le disparo pero como la suerte estaba de lado de Deán, todas las balas de la pistola revotaron de un sitio a otro, rompiendo un montón de cosas viejas. Para cuando Bela se dio cuenta, Deán y la pata de conejo ya se habían ido. 

Mientras tanto, Sam había dormido un par de horas en la cama y estaba sentado en la silla donde Deán le dejo,  cuando resoplo por el aburrimiento y entonces la ventila del aire acondicionado empezó a hacer un sonido extraño y empezó a sacar humo.

— Oh, vamos… Yo... Yo ni. — se quejaba Sam, pero no tuvo de otra mas que levantarse e ir a ver el aparato. Cuando Sam estaba parado delante, la reja empezó a lanzar fuego así que él tomo una manta para sofocar el fuego y entonces su manga se prendió, el trato de apagarla con la misma sabana, pero entre medio de sus gritos, tropezó, derribo la cortina y cayo de frente a los otros cazadores, que ya habían llegado en su búsqueda.

Sam estuvo inconsciente un rato, pero se despertó al sentí que algo lo estaba apretando del tórax con mucha fuerza.

— Oh, está despierto. — dijo Creedie sin dejar de ponerle cinta en el cuerpo para atarlo a la silla.

— De vuelta con nosotros, ¿eh? — se burlo Kubrick, Sam abrió bien los ojos y trato de recordar lo que había pasado, pero todo era confuso.

— Oye, no tuvimos ni que tocarte… solo te paralizaste y te desmallaste, fue como ver una película de Jerry Lewis. — se burlo Creedie y ahí Sam pudo recordar todo hasta su penosa caída contra la ventana.

— ¿Quiénes son? ¿Qué quie...? — pregunto Sam confundido

— Creí que tu amigo Gordon me enviaba. — respondió Kubrick

— ¿Gordon? Oh, por favor. — dijo Sam cansado, para colmo de su mala suerte se había topado con amigos de ese maldito idiota. Realmente no estaba de humor para soportarlo.
— Me pidió que te rastreara y que te volara la cabeza. — le dijo Kubrick

— Si, eso es lo que el diría. — murmuro Sam con pesar.

— Pero... resulta... que estoy en una misión de Dios. — aseguro el cazador, Sam lo miro sin entender y entonces recibió un fuerte puñetazo que lo dejo inconsciente.

Los cazadores dejaron pasar unos minutos, hasta que Kubrick  lanzo un vaso de agua en la cara de Sam para despertarlo.

— ¿Eras parte del plan del demonio para abrir la puerta, verdad? — le pregunto, sin siquiera darle oportunidad de recobrar bien el conocimiento.

— Hicimos todo lo que pudimos para detenerlo. — murmuro Sam

— ¡Mientes, mientes! Tú estabas con él… ¿Sabes lo que van a hacer, verdad? — exigió saber el cazador.

— No, no lo sé ¿si? Te equivocas respecto  a esto. — le aseguro Sam y recibió otro fuerte puñetazo en el rostro.

— ¿Dónde van a atacarnos? ¡¿Dónde?! — le gritaba Kubrick realmente enojado.  — Gordon me hablo de ti Sam, sobre tus poderes… Eres una especie de fenómeno psíquico. — agrego.

— No, ya no… No tengo poderes,  ni visiones... nada… Es sólo... — Sam no pudo terminar de hablar pues Kubrick le volvió a pegar en el rostro.

— ¡Mentira!... No más mentiras, hay un ejército de demonios ahí fuera, corrompiéndonos y matándonos… Esta por iniciarse una guerra ¿cierto?, así que tal vez… tal vez entiendas porque no podemos arriesgarnos. — dijo el cazador, saco una pistola y se la puso en la frente a Sam

— ¡Wow! Vale, vale… Espera un minuto. — rogaba Sam, estaba muy bien atado como para poder defenderse. Así que estaba completamente indefenso contra esa arma.

— Kubrick, espera un... — el otro cazador no estaba todavía seguro sobre la culpabilidad de Sam, asi que quiera disuadir a Kubrick para obtener tiempo.

— ¡No! Has visto lo que pasó, Creedie… Pregúntate... ¿Por qué estamos aquí? ¿Porque vimos una foto en la web? ¿Porque elegimos este motel en vez de otro?... La suerte no deja que eso pase. — explico el cazador y dicho de esa manera sonaba realmente estúpido, pero el era tan tonto que ni se daba cuenta de lo que estaba diciendo.

— Mira, yo puedo explicar todo eso. — aseguro Sam, el sabia que todo era por la maldita pata de conejo y la mala suerte.

— Cállate. — le grito Kubrick.  — Es Dios, Creedie… Nos trajo aquí por una razón, para hacer su trabajo… Es el destino. — aseguro el cazador y entonces se escucho una tos, la tos de Deán.

— haha… No… No es el destino, sólo es una pata de conejo — dijo Deán desde atrás y cuando  los cazadores giraron, se encontraron que les estaban apuntando con un arma.

— Baja el arma hijo, o le vuelo la cabeza a tu hermano. — advirtió Kubrick.
— ¿Oh, esta? — pregunto Deán con sarcasmo, alzando su arma y haciendo a Jeff para atrás, estaba por iniciar la acción.

— Sí, esa. — dijo Kubrick con una falsa sonrisa.

— Esta bien, pero hay algo sobre mi que ustedes no saben. — exclamo Deán y dejo la pistola sobre el escritorio.

— ¿Sí? ¿Qué podría ser? — pregunto Kubrick.

— Es mi día de suerte. — aseguro Deán, entonces tomo un bolígrafo del escritorio y lo lanzo al aire y esta cayo dentro del cañón de la pistola.  — ¡Oh, Dios mío! ¡¿Vieron ese tiro?! — grito Deán emocionado, Creedie trato de atacarlo pero Deán se movió del camino y el sujeto termino por estrellarse contra el muro y caer inconsciente.

— Soy asombroso— exclamo Deán y entonces lanzo el control remoto de la Tv contra la frente de Kubrick y lo dejo fuera de si. — Soy Batman. — exclamo emocionado para sus hermanos que lo miraban sorprendidos.

— Sí… Eres Batman. — dijo Sam con ironía, estaba seguro de que la suerte de la pata ahora estaba bendiciendo a su hermano mayor.

Los hermanos tuvieron que esperar asta la noche para ir al cementerio y poder seguir el ritual que Bobby es había enviado por e-mail. Deán estaba rascando muchos billetes de lotería mientras que Sam y Jeff preparaban las cosas del ritual.

— Bien, cenizas de hueso…  pimienta de cayena… Eso debería bastar… buen trabajo enano. — comento Sam y Jeff solo le sonrió, entonces se giraron a ver a Deán que continuaba con su vicio de la lotería.

— Deán — le llamo Sam

— Oye salado, estoy trabajando. — dijo Deán y termino de rascar los últimos dos boletos, saco la pata de conejo de su bolsillo y la colgó en el aire.

— Bueno, di adiós patita de conejo. — exclamo Deán, entonces se escucho el sonido de un arma siendo cargada y todos se giraron a ver, ahí estaba Bela nuevamente apuntándoles con el arma.

— Creo que esa cosa me pertenece… y si no... También… ponla en el piso Deán. — le ordeno Bela, el primer instinto de Deán fue tomar el brazo de Jeff y ponérselo detrás de la espalda, estaba siendo su escudo humano.

— No… tu no vas a disparar, porque yo se leer a las personas y tu eres una ladrona pero no — Deán no pudo terminar su lavado de cerebro pues Bela disparo el arma y le dio un balazo al hombre de Sam

— ¡Hija de... — Deán tenia un millón de insultos y las ganas de matar a esa mujer, nadie hería a su hermano y quedaba vivo para contarlo. Pero con Bela era diferente, ella era dura también.

— Basta de juegos tigre… no te muevas… Si das un paso más, jalaré el gatillo… Tienes la suerte, Deán… No puedo herirte… Pero con tú hermano... no voy a fallar. — amenazo Bela.
— ¡¿Qué sucede contigo?! ¡No puedes ir disparando así a la gente! — le grito Deán, realmente consternado por lo que acababa de pasar.

— Relájate… Es un rasguño nada mas, además… ¿quien de aquí no ha herido personas?… ponla pata de conejo en el suelo, ahora. —repitió Bela, Deán analizo sus posibilidades en un segundo y llego a una ultima decisión.

— Lo hare, tranquilízate… Piensa rápido. — exclamo Deán y entonces lanzo la pata en el aire, Bela era tan ambiciosa que no pensó las cosas y termino por tomar la pata con sus propias manos.

— Diablos — murmuro al sentir que la suerte caía sobre ella, ahora no podría vender la pata porque eso le traería la muerte.

— Ahora, ¿qué dices si destruimos esa horrorosa cosa muerta? — le sugirió Deán y Bela no tuvo mas que acercarse al altar con fuego y dejar caer la maldita pata sobre el.

— Muchas gracias… Perdí 1.5 millones de dólares y me va a odiar un comprador psicópata. — se quejo ella.

— Wow… En realidad no me siento mal por eso… ¿Hermanos? — pregunto Deán lleno de ironía.

— No… Ni un poco. — dijo Sam, apretándose el brazo donde había recibido el disparo.

— Para nada — murmuro Jeff.

— Tal vez en la próxima, a mí me toque ganar— exclamo Bela, recargándose en la lapida donde Deán había dejado su chaqueta.

— No seas rencorosa… Sólo vete. — le dijo Deán y ella empezó a reírse.

— Adiós muchachos. — dijo Bela y empezó a caminar lejos de los hermanos, por alguna extraña razón ya no se veía molesta, hasta parecía feliz.

— ¿Estás bien? — pregunto Deán a Sam tras el disparo.

— Viviré. — aseguro Sam

— Supongo que hemos vuelto a la normalidad, ni buena suerte, ni mala suerte— comento Deán mientras los tres se abrían paso por el cementerio, entonces el mayor se quedo parado en su posición. — Oh, lo olvidé… Tenemos 46.000 dólares… Casi me olvido de los... billetes— murmuro Deán, se metió la mano al bolsillo de la chaqueta y descubrió que los billetes del dinero ya no estaban,

— ¡Hija de perra! — grito al darse cuenta de que Bela se había robado los billetes de la chaqueta y por eso estaba tan sonriente cuando se fue.

Unos días después de recuperarse, el cazador Kubrick regreso a la cárcel para visitar a Gordon Walker e informarle lo sucedido en su encuentro con Sam

— Tenías razón en todo… Sam Winchester es más que un monstruo, es el adversario. — aseguro Kubrick.

— ¿Qué fue lo que te convenció? — pregunto Gordon interesado, no llego a pensar que fuera tan fácil convencer a Kubrick de su teoría.

— Dios me llevó a él... y sus deseos son claros. — comento Kubrick, Gordon tuvo que ocultar su sonrisa porque esa teoría nueva sonaba realmente tonta pero no dijo nada, pues Kubrick le podía servir para sus planes después de todo.

— Bien, eso es bueno… Estoy orgulloso de tenerte a bordo… Pero primero lo primero… voy a tener que salir de aquí, porque como ya te dije antes, Sam Winchester debe morir. — aseguro Gordon, su odio por los Winchester crecía día con día y estaba seguro de que si atrapaba a uno de ellos, no se detendría hasta hacerlo sufrir. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario