Sangre Fresca
Descripción Oficial
Los hermanos capturan a una vampira llamada Lucy, quien afirma que no tiene conocimiento de cómo se convirtió en un vampiro. Los chicos descubren que Dixon, un vampiro antiguo, está dandole su sangre a las mujeres desprevenidas en bares, ofreciéndola como la "última droga" y las esta conviertiendo en vampiros.Mientras tanto, Gordon se escapa de la cárcel y va tras Sam. Sin embargo, Dixon intercepta Gordon y lo convierte en un vampiro, lo que hace a Gordon más poderoso que antes y una amenaza mucho mayor para Sam. Una manada de lobos se mete en el caso, cuando una vieja adicta a la sangre reconoce a Jeff en un callejon.
Jefferson City
Habían pasado un par de días
desde el último caso, y Bela no había perdido oportunidad para cerrar un par de ventas más. Sin embargo esa
noche, Bela regreso a su auto para guardar un dinero y pudo sentir el asecho de
una persona a sus espaldas.
— No es correcto asustar a las
personas. — dijo Bela antes de girarse y
encontrarse con Gordon Walker, el cazador corrupto.
— Bela Talbot. — murmuro
Gordon, feliz pues había pasado mucho tiempo tratando de encontrar una pista de
los Winchester, y por fin la tenia.
— Me tienes en desventaja… No
sé quién eres. — aseguro Bela.
— Gordon Walker. — murmuro el
cazador
— He oído hablar de ti, oí que
estabas en prisión. — comento Bela
— Salí. — aseguro Gordon, pues
lo cierto es que había tenido que hacer un gran acto para poder escaparse de la
prisión federal.
— ¿Liberado por buen
comportamiento? — se burlo Bela y entonces metió la cabeza en el auto para
buscar su arma, había escuchado de ese cazador y ningún rumor era bueno. Era
mejor estar preparada para lo que fuera.
— ¿Buscas esto? — preguntó
Gordon, quien sostenía la pistola de Bela en sus propias manos, el era mas
experto para eso que cualquier otra persona. — Sé que estuviste en Massachusetts… Y sé que
estuviste con los hermanos Winchester… Dime, ¿dónde están? — le exigió Gordon.
— Creo que no lo sé. — dijo
Bela entre risas.
— ¿Por qué no te esfuerzas un
poco? — dijo Gordon y le apunto con el arma, directo a la cabeza
— Baja eso… ¿Para que quieres
encontrar a los muchachos? — pregunto Bela fastidiada, no era la primera vez
que la amenazaban de esa forma, de hecho hasta estaba acostumbrada y por ello
no tenia miedo del cazador, solo curiosidad.
— Sam Winchester es el
anticristo. — aseguro Gordon
— Oí algo de eso... — murmuro
Bela, resintiéndose a reírse a carcajadas por lo estúpido que estaba sonando
ese cazador.
— Es cierto. — insistió Gordon
—… De mi buen amigo, el conejo
de Pascua, quién lo oyó del hada madrina. — se burlo Bela. — No soy estúpida. —
agrego.
— El mundo esta en peligro… Y
tu te haces la chistosa...Dime dónde están o te disparo. — le advirtió Gordon y
cargo el arma.
— Gordon, tú y yo no nos
conocemos muy bien… Así que te voy a decir algo sobre mí. No respondo bien a
las amenazas… Pero hazme una oferta...y entonces si seré muy cooperativa. —
aseguro Bela.
— Bien… ¿Qué tal si me dices
dónde están, o te mato ahora mismo? — repitió Gordon, se estaba empezando a
desesperar y cuando eso pasaba, las cosas no terminaban nada bien para las
personas a su alrededor.
— Mátame… Y nunca encontraras
a Sam y Deán. — aseguro Bela, ella también sabia jugar sus cartas de la manera
perfecta para sobrevivir ante maleantes como el que tenia enfrente.
— Puedo reunir tres de los
grandes — aseguro Gordon al instante.
— Por tres de los grandes, ni
me levanto de la cama. — dijo Bela llena de ironía, y entonces vio que Gordon
llevaba colgando de la cintura, un costalito de tela café con un símbolo
bastante peculiar bordado. — Quiero eso… Dame tu amuleto y entonces te lo digo.
— agrego y Gordon rápidamente miro su amuleto para cubrirlo de la vista.
— No eso no… Esta cosa tiene
un siglo. Es...
— Valioso… Créeme, lo sé…
Ahora, ¿Qué tanto quieres a los Winchester? — le presiono Bela y Gordon se lo
pensó un segundo hasta quitarse el costal del cinturón y lanzárselo, Bela lo
miro un segundo y saco su celular de la bolsa para llamar a Deán y obtener la
información para Gordon.
Los chicos Winchester, estaban
en las cercanías de Luisiana cazando vampiros, pues en la última semana se
habían disparado un montón de reportes sobre personas que aparecían muertas sin
una gota de sangre de sus cuerpos y todos fueron encontrados en el mismo
sector. Así que esa noche, los tres hermanos revisaban un callejón y
encontraron a un hombre sangrante, al
borde de un colapso.
— Oye, oye. No te preocupes… te
ayudaremos, ¿esta bien? — Decía Sam, reanimando al hombre.
— ¿Dónde está? ¿A dónde se
fue? — Pregunto Deán y el hombre señalo hacia el frente, así que Deán fue para
halla para hacer un reconocimiento.
— Debe seguir aquí, esta
oscuro, frio… es su estilo. — aseguro Jeff, parándose a las espaldas de su
hermano mayor.
— Bueno, ya veremos… ve con
Sammy. — le ordeno Deán al chico.
— ¿Que?, no… no me iré, quiero
ayudarte… es un vampiro. — se quejo Jeff, no quería hacer alarde de su glorioso
pasado como caza vampiros, pero le parecía injusto que trataran de alejarlo,
cuando él había cazado mucho mas vampiros que sus hermanos juntos en toda su
vida.
— Gracias por avisarme Jeff. —
dijo Deán lleno de ironía. — Mira enano, ya tenemos un plan… y te explique las
reglas antes de venir, así que o vas con Sammy ya mismo o no vuelves a venir a
las cacerías hasta que este seguro de que vas a seguir el plan… tu decides
hermanito — le dijo Deán y lo miro expectante.
— Pff... Púdrete Deán. —
murmuro Jeff enojado y se fue con Sammy al otro lado del callejón, Deán negó
con la cabeza pero alzo su machete y se hizo
una enorme cortada en el brazo para derramar sangre que atrajera al
vampiro. Y a los pocos segundos apareció una chica rubia y con la boca manchada
de sangre.
— ¡¿Hueles esto?! ¡Ven por
ella! — Grito Deán, levantando más el brazo para que la vampira viera su
sangre. — Ven aquí… Huele bien, ¿verdad?... Y sabe muy bien… ¡Vamos! ¡Almuerzo
gratis! — agrego Deán, soltó el machete y la mujer se lanzo sobre su cuello. Deán
logro inyectarla con sangre de hombre muerto y la vampira cayo inconsciente.
Deán saco un pañuelo para
limpiarse la poca sangre que la mordida de la vampira, le había llegado a
sacar. Entonces llegaron sus hermanos y lo miraron de manera extraña.
— ¿Qué? — les pregunto Deán,
— Eso estuvo cerca, ¿no te
parece? — le pregunto Sam, quien no sabia si estar asombrado o enojado por el
riesgo que su hermano había corrido.
— Tenia que animarla… Y
funciono. — aseguro Deán, los chicos pusieron los ojos en blanco y ayudaron a
llevarse a la vampira al auto y luego a una bodega.
Un par de horas mas tarde, la
vampira se despertó, dándose cuenta de que estaba completamente atada a una
silla y de que estaba en un sitio que no conocía.
— ¿Me oyes? — le pregunto Deán
y entonces ella empezó a jalar sus brazos para tratar de soltarse. — Oh sí, lo
siento… No irás a ninguna parte— le aseguro Deán y ahí ella los miro por
primera vez directamente a los ojos.
— ¿Dónde está tu nido? — le
pregunto Jeff, estaba bastante seguro de que un sitio como ese pueblo, debían
haber mas criaturas de la noche. Era como estar de nuevo en Mystic Falls, en su
hogar.
— ¿Qué? — pregunto la mujer
sin entender.
— El nido... donde se reúnen
tú y tus amigos chupasangres — le explico Deán.
— No sé de qué me estás
hablando... ¡Por favor! No me siento bien. — aseguro la joven.
— Sí, bueno... te sentirás
muchísimo peor... con otra inyección de sangre de muerto. — advirtió Deán y
estuvo apunto de aplicarle otra dosis, pro Jeff no lo dejo, el quería que
esperara un poco mas y mirara el comportamiento de la joven.
— Déjenme ir. — rogo la joven.
— No podemos hacer eso. — aseguro
Sam
— Les estoy diciendo la
verdad… Sólo... tomé algo… ¡Estoy asustada! ¡No sé que está pasando! — grito la
mujer desesperada y los chicos se miraron sin entender lo que decía.
— ¿Tomaste algo? — pregunto Sam intrigado.
— ¡Sí!... No se, que es lo que
tome… Sólo quiero que se pase — dijo la vampira.
— ¿Cómo te llamas? — le
pregunto Jeff, la había estado mirando muy detenidamente en esos minutos y
tenia la teoría de que tal vez y solo tal vez, ella no supiera lo que le estaba
pasando con su cuerpo.
— Soy Lucy… Por favor, déjenme
ir. — rogo la vampira.
— Escucha, Lucy, haremos esto...
Si nos dices lo que pasó... te dejaremos ir. — le aseguro Jeff.
— ¿Lo harán? — pregunto la
joven esperanzada.
— ¿Lo haremos? — pregunto Deán
con ironía, pero una sola mirada de Sam le indico que debía dejar que el chico
los guiara en esos momentos.
— Uh, la verdad, no... Uhm, no
estoy tan segura… Estaba en "Spider".— comenzó a narrar la vampira.
— ¿"Spider"? —
pregunto Deán
— El club, en Jefferson… había
un sujeto, que me invitaba tragos — continuo narrando la mujer.
— Ese sujeto... ¿Cómo era? — pregunto
Sam
— Mayor, de unos treinta… cabello
castaño, chaqueta de piel... Deacon o Dixon o algo así… Dijo que era
traficante... que tenía algo para mí. — dijo la vampira.
— ¿Algo? — pregunto Jeff.
— Algo nuevo… "Lo mejor
que hayas probado jamás"… Y puso unas gotas en mi bebida. — explico la
joven, los Winchester se miraron pues los trs habían tenido el mismo
pensamiento en esos momentos.
— ¿Era la droga roja y espesa?
— Pregunto Deán y la joven asintió. — El tipo es un genio… Era sangre de
vampiro con lo que te drogo. — agrego Deán.
— ¿Qué? — pregunto la joven en
pánico y renuente a creer en lo que estaba escuchando.
— Sí, bebiste un buen trago
del peor virus que existe. — aseguro Deán.
— ¡Estás loco! ¡Me dio un
acido o algo así! — aseguro la vampira y eso dejo ver a Jeff que su teoría era
correcta, ella no entendía lo que estaba pasando. — No... Lo siguiente que sé,
es que estábamos en su casa y me dijo que me traería algo de comer... pero
estaba tan… hambrienta.
— Así que te escapaste —
aseguro Sam
— Pero no se me pasaba... Lo
que el me haya dado. — dijo la vampira, comenzando a llorar de verdad.
— ¿Las luces te deslumbran?
¿La luz solar quema tu piel? — pregunto Deán, por alguna razón una parte de él
sentía lastima por ella.
— Sí... Y los olores… Y oigo…
el corazón, como bombea — comento la joven.
— Odio decirte esto, cariño...
pero tu corazón no bombeara otra vez — aseguro Deán
— No el mío... El tuyo, y
logro oír como late… a media calle de distancia, y ya quiero que se acabe. —
rogaba la vampiro, una parte mala de ser una criatura de ese tipo es el poco
control que se tiene sobre las acciones y las emociones. Todo era tan intenso.
— Muy bien, escucha niña rubia…
No va a parar… Ya has matado a dos personas... casi a tres. — dijo Deán
— No, no lo hice… ¡Estaba
alucinando! — grito la vampira, apenas y recordaba lo que había pasado en las
ultimas horas, pero estaba segura de que ella jamás mataría a personas
inocentes. Al menos no su persona humana.
— Los mataste, ¿entiendes?...
Hemos estado siguiendo tu tonto rastro de cadáveres... hasta que llegamos a ti
— le explico Deán
— No, no… ¡No fue real! ¡Fue
la droga! ¡Por favor! ¡Tienen que ayudarme! — rogaba la chica, los Winchester
dejaron el cuarto para hablar en privado y tomar una decisión.
— Pobre chica. — murmuro Sam
apenas estar en el pasillo.
— Si, no tiene ni idea de lo
que le esta pasando… no puede controlarse, y es demasiado pronto para que
active su interruptor de humanidad otra vez. — aseguro Jeff.
— Entonces… No tenemos
elección. — dijo Deán, se miraron unos segundos hasta que tomo su machete, entro
a la habitación nuevamente y de una tajada le corto la cabeza a la vampiro.
El amanecer llego a la ciudad
y con ello Gordon Walker y Kubrick (el cazador que anteriormente trato e matar
a Sam) llegaron al hospital y se encontraron con el herido que la noche
anterior habían ayudado los Winchester.
—Señor, unas preguntas sobre
el ataque. — dijo Gordon apenas entrar a la habitación.
— Ya he hablado con la
policía. — se quejo el hombre.
— No somos policías… Somos del
FBI. — explico Gordon y mostro sus placas falsas.
— ¿FBI? — pregunto el hombre
impresionado, no tenia idea de que la agencia se encargara de investigar
incidentes aislados como el suyo.
— ¿Puede describir a su
atacante? — pregunto Kubrick
— Estaba loca…Tenía una fuerza
increíble, ¿entienden?... Me mordió el cuello. — conto el hombre.
— ¿Y ella sangró sobre usted? —
pregunto Gordon
— Encima mío, no. — aseguro el
sujeto.
— ¿En la boca, una herida abierta,
algo? ¿Está seguro?— pregunto Gordon, si
no estuvieran en un lugar vigilado no le importaría hacer preguntas,
simplemente habría asesinado a ese hombre. Pues el no corría riesgos dentro el
trabajo.
— Sí, estoy seguro… ¿Por qué
pregunta? — cuestiono el hombre extrañado.
— Esa mujer tiene un virus muy
peligroso. — aseguro Gordon
— ¿¡Qué!? Me mordió en el
cuello. — grito el hombre, apunto de entrar en pánico.
— La mordedura no importa… Hay
que ingerir la sangre para ser infectado. — agrego Kubrick para tranquilizarlo
y no dejar que llamara la atención de algún medico u enfermera.
— Aja, fue una suerte o
tendríamos que matarlo. — dijo Gordon, el hombre se empezó a reír pensando que
era una broma, pero el silencio profundo de los cazadores hizo que dudara de
sus verdaderas intenciones. — ¿El ataque? — pregunto Gordon
— Salto sobre mí, y me mordió…
Entonces unos sujetos me hallaron y la persiguieron. — comento el hombre.
— ¿Cómo eran ellos? — volvió a
preguntar Gordon
— No los vi bien. — aseguro el
hombre.
— Recuerde — le exigió
Kubrick.
— Uno de ellos era muy alto. —
fue todo lo que pudo decirles el hombre, pero eso fue suficiente para
corroborarle a Gordon que estaba muy cerca de Sam
Para el atardecer, los chicos
Winchester fueron al Bar Spider en Jefferson, el mismo sitio donde la vampira
había comentado que bebió la sangre de vampiro. El bar era relativamente
tranquilo a pesar de estar lleno de personas que gustaban de fumar drogas y
vestirse de negro.
— Esto ha sido una grandísima
pérdida de tiempo. — aseguro Deán pues a cualquier lugar que mirara,
simplemente se encontraba con chicos tontos que se creían vampiros o
desadaptados de la sociedad.
— Mira, han desaparecido tres rubias,
incluida Lucy... y a todas las vieron por última vez aquí… esta es su área de
caza. — explico Sam
— Oye. — murmuro Deán, apenas
ver que un sujeto bastante extraño, del tipo seductor oscuro, se marchaba con otra chica del bar.
Y en efecto, se trataba del
vampiro seductor el que había salido con esa chica a toda prisa, la llevo hasta
el callejón y luego de dejarla que lo besara y acariciara un poco, saco un
gotero de su bolsillo.
— ¿Lista, encanto?... prueba
esto, y no volverás a ser la misma. — dijo el hombre, apuntó vaciar su sangre
sobre su boca, pero llego Deán y empezaron a golpearse.
— Vete de aquí. ¡Ve! ¡Corre! —
dijo Sam a la chica que se fue corriendo y cuando se giro, se encontró con que
Deán estaba tirado junto al muro.
— ¡Deán! — grito Sam y lo
ayudo a levantarse. Jeff aprovecho y salió corriendo tras el vampiro, era como
en los viejos días.
— Estoy bien… Vamos. — dijo
Deán y salieron corriendo pero al dar vuelta en el callejón se toparon cara a
cara con Gordon y Kubrick quien tenia a Jeff sujeto por el cuello. Y que apenas
verlos empezaron a dispararles.
Sam y Deán se escondieron detrás
de unos autos, mientras que Gordon no dejaba de dispararles, realmente iba a
matarlos esta vez, sin embargo Jeff empezó a jalar su propio cuerpo lejos de
Kubrick y eso distrajo un poco al otro cazador.
— Quédate quieto, mocoso. — le
dijo Kubrick a Jeff, jalándolo por el cabello de la nuca. Jeff le dio un
pisotón muy fuerte y se zafo de su agarre, solo para lanzarse detrás de un
auto.
— Ahora… Tu Corre. Yo los
distraigo. — dijo Deán a Sammy, ya que ambos estaban un par de carros mas halla
de donde Jeff.
— ¡¿Qué?! ¡Estás loco! — grito
Sam
— Saca a Jeff de aquí, antes
de que lo conviertan en queso gruyer. — Le ordeno Deán y antes de dar
oportunidad a una discusión, salió corriendo y brinco por encima de todos los
autos para esquivar las balas, luego se brinco una barda y cayo en otro
callejón. Así que Kubrick fue tras el.
Gordon se asomo detrás de
todos los autos, pero no encontró ni a Sam ni a Jeff. Sin embargo el vampiro que
perseguían inicialmente, salto sobre el desde el techo, y lo pateo tan duro en
la cara que lo dejo inconsciente y se lo llevo.
Sam y Jeff tuvieron que correr
lo más rápido que pudieron, y se escondieron dentro de una vieja casa
abandonada para esperar a su hermano mayor. Sin embargo, paso una hora, dos y
hasta cuatro horas después, llego Deán.
— ¡Ya era hora! — exclamo Sam
aliviado apenas verlo.
— Sí… Lo siento, me paré a
comer algo. — comento Deán, Sam rodo los ojos porque solo su hermano era capaz
de mantenerlo con tanta preocupación a cambio de una buena cena. — ¿Esta bien?
— pregunto Deán al ver a Jeff, profundamente dormido.
— Si, él esta bien… solo
estaba cansado, se ha quedado dormido hace unos minutos. — comento Sam y ambos
lo miraron unos segundos.
— Ese mocoso se merece un buen
regaño por la mañana ¿sabes? — pregunto Deán a Sam
— Si… lo que hizo estuvo mal,
correr solo tras un vampiro... — empezó a decir Sam, pero ahora que lo pensaba
bien, Jeff podría haber muerto esa noche
misma, pero no había sido el único. — También
fue una estupidez lo que hiciste Deán... correr directo a las armas. — agrego
Sam
— Bueno, ¿qué puedo decir?... Soy
valiente… Así que Gordon salió de la cárcel. — empezó a decir Deán, no quería
escuchar el sermón de Sam sobre la muerte, no esa noche al menos.
— Uh, sí, eso creo… lo que no
entiendo es, ¿como nos encontró? — se pregunto Sam, así que Deán se quedo
pensando unos segundos y se dio cuenta de que las coincidencias en la vida
jamás existirían.
— ¡Esa perra! – murmuro Deán,
saco su celular y marco un numero. — Hola,
Bela. — dijo apenas le contestaron.
— Hola, Deán. — respondió
Bela, quien iba conduciendo su auto por la carretera en busca de otro comprador
para sus cosas malditas.
— Una pregunta: me llamaste
ayer... Y no fue para agradecerme que te salve tu trasero, ¿verdad? — sugirió
Deán, estaba bastante convencido de que si existía una persona tan egoísta como
para entregarlos en bandeja de plata de a un asesino, esa era Bela.
— No... Gordon Walker me pagó
para decirle dónde estaban. — respondió Bela, así de honesta y sin ningún
remordimiento por lo que había hecho.
— ¿Disculpa? — pregunto Deán
sorprendido por como lo había dicho.
— Tenia un arma apuntándome… ¿Qué
mas podría hacer? — dijo Bela en su defensa.
— No lo sé, quizá tomar el
teléfono... ¡Y avisarme que ese psicópata estaba buscándonos! — grito Deán
hecho una furia y ahora lamentándose por haberle salvado la vida a esa
traicionera.
— Ah… Tenía toda la intención
de llamar… pero me distraje. — comento Bela.
— ¡Trato de matarnos! — dijo
Deán indignado.
— Lo siento, no creí que fuera
tan grave… Después de todo, ustedes son dos y medio… El es uno. — dijo Bela.
— No, eran dos. — dijo Deán en
su defensa y omitiendo el pequeño detalle de discriminación que Bela había
hecho sobre su hermanito. — Bela, si salimos de ésta vivos... lo primero que
haré será matarte. — le advirtió Deán.
— No es en serio. — se burlo
Bela.
— Escucha mi voz y dime si no
hablo en serio. — dijo Deán lo mas serio posible y le colgó, Bela se quedo
helada, porque si era verdad la amenaza que le habían hecho.
Cerca de las 2 de la
mañana, Gordon se despertó dentro de lo
que parecía ser el nido de vampiros, un lugar oscuro, húmedo y mal oliente. El
estaba atado a una mesa y además otras dos chicas rubias, estaban atadas y desangrándose
delante suyo.
— Sé que están incómodas… pero
es sólo temporal… El hambre pasará, y se sentirán mucho mejor. — se escucho
decir al vampiro, quien acababa de entrar a la habitación para acariciar las
cabezas de las chicas. — Estás
despierto. — dijo el vampiro, girándose para ver a Gordon.
— ¿Quiénes son ellas? —
cuestiono Gordon.
— Familiares.
— ¿Siempre atas a tu familiares
con grilletes? — pregunto Gordon con ironía, pero mas que nada desprecio en su
tono de voz.
— Nos estamos conociendo…
Acaban de renacer. — explico el vampiro.
— Mas bien tomaste a unas
pobres chicas... y las convertiste en monstruos como tú. — dijo Gordon en tono
burlón, pero en su interior estaba hecho una furia, conteniendo sus ganas e
romper sus ataduras y matar a ese bastardo vampiro con sus propias manos.
— Hice lo que era necesario…
Somos una especie en extinción… Pero eso ya lo sabes, ¿no, Gordon?— pregunto el
vampiro con ironía. — Gordon Walker...
Uno de los mejores caza vampiros en persona… tu eres culpable de que mi especie
este casi extinta Gordon. — aseguro.
— Tu "especie" se va
a extinguir... porque son unos animales sanguinarios muy estúpidos. — aseguro
Gordon, el vampiro lo miro con enojo por un segundo pero luego sonrió y hasta
sentó a su lado para charlar.
— Claro… Somos mucho más
sanguinarios que ustedes… Unos cazadores arrasaron con mi nido... como si fuera
una fiesta… Asesinaron a mi hija… Y esto es muy satisfactorio… Atrapar al
cazador responsable de tantas muertes... y servirlo como almuerzo a mis nuevas
hijas. — comento el vampiro.
— ¿"Hijas"? Mejor dicho
"Ratas con colmillos". — dijo Gordon entre risas.
— Cuida tu boca. — advirtió el vampiro.
— Oh, ¿herí tus
sentimientos?... Lo siento, olvidé que eras una víctima incomprendida... Aún cuando
matas y extiendes tu asquerosa enfermedad... por puro instinto… Tienes menos
humanidad que un gusano. — aseguro Gordon con todo el desprecio posible.
— Lamento que tengas tan baja opinión de mi
especie. — murmuro el vampiro.
— Oh, no tienes ni idea. — dijo Gordon aun con
ironía y eso termino por cansar y enojar al vampiro, quien se puso de pie y fue
con las chicas.
— Lo siento, cambio de planes…
les voy a conseguir otro almuerzo mis niñas… Tengo una mejor idea para ti,
Gordon. — dijo el vampiro, se acerco a Gordon e hizo un corte en su brazo
derecho y después el mismo corte en su propia mano.
— ¡No! ¡No! ¡¡No!! — gritaba Gordon,
pus sabia perfectamente lo que estaba apunto de pasar. Así que el vampiro
ignoro sus suplicas y finalmente dejo caer la sangre de su mano dentro de la
herida de Gordon y luego le rompió el cuello para finalizar el proceso de
transición a vampiro.
Mientras tanto, los hermanos
Winchester continuaban despiertos, velando el sueño de su hermano menor y
preparando armas para lo que pudiera llegar a pasar.
— Ese vampiro sigue por ahí, Deán.
— comento Sam, arto de estar sentado y de ver que su hermano afilaba los
machetes.
— Primero lo primero — murmuro
Deán.
— Gordon. — agrego Sam
— Sobre eso... cuando lo hallemos o el a
nosotros... debo decirlo, no nos deja muchas opciones. — aseguro Deán.
— Sí, lo sé… Hay que matarlo.
— agrego Sam, pero había sonado tan natural y cómodo con la idea, que termino
por dejar a Deán en shock.
— ¿Enserio? ¿Así sin más?... Creí
que ibas a decir... "No, no podemos. Es humano. Está mal". — dijo
Deán en tono burlón, pero realmente
estaba preocupado con el hecho de que Sam estuviera cambiando su forma
de ser y pensar de esa manera tan radical.
— No, ya me canse… y Gordon no
va a parar hasta matarnos… o nosotros a el. — explico Sam y entonces sonó el
celular de Deán otra vez.
— ¡¿Qué?! — grito apenas
contestar, pues sabia de quien se trataba.
— No me gusta que la gente tenga
rencores contra mí... y como prefiero que tú no me mates, busque y encontré la
ubicación exacta de Gordon para ti. — dijo Bela apenas atender.
— Estás muy lejos de aquí. ¿Cómo
diablos...? — Deán no pudo terminar la pregunta, pues Bela ya se estaba
burlando de él.
— ¿Hola? ¿Proveedora de
objetos poderosos de ocultismo?— dijo Bela llena de ironía. — Usé una ouija
para contactar con el otro lado. — explico ella.
— ¿Y?
— Almacén… Dos pisos, a la
orilla del río, letrero de neón fuera. — explico Bela.
— Gracias. — murmuro Deán, sin
ánimos de reconocerle algo aparentemente bueno a esa ladrona.
— Una cosa más… El espíritu tenia
un mensaje para ustedes "Dejen la ciudad, huyan como locos, pase lo
que pase...no vayan detrás de Gordon"…. Ya di el recado. — murmuro
Bela y finalmente colgó la llamada.
Sin que los Winchester
imaginaran lo que estaba pasando. Gordon iba despertando de su muerte temporal, para él todo se sentía aumentado, las luces
le lastimaban a la vista, su cuerpo sudaba en exceso y logro liberarse de sus
cadenas con una fuerza extraordinaria que apenas y podía soportar.
— Por favor, ayúdanos… Por
favor. — rogaba una de las chicas rubias que también estaban en transición,
Gordon las miro con odio y encontró en ellas, la oportunidad de venganza contra
los vampiros.
Gordon logro salir del nido y
tuvo que lidiar con todos sus malestares y síntomas en la calle. Todo se sentía
horrible, las luces se veían como focos
incandescentes, las estrellas igual, el sonido de los corazones palpitando era
incontrolable, era como si estuviera en muchas partes a la vez y por ello su
cuerpo no respondía de la manera que el quería.
Gordon vio a un sujetó
cambiando un neumático, sus colmillos se desplegaron por primera vez y aun que
lucho contra el hambre y el instinto, termino por usar su velocidad de vampiro
y comerse al tipo de un mordisco, e incluso le arranco la cabeza por su ira.
Ahora el era un monstruo, el tipo de monstruo contra el que paso toda su vida
luchando.
Al amanecer, los hermanos Winchester
llegaron al nido de vampiros y se encontraron con el creador, llorando en el
suelo y arrodilladlo frente a un montón de sangre.
— Adelante, háganlo… mátenme.
— dijo el vampiro sin girar a verlos, simplemente sintiendo su presencia en su
hogar.
— ¿Qué pasó aquí? — pregunto Sam apenas ver la
sangre.
— Gordon Walker… Nunca debí traer un
cazador aquí… Nunca… Yo sólo... Sólo quería alguna clase de venganza…pero creo
que fue estúpido, exponer a mi familia. — dijo vampiro entre lagrimas y finalmente se giro a verlos.
— Oh sí, eres todo un padre de
familia. — Se burlo Deán.
— No lo entiendes. — murmuro
el vampiro.
— No quiero entenderlo, hijo
de... — Deán no tuvo oportunidad de terminar con sus insultos, pues el vampiro
se puso a llorar mas fuerte y realmente era algo escalofriante para la vista.
— Estaba desesperado… ¿Te has
sentido desesperado?... Perdí a todos los que he amado… me espera una eternidad
solo… ¿Crees que haya algo peor? — le cuestiono el vampiro.
— Bueno, está el Infierno. — comento
Deán, jamás iba a admitirlo pero ese sentimiento que e vampiro describía, era
el mismo que el sintió antes de hacer el pacto por la vida de Sam, había
pensado que estará completamente solo.
— No estaba pensando… Yo
sólo... ya no me importaba nada… ¿Sabes cómo es… que nada te importe?... Es
como... Es como, ya estar muerto… Así que adelante… Háganlo. — dijo el vampiro
y se arrodillo delante de ellos, poniendo su cuello a la disposición de
cualquier machete. Deán estaba por cortarle la cabeza, cuando Sam lo detuvo,
pues acababa de percatarse de algo bastante anormal.
— Deán… Las cabezas no fueron cortadas,
fueron arrancadas… Con las manos de alguien — aseguró Sam y todos se giraron a
ver las cabezas destrozadas de las jóvenes.
— Dixon, ¿qué le hiciste a Gordon? — pregunto Sam y entonces el vampiro sonrió
y les explico todo. Al final, Deán le corto la cabeza de una sola tajada.
Mientras tanto, Gordon logro
llegar a su motel para reunirse con Kubrick, pues ahora más que nunca
necesitaba de su ayuda. Sin embargo el otro cazador se llevo un susto de muerte
al encontrarlo en medio de la oscuridad de un closet, todo sudado y con sus
ojos casi rojos.
— Gordon… ¿Estás bien? —
pregunto Kubrick preocupado.
— No estoy bien — dijo Gordon
con mucha dificultad, pues el reflejo del sol le deslumbraba la vista y le
quemaba un poco la piel.
— Pensé que estabas muerto… ¿Qué
tienes? — cuestiono Kubrick.
— Paso... paso algo. — titubeo
Gordon y finalmente lo miro directo a los ojos, dejando que Kubrick viera su
estado físico tan deplorable.
— ¿Qué? — pregunto Kubrick,
pues realmente no entendía que estaba pasando con Gordon.
— Me convirtieron. — murmuro
Gordon.
— ¿Esos vampiros? — pregunto
Kubrick y Gordon asintió con lentitud. Kubrick cerró los ojos para decir una
rápida plegaria por la muerte de su amigo. — Lo siento… ¿Sabes lo que eso
significa? — pregunto, juntando todas sus fuerzas para hacer lo que debía.
— Que vas a tener que matarme…
Pero aún no. — aseguro Gordon.
— ¿De que hablas? — pregunto
Kubrick sin entender, el Gordon que conocía ya se habría suicidado, desde el
primer momento en que despertó como un monstruo.
— Tienes que dejarme hacer una
cosa primero. — murmuro Gordon.
— ¿Qué?
— Matar a Sam Winchester. — pidió Gordon
— Gordon. — murmuro Kubrick,
sorprendido de que aun muerto no dejaba de lado sus estúpidos deseos de
venganza contra ese muchacho.
— Es la única... Es la única
cosa buena que saldría de esta pesadilla… Soy más fuerte, soy más rápido, puedo
eliminarlo— aseguro Gordon.
— Gordon, lo siento… Sabes que
no puedo dejarte ir. — aseguro Kubrick y discretamente saco una estaca de su
bolsillo trasero y la mantuvo escondida a sus espaldas.
— Escúchame… No hay nada más
importante… Por favor… Puedo hacer una última cosa buena por el mundo. — aseguro
Gordon y se quedo mirando un crucifijo que colgaba de la pared de la cocina.
— Sí, es cierto... ¿Sabes,
Gordon?... Tienes razón… Una última cosa buena. — dijo Kubrick, estaba por
clavarle la estaca en la espalda, pero Gordon se giro y le arranco el corazón
con sus propias manos.
— Lo siento. — murmuro Gordon, con el cuerpo de su amigo en
los brazos y lo arrojo al suelo.
Dispuesto a continuar el mismo con su plan, matara Sam Winchester y después a
él mismo.
Mientras tanto, Deán se fue a
las afueras del pueblo a revisar los lugares abandonados, era de día y si se
encontraba con Gordon lo podría acabar fácilmente. Mientras que Sam tuvo que
llevarse a Jeff a los lugares abandonados pero mas cercanos a la ciudad.
— Sammy, no tienen que hacer
esto. — murmuro Jeff apenas entrar en una bodega mal oliente y llena de autos
chatarra.
— ¿Qué cosa? ¿No deberíamos
estar revisando? — pregunto Sam
—No, eso si… pero te digo que
no tienen que cuidar de esta forma… Ya no soy un niño, he patrullado solo
antes… y ya puedo cazar vampiros… papá me enseño. — dijo Jeff.
— Lo se Jeff, pero tienes que entender que
nuestro trabajo es protegerte… mira, se
que no te gusta, pero papá ya no esta… solo nos tenemos a nosotros, y después
del pacto de Deán… simplemente no queremos correr riesgos innecesarios... No
queremos que salgas herido Jeff— le
explico Sam
— Entiendo, enserio que lo
entiendo… pero papá era mucho mas sobre protector que ustedes dos juntos, y aun
así me enseñaba cosas… no te ofendas, pero con ustedes solo he aprendido
conjuros en latín… Y espero que funcionen cuando algo diferente a un demonio me
ataque. — dijo Jeff lleno de ironía y Sam lo miro con enojo, pero el chico
tenia algo de razón al fin y al cabo.
Sam estaba buscando las
palabras correctas para hablar con su hermano, cuando escucharon la puerta de
la bodega volver a abrirse, así que los dos se escondieron detrás de un auto
móvil, con los machetes en las manos, a la espera de que se tratara de Gordon.
Pero lo único que escucharon fueron unas risas extrañas y luego vieron a unos
hombres raros y ebrios entrar
— Jajaja, no… y luego nos la bebimos completa,
estaba… estaba en esa silla y… jajaja — decía uno de los tipos, estaba tan
ebrio que apenas y se le entendía lo que salía por su boca. Sam y Jeff los
espiaron unos minutos pero descartaron que fueran vampiros, pues estaban
hablando de bebidas y además era de día y no portaban ningún anillo que los
dejara caminar por la luz del sol.
Así que Sam y Jeff salieron
por la parte trasera de la bodega y regresaron a la casa abandonada, y un rato
mas tarde Deán regreso con ellos también.
— Debo haber visto tres
docenas de moteles... edificios vacíos, almacenes… y nada. — se quejo Deán
apenas llegar.
— Sí, nosotros también —
comento Sam
— Es como un pajar gigante, y
Gordon es una aguja letal…Se nos agota el día y el sol que lo debilite. —
agrego Deán.
.
— Sí, será imparable— murmuro
Sam, sin darle mucha importancia. — Oye, dame tu teléfono. — le pidió Sam
— ¿Para qué? — pregunto Deán
interesado.
— Si Gordon sabe nuestros
números de teléfono... puede usar la señal para rastrearnos. — aseguró Sam
— Oh, sí… Gracias. — dijo Deán
y le dio su celular. Sam le quito las memorias SD a los teléfonos y los rompió
a pisotones.
Los Winchester esperaron un
rato mas en la casa, se podía sentir la tensión en el aire y eso termino por
desesperar a Deán. El fue quien presento
a Gordon con sus hermanos y había sido su culpa que el cazador supiera sobre
Sam, así que ahora no podía dejar que algo malo pasara.
— Sammy, quédate aquí... cuida
a Jeff — Dijo Deán, dirigiéndose a la puerta
— ¿Qué? ¿Dónde vas ahora? —
pregunto Sam alucinado y caminando detrás suyo para detenerlo.
— Iré por Gordon. — murmuro
Deán.
— ¿Qué? — pregunto Sam
alucinado, las otras ocasiones de Deán corriendo hacia el fuego cruzado habían
sido solo simples riesgos, pero ir tras un vampiro nuevo e inestable como
Gordon, eso era suicidio seguro
— Sí... Ya me oíste. — dijo
Deán y trato de salir, pero Sam le cerro la puerta de un manotazo y no lo dejo
avanzar.
— No, solo no vas a ir. — dijo
Sam
— Sam, no necesito que me firmes un permiso…
Gordon anda tras de ti, no de mi… Y esta
turbo cargado, te quiero lejos de su alcance…. Y sobre todo a Jeff. — explico
Deán.
— Deán, no te vas a ir solo,
vas a hacer que te maten. — aseguro Sam
— Es sólo otro día de trabajo…
Un día muy peligroso de trabajo. — murmuraba Deán, mientras preparaba sus armas
— ¿Y que? Tú eres el que no
tiene nada que perder ahora… Así, si porque, he... Es porque ya estás muerto, ¿no?
— pregunto Sam lleno de ironía, pero Deán no lo entendió o mas bien no lo quiso
entender de esa manera.
— Si así lo quieres— murmuro
Deán.
— ¿Sabes qué, Deán? … Ya me arto
tu actitud kamikaze. — reprocho Sam
— ¿kamikaze?... Soy un ninja. —
dijo Deán entre risas.
— No es divertido. — murmuro
Sam, mirándolo muy serio y enojado.
— Si, un poquito. — agrego
Deán, aun riéndose.
— No, no lo es. — repitió Sam
entre dientes, estaba a muy poco de perder la paciencia y soltarse a golpes con
su hermano.
— ¿Qué quieres que haga, Sam,
eh? ¿Qué me siente aquí a escribir poemas sobre cómo voy a morir?... Ya tengo
uno… Pero qué rima con "Cierra la boca, Sam"— le grito Deán y nuevamente
emprendió su camino a la puerta, pero Sam se le metió en el camino.
— Deán, deja esa actitud… Deja
de hacer todo cómico… ¿Y te digo otra cosa? Deja de aparentar que no tienes miedo.
— le grito Sam
— ¡No aparento! — grito Deán
irritado por la insistencia de Sammy, los gritos de los chicos alertaron a Jeff
quien se quedo parado a media escalera para mirar lo que pasaba.
— Es mentira, puedes dejar de
hacerlo porque se te nota el miedo — aseguro Sam
— No se de que hablas. —
murmuro Deán y se fue hacia otro lado, pero Sam nuevamente lo siguió. Esta vez
no se iba a callar lo que pensaba.
— Yo lo noto…. Estás asustado,
Deán… Estás asustado porque tu año se agota,... estas aterrado porque te vas ir
al infierno. — dijo Sam
— ¿Y cómo sabes eso? — le reto
Deán
— ¡Porque te conozco! — grito Sam
— ¿De verdad? — pregunto Deán
con ironía, aun que sus verdaderas intenciones eran disuadir a Sam de la
conversación, sabia que su hermano tenia razón en sus palabras pero no lo
quería admitir, tenia que seguir siendo fuerte por la familia.
— Sí, porque te he seguido durante toda mi vida… Te he admirado desde los
4 años, Deán… Te he estudiado, tratando de ser como mi hermano mayor… Así que te
conozco... mejor que nadie más en todo el mundo… Y así... esto, es exactamente
lo que haces cuando estas aterrado hermano… y la verdad no puedo culparte, solo
que… — Sam se quedo callado, había llegado al fondo de su propio enojo, a un
sentimiento que no quería afrontar.
— ¿Qué? — exigió saber Deán
— Desearía que solo fueras mi
hermano otra vez, porque… porque si. — murmuro Sam, y se sentó en el sofá con
la mirada perdida. Fue ahí que Deán se dio cuenta de que no solo el pacto había
lastimado a Sam, su nueva forma de ser también lo había estado haciendo sufrir,
y eso era lo último que quería.
— Ganaste, nos esconderemos…
Cubre nuestro olor para que no nos encuentre, pasaremos aquí la noche. — dijo
Deán y cuando se giro se vio inmerso en un fuerte abrazo de Jeff (que acababa
de bajar corriendo las escaleras) Deán termino por apoyar su barbilla sobre la
cabeza de Jeff y lo mantuvo así un rato, era reconfortante.
Así que Deán y Sam colocaron
maderos e incluso los colchones en las ventanas y puertas, mientras que Jeff se
dedico a prender el humo que su padre les había enseñado para cubrir su aroma
de los vampiros.
Antes del anochecer, Deán fue
a la tienda más cercana y compro nuevos celulares para los tres, sin embargo
apenas llegar a casa, el celular nuevo empezó a sonar insensivamente.
— Tienes ese celular hace dos
horas, Deán… ¿A quién le diste el número? — le pregunto Sam
— A nadie. — dijo Deán en su defensa y termino por
contestar. — ¿Hola?
— Deán. — murmuro una voz del
otro lado del teléfono, era Gordon.
— ¿Cómo conseguiste este número?
— pregunto Deán asombrado y tanto Jeff como Sam se quedaron helados,
entendiendo de quien era la llamada.
— Por tu olor en la tienda de
teléfonos... Pero ya no puedo olerte ahora… ¿Dónde estás? — pregunto Gordon.
— Vas a tener que hallarnos,
¿no crees? — pregunto Deán lleno de ironía.
— Prefiero que ustedes vengan—
murmuro Gordon.
— ¿Qué te pasa, Gordo? ¿No nos
tienes miedo, verdad?... Estamos aquí sentados… ¡esperándote! — le reto Deán
entre falsas carcajadas.
— Yo creo que no. — murmuro
Gordon y le puso el teléfono a una chica que mantenía atada a su lado en alguna
bodega.
— Por favor… Ayúdenme. — se
escucho murmurara a la chica, Deán giro a ver a sus hermanos con pánico en los
ojos, pues ahora estaban en una situación de rehenes.
— La fábrica de Riverside al salir
de la autopista… Lleguen en 20 minutos... o la chica muere. — advirtió Gordon.
— Deja ir a la chica. — pidió
Deán.
— Adiós, Deán.
— ¡Gordon! No hagas eso… No
mates gente inocente… Eres un cazador. —
le rogo Deán, no podía creer que Gordon fuera tan ruin como ara meter personas
inocentes en la cacería.
— No... Soy un monstruo. — murmuro
Gordon y colgó la llamada.
Los Winchester no tuvieron que
discutir mucho el plan de acción, así que fueron al lugar pactado, la fabrica
Riverside. Deán sostenía la Colt en sus manos para poder matar a Gordon en caso
de que saltara por sorpresa, pero entonces encontraron a la chica rehén, tirada
casi inconsciente en la entrada del sitio.
— Oye, ya llegamos… tranquila,
vamos a sacarte de aquí. — le decía Sam y Deán la cargo en sus brazos para
alejarla. — Levanta. Cuidado con la cabeza… Cuidado con la cabeza. — decía Sam
mientras caminaban fuera de la fabrica.
— Sam, no te alejes. – dijo Deán,
pero entonces la cortina de fierro de la entrada se cerro y los dividió en
lados opuestos.
— ¡Sam! — gritaron Jeff y
Deán.
— ¡Deán!
— Sam, ¡ten cuidado! — le
grito Deán, dándole de golpes a la cortina para tratar de Abrirla. Jeff lo
estaba ayudando pero entonces la chica empezó a despertarse así que tuvo que ir
a auxiliarla con un poco de agua.
Dentro de la fábrica estaba
muy oscuro y Sam solo pudo sacar el machete y ponerse en guardia, podía sentir
que algo lo asechaba pero no sabía exactamente de donde. El lugar era muy
grande.
— Gordon... Estoy donde querías
tener… ¡Porque no sales pelear! — grito Sam
— Estoy justo aquí, Sam—
murmuro Gordon y Sam se giro pero no podía verlo, así que Gordon se empezó a reír.
— ¿Qué te pasa, Sammy? — pregunto con ironía.
— Así es como quieres hacerlo,
¿no? — le reto Sam, listo para acabar con él en cuanto pudiera.
— Exacto — grito Gordon, quien
gracias a sus sentidos de súper vampiro, podía ver en color rojo a Sam moverse
de un lado a otro — No tienes ni idea a lo que me enfrenté... para llegar aquí…
Lo perdí todo… Mi vida… Pero lo vale, porque por fin voy a matar a lo más
peligroso que he cazado… Tu no eres humano, Sam — aseguro el vampiro.
— Mira quién habla. — dijo Sam
entre dientes y soltó un golpe al aire.
— Tienes razón… Soy un asesino
sangriento — aseguro Gordon.
— No hables como si no
tuvieras elección. — dijo Sam
— No la tengo. — aseguro
Gordon otra vez.
— Sí la tienes, Gordon… No
mataste a esa chica. — dijo Sam
— No, no lo hice… Hice algo
mucho, mucho peor. — comento Gordon y se empezó a reír.
Fuera de la fábrica, Deán seguía dándole de patadas a la cortina
para tratar de abrirla, entonces Jeff se le acerco y le saco la Colt de la
bolsa.
— Si le disparamos, tal vez se
abra. — dijo Jeff, sujetando la Colt de manera incorrecta en sus manos.
— ¿Qué estas haciendo, Jeffrey?...
Dame la Colt, antes de que te dispares o me dispares a mí. — ordeno Deán y
estiro la mano, pero Jeff en lugar de darle el arma, la cargo.
— No… voy a dispararle a la
cortina… tenemos que entrar y ayudar a Sammy. — dijo Jeff y apunto titubeante a
la cortina, Deán estaba por lanzársele encima y quitarle el arma, cuando la
chica se levanto del suelo y los sorprendió, era una vampira.
La vampira iba a morder a Jeff
pero Deán se lanzo sobre ella y termino en el suelo, ella iba a morderlo pero
Jeff le disparo en la cabeza y la mato al instante. Deán solo alzo la mirada y
miro la expresión sonriente y orgullosa de su hermano.
— Ja, ¿viste eso? ¡Ha sido
increíble! — dijo Jeff emocionado, Deán dejo caer su cabeza al suelo, pues
estaba seguro de que si sobrevivían a Gordon, el mismo iba a matar a su hermano
con sus propias manos, había corrido un gran riesgo con la Colt.
Dentro de la fabrica, Sam escucho el disparo y
se alivio por un segundo, pensando que fuera lo que fuera que pasara, sus
hermanos ya lo tendrían controlado.
— Tengo que admitirlo, Sam… engañaste
a muchas personas. Pero yo , si se la verdad… yo se lo que sientes, somos
iguales ahora… tu y yo… ya se lo que es, estar con algo maligno dentro de ti...
Es una lastima que no hagas lo correcto y te suicides… yo lo hare, cuando acaba
contigo… dos buenas obras… Matarte...y matarme. — comento el vampiro.
Finalmente Gordon salto sobre
de Sam y ambos rompieron el muro tras ellos, cayendo a un lugar con luz. Gordon
se levanto primero y arrojo a Sam contra un estante. Deán llego con la Colt en
la mano e iba dispararle, pero Gordon también lo sometió hasta derribarlo y
luego lo mordió.
— ¡Oye, chupa sangre! — le
grito Jeff y le disparo una estaca con una pequeña ballesta de mano, pero esta
vez fallo.
— Debe ser una maldita broma.
— dijo Gordon enojado, dejo a Deán y se arrojo sobre Jeff, levantándolo por el
cuello, un par de centímetros del suelo.
— ¡No! —grito Sam, se acerco y
le quito a Gordon de encima pero este se giro y de una patada lo lanzo lejos,
Sam cayo sobre una mesa de cosas y con ayuda de su machete corto un pedazo de
alambre. Gordon llego por atrás y lo tomo del pelo, en un último esfuerzo Sam
se giro y enredo el alambre alrededor del cuello del vampiro y apretó tan fuerte como pudo.
La sangre de Gordon se
escurrió por todas partes, hasta que finalmente su cabeza se partió de su
cuello y cayo estrepitosamente al suelo. Deán se levanto mal herido y miro a
Sam con sorpresa, estaba todo manchado de sangre y con una expresión de pura rabia en el rostro.
— Lo que temía… Gordon perdió
la cabeza. — dijo Jeff con ironía, e hizo reír un poco a sus hermanos con el
comentario.
Los Winchester quemaron el
cadáver de Gordon para cubrir sus huellas, tanto de la policía como de algún
posible cazador que fuera a buscar venganza por el tipo. Sin embargo al salir
de la fabrica se encontraron con dos tipos bebiendo la sangre de la vampira que
Jeff mato.
— Puaj… ¿Qué demonios están
haciendo? — pregunto Deán y los sujetos dejaron de beber para girar a verlo con
los ojos completamente brillantes.
— Tu. — exclamo la mujer que
bebía sangre, quien no era otra mas que Debbie Pelt, la ex novia de Alcide y
quien conoció a Jeff en su fiesta de manada.
— Oh demonios. — murmuro Jeff
al ver que sus ojos estaban amarillos, estaba apunto de convertirse.
— Gracias por el burrito de
vampiro, por cierto… ahora vamos por la cena. — dijo el otro hombre, a quien
Sam reconoció como el tipo ebrio de la bodega de la noche anterior.
— ¡Corran! — dijo Jeff a sus
hermanos, y empezaron a correr hacia el otro lado de la calle. Debbie y el otro
tipo se transformaron y empezaron a perseguirlos.
— ¿Qué diablos son esos? —
pregunto Deán sin dejar de correr.
— Son hombres lobo, idiotas
hombres lobo. — aseguro Jeff
— ¿Cómo que hombres lobo? No
es posible, no estamos en el ciclo lunar. — dijo Sam y los tres se saltaron un
par de autos abandonados, que por suerte hacían el camino mas difícil de
cruzar.
— No hace falta la luna, la
maldita sangre de vampiro les deja transformarse cuando quieran… Oh genial. —
exclamo Jeff pues se toparon con una reja que impedía el paso a la siguiente
calle.
— Vamos, vamos Jeff… brinca la
reja. — dijo Deán, pues alcanzo a ver que los lobos estaban brincando los
autos, y estaban muy cerca. Entre Sam y Deán cargaron al chico y lo arrojaron
del otro lado de la reja, después Sam brinco también, Deán iba a brincar cuando
uno de los lobos lo alcanzo y le mordió el pantalón.
— ¡Deán! — grito Sam desde el
otro lado de la reja, entonces Deán se giro y soltó un par de disparos con la
Colt y salto del otro lado de la calle.
Los hermanos siguieron
corriendo hasta estar dentro del impala y se fueron a toda velocidad, Debbie
recupero su forma humana y miro con odio como se iba el automóvil por el camino.
Debbie regreso al callejón y
se encontró con el cadáver de su amado, había recibido un impacto de bala en el
cerebro. Deán lo había matado.
Al otro día, Deán revisaba el automóvil,
pues en la persecución de la noche anterior se había percatado de un ruido
horrible que estaba haciendo su auto. Sam estaba sentado sobre la caja de
herramientas con una cerveza en la mano y entonces se acerco y le dio una
cerveza a su hermano.
— Gracias. — dijo Deán y tomo
un sorbo.
— ¿Has averiguado qué hace ese
ruido? — pregunto Sam
— Todavía no… Dame esa llave
de ¿si? — pidió Deán, indicando una llave tirada en el suelo. Sam se agacho
para recogerla y se la dio. — Gracias — murmuro Deán. Sam se giro a otro lado,
pero Deán no resistió más la tentación de hablarle.
— ¿Sam? — le llamo Deán.
— ¿Llave equivocada? —
pregunto Sam
— No, no, ven aquí un segundo.
— le pidió Deán y Sam se coloco a su lado.
— ¿Sí? — pregunto Sam
intrigado.
— El ruido puede ser por un
par de cosas… Quizá el carburador, desajustado. — le explico Deán.
— Bien. — murmuro Sam
desinteresado, pero sobre todo intrigado del porque le estaba diciendo eso,
cuando tenían que marcharse de la ciudad lo mas pronto posible.
— Bien, ¿ves eso?.. Es una
tapa de válvula… Dentro están todas las partes que hay en la cabeza… Dame esa
llave de carraca. — pidió Deán tras señalarle la parte del auto, Sam volvió a
girarse al suelo y le dio la llave. — Bueno,
¿si entendiste eso? — pregunto Deán.
— Sí, uh, la tapa de la
válvula cubre las cabezas. — murmuro Sam
— Muy bien… Este es tu
colector de admisión, ¿y encima esta? — pregunto Deán, tocando el artefacto con
sus propias manos.
— Es, uh, ¿un carburador? —
pregunto Sam
— Carburador, muy bien. — dijo
Deán con una enorme sonrisa.
— ¿Qué estas tramando? — cuestiono
Sam y Deán le dio la llave de carraca. — No querrá decir que quieres... — Sam ni
siquiera podía creerlo tanto como para mencionarlo.
— Sí quiero… Arréglalo tú. —
aseguro Deán.
— Deán, casi no me dejas ni
conducir esta cosa. — se quejo Sam
— No, ya es tiempo… Debes
saber arreglarlo… Tienes que saber estas cosas para el futuro… ya sabes, cuando
sea tuyo, para Jeff — comento Deán, y Sam no tuvo mas que tomar la llave y
agacharse en el capo del automóvil para repararlo. — Y además, es mi trabajo, ¿no?... Enseñar a
mi hermano menor el oficio. — dijo Deán, y entonces se sentó sobre la caja de
herramientas para supervisar el trabajo de Sammy.
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