Cosas de juegos
Descripción Oficial
Los hermanos Winchester investigan dos muertes extrañas en una pequeña posada de Connecticut manejada por una madre soltera cuya hija juega con un amigo imaginario. Los hermanos consiguen evidencia de vudú alrededor de la posada, y pronto se dan cuenta de que el amigo imaginario de la niñita puede ser más bien un demonio que está matando a la gente del pueblo.
Cornualles, Connecticut
En uno de los
hoteles mas lujosos del estado, empezaban a ocurrir cosas extrañas pues tan
solo unas semanas antes se había descubierto el cadáver de una huésped ahogada
en s tina de baño, la policía y el resto de las personas lo atribuyeron a un
accidente sin embargo nadie podía imaginarse la verdad de las cosas.
--- La mayoría
esta arriba. --- indicaba la dueña del hotel a un joven mensajero del orfanato
local.
--- Aun no puedo
creer que vayan a cerrar señora Thompson… Mis padres se comprometieron aquí, también
mis abuelos. --- comento el joven.
--- Ellos y muchos
mas… Las cajas están al final del pasillo... ¿Necesitas ayuda? --- le pregunto
la propietaria, tener que dejar el hotel donde había pasado casi toda su vida
no era un tema fácil, mucho menos uno del que quisiera hablar con cualquier
persona.
--- No señora… yo
puedo. --- le aseguro el joven y se dispuso a bajar caja por caja de las
escaleras, sin darse cuenta dos pequeñas niñas lo estaban mirando desde el
barandal del piso superior.
--- ¿Se llevara
los juguetes? --- pregunto una de ellas.
--- Los que ya
no usas nada más… Creo que ya tienes suficientes. --- comento su madre, la niña
hizo un puchero y se giro para ver a la otra.
--- Hija de perra.
--- murmuro la otra niña
--- Hija de perra.
--- repitió la otra en voz mucho mas alta.
--- Cuida tu
boca. --- le pidió la madre algo molesta, no era normal que su hija hablara de
esa manera pero tampoco era para tanto.
--- Maggie lo
dijo primero. --- se quejo la pequeña.
--- Cuida esta
boca también, Maggie. --- pidió la señora, riéndose de que su hija pequeña se
excusara detrás de su amiga imaginaria Maggie en toda ocasión. Claro ella
pensaba que se trataba de una amiga imaginaria pero estaba tan equivocada.
La niña acomodo
sus muñecos en su enorme casa de muñecas dejo a un muñeco sentado en una silla
del comedor y cuando volvió a mirar para reacomodarlo, el muñeco estaba tirado
y con la cabeza rota, al momento se escucho un grito de pánico y la niña salió
corriendo para ver, logrando mirar al hombre que minutos antes cargaba sus
juguetes, con la cabeza totalmente girada.
--- Necesito un
policía ahora mismo… Por favor envíen a alguien ahora… Un hombre ha caído por
mis escaleras... No lo sé... su cabeza está como totalmente girada. --- decía
la madre en pánico mientras hablaba con la policía. --- ¡No mires Tyler! ¡No
mires! --- dijo la madre al darse cuenta de que la niña estaba ahí, la niña no
entendía el porque pero pudo notar que el hombre muerto estaba en la misma
posición de su muñeco roto.
Dos semanas después del accidente
Peoria, Illinois
Los hermanos
Winchester ya llevaban un mes en el pueblo, se habían quedado para intentar
encontrar a Ava (la amiga psíquica de Sam) pero los resultados no habían sido
nada prometedores, era como si la tierra se hubiera tragado a la muchacha.
Sam también
había aprovechado su tiempo para enseñarle cosas a Jeff, historias y mitos de
criaturas que debía conocer si se iba a dedicar a la caza y no le había sido
nada difícil, a Jeff le encantaba aprender y leer todo lo posible pero sobre
todo aprendía de manera rápida, lo que tenia muy contento a Sammy. Deán por su
parte también había pasado tiempo con el chico, solo que el había preferido tomar
el enfoque del hermano cool y consentidor que dejaba que Jeff mirara
televisión, ingresara a sus fuentes en la web pero sobre todo era el quien le
daba consejos de seguridad, como el ocultarse en el primer motel de la guía
amarilla cuando se perdiera para que lo pudieran encontrar, el que debía tener
un nombre clave, etc.
Esa tarde Sam
volvió a llamar a Ellen al Roadhouse, con la esperanza de que ella o alguna de
sus fuentes supiera algo de Ava, pero nuevamente no era así.
--- Sí… De
acuerdo… Gracias, Ellen. --- dijo Sam antes de colgar pues en ese momento
entraron Jeff y Deán con las compras.
--- ¿Era Ellen? ¿Qué
te dijo? --- le pregunto Deán.
--- No tiene nada…
He estado revisado todas las bases de datos que se me han ocurrido, federales,
estatales y locales… Nadie a oído nada de Ava, simplemente... se desvaneció…
¿que tienen ustedes? --- pregunto Sam pues Jeff y Deán no solo habían ido de
compras, también iban a pasar por la estación de policía para revisar el
progreso en la investigación.
--- Nada, lo
mismo de antes… Lo siento Sam --- le respondió Deán, Sam asintió levemente pues
no estaba sorprendido de que eso pasara.
--- Ellen tenía
una cosa… Un hotel en Cornualles, Connecticut... dos accidentes extraños en las
últimas tres semanas. --- comento Sam, Jeff se quito la chaqueta y corrió a
mirar el expediente que Sam estaba mirando en la computadora.
--- Sí, ¿Y qué tiene que ver eso con Ava? ---
pregunto Deán, desde que la chica desapareciera no habían tomado ningún caso,
se habían dedicado solamente a buscarla y le parecía extraño que Sam le saliera
con ese tema.
--- Es un
trabajo... Una mujer se ahogo en la tina... luego hace unos días, un tipo cayó
por las escaleras... y se rompe el cuello… Lo que no es exactamente muy normal
¿sabes? --- comento Jeff desde el expediente y repentinamente animado por el
caso. --- Voy a buscar en los libros… creo que ya había leído algo parecido ---
aseguro Jeff y se fue corriendo como rayo hacia su habitación.
--- Por lo menos
le gusta el trabajo. --- Dijo Sam sonriente, pero Deán lo seguía mirando de
forma extraña. --- Mira, no sé… tal vez no sea nada… Pero le dije a Ellen que
pensaríamos en verlo. --- agrego Sam
--- ¿Lo hiciste? --- le pregunto incrédulo.
--- Sí… Pareces
sorprendido. --- aseguro Sam, mirando el rostro pálido y desconcertado que Deán
mantenía en esos momentos.
--- Pues si, es
que tu... no es el estilo patentado de Sam Winchester ¿o si? --- pregunto Deán
con la misma incredulidad y sorpresa.
--- ¿Estilo de
que? --- pregunto Sam sin entender.
--- Creí que lo
de Ava iba a ser, no se… mas angustia, música triste… mirar por la ventanas.
--- comentaba Deán pero esta vez fue Sam quien lo miro enojado. --- Si, mejor
me callo. --- comento Deán.
--- Mira, yo fui
quien le dijo que volviera a casa… Y ahora su novio esta muerto… Y algún
demonio se la llevo a Dios sabe donde, ¿si?... Hemos buscado durante un mes...
y no tenemos nada… No la voy a olvidar, pero no voy a dejar que otras personas
mueran… Tenemos que salvar a todas las que podamos. --- comento Sam muy seguro
de si, lo que hizo a Deán sentirse muy orgulloso.
--- ¡Wow!...
¡Esa actitud es muy sana para mi… Ahora estoy oficialmente incómodo… Gracias. --- comento Deán con ironía para no reconocer sus
verdaderos sentimientos. --- Bien, llama
a Ellen, dile que lo haremos. ---
ordeno Deán y Sam lo hizo.
Los hermanos
Winchester, terminaron por regresar a la carretera y Deán estaba sumamente
alegre de poder volver a conducir a su bebe. Para el atardecer de ese mismo día,
llegaron al misterioso hotel en Peoria, Illinois
--- Esto es
excelente… Nunca tenemos trabajos como éste. --- comento Deán al ver por
primera vez el hotel, era muy grande, rustico y claramente lujoso.
--- ¿Como que?
--- pregunto Sam mientras sacaba sus cosas de la cajuela.
--- Vieja casa
encantada ¿ven?... Niebla, pasajes secretos, acentos británicos…. Podría
encontrarme a Fred y Daphne cuando estemos dentro… mmm… Daphne... La amo. ---
comento Deán con ironía e hizo reír a sus hermanos.
--- Una vez estuve
en una mansión… con papá… estaba llena de fantasmas… supongo que esto no será
diferente. --- aseguro Jeff, Deán se rio un poco por que le había parecido
ingenuo ese comentario así que le paso el brazo por encima a su hermanito y lo
impulso a caminar.
--- Jeff, enano…
toma nota… no todos los casos son iguales, tal vez los monstruos si… pero las
situaciones son diferentes y un cazador siempre ésta preparado para todo. ---
le explico Deán en tono infantil, Jeff sonrió irónicamente y le quito su brazo
de encima.
--- No soy un
niño Deán. --- se quejo Jeff pero con el tono infantil que estaba usando no
causo mas que sus hermanos se burlaran en silencio. --- Y no me llames enano,
que casi soy tan alto como tu. --- dijo Jeff, Deán asintió.
--- ”Casi” tan
alto, pero yo lo sigo siendo mas que tu… aun que tal vez algún día dejes de ser
un enano, no pierdas las esperanzas. --- le dijo Deán, Jeff solo rodo los ojos
y se dio por vencido con la batalla.
Sam sonreía de
ver pelear a sus hermanos cuando noto algo extraño en la maseta que serbia como
marco de la puerta principal del hotel.
--- Esperen un
segundo. --- dijo Sam y los chicos regresaron medio paso para verlo. --- No creo
que un fantasma sea el problema. --- aseguro Sam
--- ¿De que
hablas? --- le cuestiono Deán
--- ¿Ven esta marca
aquí? --- les pregunto Sam, apuntando a un símbolo marcado en la maceta. --- Es
un quincunce, un 5 puntos. --- agrego Sam
--- ¿Cinco puntos?…
se usa en hechizos vudú, ¿no es así? --- pregunto Deán, aun que realmente
estaba seguro de que así era.
--- Si, si le
pones ciertas plantas tienes un poderoso hechizo que aleja a los enemigos. ---
explico Sam, Jeff pareció estar tomando mentalmente pues habían aprendido a
conocerlo y siempre hacia ese gesto de quedarse con la boca abierta y la mirada
perdida.
--- Si, solo que
no veo plantas raras… además… ¿No creen que este lugar es demasiado blanco para
el vudú? --- pregunto Deán.
--- Puede ser.
--- murmuro Sam, entonces un hombre les abrió la puerta y les permitió el
acceso al hotel, los 3 hermanos se quedaron boquiabiertos por la
infraestructura interna del lugar, era muy elegante aun que claramente estaba
descuidada.
--- Iré a dar
una vuelta… avísenme cual será nuestro cuarto. --- comento Jeff mientras se
alejaba.
--- Solo no te
alejes mucho… y no espíes a las señoras en la ducha. --- comento Deán, Jeff se
giro a verlo con un gesto de repulsión y luego le saco la lengua. Deán sonrió
por la actitud tan fresca del chico y camino a la recepción.
--- ¿Puedo
ayudarles? --- pregunto la dueña que casualmente iba entrando también.
--- Hola, si,
quisiéramos habitación para un par de noches. --- comento Deán, en eso paso la niña
riendo y corriendo sin fijarse e incluso piso a Sam
--- Disculpen
ustedes. --- dijo la madre.
--- No importa
--- aseguro Sam, Deán solo sonrió y le entrego una tarjeta de crédito a la
señora para que le hiciera el cargo.
---- Bueno,
felicitaciones… podrían ser los últimos huéspedes. --- comento la mujer, los
hermanos se miraron asustados por un segundo.
--- Bueno, suena
a mala suerte. --- comento Deán, quien por un segundo interpreto las palabras
de la mujer como una amenaza.
--- No, lo
siento, quiero decir que cerramos a finales de mes. --- corrigió la mujer entre
risas. --- No me digan… ¿Ustedes son anticuarios? --- les pregunto, Deán giro a
ver a Sam pues no sabia ni que significaba eso y su hermano asintió.
--- ¿Cómo lo supo?
--- le pregunto Deán con una sonrisa torcida.
--- Es que tienen
el tipo… ¿Así que una cama King-size? --- pregunto la mujer nuevamente, Sam y
Deán se miraron con horror pues ahora entendía que esa mujer entendía por
”anticuario” a una persona ”Homosexual.”
--- ¿Qué? No,
no, no… --- titubeaba Sam, no podía ni hablar podría vergüenza, entonces llego
Jeff que había escuchado lo ultimo y decidió jugarles una broma.
--- Papá ¿ya
estamos registrados? --- le pregunto a Deán con mucha ironía, y la dueña del
hotel lo miro llena de interés. --- Hola señora… creo que ya conoció a mis
papás. --- le dijo, la mujer sonrió estupefacta.
--- SI, bueno…
nuestros padres murieron cuando el era pequeño… y… nos hacemos cargo de el
desde entonces… Somos... Somos hermanos. --- comento Sam con una sonrisa y le
dio una palmada a Jeff en el trasero para que asintiera y el niño así lo eso.
--- Lo siento
mucho. --- se disculpo la mujer, ahora que miraba bien esos chicos no eran tan
grandes como para ser padres de ese chico, aun que claro… también podía ser
adoptado.
--- ¿Qué fue, lo
de tienen el tipo? --- le pregunto Deán pero la mujer ya no le respondió nada
porque estaba llena de vergüenza por haber hablado.
--- Oiga,
hablando de antigüedades,… tiene una urna interesante en el porche… ¿Dónde la
consiguió? --- pregunto Sam para evadir el tema.
--- No tengo ni
idea, siempre ha estado ahí. --- le dijo la mujer y le entrego su tarjeta de
crédito a Deán. --- Aquí tiene Sr. Mahogoff… Se alojarán en el habitación 237… Sherwin,
¿les muestras a los señores su cuarto? --- le pidió a uno de los empleados que
había por ahí.
--- No me digan…
¿Anticuarios? --- les pregunto el hombre al verlos, nadie dijo nada solo le
sonrieron sin saber que decir.
Para ser un
hotel elegante no había elevador, así que los Winchester tuvieron que subir 3
pisos por las escaleras y para hacerlo peor, el empleado que ya era un hombre
mayor se había empeñado en cargar sus mochilas
--- ¿Puedo
ayudarle con eso? --- le pregunto Deán al terminar de subir el segundo piso.
--- Yo puedo.
--- respondió el sujeto muy fríamente, como si estuviera arto de que todas las
personas le dijeran lo mismo, de que lo hicieran sentir como un viejo inútil.
--- ¿Así que el
hotel cierra, no? --- le pregunto Deán.
--- Sí… La
señorita Susan trato de salvarlo, pero los huéspedes no vienen como solían,
todavía es una gran vergüenza… Puede que ya no lo parezca… Pero este lugar fue
un palacio… Dos vice-presidente distintos reposaron sus cabezas en nuestras
almohadas… Mis padres trabajaron aquí… Yo, prácticamente crecí aquí… Voy a
extrañarlo… Esta es su habitación. --- les conto el hombre mientras caminaba
por el pasillo y les abría la primera puerta que encontró.
Sam y Jeff
entraron a la habitación y se dejaron caer sobre las camas, mientras que Deán
se disponía a cerrar la puerta pero se percato de que el empleado seguía ahí
parado y con la mano estirada.
--- No serás
tacaño conmigo, ¿o si muchacho? --- pregunto el hombre, Deán suspiro frustrado
y le dio un par de dólares. Después cerro la puerta y cuando se giro se empezó
a reír.
--- jaja ¿Qué es
eso? --- se pregunto, pues había un vestido de novia lleno de polvo y telarañas
colgando de la pared.
--- ¿Qué? ---
pregunto Sam como si no le importara.
--- ¿Esto es
normal?… ¿Quién diablos querría hospedarse aquí? Me sorprende que haya durado tanto el negocio. --- comento Deán y
tomo asiento, mientras que Sam sacaba su computadora para repasar el expediente
del caso.
--- De acuerdo,
Víctima número uno… Joan Edison 43 años… corredora, manejo la venta del hotel… Y
la victima número dos fue Larry Williams… donaba algunas cosas a la caridad.
--- leyó Sam
.
.--- Hay
conexión, ambos estaban relacionados con la venta del hotel. --- comento Deán.
--- Sí, tal vez
alguien aquí no quiere irse... Y usa el vudú para defenderse. ---- propuso Sam,
Deán estaba de acuerdo con la teoría así que asintió.
--- ¿Quien será
nuestro médico brujo, Susan? --- empezó a preguntar Deán, era común en los
últimos tiempos que el manejara la lista de sospechosos y Sam la de victimas.
--- No es
probable… Ella es la que esta vendiendo el hotel. --- aseguro Sam
--- ¿Pues, quien
entonces, Sherwin? --- Deán hablaba del sirviente, parte de el deseaba que
fuera el para poder matarlo por el dinero pero además la forma en que les había
contado sobre la historia del hotel, había sido muy extraña.
--- No lo sé.
--- murmuro Sam con una media sonrisa, no le gustaba cuando Deán le pedía
opinión sobre los asesinos porque lo hacia sentirse parte de ese club.
--- La pregunta más
inquietante es: ¿Por qué creen que somos Gay? --- pregunto Deán alarmado, eso
hizo reír un poco a sus hermanos.
--- Porque eres
muy macho… Probablemente piensan que estas… sobre compensando. --- comento Sam
entre irónico y realista, así que Deán no pudo descifrar si halaba enserio y
solo se burlo.
--- Por cierto…
Jeff, gran aparición ahí abajo… muy oportuno, enserio. --- dijo Deán en tono de
reproche, estaba algo molesto por la humillación que el pequeño les había echo
pasar pero a Jeff parecía no importarle y solo se encogió de hombros.
--- Tu dijiste
que un buen cazador esta preparado para toda situación… yo solo estaba probando
tu teoría… ¿o es que no eres un buen cazador? --- le pregunto Jeff con ironía,
Sam sonrió para si mismo pues su hermanito había logrado lo que pocos, había
usado la filosofía barata de Deán en su contra.
--- Voy a
matarlo. --- murmuro Deán para si mismo pero luego le sonrió a Jeff con
falsedad, pensando en que debía ser mas cuidadoso con sus palabras de ahí en
adelante.
Un poco mas
tarde, Sam y Deán decidieron salir a investigar por su cuenta el hotel y apenas
girar por el pasillo se encontraron con otra pista.
--- Oye, Mira esto… Más vudú. --- dijo Sam, sosteniendo
un jarrón de una mesa y mirando el mismo símbolo de la entrada, marcado en el
centro del barro. Deán solo asintió sin dar mas conclusiones y cuando menos lo
esperaban se encontraron con la habitación de la dueña del lugar.
--- Hola… ¿Todo
bien en su habitación? --- les pregunto la señora Susan.
--- Sí, sí… todo
inmejorable. --- respondió Sam con una sonrisa encantadora pero luego se
arrepintió de haber reaccionado de esa forma pues la Susan lo estaba mirando de
una forma extraña, como con amor o algo así.
--- Bueno, yo
estaba aquí empacando… así que…. --- Susan tampoco sabia que decir, había
tenido una enorme impresión con la sonrisa de Sam y Deán quien había
permanecido callado en esos momentos echo una rápida mirada al interior de la
habitación de la mujer y noto algo bastante peculiar.
--- Hey, ¿Son
muñecas antiguas? Porque el tiene una colección enorme en casa… ¿verdad? --- le
pregunto Deán a Sam quien quería asesinarlo con tan solo verlo.
--- Enorme ---
dijo Sam entre dientes, cuando Deán inventaba una mentira no había forma de
desmentirlo, no sin ponerlos bajo sospecha.
--- Enorme...
¿Cree que podríamos verla? --- pidió Deán a la mujer, no sabia porque pero de
repente había recordado ese caso del fantasma de la niña asesina y su muñeca.
--- No lo sé.
--- murmuro la mujer, empezando a desconfiar un poco de los hermanos.
--- ¿Por favor? Le
encantan… No se lo dirá pero siempre esta vistiéndola con sus vestiditos y… Le
alegraría el día. --- comento Deán sobre Sam quien no dejaba de odiarlo por
dentro, lo estaba dejando quedar como todo una nena frente a la señora.
--- Es cierto.
--- volvió murmurar Sam entre dientes.
--- De acuerdo,
entren. --- al final la señora los había dejado pasar por la mirada de Sam, que
ella no atribuía al enojo si no al deseo de ver las muñecas.
--- Wow, son muchas
muñecas… Son bonitas… Y nada tenebrosas. ---- comentaba Deán mientras se abría
paso por la sala y se percataba de que todas las muñecas de porcelana parecían
estarlo mirando, era algo espeluznante.
--- Supongo que si
dan miedo… Pero siempre han estado en la familia… tienen valor sentimental. ---
comento la mujer, Sam permaneció serio un rato hasta que se percato de la
enorme casa de muñecas que tenían.
--- ¿Qué es
esto? ¿El hotel? --- pregunto Sam pues la casa estaba pintada exactamente igual
al edifico.
--- Así es, es
una replica exacta. --- comento la mujer, Sam camino alrededor de ella y logro
ver los cuartos de todo el edificio, realmente era una casa muy bonita pero lo
mas relevante de todo era el muñeco con el cuello roto, tirado junto a la
escalera como se suponía había pasado con el hombre muerto.
--- Tiene la
cabeza torcida… ¿Qué le paso? --- pregunto Sam, mostrándole el muñeco a la
mujer.
--- Tyler, tal
vez. --- dijo la señora y como si la hubiera llamada, su hija llego corriendo y
la abrazo de la cintura.
--- Mami… Maggie
me esta molestando --- se quejo la niña.
--- Dile que yo
digo que no lo haga, ¿si? --- le pidió la madre, entonces la niña se percato de
la presencia de Sam y Deán y los miro con algo de miedo.
--- Hola Tyler,
he visto que rompiste tu muñeco… ¿Quieres que lo arregle? --- le pregunto Sam,
tratando de sonar amable.
--- Yo no la
rompí… La encontré así… --- comento la niña, esa respuesta descoloco un poco a
Sam que se quedo evidentemente pensativo.
--- Bueno, tal
vez Maggie lo hizo. --- sugirió Sam
--- No, no
fuimos nosotras… La abuela se enojaría si lo rompemos. ---- comento la niña
--- No, no se
enojaría --- le dijo su madre.
--- ¿Abuela? ---
pregunto Deán, algo había brincado en su mente en ese momento.
--- La abuela
Rose, estos eran sus juguetes. --- les conto la niña.
--- ¿De verdad? ¿Dónde
está la abuela Rose ahora? --- le pregunto Deán, su teoría comenzaba a tomar
mas fuerza cada en vez en su mente.
--- Arriba, en
su habitación. --- dijo la niña y señalo un pequeño pasillo detrás de ellos,
los hermanos no tuvieron que preguntar para entender que la dueña había hecho
unos arreglos y que su casa en realidad era una suite.
--- ¿saben
que?... Me gustaría hablar con Rose sobre su increíble colección de muñecas.
--- sugirió Sam en tono casual pero Susan pareció estremecerse ante la idea.
--- No… perdón, pero
me temo que es imposible… Mi madre está muy enferma y no recibe visitas. ---
les explico Susan, los hermanos fingieron entender y salieron de esa habitación
tan rápido como habían podido.
--- ¿Qué
piensas? ¿Muñecas vudú, una abuela misteriosa encerrada? --- comentaba Deán en
lo que caminaba por el pasillo.
--- Bueno las
muñecas se usan en todo tipo de rito de conjuros vudú… Como conjuros vinculantes
y maldiciones. --- comento Sam, captando la teoría de que la abuela era la
bruja que no quería marcharse del hotel y por ello estaba matando.
--- Sí, puede
que hayamos encontrado a nuestra medica bruja… veré que averiguo sobre la
abuelita… Tu entra a internet, busca obituarios antiguos, accidentes raros… busca
si ella mato a alguien antes. --- pidió Deán y le abrió la puerta de la
habitación a Sam para que entrara.
--- Si. ---
murmuro Sam
--- No veas
porno… no es lo que quiero que veas. --- indico Deán con una sonrisa perversa y
se fue de la habitación, Sam solo lo miro con horror pues odiaba visitar ese
tipo de paginas y que su hermano sugiriera la idea no era nada placentero.
Esa tarde llego
otro de los contratistas que había comprado el hotel, necesitaba terminar de firmar unas formas
para completar con la venta y la señora Susan no se opuso a hacerlo.
--- Quería
preguntarles... ¿Qué tipo de renovaciones tiene planteadas? --- pregunto Susan,
que se fuera a ir de la propiedad no significaba que no le importara que
pasaría con ella, después de todo había pertenecido a su familia por
generaciones.
--- ¿No se lo
dijeron? --- pregunto el hombre impresionado.
--- ¿Decirme
qué? --- le pregunto ella.
--- Srta.
Thompson, planeamos demoler el hotel. --- comento el hombre, Susan sintió que
un escalofrió recorría todo su cuerpo
--- Ya veo….
Disculpe. --- fue todo lo que pudo decir la mujer y se fue a caminar por la
terraza, necesitaba aire y necesitaba dejar de sentir que ella era la culpable
de la destrucción del edificio de su familia.
Mientras tanto,
Tyler, la hija de la dueña jugaba a tomar el te con sus muñecas y sus osos de
peluche y cuando se levanto para tomar otras muñeca se percato de que otro de
sus muñecos colgaba del pequeño ventilador de la casa de muñecas y sin saberlo,
el contratista del hotel acababa de morir de la misma forma.
Deán había
salido a dar una vuelta por el pueblo y cuando regreso al hotel se encontró con
una patrulla y un forense llevándose un cadáver en bolsa negra. La dueña del
hotel miraba consternada lo que estaba pasando así que fue con ella.
--- ¿Qué paso?
--- le pregunto
--- La recamarera
fue a cambiar las sábanas y el esta ahí… colgado. --- conto la mujer, Deán no
se impresiono de saberlo pero tuvo que fingir un poco.
--- Es horrible…
¿Era un huésped? --- volvió a preguntarle.
--- Trabajaba
para la empresa que compró el hotel… No lo entiendo. --- divagaba la mujer.
--- ¿Qué?
--- Tanta mala suerte aquí… Mire si ustedes quieren
irse, les hare un reembolso. --- sugirió la mujer,
--- No, gracias…
No me asusto tan fácil. --- le dijo Deán con una sonrisa torcida, luego cuando
miro hacia el hotel se percato de que Jeff estaba en la puerta, haciéndole
señas para que se apresurar a entrar así que lo hizo.
--- ¿Qué sucede?
¿Estas bien? --- le pregunto preocupado, Jeff asintió.
--- Que bueno
que llegaste… tienes que venir a ver a esto. --- le dijo el niño alarmado, Deán
asintió y camino rápido tras el hasta su habitación.
--- Ya hubo
otro… un tipo se colgó en su cuarto --- dijo Deán apenas entrar y ver a Sam
sentado en el sofá.
--- Sí… Lo
vimos, pero Deán… --- decía Jeff pero Deán parecía empeñado en no dejarlo
terminar una sola frase.
--- Tenemos que
resolver esto rápido… ¿Qué averiguaron sobre la abuelita? --- pregunto Deán,
pensando que de eso se trataba la aparente paranoia de su hermanito.
--- Eres mandón.
--- murmuro Sam
--- ¿Qué? ---
pregunto Deán descolocado.
--- Eres un
mandón y enano… jeje --- decía Sam entre balbuceos y luego se empezó a reír sin
razón, Deán miro a Jeff como preguntándole ¿que estaba pasando?
--- No me mires
así, es lo que trataba de decirte. --- dijo Jeff.
--- ¿Estás ebrio?
--- pregunto un Deán molesto a Sam
--- Sí… ¿Y?... Estúpido.
---- murmuro Sam también enojado, Deán volvió a mirar a Jeff antes de apretarse
el tabique de la nariz con los dedos.
--- ¿Qué estas
haciendo? Estamos trabajando en un caso Sam --- reprocho Deán, Sam se encogió
de hombros y dejo caer la cerveza que sostenía en la mano.
--- Ese señor,
el que se colgó... No pude salvarlo. --- dijo Sam al borde de las lagrimas.
--- ¿De qué
estás hablando? No podías haber hecho nada. --- le aseguro Deán.
--- Esa es una
excusa, Deán… Debí haber encontrado la forma de salvarlo… También debería haber
salvado a Ava.
--- Si, pues… No
puedes salvar a todos… Tú mismo lo dijiste. --- le dijo Deán, entonces Sam
golpeo la mesa de junto con todas sus fuerzas.
--- No, Deán, no
lo entiendes… Entre más personas salve, más puedo yo cambiar. ---- decía Sam
con desesperación.
--- ¿Cambiar
qué? ---- pregunto Deán con interés, no entendía nada a Sam pero quería
hacerlo, de verdad que quería.
--- Mi destino,
Deán. --- dijo Sam con verdaderas lagrimas en sus ojos, Deán lo miro con pena y
compasión por un segundo, no quería ni imaginarse el infierno que Sam estaba
pasando pero mucho menos quería que lo siguiera pasando.
--- Muy bien, ve
a dormir… Vamos "gigante" --- ordeno Deán, se acerco a Sam y lo
levanto del sofá pero su hermano pesaba mucho y por poco se le cae al suelo.
--- Tú tienes
que cuidarme. --- grito Sam, apretando la camisa de Deán con sus puños.
--- Sí, siempre
lo hago. ---- murmuro Deán pero Sam lo seguía apretando contra el, era como si
no quisiera soltarlo nunca.
--- No. No, no,
no… Tienes que vigilarme... ¿De acuerdo? Y si llego a convertirme en algo que
no soy... tienes que matarme. --- aseguro Sam
--- Sam...
--- Deán, papá
te dijo que lo hicieras… Tienes que hacerlo. --- volvió a asegurar Sam, Deán
quería matarlo con sus propias manos en ese momento pero su verdadero enojo no
era contra el, si no contra John.
--- Sí, bueno,
papá era un idiota… jamás debió decir nada, porque no se hace eso… Uno no deja
esa mierda sobre sus hijos. --- grito Deán con frustración.
--- No, tenía
razón al decirlo… quien sabe en que podría convertirme… Incluso ahora, todos
los cercanos a mi, mueren. --- grito Sam
--- Yo no estoy
muerto... ni ese niño de halla. --- señalando a Jeff. --- ¿o si?... Y tampoco
tú… Vamos, siéntate. --- ordeno Deán y arrojo a Sam sobre la cama.
--- No, por
favor Deán, eres el único que puede hacerlo… Prométemelo. --- le rogo Sam y
esta vez le apretó las muñecas a Deán para que no se fuera.
--- No me pidas
eso. --- le rogo Deán
--- Deán, por
favor… Tienes que prometérmelo. --- le rogo Sam y con esa mirada de sufrimiento
y pena logro convencer a Deán.
--- Te lo
prometo. --- le dijo Deán, no lo dijo porque fuera a cumplirlo solo lo hizo
para calmar a Sam, ya no lo quería ver sufriendo de esa manera.
--- Gracias…
Gracias. ---- le dijo Sam llorando.
--- Muy bien….
Duérmete --- le ordeno Deán y le subió los pies a la cama, Sam no tardo ni un
segundo en ponerse boca abajo y meter la cabeza bajo la almohada. Deán se quedo
mirándolo dormir, lleno de culpa y tristeza, si el no le hubiera dicho lo que
John dijo… jamás habría pasado nada de eso.
Deán se quedo
unos minutos mas contemplando a Sam y vigilando su sueño, luego se percato de
que Jeff ya no estaba en la habitación así que salió para buscarlo y lo
encontró muy cerca, en la terraza del hotel, mirando las estrellas.
--- Jeff, no
debes desaparecer de esa forma… ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? --- le
pregunto Deán serio pero no molesto mientras se sentaba junto a su hermano.
--- Lo siento…
¿Sam estará bien? --- pregunto Jeff sin quitar la mirada del cielo, Deán
entendió que eso también estaba afectado a Jeff pero no entendía exactamente de
que forma.
--- Va a estar
bien, aun que no su cabeza le dolerá mucho en la mañana. --- explico Dean con
una sonrisa, Jeff asintió un poco pero sin girar a verlo. --- Escucha… siento
que hayas tenido que escuchar todo eso… Sam… el no lo decía enserio… su cabeza
no piensa en ese momento. --- agrego Deán, Jeff finalmente se giro para
mirarlo.
--- Yo creo que
si Deán… tu lo viste, esta completamente destrozado… se muere del miedo… y todo
por culpa de papá. --- aseguro Jeff.
--- No te enojes
por papá… tal vez no hizo lo correcto diciendo eso sobre Sam… pero el lo amaba,
nos amaba a todos. --- aseguro Deán.
--- Lo se, y no
estoy molesto… es que, simplemente no entiendo ¿como pudo decirte eso a ti?, tu
has crecido con Sam… han estado juntos… toda su vida… papá no puede esperar a
que mates a tu hermano… no tenia derecho a pedírtelo… no después de que te
obligo a cuidarlo toda la vida. --- le dijo Jeff, Dean solo lo miro estupefacto
pues ahora se daba cuenta de que Jeff no era tan pequeño como el pensaba, tal
vez solo tenia 13 años pero era bastante maduro y sabio con sus palabras.
--- Y tu sabes
que no voy a rendirme con Sam… jamás lo haría… ni aunque se convirtiera en Kin
Kong o en Godzilla. --- dijo Deán con ironía e hizo reír a Jeff. --- ¿Ves? Esa
sonrisa te sienta mejor… hasta empezaba a creer que te volverías una copia fiel
de Sam o algo parecido. --- agrego.
--- Cállate. ---
le dijo Jeff derrotado pero le dio un pequeño golpe en el brazo a su hermano
mayor, Deán se quedo ahí un rato mirando las estrellas y cuando Jeff se fue a
dormir, el se fue al mini bar del hotel.
--- ¿Encontraron
antigüedades? --- le pregunto el cantinero que no era otro mas que el botones
que le había estafado dinero a su entrada en el hotel.
--- No, no… nos
distrajimos. --- le respondió Deán, aun que la verdad ni siquiera sabia de que
estaba hablándole el viejo.
--- Tómate un
trago. --- le dijo el hombre y le puso un vaso de Whiskey sobre la mesa.
--- Sí, gracias.
--- murmuro Deán con alivio y bebió el contenido de su vaso. --- Pobre tipo,
¿no?... el que se suicido. --- comento Deán.
--- Ese tipo de
cosas parecen ocurrir mucho últimamente en este hotel --- aseguro el viejo.
--- Sí, sí, he
escuchado sobre los otros… Es como si este hotel estuviera maldito o algo. ---
dijo Deán entre risas para sonar como un inocente cliente que no sabia nada de
esos asuntos.
--- Cada hotel
tiene su propia cuota de sangre… Si la gente supiera lo que ha pasado en los
cuartos que usan. --- murmuro el señor.
--- Sabe mucho
sobre este sitio, ¿verdad? --- le pregunto Deán, algo le decía que ese hombre
no iba a resultarle tan pesado como pensó anteriormente.
--- Hasta el
último clavo. --- dijo el hombre con orgullo.
--- Me gustaría
escuchar algunas historias. --- le pidió Deán, el hombre sonrió y se recargo
sobre la barra para mirarlo a los ojos.
--- Muchacho, nunca le digas eso a un anciano.
--- le dijo con cierto orgullo y un momento después ambos estaban recorriendo
el pasillo principal del hotel, donde había un montón de fotografías y
recuerdos de la familia de la propietaria.
--- Ella es la
pequeña Susan y su madre, Rose… Días felices. --- comento el hombre con cierta
nostalgia al ver dicha fotografía.
--- ¿No son
felices ahora? --- pregunto Deán.
--- ¿Serías
capaz de dejar el único hogar que conoces? --- le pregunto el señor, lo que
indicaba que aunque Susan hubiera vendido el hotel, se sentía mal por tener que
dejarlo e irse a vivir a otro lugar que probablemente ni conocía.
--- No lo sé... no
he tenido uno --- comento Deán pues el se había mudado mas de un millón de
veces en todo su vida, pero eso al
hombre ni le importo, solo continuo con la historia del hotel.
--- Esta es la
casa de Rose... Ha pertenecido a la familia por un siglo… Esta era la finca familiar,
y ahora ella vivirá en un cementerio viviente...y demolerán este hotel. ---
dijo el empelado con enojo y frustración por no poder hacer nada para ayudar.
--- Es una pena…
Escuché que tampoco Rose se siente bien. --- dijo Deán para sacar el tema y así
obtener las respuestas que buscaba sobre la anciana.
--- No, no lo
está. --- murmuro el empleado
--- ¿Qué le
sucede? --- le pregunto Deán
--- Yo no lo
puedo decir. --- le dijo el empleado, siguieron caminando un poco mas por el
pasillo hasta que Deán vio otra foto, una con una mujer de color y una niña muy
bonita sobre su regazo.
--- ¿Quién es?
--- pregunto Deán, señalando a la pequeña de la foto.
--- Es Rose,
cuando era niña. --- comento el empleado, Deán miro mas a detalle la fotografía
y noto el mismo símbolo de los cinco picos en el delantal de la niñera.
--- ¿Quién está
con ella? --- pregunto interesado
--- Su niñera,
Marie… Cuidaba de Rose más que su propia madre. --- comento el hombre, Deán se
quedo pensando en la posible conexión que podría tener esa mujer y el vudú con
todo lo que estaba pasando.
Deán pasó toda
la noche fuera de su habitación, estaba evitando encontrarse con Sm ebrio y
volver a tener esa conversación sobre el destino de Sam. El tenia muy claro que
jamás lo mataría, pero ¿Cómo le haría entender eso a Sam?. Así que fue hasta la
mañana siguiente que Deán regreso a la habitación y se encontró con una escena
bastante peculiar, Jeff se lavaba los dientes en el baño y aun lado suyo estaba
Sam, tirado frente al excusado y vomitando.
--- ¿Como te
sientes, Sammy?... Creo que mezclar whiskey y licor, no fue tan buena idea
¿verdad? --- pregunto entre risas, Sam solo giro a verlo lleno de culpa por
haber bebido de esa manera. --- Apuesto a que no recuerdas nada de anoche,
¿verdad? --- pregunto Deán, para el seria mas fácil que Sam se hubiera olvidado
de todo porque así no habría promesa.
--- No, aún
puedo saborear el tequila. --- dijo Sam con dificultad y volvió a vomitar.
--- Conozco un
buen remedio para la resaca… Un sándwich de carne de cerdo grasiento servido en
un cenicero sucio. --- comento Deán con toda la ironía del mundo, sus hermanos
hicieron un sonido de repulsión ante semejante pensamiento.
--- Te odio. ---
murmuro Sam
--- Sé que sí.
--- exclamo Deán lleno de felicidad ante la noticia de que Sam no recordaba
nada de su conversación. --- Oye... Resulta
que cuando la abuela era una niña... tuvo una nana criolla que usaba un collar
vudú. --- conto Deán.
--- ¿Crees que
le enseño vudú a Rose? --- pregunto Sam
--- Sí, lo creo. --- respondió Deán, Sam tomo
fuerzas de donde pudo y se levanto del suelo, caminando bastante perezoso hacia
su hermano.
--- De
acuerdo... Creo que es hora de hablar con Rose. --- dijo Sam.
--- Lávate los
dientes primero. --- le dijo Deán como broma.
Unos minutos mas
tarde, Sam y Deán regresaron a la habitación de Susan para ver a su madre,
estuvieron tocando unos minutos pero como nadie salió a recibirlos y además la
puerta estaba emparejada, decidieron entrar.
--- ¿Hola?
¿Susan? --- pregunto Sam pero no hubo respuesta, no había nadie en casa. Así
que era la oportunidad perfecta de visitar a la misteriosa anciana y caminaron
hasta su cuarto, que era un lugar bastante cerrado para una persona.
--- ¿Señora
Thompson? ¿Señora Thompson? ¿Rose? ---- le pregunto Sam con delicadeza, la
pobre mujer solo lo miraba sin decir nada, era evidente que estaba muy enferma.
--- Hola, Sra. Thompson… No le haremos
daño… Todo está bien, nosotros... ¿Rose? --- le pregunto Sam, pues pese a su
aspecto eso esperaba una respuesta verbal. Sam la miro unos segundos más, la
pobre mujer parecía querer hablar pero no podía, mucho menos moverse.
--- Deán… Esta
mujer tuvo una embolia --- susurro Sam para no ofender a la pobre mujer.
--- Para el vudú
necesitamos manos… hay que mezclar
hierbas, cantar, hacer un altar --- comentaba Deán.
--- No puede ser
Rose, tal vez ni sea Vudú. --- sugirió Sam
--- Podría estar
fingiendo. --- sugirió Deán, mirando fijamente a la pobre anciana que a decir
verdad parecía asustada.
--- ¿Qué quieres hacer, picarla con una aguja?
--- le pregunto Sam con ironía pero Deán ya tenia la aguja en la mano e iba a
hacerlo. --- Deán no vas a picarla con una aguja. --- le grito Sam y le dio un
manotazo para alejarlo.
--- ¡¿Qué
demonios?! ¿Qué hacen aquí? --- se escucho gritar a Susan quien iba entrando a
la habitación de su madre.
--- Sólo
queríamos hablar con Rose. --- murmuro Sam a la defensiva pero a Susan ya no le
importaba escuchar, solo se había arrodilladlo junto a su madre para ver que se
encontrara bien.
--- Mírenla… Está muerta de miedo… Los quiero
fuera de mi hotel en dos minutos o llamaré a la policía. --- les advirtió la
mujer y ellos no tuvieron mas remedio que salir de esa habitación e ir por Jeff
y el resto de sus cosas.
Los hermanos se
fueron del hotel para complacer a la
mujer, misma que no se quito de la puerta del lugar hasta verlos partir en el
auto. Mientras tanto, en el interior de su casa, Tyler continuaba jugando con
unos dados pero esta vez no estaba sola, su amiga Maggie la fantasma estaba
jugando con ella.
--- Tu turno… de
tres. --- le remarco la fantasma tras tirar los dados, ambas empezaron a reírse
hasta que la madre entro.
--- ¿Comenzaste
a empacar? --- pregunto la señora.
--- No. ---
murmuro la niña.
--- ¿Por qué no?
--- pregunto la madre
--- No quiero
mudarme. --- se quejo la niña
--- Sí, lo sé,
pero tenemos que hacerlo. --- le explico la madre, la niña miro a la fantasma y
esta le negó con la cabeza.
--- Pero Maggie
dice que no podemos mudarnos --- dijo Tyler, la madre que estaba harta por
tanto estrés en ese día, dejo escapar un suspiro de frustración.
--- Tyler, es
suficiente… Maggie es imaginaria… ya estas grande para tener una amiga
imaginaria, ya me canse de fingir. --- dijo Susan y se fue, no estaba de humor
para tratar con la niña. Tyler volvió a mirar a Maggie quien miraba a su madre
con odio.
--- No me agrada.
--- dijo la fantasma entre dientes
Susan desquito
su estrés y enojo cargando las cajas de la mudanza hasta su camioneta, fue
entonces que paso el empleado en su propio auto y se detuvo a mirar.
--- Yo puedo
bajar esas cajas por usted. --- aseguro el hombre.
--- Yo me
encargo, Sherwin... Gracias. --- le dijo la mujer
--- De acuerdo,
hasta luego. --- le respondió el hombre y prosiguió su camino.
Tyler jugaba
nuevamente en la replica del hotel, esta vez columpiaba a unos muñecos en la
zona de juegos y sorprendentemente los columpios de estaban moviendo en la
realidad. La madre vio aterrorizada lo que estaba pasando con los columpios y posteriormente
con todos los juegos. Ella estaba desconcertada, no podía encontrar una
explicación para que todo eso se moviera al mismo tiempo, entonces su camioneta
se puso en marcha sola y comenzó a avanzar hacia ella, Susan estuvo por morir atropellada
pero llego Sam y logro quitarla del camino.
--- ¿Estás bien?
--- pregunto Sam
--- Eso creo.
--- balbuceaba la mujer, aun sorprendida de lo que acababa de pasar pero sobre
todo asustada, en eso llego Deán y los ayudo a levantarse del suelo.
--- Vamos.
Vamos... vamos entremos. --- ordeno Deán
y la dueña no puso peros para volver a recibirlos en el interior de su hotel y
además fueron directo al mini bar del mismo
--- Whiskey. ---
ordeno inmediatamente la dueña, necesitaba calmar sus nervios y sobre todo sus
ideas.
--- Claro...
Conozco el sentimiento. --- dijo Sam con una media sonrisa en apoyo a la mujer.
--- ¿Qué
demonios sucedió allá afuera? --- pregunto Susan apenas terminar de beber un
vaso de Whiskey
--- ¿Quiere la
verdad? --- le pregunto Sam
--- Claro. ---
pidió ella.
--- Al
principio, creímos que era una maldición vudú… Pero eso de ahí fuera... Eso definitivamente
es un espíritu. --- explico Deán
--- Está loco.
--- murmuro la mujer en pánico y pensando en salir corriendo para alejarse de
esos muchachos.
--- Me lo han
dicho. --- murmuro Deán con ironía, lo que realmente no estaba ayudando nada
así que Sam intervino.
--- Mire,
disculpa Susan... No tenemos tiempo para explicarle todo...pero necesitamos
saber ¿cuándo sufrió tu madre la embolia? --- le pregunto Sam
--- ¿Qué tiene eso que ver eso con..? --- empezaba
a preguntar Susan pero Sam no la dejo siquiera terminar.
--- Sólo
conteste a la pregunta. --- pidió Sam en
tono serio, lo que realmente era aterrador y hacia hablar a cualquier persona,
incluso a Susan.
--- Hace cerca
de un mes --- respondió la mujer.
--- Justo antes
de que los asesinatos empezaran… ¿Lo ves? --- pregunto Sam a su hermano. ---
¿Qué tal si Rose trabajaba en ese maleficio? Pero... No para dañar, sino para
proteger el hotel. --- sugirió Sam
--- Utilizaba la
urna para alejar al espíritu. --- agrego Deán
--- Si… Hasta
que se enfermo y no pudo más. ---
aseguro Sam
--- No puedo
creerlo. --- murmuro Susan desde atrás, aun renuente a creer en lo que los
hermanos estaban comentando sobre el hotel y su madre.
--- Escuche, ese
auto no la embistió solo… bueno… supongo que si, técnicamente pero… --- empezó
a explicar Deán pero Sam estaba tan desesperado por un mal presentimiento que
tenia que tampoco lo dejo terminar de hablar.
--- Susan, puede
creer lo que quieras… Pero usted y su familia están en peligro… Así que
necesita sacar a todo mundo de aquí... a los empleados, a tu madre, a tus
hijas… A todos. --- le exigió Sam
--- Solo tengo
una hija. --- remarco Susan al escuchar eso de ”Sus hijas” salir de la boca de
Sam, los hermanos se miraron desconcertados.
--- ¿Una? Creí
que Tyler tenía una hermana llamada Maggie. --- comento Deán, recordando las
diversas ocasiones en las que la niña y su madre habían discutido sobre Maggie.
--- Maggie es
imaginaria. --- dijo la señora, los hermanos volvieron a verse con curiosidad
pues ellos sabían que existían niños sensibles a lo paranormal, niños que
podían ver cosas que los adultos no… como a los fantasmas.
--- ¿Dónde está
Tyler? --- pregunto Sam preocupado, la madre no supo que decir pues había
perdido contacto con la niña desde hacia un rato.
Mientras tanto
en la habitación de la pobre ancana, Maggie se encontraba atemorizándola,
parecían conocerse ya que la anciana
también podía verla y la pequeña fantasma parecía tenerle un rencor oculto a la
anciana pues la miraba de una forma estremecedora.
--- Se quedará
aquí conmigo… Y no puedes detenerme… No hay nada que puedas hacer. --- dijo
Maggie, la anciana empezó a temblar pues no podía hablar.
--- Maggie,
no... No debemos molestar a la abuela. --- le dijo la otra niña a la fantasma,
apenas entrar a la habitación-
--- Lo sé…
Vamos... hay que jugar. --- respondió Maggie con una sonrisa que a simple vista
parecía ser inocente pero que era todo lo contrario.
--- ¿Podemos
tener una fiesta de té? --- pregunto Tyler
--- Podemos
tener muchas reuniones de te, siempre, por siempre y para siempre. --- dijo la
fantasma, tomo la mano de Tyler en la suya y salieron corriendo.
Los Winchester y
Susan llegaron un poco después a la habitación y se encontraron con una temible
escena, la mayoría de las muñecas de la abuela estaba totalmente destrozadas
por el suelo.
--- ¡Tyler! ¡Oh
Dios mío! ¡Tyler! ¡Tyler! --- comenzó a gritar la madre y corrió a la otra
habitación para buscar a la niña. --- No está aquí. --- dijo frustrada.
--- Susan,
díganos todo lo que sepa sobre Maggie. --- le dijo Sam
--- No sé mucho…
Tyler comenzó a hablar de ella cuando mamá enfermó. --- explico Susan
--- De acuerdo,
¿conoció a alguien con ese nombre? --- le pregunto Sam, tomando en cuenta la
existencia de fantasmas que se pegaban a la gente porque los habían conocido en
la época que habían estado con vida.
--- No. ---
aseguro Susan
--- Piense...
Quizá alguien que vivió aquí, o que haya muerto. --- sugirió Deán, tomando la
otra alternativa de los lugares marcados por fantasmas de personas que
perdieron la vida en el lugar o que se habían encariñado con el.
--- Dios mío...
Mi madre tuvo una hermana llamada Margaret… Hablaba muy poco de ella. ---
comento Susan, los hermanos se miraron aterrados ¿que clase de hermana tenia
que ser esa Maggie para hacerle daño a la pobre Rose?
--- ¿Margaret
murió aquí cuando era niña? --- pregunto
Sam
--- Sí, se ahogó
en la piscina. --- comento Susan, en eso entro Jeff corriendo
--- Hablando de
eso… la pequeña… la vi entrando a donde esta la piscina. --- dijo Jeff,
respirando muy fuerte para recuperar su aliento.
--- Vamos. --- ordeno
Deán y todos salieron corriendo, Jeff rodo los ojos un segundo y trato de
seguirles el paso aunque eso significara morir de un par cardiaco.
Sin embargo ya
era un poco tarde, Maggie convenció a Tyler de subir a lo mas alto del edificio
de la piscina, ambas estaba recargadas sobre el barandal de madera y mirando el
agua debajo de ellas.
--- No me gusta
subir aquí… me asusta. --- decía Tyler con lagrimas en los ojos.
--- Está bien...
Tú salta nada más. --- le pidió Maggie.
--- Pero no se
nadar. --- aseguro Tyler
--- Lo sé, pero
no dolora, te lo prometo… Y entonces podremos estar juntas… Para siempre y
nadie nos molestará. --- le dijo Maggie, Tyler la miro con pena pues se daba
cuenta de que su pequeña amiga no quería quedarse sola en el hotel.
--- ¿Por qué no
vienes conmigo y con mamá? --- pregunto Tyler.
--- Porque no
puedo salir de aquí, y tú no puedes abandonarme… Por favor, no quiero estar
sola. --- le rogo Maggie, en eso llegaron corriendo los chicos pero no pudieron
entrar al edificio porque estaba cerrado con candado.
--- ¡Tyler! ---
grito la madre
--- ¡Mami! ---
le grito la niña pero en eso Maggie la arrojo a la piscina, los demás solo
pudieron mirar horrorizados lo que acaba de pasar.
--- ¿Hay alguna
otra entrada? --- pregunto Deán.
--- Por atrás.
--- dijo la madre en pánico.
--- Bien,
vamos... Sigan intentándolo. --- ordeno Deán y salió corriendo junto a Susan
hacia la otra entrada, Sam siguió empujando su propio peso sobre la puerta para
abrirla pero la madera y el candado eran demasiado buenos para que eso pasara.
--- Sam, la
maceta --- sugirió Jeff así que Sam se
giro para tomar el artefacto y luego rompió el vidrio con el. Mientras tanto
Tyler logro sacar la cabeza del agua para respirar pero Maggie la volvió a
sumergir en el interior.
--- Todo
terminará pronto. --- aseguro la fantasma
--- Margaret…
Margaret --- se escucho a una dulce voz llamar, la fantasma miro hacia arriba y
luego se desvaneció, ahí Sam logro entrar y se arrojo a la piscina desde el
segundo piso, luego llegaron los demás y miraron como Sam dejaba a la niña sobre el suelo para tratar de que
respirara, por milagro lo hizo.
--- Ho por dios,
gracias a dios --- dijo la madre aliviada mientras abrazaba a su pequeña.
--- ¿Mami? ---
pregunto la niña confundida por el espacio en el que estaba, pero poco a poco
le fueron viniendo los recuerdos de los últimos minutos a su cabeza
--- Sí bebé,
estoy aquí. --- decía la madre sin soltarla.
--- Tyler, ¿ves
a Maggie por aquí? --- le pregunto Sam
--- No, ya se
fue. --- aseguro la niña, y en efecto
Maggie se encontraba de regresó con su hermana Rose en la habitación, estaban
llegando a un acuerdo.
--- ¿De verdad
harías eso por mi? --- Sí, si lo haces, las dejaré ir… Pero, no lo entiendo… Me
tuviste alejada por tanto tiempo… Creí que ya no me querías… Muy bien...
hermanita. --- dijo la fantasma y le paso la mano por el rostro a la anciana,
ella sonrió como si estuviera aliviada de haber tomado una decisión.
Los chicos
regresaron al hotel para que Sam y la pequeña Tyler se cambiaran la ropa
empapada, pero además Susan ya no podía continuar tranquila en el hotel, asi
que llego a la dfesicion de irse inmediatamente.
--- No te
preocupes, cariño… Nos iremos en dos minutos… Sólo vamos por tu abuela. --- le
dijo la señora a su hija mientras abría la puerta del cuarto, los Winchester se
quedaron esperándolas en el pasillo, para asegurarse de que todo estuviera
bien.
--- No lo
entiendo... ¿Maggie simplemente se detuvo? --- pregunto Deán, jamás había escuchado
de un fantasma que desapareciera sin cumplir con un objetivo.
--- Así parece.
--- murmuro Sam
--- ¿A dónde
diablos se fue? --- pregunto Deán, entonces se escucho un grito aterrador de la
habitación de Susan y todos corrieron a ver, descubriendo que la madre de Susan
ya estaba muerta en su silla.
La policía y los
paramédicos llegaron un rato después para recoger el cadáver, los Winchester no
tuvieron mas que esperar afuera del hotel pues no querían verse involucrados en
un interrogatorio o una investigación-
--- Los
paramédicos dicen que fue otra embolia… ¿Creen que Margaret tuvo algo que ver
en todo esto? --- les pregunto Susan
--- No lo
sabemos --- murmuro Deán
--- Pero es
posible, sí. --- sugirió Sam, la mujer asintió claramente consternada. ---
Susan, lo siento. --- le dijo Sam, sintiéndose nuevamente culpable por otra
muerte mas.
--- No tienen nada por qué disculparte… ustedes
me dieron... todo. --- dijo la mujer, lo que le hizo ver a Sam que tal vez no
todo estaba perdido para el, que la esperanza no morirá jamás, entonces salió
Tyler después de cambiarse. --- ¿Lista para irnos, pequeña? --- le pregunto la
madre, la niña asintió y la tomo de la mano.
--- Tyler...
¿Estás segura de que Maggie ya no está por aquí? --- Le pregunto Deán
--- Estoy
segura, la vería. --- dijo la niña mientras caminaba hacia el taxi que las
esperaba para sacarlas del hotel.
--- Supongo que
lo que haya sido, debe haber terminado. --- murmuro Deán, caminando detrás de
ellas.
--- Cuídense
mucho, las dos. --- les dijo Sam y Susan lo abrazo.
--- Gracias. ...
A los tres. --- dijo la mujer, aun que por su mirada daba la impresión de que
estaba mucho mas agradecida con Sam que con alguien mas. Entonces subió al taxi
con la niña y partieron del lugar.
--- Creo que hubieras
podido conseguir acción allí, amigo… En serio, creo que le gustas. --- dijo
Deán a Sam
--- Sí, es todo
lo que necesita. --- murmuro Sam lleno de ironía.
--- Pero
salvaste a la madre, salvaste a la hija... No fue un mal día… Claro que podría
haberlas salvado yo… Pero no quería que te sintieras inútil. --- dijo Deán con
la misma ironía y Sam se burlo del comentario.
--- De acuerdo,
te lo agradezco. --- dijo Sam aun entre risas.
--- Se siente
bien regresar, ¿no? --- le pregunto Deán mientras abría las puertas del auto,
Sam solo asintió con la cabeza.
--- Sí, sí, es
verdad. Sí… pero eso no cambia lo que hablamos anoche Deán. --- dijo Sam con
seriedad, Deán no tuvo mas que ponerse de la misma forma seria pues era claro
que Sam si recordaba su conversación.
--- Hablamos un
montón de cosas anoche. --- dijo Deán, tratando de fingir no recordar nada.
--- Sabes a qué
me refiero. --- dijo Sam
--- Estabas ebrio
--- dijo Deán en su defensa.
--- Pero tú no…
Y lo prometiste. --- remarco Sam y subió
al impala, luego Jeff y hasta el final Deán pero nadie dijo, todos se quedaron
callados.
Mientras tanto dentro
del hotel, Maggie jugaba con el fantasma de Rose quien debido a su promesa
antes de morir y a su ferviente deseo, había recobrado su forma de niña pequeña. Ambas brincaban la
cuerda, llenas de felicidad, como si el tiempo entre ellas jamás hubiera
pasado. Pese a todo, ellas continuaban siendo fantasmas sin descanso, condenadas a jugar por siempre, atrapadas
dentro del hotel… para toda la eternidad.
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